Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 5
—Me va a dar algo, juro que me va a dar algo —Freyja no podía dejar de ir de un lado a otro de su habitación en un intento fallido por mantener la calma.
Era el día en el que todo empezaba, más bien la noche. Antes de que se diera cuenta el Torneo Midnight War estaba tan solo a un par de horas de comenzar. Había sido una semana larga para algunos, y tan solo un suspiro para otros, pero para Freyja había sido un periodo de interminable tortura.
Había dejado sudor y sangre en cada entrenamiento pero aún así no había logrado mejorar demasiado, no tanto como le hubiera gustado al menos. Seguía dependiendo de un don demasiado ruidoso como para pasar desapercibido y un arco que la ayudaría en la distancia, el torneo aún no había dado comienzo y ya veía fisuras en ella. ¿Qué le quedaba? ¿Depender de sus compañeros? Se negaba a ello, pero no se le ocurría nada más que pudiera hacer.
Ella no era especialmente habilidosa en el ataque, tal vez brillaba más en la defensa, entonces ¿por qué dio aquel numerito el día que Reazor y Lynx se habían enfrentado en esa competición de tiro con arco? Quería arrancarse cada pelo de la cabeza solo de acordarse.
Todo el mundo había empezado a tenerla en cuenta desde ese momento, verían una amenaza en ella que no existía realmente y no sabía si eso era bueno o malo. Si todos creían que era una habilidosa guerrera del clan del trueno puede que la temieran y prefirieran evitarla por lo que pudiera pasar, pero también cabía la posibilidad de que decidieran deshacerse de los más problemáticos al principio.
Soltó un chillido de angustia en voz baja. Lo último que quería es que alguno de sus compañeros la oyeran entrar en pánico justo ahora.
—Eres una idiota, Freyja —dijo para sí misma.
Miró la muda de ropa que había bien doblada sobre su cama. La coordinadora que les había enseñado la torre el primer día que llegaron allí había llamado a su puerta no hacía mucho para entregarle la ropa que usarían durante el torneo. Ese año el uniforme era sencillo, demasiado para algo confeccionado por el clan del bosque.
Un traje de neopreno de una sola pieza de tonos grises y negros, algunas partes estaban adornadas con una rejilla que se veía como un añadido más estético que útil. Los escudos de cada clan se lucían en los hombros y el calzado eran unas botas negras perfectas para practicamente cualquier tipo de terreno. No sabía exactamente en qué estaban inspirados o qué querían referenciar exactamente. No parecía tener nada que ver con alguna vestimenta típica del clan del bosque, tampoco parecía un homenaje a la Diosa.
Freyja agarró el traje y lo estiró frente a ella cuan largo era. Lo examinó detenidamente antes de suspirar y volverlo a dejar sobre la cama esta vez extendido.
Isabelle le había dicho que tenían que estar en la sala común una hora antes del comienzo del torneo y Victoria quería que se reunieran unos diez minutos antes todos los del clan delante del ascensor para poder hablar una última vez. Seguro que para repasar el plan de nuevo antes de lanzarse a esa isla del infierno.
Tenía aún cuarenta minutos libres antes de que todo eso sucediera.
Lo primero que hizo fue sentarse frente al tocador del que disponía la habitación para cepillarse el pelo. No pensó en nada concreto, solo cepillaba mientras miraba fijamente su reflejo en el espejo. Había tenido tiempo ya para bajar a ducharse para liberar estrés, no tendría la oportunidad de hacerlo mientras estuviera en la isla. Puede que no tuviera ocasión de hacerlo nunca más, eso la aterraba.
Rocogió un poco su melena con una trenza de espiga aún dejando unos mechones de pelo sueltos en la parte posterior de su cabeza. Dejó el peine sobre el tocador, miró el resultado durante varios minutos en completo silencio antes de levantarse para coger de nuevo el traje de neopreno y vestirse con él.
Se sintió muy rara con eso puesto. Era más ligero y ajustado de lo que había esperado. Algo como eso sería útil si se veía obligada a nadar y además la protegería del posible frío en las noches.
Una imagen de ella tirada en el suelo, muriendo lentamente, desangrándose, paso fugaz por su cabeza. La sacudió como si eso pudiera hacer que esa imagen horrible desapareciera. Sentía náuseas y unas fuertes ganas de llorar.
Hasta hacía una semana estaba en casa junto a sus hermanos. Puede que sus padres siempre hubieran sido personas ausentes, pero sus adorados hermanos pequeños siempre habían estado ahí para ella. Habían roto en llanto el día que tuvo que dejarlos atrás para participar en el torneo, y ella también lo había hecho aunque trató de mantenerse fuerte frente a ellos.
¿Qué pensarían cuando la vieran con esa ropa?
No tuvo tiempo de darle más vueltas al tema, habían tocado a su puerta. Suspiró una última vez al verse y no poder reconocerse frente al espejo antes de ir a abrir. Preston la estaba esperando al otro lado.
—¿Cómo estás? —fueron las primeras palabras que dijo cuando la chica le abrió la puerta.
En ese justo momento todo el coraje que Freyja pudo acumular se escapó de su cuerpo sin que ella pudiera hacer nada por evitarlo. Dio algunos pasos hacia atrás sin contestar y se dejó caer de espalda en la cama. Con sus manos tapó sus ojos y apretó tan fuerte que empezó a ver manchas moradas.
—El torneo de verdad va a comenzar —dijo—. Estoy aquí encerrada, lo he estado por una semana, y aún así no lo podía sentir como algo real. En mi cabeza no cabía la posibilidad de estar a punto de ir a morir a una isla.
Preston entró en la habitación dando por sentado que tenía el permiso de la chica para hacerlo y se sentó sobre la cama al lado de ella. Freyja apartó las manos de su cara al sentir el peso a su lado y como el colchón se hundía un poco. Tenía los ojos vidriosos, como si estuviera a punto de echarse a llorar y el cerco de los ojos rojo por haber ejercido presión en estos con sus manos.
—No pienso decirte lo típico de "no te preocupes, todo saldrá bien" porque ambos sabemos que es mentira. Pero no pienses que solo por eso ya te vas a morir, somos un equipo ¿no? Nos esforzaremos juntos para salir vivos de aquí, que le jodan a lo de ganar el torneo, lo importante es sobrevivir.
—Los patrocinadores y organizadores no piensan lo mismo.
—Que les jodan a ellos también.
Freyja no pudo evitar sonreír por las palabras de Preston.
—¿Te va a importar lo que piensen una panda de estirados que nunca se han jugado la vida en este sitio? El clan del trueno ni siquiera es de los favoritos este año.
—Creo que la cosa está entre el clan del fuego, la montaña y las bestias.
—¡Exacto! Pues que se maten entre ellos para ganar, nosotros no tenemos que entrar en su juego.
Preston colocó su mano en el hombro de Seshat como apoyo, la chica lo agradeció. Ese simple contacto había calmado sus nervios finalmente, de hecho recién notaba que Preston también vestía ese dichoso neopreno gris.
—A ti al menos se te ve bien —señaló la ropa del chico.
—Genial, usaré el torneo para lucir mi ropa nueva —dijo en tono de burla rodando los ojos.
—Chicos —Falco se asomó por la puerta de la habitación que habían dejado abierta—. Tori nos espera frente al ascensor.
Dicho eso el chico siguió su camino por el pasillo.
Freyja suspiró una última vez antes de levantarse, un último remanente de queja ante su situación. No pensaba volver a hacerlo hasta que el Midnight War terminará, su concentración debía de estar completamente puesta en salir de esa isla viva. Solo tenía que sobrevivir como había dicho Preston.
Se levantó de la cama de un salto inspirando profundamente, quedaba por hacer lo más difícil, pero lo lograría. Sus hermanitos la necesitaban de vuelta en casa, no podía dejarlos solos frente al desastre que eran los adultos de su familia.
—Que no se te olvide la chaqueta —le recordó Preston señalando la suya propia.
Parecía ser que ese sobrio uniforme venía también con ese complemento. Buscó por la habitación con la mirada hasta encontrar su propia chaqueta gris colgada sobre el respaldo de una silla.
Freyja la agarró rápido y salió hacia el pasillo donde ya la esperaba Preston mientras luchaba para colocársela. Cerró la puerta tras de sí negándose a echar un último vistazo al interior, ya lo haría cuando regresara.
—¿Cómo estáis?
La pregunta de Victoria le produjo un déjà vu.
Su mentora abrió la puerta de la sala de espera donde los participantes del clan del trueno esperaban las indicaciones de los coordinadores. Cuando habían llegado a la sala común cerca de las once de la noche los habían dividido por clanes y grupo a grupo los habían llevado a salas separadas. No eran especialmente grandes y eran completamente blancas sin ningún tipo de mueble o decoración. Era como estar en la sala de un manicomio, de seguir allí encerrada sin hacer nada se iba a volver loca de verdad.
—Lo mejor que se puede estar sabiendo que vas al campo de batalla a morir —dijo Jove.
—No vais a morir, habéis entrenado muy duro, tenéis posibilidades de ganar, creedme —dijo Tori—. Además, no sería la primera vez que uno de los equipos finaliza el torneo con todos sus miembros vivos.
—Concretamente ha pasado tres veces en diecinueve torneos —señaló Cronus.
—Y vosotros vais a ser esa cuarta vez, no os desaniméis —aseguró la mentora, de verdad irradiaba seguridad en sí misma y las palabras que acababa de pronunciar.
Los representantes se miraron entre ellos sin poder estar seguros aunque quisieran confiar en lo que Toria había dicho.
—Hay que ser positivos, supongo —dijo al final Preston tratando de formar una sonrisa.
Tori asintió satisfecha.
La puerta de la sala volvió a abrirse y está vez entró uno de esos hombres trajeados de azul marino. Tras él unos soldados medianoche trajeron con ellos algunos expositores llenos de armas: lanzas, espadas, hachas, arcos, cualquier arma que se pudiera imaginar estaba ahí.
—Como ya sabéis la primera arma corre por cortesía de la casa —dijo el coordinador—. Elegid una, la que más os guste.
Freyja no lo dudó ni un segundo antes de correr para hacerse con uno de los arcos y de los carcaj llenos de flechas de acero. No sé paró siquiera a mirar el resto de armas, sabía que no le servirían de mucho de todas formas.
—También se os hace entrega de esto —añadió el coordinador una vez que todos los jóvenes estaban armados.
Los soldados se adelantaron para entregarles unas mochilas negras. Freyja pensó que pesaba muy poco y cuando la abrió se dio cuenta de que en efecto estaba vacía a excepción de un termo que podían usar para llevar agua. Pero este también estaba vacío.
—Este año los patrocinadores os dan como regalo de inicio una mochila y un termo que os ayudará a cargar todo lo que necesitéis; víveres, armas, agua, lo que sea.
Cada año los patrocinadores del torneo daban objetos diferentes a todos los representantes que los ayudarían a sobrevivir. Claro que ahí nadie daba puntada sin hilo. Solo lo hacían porque no querían que los participantes murieran por tonterías como inanición o deshidratación. Querían que murieran únicamente en combate, dando sus vidas por llevar la victoria a sus clanes, honrando así a la Diosa.
Una alarma se escuchó en el lugar, Victoria miró al coordinador y este asintió. Parecía que el torneo iba a comenzar.
—Venga, vamos —dijo Tori haciendo una señal para que todos la siguieran—. Es la señal para que los mentores conduzcan a los representantes a sus posiciones.
Victoria se acercó a una de las dos únicas puertas con las que contaba esa sala. La primera era por la que ellos y los soldados medianoche habían llegado, la segunda era la que iban a cruzar ahora.
Caminaron un buen rato por unos largos pasillos hasta llegar frente a una puerta dorada con el emblema del clan del trueno en ella. Victoria pasó por un lector una tarjeta blanca que abrió la puerta, la mentora se quedó a un lado sin pasar al interior.
—Ya no os puedo acompañar más, entrad ahí y esperad a que suene una vez más la alarma —indicó ahora con seriedad—. El torneo no dará comienzo hasta que la alarma suene por tercera vez, ni se os ocurra moveros hasta entonces.
Victoria vio pasar a los representantes de su clan uno a uno al interior de la sala. La puerta ya estaba cerrándose cuando pareció decidirse a añadir:
—Tened mucho cuidado.
Y sin darles tiempo a contestar de vuelta la puerta se cerró.
Estuvieron solos en esa nueva habitación por varios minutos, esa nueva sala era igual que la anterior en la que habían estado, también era completamente blanca y estaba vacía. Bueno, no del todo. Esta vez había una pantalla enorme, como la de un televisor en una de las paredes. Llegado el momento el televisor se encendió solo para la sorpresa de todos.
La pantalla mostraba a un hombre mayor que ellos, de pelo largo y negro y ojos anaranjados que parecían mirarlos fijamente a pesar de ser solo una imagen en el televisor.
—Buenas noches a todos, antes de que el Midnight War dé comienzo procederé a dar y recopilar la última información necesaria para el buen desarrollo del torneo —la voz del hombre era firme y autoritaria—. Mi nombre es Dave Quagmire, soy uno de los organizadores que supervisarán el torneo. Antes que nada me gustaría que me informárais de a quienes habéis elegido como líderes de vuestros grupos.
Bajo el televisor se abrió una pequeña ranura en la pared y salió un papel de ella. Riccardo lo cogió, solo tenía escrita una pequeña frase:
«Líder seleccionado por el clan del bosque».
Justo a lado un espacio para escribir el nombre. También había una advertencia escrita en letra pequeña en el fondo del folio.
«Recuerden que esto hará que la caza de dicho miembro pase a valer 30 puntos en lugar de los 20 predeterminados. Tomen la decisión que crean más adecuada».
Riccardo miró a sus compañeros después de leer lo que ponía en el folio. Tras eso al lado de la ranura que había expulsado la hoja de papel se abrió un nuevo compartimento que les extendió un bolígrafo para que pudieran escribir.
Riccardo miró de nuevo a sus compañeros y estos asintieron dándoles su conformidad para que escribiera el nombre que habían elegido entre todos en la hoja. Una vez terminado dejó el bolígrafo en su sitio y metió la hoja por la misma ranura que la había expulsado. Ambos huecos desaparecieron como si jamás hubieran estado allí.
—Muchas gracias a todos por vuestra colaboración. Estas hojas serán archivadas y solo algunos organizadores tendrán acceso a la información para mantener la confidencialidad —anunció Quagmire unos segundos después—. Solo me queda avisar que ningún clan recibirá un trato preferente durante el torneo, tampoco ninguna persona independientemente de su estatus social o situación civil. Lamentablemente aquellos que tengan algún tipo de discapacidad ya sea física o psíquica tampoco podrán beneficiarse de algún tipo de ventaja o ayuda. Todo esto con el fin de mantener la mayor neutralidad posible.
Aunque a Rina le pareció muy bajo no pudo evitar sentirse aliviada al saber que nadie de su grupo tenía alguno de esos problemas. Bueno, tal vez Maxim estaba mal de la cabeza, pero nadie tenía alguna discapacidad física que los pusiera en desventaja. Odiaba pensar de forma tan analítica y fría, pero si ya estaban mal con alguien que no pudiera luchar hubiera sido mucho peor, casi hubiera sido como participar con cuatro miembros y en el pasado ya se había demostrado que no era buena idea.
—Con todo esto dicho os animo a que todos los representantes entréis en el círculo marcado en el suelo de las salas.
Los chicos del clan del bosque miraron desconcertados el suelo impoluto de la sala. Si no hubiera sido porque Quagmire lo había dicho ninguno hubiera notado la fina línea gris que marcaba un círculo de tamaño considerable en la sala.
La alarma que habían escuchado en la sala anterior cuando aún estaban con Jude se volvió a escuchar.
—Dense prisa por favor —pidió Dave.
Los cinco se colocaron dentro del círculo rápidamente. No les apetecía averiguar qué pasaría si no lo hacían.
—Puede que la pregunta suene estúpida, pero si el torneo se lleva a cabo en la isla Paradai ¿cómo llegaremos allí desde aquí?
Bay tenía un buen punto. El cómo llegaban los representantes a la isla nunca había sido mostrado en televisión, el torneo siempre comenzaba su emisión con los representantes ya esperando en el lugar de inicio.
Casi como si el universo quisiera contestar la pregunta de Laurel el círculo sobre el que estaban comenzó a moverse.
—¿Una plataforma móvil? —la pregunta de Riccardo era más bien retórica, aunque Maxim decidió contestarla de todas formas.
—Eso parece.
Poco a poco esta se fue acercando hacia la pared del fondo. Cuando estaban a punto de chocar contra ella la plataforma frenó.
No tardó en escucharse un ruido mecánico y la pared se abrió dejando por delante un pasadizo con forma de tubo por el que la plataforma se adentró. La pared volvió a cerrarse tras ellos cuando pasaron al interior, permanecieron a oscuras aún en movimiento unos minutos hasta que las luces se encendieron. En el suelo había múltiples plafones pequeños que iluminaban lo suficiente como para dejar ver qué el tubo por el que viajaban ahora era de vidrio transparente esto les permitió ver que se movían por debajo del mar.
Trina soltó un suspiro de asombro que Rina compartió mentalmente. Podían ver las criaturas marinas que nadaban cerca de ellos, incluso vieron a pequeño tiburón, la madre no estaría muy lejos.
—Supongo que esto nos da otra razón para mantenernos alejados del mar —dijo Riccardo al ver al pequeño escualo.
—Teniendo al clan del agua cerca tampoco es que nos conviniera mucho —entonces Bay señaló a un lado donde gracias a la luz que venía de la superficie podían ver otros tubos de vidrio como en el que ellos viajaban—. Mirad, el clan del viento.
Rina se fijó que tras ellos también había otro tubo más allá donde estaba segura que viajaba el clan de la montaña. Al otro lado también llegaban a ver otros dos tubos, los clanes de las bestias y la niebla. Todos parecían dirigirse a un mismo punto.
Poco a poco se aproximaron a la isla, y el tubo de nuevo se metió bajo tierra haciendo que las maravillosas vistas del fondo del mar ahora fueran de un montón de tierra y rocas. La luz exterior ya no llegaba ahí así que ahora toda la iluminación era dada por los plafones del suelo.
La plataforma paró bruscamente y empezó a subir. La luz comenzó a filtrarse de nuevo, cada vez más fuerte y brillante. Se suponía que fuera era medianoche, cómo era posible que hubiera tanta luz. Tuvieron que cerrar un poco los ojos al llegar al exterior por el cambio de claridad. La duda de los representantes tuvo su respuesta una vez volvieron a abrirlos. Estaban en un enorme claro en medio de un bosque, estaban rodeados de árboles gigantescos y frondosa vegetación, pero entre todo eso destacaban enormes focos que apuntaban hacía ellos, esa era la luz que los había cegado.
La plataforma estaba algo elevada del suelo, a un metro más o menos y formaban junto al resto de clanes un circulo perfecto en el centro del claro. Todos se miraban entre ellos examinando cada rincón del lugar, aunque al ser de noche era imposible ver mucho más allá de los primeros árboles.
—Hola a todos y bienvenidos por fin de forma oficial a la isla Paradai.
En el centro del circulo que formaban apareció un holograma de Gyan Cinquedea que les hablaba a todos ellos.
—Esta isla como bien sabéis está dividida en varias secciones que podréis visitar sin ninguna restricción, en cada sección predomina un bioma diferente que podréis usar a vuestro favor para ganar el torneo —comenzó su explicación—. Las zonas en las que se divide la isla son: Alta montaña, bosque, desierto, pantanos, pradera, ruinas, sima y volcán, además de por supuesto la costa. Cada uno de vosotros cuenta con un arma a su elección, una mochila y una botella, poca cosa lo sé, pero a lo largo del torneo se irán dejando nuevos objetos en diferentes partes de la isla, así como armas y comida que podréis recolectar y usar para vuestra superfivencia.
—O sea, que vamos a tener que movernos por la isla si queremos conseguir esos objetos —comentó Bay.
—Así evitan que los clanes se limiten a permanecer en los biomas que les favorecen —explicó Riccardo.
—Ya solo me queda decir: ¡Suerte a todos los seleccionados, honrad a vuestro clan y que la Diosa os proteja!
En la pantalla desapareció la cara de Cinquedea para dejar paso a una cuenta atrás de diez segundos. Rina y los demás ya habían decidido lo que harían nada más empezar. Ese año el terreno de inicio les favorecía así que atacarían en lugar de limitarse a huir. A diferencia del año pasado, cuando el torneo dio inicio en pleno desierto, ese año se encontraban en medio del mayor bosque que poseía la isla. Estaban completamente en su elemento. Solo debían andarse con cuidado con los clanes de la luna y las bestias que también se verían favorecidos, tal vez vigilar un poco a los clanes de la niebla y el hielo no estaría de más.
Para cuando la cuenta atrás llegaba a cinco las intenciones de los representantes ya se podía adivinar. El sol, la montaña y el viento estaban posicionados para salir corriendo al interior del bosque, los clanes de las bestias y del fuego parecían tan dispuestos a luchar como ellos. En el hielo y la niebla por otro lado parecían tener problemas con algunos compañeros respecto a si huir o luchar.
Rina no tuvo tiempo de ver cómo estaban el resto de clanes, la cuenta atrás llegó a dos, uno, sonó la alarma por tercera vez aquella noche.
Fue automático. Habían repasado tantas veces el plan que se sentía como algo que ya habían hecho docenas de veces antes. El primer paso fue poner los árboles de alrededor de su parte, usar el medioambiente a su favor, de eso se encargaron Trina y Bay. Los árboles del bosque bajaron sus ramas como si estuvieran vivos para obstaculizar e impedir la huida del resto de representantes.
Funcionó con la mayoría, solo los miembros del clan de la luna y los del viento lograron salir de aquella trampa lo suficientemente rápido. Ante la amenaza los representantes del clan de las bestias empezaron a enseñar sus garras y colmillos, sus formas semianimales los hacía verse como los monstruos de una película de terror. El clan del fuego retrocedió invocando llamas a su alrededor para protegerse de la flora.
El segundo paso fue el ataque directo. Rina y Riccardo hicieron crecer raíces y vides del suelo. Impidieron que los demás se movieran libremente y hasta lograron atrapar alguna extremidad para poder inmovilizar a los participantes.
El efecto sorpresa no duró mucho más.
El suelo tembló bajo los pies de todos, la tierra se agrietó y salió disparada hacia arriba. El clan de la montaña usó los trozos de tierra y roca flotantes como vía de escape, saltando de unas a otras salieron por arriba. Nadie hubiera imaginado que sería el clan de la montaña el que saldría de allí usando el cielo abierto.
Cuando el último de los miembros había logrado salir del claro las rocas cayeron como meteoros de nuevo al suelo. Cada uno se cubrió como pudo y fue ahí que entró en marcha el paso tres, la defensa del grupo. Maxim hizo crecer las ramas de los árboles más cercanos y los usó para cubrirse a él mismo y sus compañeros de clan.
El fuego, el agua, el hielo y el cristal volaron e impactaron contra las rocas convirtiendo la mayoría de ellas en menos que arena. El ataque del clan de la montaña fue una distracción perfecta que el sol y la niebla no desaprovecharon para marcharse de allí también. Al momento siguiente el fuego comenzó a extenderse y a consumir el bosque.
—Creo que será mejor que nos marchemos —dijo Bay a sus compañeros.
—Pero si es ahora cuando viene la mejor parte —dijo Maxim.
Con el fuego las bestias decidieron que era mejor alejarse de allí, el clan del agua logró abrirse paso entre las llamas sin demasiada dificultad y marcharse. El clan del fuego ahora lidiaba con los ataques incesantes del clan del hielo, el cristal y el trueno.
—Lo siento Maxim pero tendrás que divertirte otro día, esto se nos va de las manos —dijo Riccardo viendo como el fuego no dejaba de extenderse y ya habían estado a punto de recibir una que otra descarga eléctrica de manera colateral.
Bay abrió un hueco entre los árboles que aún no habían sido alcanzados por las llamas.
—¡Por aquí, rápido!
Riccardo corrió hacia el camino que su compañero había abierto, Rina agarró del brazo a una Trina que había quedado paralizada por el miedo. Maxim miró una última vez el caos a su espalda, chasqueó la lengua molesto por perderse la diversión pero terminó cediendo y siguiendo a sus compañeros.
Bay se adentró con él en el bosque con el sonido de una explosión de fondo antes de hacer que los árboles los ocultaran en su huida. No dejaron de correr hasta que el ruido y las luces provocadas por el enfrentamiento no eran más que un lejano barullo.
—Necesito descansar —pidió Trina luchando por llenar sus pulmones de aire.
—Está bien —asintió Riccardo—. Estamos lo bastante lejos.
—Vigilaré los alrededores para evitar una emboscada —dijo Rina alejándose un poco del grupo—. No somos los únicos que se han dispersado por el bosque.
—Te acompaño —dijo Bay siguiendo a su compañera.
Trina se sentó sobre las raíces sobresalientes de un enorme árbol, no estaba acostumbrada a correr por largas distancias y no era la que en mejor forma física estaba del grupo. Riccardo y Maxim la imitaron sentándose en el suelo y apoyando sus espaldas sobre dos troncos.
Riccardo estaba bastante concentrado, miraba al cielo sin un punto fijo pero tenía todos sus sentidos puestos en su entorno.
—¿Pasa algo? —le preguntó Trina preocupada.
El chico esperó unos segundos más antes de negar.
—Esperaba que hubiera algún anuncio de un caído pero parece que todos han salido vivos.
—Y parece que ilesos porque tampoco han dado puntos por causar heridas —añadió Maxim colocando sus manos tras su cabeza—. Si me hubieseis dado algo más de tiempo podría haber conseguido algunos puntos.
—La situación se había descontrolado, era peligroso.
—Los perros del clan de las bestias se habían ido, los cobardes del clan de la luna fueron los primeros en huir, teníamos el control total.
—No, no lo teníamos, el clan del fuego nos habría reducido a cenizas junto a medio bosque.
El choque de miradas entre Di Rigo y Millennium hizo que Trina se removiese incómoda en su sitio. Ninguno parecía dispuesto a ceder ante el punto de vista del otro, pero Riccardo tampoco parecía tener ganas de seguir con la discusión.
—Cuando descansemos lo suficiente nos pondremos en marcha de nuevo.
Mientras tanto Rina y Bay habían decidido subir a uno de los árboles más altos para así tener una mejor vista panorámica del terreno. Todo estaba bastante tranquilo, lo único que tompía el ambiente sereno del bosque era la columna de humo negro y las llamas que aún ardían en la zona de inicio.
Ambos estaban tranquilos, sabían con seguridad que el fuego se extinguiría pronto, no había viento que avivará las llamas, el bosque estaba muy verde y vivo, nada de follaje seco que ardiera fácilmente y además el ambiente se sentía húmedo. Probablemente había llovido hace no mucho. Aunque ellos no había notado lluvia desde la torre de control en toda esa semana la tierra estaba húmeda y hasta un poco embarrada.
Rina desconocía si los organizadores tenían que ver algo en eso o no, después de todo no beneficiaría a nadie que el clan del fuego quemará toda la isla.
—Verlo en persona es muy diferente a verlo en un mapa, el Gran Bosque Grandlo es más grande de lo que esperaba —dijo Bay rompiendo el sielencio—. Sé qué Riccardo quiere alejarse más de la zona de inicio pero este es nuestro mejor entorno, si nos alejamos más podríamos salir del bosque sin querer y esos no nos beneficia de ninguna manera —no estaba seguro de si recibiría una respuesta por parte de la chica que había permanecido en silencio desde que se habían alejado del grupo para vigilar.
Todos habían memorizado el mapa de la isla como si fuera su propia casa la que estaba allí plasmada. Durante el torneo no tendrían acceso a ningún tipo de mapa así que todo dependería de la buena memoria que tuviesen y lo bien que se supieran orientar.
Bay ya había pensado que Rina no le contestaría después de varios minutos de silencio cuando la chica señaló algo a lo lejos.
—Allí —dijo mientras que Bay intentaba ver que era lo que señalaba—. Ese árbol es lo suficientemente alto.
—¿Un árbol alto?
Efectivamente en el sitio que señalaba Ibara se alzaba un enorme roble que sobresalía sobre todos los demás árboles del bosque. Aún así no entendía a donde quería llegar su compañera.
—No tenemos brújula para orientarnos y el sol y las estrellas me parece que tienen muchos inconvenientes para usarlas con ese fin —explicó bajando el brazo y mirando a Bay—. Si vamos hasta ese árbol la altura será suficiente para tener una vista amplia de esta zona de la isla y saber en qué dirección deberíamos ir —ahora se giró hacia atrás señalando unas montañas a lo lejos—. Esa debe de ser la Cordillera Meridional, el desierto está al otro lado así que al menos con eso sabemos en qué dirección no hay que ir.
—Comprendo. Aunque usar todo el tiempo los árboles para orientarnos tiene sus desventajas también... quedamos demasiado al descubierto.
Rina tuvo que admitir que Bay tenía razón. Un miembro con buena vista del clan de las bestias los podría ver fácilmente, incluso alguien del clan del viento podría pasar sobre ellos surcando el cielo gracias a las corrientes de viento y verlos. No era bueno ir dando su posición cada poco tiempo.
—¿Alguna idea? —le preguntó Rina.
—Cinquedea dijo que habría objetos repartidos por la isla que nos podrían ayudar, puede que uno de esos objetos sea una brújula.
—Puede.
Nada les aseguraba que así fuera, pero tampoco había algo que negara aquella posibilidad.
—Cerca de este bosque está el templo y también las ruinas, si hay algún sitio donde pueda haber algo que nos ayude es en alguno de esos dos —indicó seguro de sus palabras—. Iremos a aquel árbol para poder ubicarnos e iremos a buscar esa posible brújula antes de volver a ocultarnos en el bosque y seguir nuestro plan.
—Me parece bien, vayamos a avisar a los demás.
Rina bajó por las ramas ágilmente, como si su cuerpo ya estuviera acostumbrado a ello y fuera algo más en su rutina diaria. Si bien los habitantes del clan del bosque estaban acostumbrados a moverse entre la naturaleza no todos eran tan hábiles. Bay la siguió a un paso más lento y cuidando donde ponía los pies.
Lo último que quería era acabar como una pegatina en el suelo.
Esta semana no pude actualizar cuando me hubiera gustado unu aunque mejor tarde que nunca, al menos he podido traer este capítulo. Y no es cualquier capítulo.
¡El Torneo Midnight War por fin da comienzo! Preparaos para todo lo que se viene porque no va a ser poco. Pronto podréis ver el desarrollo de más personajes, como se relacionan unos con otros y, por supuesto, cuales serán la perdidas que vayan teniendo por el camino.
Con esto me despido por hoy.
~Nova/Dreamer ♥
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