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Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 2

La visita no había sido lo más divertido y didáctico del mundo. Isabelle les había guiado por gran parte de la torre. Les había indicado donde estaban el comedor común, donde los representantes de cada clan y sus mentores se reunirían para comer juntos, la cocina, la lavandería, los dormitorios y hasta los baños. Solo había dos de estos, un baño masculino y otro femenino, lo bastante amplios para que mucha gente pudiera estar allí al mismo tiempo. Para que los organizadores estuvieran tan preocupados por las posibles confrontaciones entre clanes habían hecho que muchas salas fueran compartidas.

Lo único que sí estaba separado por clanes eran los dormitorios, Isabelle ya les había dicho cual sería la habitación de cada uno y les había dado las tarjetas de acceso para que el ascensor subiera a esa planta. Cómo era obvio no los llevó a conocer las plantas donde se hospedarían los otros clanes. Tampoco les aclaró en qué planta estaba cada uno.

—Esta es la última sala que necesitáis conocer. La más importante a decir verdad —rió Bellatrix—. Aquí pasaréis la mayoría del tiempo antes del comienzo del torneo la semana que viene.

Abrió una puerta más y todos se adentraron en ella. Una enorme sala de entrenamiento apareció ante sus ojos, estaba equipada con todo tipo de maquinaria, armas e incluso con varias áreas de combate, todo de último modelo.

—Vaya, esto ha mejorado bastante —comentó Caleb observando cada rincón.

—Estuviste aquí en el torneo de hace diez años si no me equivoco. En esta última década el señor Cinquedea se ha esforzado mucho para mejorar las instalaciones para los representantes —explicó Bellatrix.

—¿Cinquedea? —Víctor apartó su atención de la sala de entrenamientos para centrarla en la mujer.

—Gyan Cinquedea, el Director General de la Torre de Control —indicó—. Es quien ayuda a los coordinadores en la organización del Midnight War y vigila personalmente el trascurso de este para que no haya incidencias indeseadas.

«Vigila que nadie escape de la isla una vez empezado el torneo», es lo que Lynx supo que Bellatrix quería decir en realidad.

—Lo conoceréis en la cena de esta noche. Quería dar la bienvenida a todos los clanes en el puerto, pero tiene una agenda muy ocupada que no se lo permitió.

La puerta de la sala de entrenamiento se abrió y un hombre que vestía con un uniforme negro se acercó a toda prisa a Isabelle. Lynx reconoció el uniforme militar propio de los soldados que trabajaban por el buen funcionamiento del torneo bajo las órdenes de los organizadores. La fuerza militar que tenía poder para ir a la isla durante el Midnight War si pasaba algo que no se consideraba adecuado.

Solían conocerlos como soldados medianoche por el color de sus uniformes y el trabajo que desempeñaban allí.

—Señorita Trick el clan del trueno acaba de llegar pero no tenemos coordinadores disponibles que se ocupen de ellos.

—Yo me ocupo de todo, que les avisen de que en seguida iré con ellos, puedes retirarte.

El soldado hizo una rápida genuflexión antes Isabelle y salió de allí a toda prisa. Cuantos soldados medianoche había en la torre era todo un misterio para Lynx. Durante la visita solo había visto a uno o dos por los pasillos, con prisa por llegar a algún lado. Pero sabía que había más, muchos más.

—Tendréis que disculparme, parece que me necesitan en otro sitio —les dijo Isabelle una vez el hombre desapareció tras la puerta—. Podéis quedaros aquí entrenando o ir a visitar por vuestra cuenta cualquier otro sitio de la torre, a excepción de las habitaciones de otros representantes, ya lo sabéis. Nos veremos más tarde.

Bellatrix se despidió de Caleb y siguió el mismo camino que el soldado segundos antes.

Con la mujer fuera de allí la sala de entrenamientos quedó a la merced del clan de la luna. Los chicos se separaron para investigar más a fondo el lugar mientras que Caleb se quedó cerca de la puerta para vigilarlos. Cómo ya había notado al entrar, esa sala a parte de maquinaria también tenía todo tipo de armas: blanca, de fuego, para usar en el cuerpo a cuepo o a distancia, de corto y largo alcance. Le alegró ver en uno de los expositores varios tipos de arcos y flechas dado que era su arma preferente, la que había pensado usar durante el Midnight War.

Se había preocupado al principio cuando le dijeron que no podía llevar sus propias armas al torneo, que solo se podían usar las que allí te ofrecieran. No era muy bueno en el cuerpo a cuerpo, prefería atacar aprovechando la seguridad que le proporcionaba la distancia, y el arco era ideal para ese fin.

Aprovechó para echar un vistazo a las diferentes opciones de entrenamiento que ofrecía aquella sala. Había algunos círculos blancos pintados en el suelo para delimitar el área de lucha, al fondo incluso había cuatro puertas que daban a diferentes salas de hologramas para poder practicar sin miedo contra blancos en movimiento. Por último había una zona con maniquís y siluetas humanas con dianas en diferentes partes del cuerpo como el pecho, la cabeza o la garganta. Ideal para practicar la puntería, sobre todo si la sala de hologramas estaba ocupada.

Sacos de boxeo, cintas de correr, bancos de pesas, mancuernas, esterillas para hacer estiramientos, bicicletas estáticas. Se podía asegurar sin miedo a equivocarse que ningún gimnasio, independientemente de qué clan, tendría un lugar para entrenar tan completo como aquel.

—Hay que admitir que no han escatimado en gastos —mencionó Vladimir al salir de una de las salas de hologramas.

—Ya que no tenemos nada mejor que hacer hasta la cena, ¿por qué no entrenamos un poco? —sugirió Víctor examinando los cuchillos expuestos sobre una mesa.

—Yo prefiero dar otra vuelta por la torre, para quedarme bien con donde está cada sala —dijo Lynx—. ¿Puedo? —preguntó a Caleb para estar seguro.

—Claro, mientras que no arméis una buena tenéis vía libre para hacer lo que queráis con vuestro tiempo. Yo voy a irme también, tengo cosas que hacer, no os metáis en problemas, ¿entendido?

Nadie le contestó directamente pero todos asintieron. Eso pareció bastante pues se marchó sin decir nada más.

Víctor cogió los cuchillos y se fue directo a la zona de tiro mientras que Tezcat y Vladimir parecieron más interesados en las salas de hologramas. Lucian era el único que aún no parecía saber qué debería hacer.

Lynx por su parte salió de allí como ya había dicho sin molestarse en volver a avisar a sus compañeros. No es como si hiciera falta repetir las cosas veinte veces, y él tampoco estaba dispuesto a hacerlo.

Para ese momento la mayoría de clanes ya debían de estar en la torre y, sin embargo, todo estaba demasiado tranquilo. Aquel lugar era grande, no lo negaba, ¿pero tanto como para no haberse cruzado con ningún adversario aún? Solo se había topado con algún que otro soldado medianoche u organizadores que vestían de manera muy parecida a Bellatrix.

Su intención era pasar por la sala común y quedarse por ahí hasta ver si aparecía algún otro clan. No porque quisiera buscar problemas con ellos, eso era lo último que le convenía, sino porque sacar algo de información vendría muy bien a largo plazo.

Estaba a punto de girar en la esquina, para ir hacia el pasillo donde se encontraba la sala común, cuando sintió que alguien le agarraba del hombro y tiraba de él hacía atrás. Lo metió en una habitación que parecía algún tipo de oficina o despacho y cerró la puerta tras ellos apoyándose en ella para que no se pudiera abrir.

A penas tuvo tiempo de ver quién lo había arrastrado cuando le besó. Lejos de resistirse o apartarse profundizó el beso pegando su cuerpo más al del contrario.

—Davy me has asustado —dijo cuando los labios de ambos se separaron.

—Perdón, pero tenía ganas de verte —rió con un deje de culpabilidad—. En la sala común están ahora los del clan del trueno, así que si te dejaba entrar ya no podría tener un momento a solas contigo.

—¿Ya los has visto? —preguntó con curiosidad— ¿A los del clan del trueno?

—A los del trueno, a los del sol, del fuego... creo que he visto a todos los clanes que ya han llegado a la torre. Excepto a los del bosque, tengo entendido que acaban de llegar pero no me los he cruzado.

—¿Y qué piensas? ¿Crees que serán un problema?

Antes de contestar Davy apretó un poco el abrazo en el que lo tenía atrapado. Lynx no necesitaba una respuesta después de eso, si Davy estaba preocupado es que había problemas. Aún así escuchó con atención.

—Tal vez no haya un clan entero que pueda ser problemático, pero hay miembros que si pueden llegar a ser un dolor de muelas. En el clan del hielo hay una chica a la que parece que se le ha escapado un tornillo, en el clan del fuego hay alguna que otra persona que parece muy agresiva.

—En ese clan todos suelen ser muy intensos.

—Creo que uno de ellos es militar, Lynx.

Mierda. Eso sí que era un problema.

Lo único bueno que tenía esa situación es que se suponía que ninguno de los participantes había estado en una situación así antes. Muchos tenían cierto entrenamiento, claro. La gente sabía que siempre habría una posibilidad de ser elegido por pequeña que fuera y no quería ser unos inútiles, por ello la gente que tenía cierto conocimiento en defensa personal era común en el torneo.

Pero de unos leves conocimientos en defensa personal a ser un auténtico militar había un mundo de diferencia. Más fuerza, más resistencia, mejor conocimiento en el uso de armas y en combate, demasiadas ventajas. Ni Lynx ni Davy eran especialmente habilidosos en torneos como ese. Rigel con suerte sabía usar el arco y Davy prácticamente dependía de su entorno para usar su don como ciudadano del clan del agua. Necesitaba un ambiente húmedo o estar cerca de masas de agua para que su don funcionará, en un lugar seco o árido estaba jodido.

Davy apretó las manos de Lynx al notar su visible preocupación.

—Sé que dijimos que cada uno debía permanecer con su clan, pero... —si se descubría que miembros de clanes diferentes mantenían una relación estarían en problemas, y era más posible que eso se desvelará si permanecían juntos— esto me empieza a preocupar de verdad. Prefiero arriesgarme a que descubrar lo nuestro a que tú...

Alguien tocó la puerta, el pomo empezó a moverse cuando intentaron abrirla.

—¿Hay alguien ahí? —se escuchó la voz desde fuera.

Cuando la puerta se abrió un soldado medianoche entró viendo a Davy sentado en el suelo, apoyado en la pared al lado de la puerta.

—¿Qué haces aquí? Los representantes no están autorizados a permanecer en las oficinas de la torre de control.

—Ah lo siento mucho, solo estaba buscando un sitio tranquilo —Davy se puso en pie y sacudió su ropa.

—La próxima vez retírese a la habitación que se le proporciona, ahora salga de aquí.

El walkie que llevaba enganchado cerca de su hombro derecho emitió un sonido raro y luego se escuchó la voz de otro hombre. El soldado se centró en ella olvidándose por completo de que tenía enfrente a Davy.

Escuadrón B, se requiere vuestra presencia en la sala de entrenamiento, ha habido un altercado, una pelea entre los clanes del bosque y el hielo, debemos separarlos de inmediato.

—Aquí Wyatt, del Escuadrón B, ya voy para allá.

Más voces se escucharon, pero como el soldado salió disparado de la habitación Davy no tuvo tiempo de escuchar lo que decían. Se había marchado tan rápido que había olvidado sacarlo de allí.

Lynx hizo aparición de nuevo en la sala, se había camuflado entre las sombras gracias a su don y a que la habitación estaba prácticamente a oscuras. Era una suerte que el soldado hubiera estado tan concentrado en Jones y lo que le decían por el walkie que no se había fijado en su entorno. Un soldado entrenado hubiera detectado rápidamente su presencia de no ser por eso.

—El bosque y el hielo, ¿eh? —mencionó Davy cuando Lynx llegó a su lado.

—Mis compañeros estaban en la sala de entrenamientos también.

—¿Te preocupan? ¿Quieres que vayamos a comprobar lo que ha pasado?

Lynx se lo pensó por unos segundos, al final negó.

—No han mencionado al clan de la luna, seguro que están bien. Prefiero seguir con mi idea de ir a la sala común —miró a Davy entonces—. ¿Quieres acompañarme?

—Pues le prometí a Cálico que entrenaría con él, pero aún es pronto y dado que se ha liado en la sala de entrenamientos no creo que sea el mejor momento para ir —rió para después besar a Lynx, está vez el contacto fue más efímero y rápido—. Vayamos. Disfrutemos el tiempo juntos mientras podamos.













Estaba aburrida.

Desde que habían llegado a la torre no habían hecho nada interesante. El organizador que los recibió al llegar les había enseñado un poco el lugar y les había dado un par de indicaciones, nada más.

Liliya había tenido la oportunidad de cruzarse con el clan del sol cuando a estos aún les estaban dando su tour por la torre, pero Shawn le había prohibido acercarse. ¡Que mentor tan aburrido! No es como si fuera a ponerse a rajar cuellos allí mismo, solo quería tocar un poco las narices para buscar algo de diversión.

—¿Me puedes volver a explicar por qué estamos siguiendo a la loca? —Infinity se dirigió a Njord con cara de hastío.

—Porque Shawn nos pidió que la vigilaramos —se limitó a responder.

—¿Y por qué somos nosotros los niñeros? —Glacia tampoco parecía estar muy feliz— Ya es mayorcita para saber lo que hace, y aunque no lo fuera no es mi problema.

—Casi se lanza como un león a por el clan del sol, y eso que estaban los mentores y los coordinadores de grupos delante. Imagínate lo que puede provocar si la dejamos a su aire.

—Os estoy escuchando, sabéis —Liliya rodó los ojos—. No voy a pelear con nadie, solo quiero encontrar algo que hacer mientras que los clanes que faltan deciden llegar. Sois unos paranóicos.

—Lo somos por tu culpa —espetó Infinity.

—Ya basta —los hizo callar Njord—. ¿A dónde vas? —le preguntó esta vez directamente a Byoko.

Está no respondió, sonrió y aceleró un poco el paso, casi iba dando pequeños saltos de alegría cuando llegaron frente a la sala de entrenamientos. Se paró frente a ella y la señaló con sus brazos como quien muestra un producto en un comercial.

—Quiero gastar energías.

Sus compañeros se miraron entre ellos, como si evaluarán la situación. Dentro de todas las horribles ideas que podían salir de la retorcida mente de Liliya esa era buena. Si entrenaban un poco no solo les serviría para mejorar para el torneo, sino que además la chica se cansaría y con suerte ya no tendría ganas de buscar problemas con los otros clanes.

—Es buena idea —dijo Terry al ver que nadie se animaba a hablar.

La sonrisa de Liliya se agrandó al escucharlo.

—Mis ideas siempre lo son.

No esperó una respuesta de los demás antes de entrar a la sala.

Njord no estaba del todo seguro de eso, pero se limitó a seguirla. Tal vez Glacia, Infinity y Terry acababan de conocer a Liliya, pero Njord la conocía desde hacía años y era consciente de que no daba puntada sin hilo. Le parecía muy extraño que se hubiera resignado a simplemente entrenar hasta que se reunieran todos para comer.

Al entrar en la sala se dio cuenta de que se había vuelto a burlar de ellos. La sala de entrenamiento no estaba vacía en lo absoluto, ahí había ya más de un clan.

—El bosque y la luna —escuchó decir a Glacia en un susurro.

Miró a Liliya y en ese instante, por la sonrisa que aún mantenía, supo que ella ya sabía lo que se encontrarían allí.

—¡Vaya, cuanta gente! —dijo divertida cuando obtuvieron la atención de los dos clanes presentes.

—Por si éramos pocos... —bufó Víctor.

Njord se acercó a Liliya y la agarró del brazo antes de que tuviera la oportunidad de acercarse más a cualquiera de las personas que los observaban en ese momento.

—Nos vamos —le susurró al oído.

Liliya se deshizo de su agarre con un movimiento seco, aún con su sonrisa que ahora parecía más forzada que genuina. Lo miró fijamente a los ojos antes de contestarle también en un susurro.

—Ay pastelito, ni loca.

Njord ya no pudo retenerla de nuevo, solo pudo mirar a sus otros compañeros para que estuvieran alerta. Infinity y Glacia parecían molestos. Liliya ya se la había jugado de nuevo.

—¿Qué hacéis todos aquí reunidos? ¿Estáis celebrando algo y no nos invitais?

Vio que una de las chicas del clan del bosque, la más bajita, se escondía entre sus compañeros. Estaba asustaba, ella la asustaba. Eso le gustaba, porque hacía bien al estarlo.

—Si, estábamos de fiesta, que bien que has llegado porque nos hacía falta un payaso.

Nadie se vio venir la respuesta de Maxim, entre las caras de asombro o indiferencia destacó la carcajada que Liliya soltó. Ese chico le caía bien, tenía agallas. No era un aburrido como Infinity y el resto.

—Oye, nosotros estábamos tranquilos entrenando —intercedió Vladimir—, y nos gustaría seguir así.

—Si solo venís a molestar, largáos —añadió Víctor.

Vladimir no estuvo muy contento con las palabras de su hermano menor, pero no dijo nada al respecto. No le había gustado la forma en la que lo había dicho, pero estaba de acuerdo con ello.

—Hasta donde yo sé la sala de entrenamientos la podemos usar todos, no tenéis el monopolio —contestó Riccardo que parecía estar perdiendo también la paciencia.

—Y os falta un compañero ¿no? —volvió a hablar Liliya— No sé si estáis en situación de exigir mucho.

A diferencia del clan del bosque y el del hielo, que sí contaban con sus cinco representantes presentes, del clan de la luna solo estaban allí cuatro. Liliya desconocía si era porque ese quinto miembro no quería estar con ellos, si lo habían marginado o si simplemente estaba en otro lugar, y la verdad es que le daba igual. Pero ver cómo el chico del clan de la luna que hablaba con tanta valentía dudaba por un segundo valió oro.

Liliya se acercó a uno de los expoxitores con armas y agarró una de las hachas de mango contó que había. Los otros dos clanes se pusieron en alerta, sus propios compañeros se tensaron al no saber qué pretendía hacer. Liliya, sin embargo, se fue hacia la zona de tiro con maniquíes. Se posicionó, inspiró con profundidad y lanzó el hacha con fuerza. Quedó incrustada justo en el centro del pecho del maniquí, cruzando la diana que tenía dibujada justo por el centro.

—Genial para aliviar el estrés, ¿no lo creéis?

Nadie le contestó. Todos miraron el maniquí y luego a ella. Notó en seguida que la pequeña chica asustadiza del clan del bosque había empezado a temblar. La sonrisa volvió a aparecer en su cara, se acercó lentamente hacia ella, ignorando por completo a la chica tras la que se escondía. Incluso se agachó un poco para quedar más cerca de su cara.

—Si sigues pareciendo un conejito asustado me darán ganas de devorarte.

Eso pareció sobrepasar la línea de paciencia del clan del bosque. La mano de la chica que había ignorado la agarró de la cara para obligarla a levantarse y a mirarla a los ojos. Sus ojos dorados se afiliaron como los de un tigre dispuesto a atacar.

—Ni se te ocurra acercarte, perra.

Liliya se deshizo del agarre con la misma rapidez con la que se había deshecho del de Njord, amplió su sonrisa y lanzó su puño directo a la cara de la chica. Rina esquivó el golpe por poco.

El resto del clan del bosque, viendo que había intentado atacar de verdad a alguien del clan, se puso en guardia. Njord chasqueó la lengua. Esa chica había provocado al final lo que todos se temían: la confrontación directa con otro clan nada más llegar.

—¿Qué coño haces? —Njord quiso acercarse corriendo a Liliya para cortar aquello de raíz.

Rina se le adelantó. Respondió al intento de golpe de Liliya con otro puñetazo, solo que este si atinó en la mandíbula de Byoko que retrodeció unos pasos por el impacto. Rina apartó a Trina con la otra mano para que se fuera junto a sus otros compañeros.

—Joder, ha dolido, que buen golpe —Liliya levantó la cabeza, le sangraba el labio, probablemente se había mordido sin querer al recibir el golpe—. Pero los míos son mejores.

Consiguió darle una patada en el costado a la contraria antes de que está tuviera tiempo de esquivar de nuevo. Por suerte si que pudo cubrirse un poco con los brazos para minimizar el impacto. Aún así cayó al suelo por la fuerza que Liliya había utilizado.

Y ahí se descontroló todo.

Con el hecho de que ambas habían dado golpes directos a las miembros de otros clanes ya no había quien se echara para atrás.

Bay trató de ayudar a Rina a levantarse pero está apartó la mano que le extendía y se levantó por sí misma. Fulminó a Liliya con la mirada. Las enredaderas que había en la sala, con una intención decorativa, empezaron a crecer y a moverse como no harían unas plantas normales. Ibara estaba usando su don con la intención de atacar de nuevo a Liliya.

Al ver esto la propia Liliya se preparó para contraatacar. La temperatura en la sala descendió de golpe y las palmas de las manos de la chica empezaron a generar escarcha.

—¿Qué hacemos? —le preguntó Terry a Njord.

—Maldición —dijo entre dientes y él también activó su don para estar listo ante cualquier cosa que pasara.

Sus compañeros se dieron cuenta de que esto de verdad se les había ido de las manos. Vieron como los otros miembros del clan del bosque también activaban sus dones o se hacían con algunas armas para defenderse si fuera necesario. Ellos no se quedarían atrás. En pocos segundos estuvieron armados también.

Al final fue Liliya la primera que atacó. Generó algunos carámbanos a su alrededor que lanzó hacia Rina. Las enredaderas atraparon algunos al vuelo otros tuvo que esquivarlos por sí misma para luego aplastar los que había conseguido agarrar con las enredaderas. Eran pequeñas, pero al aplicar su don sobre ellas les había proporcionado una fuerza descomunal. Si una de esas atrapaba una extremidad podrían partir un hueso sin mucho esfuerzo.

—¡Alto! —la puerta de la sala de entrenamientos se abrió de golpe y al menos media docena de soldados medianoche entraron apuntandolos con sus armas— ¡Están violando la normativa de no agresión de la torre de control! Se les ordena que paren de inmediato o tendrán que atenerse a las consecuencias.

Junto a los soldados entraron también los mentores de ambos clanes. Jude y Shawn parecían alterados, enfadados, muy enfadados. Isabelle también estaba con ellos, solo que a diferencia de los mentores ella tenía una expresión tranquila.

—No creo que sea necesario —dijo Bellatrix haciéndole un gesto a los soldados para que bajarán las armas—. Son jóvenes llenos de energía y tienen los nervios a flor de piel por el torneo, son cosas que pasan. No les demos mayor importancia ya que veo que no hay ningún herido grave.

—¡Byoko! —Shawn se acercó a la chica interrumpiendo por completo su enfrentamiento con Rina— Te dije que no te metieras en una pelea.

—No era la intención, pero ya que se ha dado la ocasión...

—Y vosotros —se giró entonces hacia los otros cuatro representantes del clan del hielo—, ¿no os había dicho que impidierais que se metiera en problemas? ¿Qué hacéis peleando vosotros también? ¡Soltado todo eso!

Todos volvieron a colocar los cuchillos, espadas y el resto de armas que habían cogido en sus sitios. Por suerte nadie había llegado a utilizarlas.

—Deberías ir a la enfermería a que te miren ese labio, señorita —le dijo Bellatrix a Liliya.

Esta lamió el hilo de sangre que aún salía de su labio.

Njord notó entonces que el clan de la luna ya no estaba allí. Se habían esfumado aprovechando el caos para no acabar arrastrados al conflicto.

De todas formas no parecía que hubieran sido ellos los que hubieran dado la voz de alarma. Se fijó más en su entorno y entonces vio las cámaras. ¿Los habían visto pelear por las cámaras de seguridad? Shawn se acercó a él para poder hablarle al oído y que nadie más le escuchara.

—Esas cámaras no sólo son de seguridad, emiten las imágenes en directo a todos los clanes.

La revelación sorprendió a Njord.

—Eso no estaba en los otros torneos.

—Lo han añadido este año —aclaró—. Un conflicto de este tipo con un mal final puede significar la guerra entre dos clanes. Por eso os dijimos que tuvierais cuidado con las peleas. Tenéis suerte de que no haya pasado a mayores.














Después de que Shawn los sacará de aquella sala y les diera un buen sermón todos optaron por retirarse a sus habitaciones a descansar hasta la hora de la comida. Liliya no terminó de aceptar de buena gana, pero con el enfado que su mentor tenía era mejor no seguir contradiciendolo.

Eran poco más de las ocho de la tarde cuando fueron a buscarlos. El mismo coordinador que les había mostrado la torre los llevó hasta el comedor. Cuando llegaron ya había varios clanes allí, entre ellos el clan del cristal que no habían llegado aún cuando tuvieron el altercado con el clan del bosque.

Aunque todos comían juntos en la misma sala estaban separados en mesas diferentes, un pequeño letrero indicaba qué mesa era de qué clan. Todos los representantes, junto a su mentor, tomaron asiento en la mesa que estaba reservada para ellos. Los clanes de las bestias y el trueno eran los que tenían más cerca.

Acababan de sentarse cuando el clan del bosque también entró al comedor. Hubo un tenso intercambio de miradas antes de que ellos fueran a sentarse también. Liliya lamentó un poco que estuvieran sentados casi en la otra punta, el resto lo agradeció. También notó que los miembros del clan de la luna los habían observado durante el intercambio de miradas. Eran escurridizos pero muy buenos observadores, ahora incluso estaba con ellos el miembro que faltaba. Liliya les dedicó una amigable sonrisa.

Cuando todos los clanes llegaron y ocuparon sus mesas los camareros les sirvieron la cena y las bebidas que pidieron. Al menos no podían quejarse de la comida, estaba deliciosa e incluso podías elegir entre carne, pescado o algo vegano. Había para todo tipo de gustos, incluso si había alguien celiaco o con algún tipo de alergia o intolerancia a algún alimento con solo avisar adaptaban la comida sin problema.

Liliya disfrutó en grande su plato de ternera con verduras al vapor. Era como estar en un restaurante de lujo. Un pequeño capricho que les concedían dado que para muchos sería el último sitio en el que comerían antes de morir.

Para el postre eligió la tarta de queso, ya que se la vio a un miembro del clan del trueno y le pareció que tenía un aspecto delicioso. No se arrepintió cuando le dio el primer bocado.

—Atención, por favor —la misma mujer que había llegado junto a los mentores y los soldados medianoche a la sala de entrenamiento, para frenar la pelea de su clan y el clan del bosque, subió a una pequeña plataforma al fondo del comedor—. Lamento interrumpir vuestra cena, pero el Director General de la torre está aquí. Por favor, recibamos cálidamente a el señor Gyan Cinquedea.

Bellatrix empezó a aplaudir y con ella el resto de organizadores de la sala. Los mentores también los acompañaron, hasta algunos representantes lo hicieron por educación.

Un hombre alto, de pelo bien peinado hacia atrás y tez morena subió a la plataforma cuando Bellatrix bajó. Vestía un traje igual, sino es que más elegante que el de los organizadores y coordinadores, solo que este era de color blanco. El hombre sonrió y cuando los aplausos cesaron tomó la palabra.

—Os doy a todos una grata bienvenida a la torre de control, espero que hayáis tenido un formidable viaje hasta aquí y que vuestras habitaciones sean de vuestro agrado —fue lo primero que dijo— Como Isabelle ya ha dicho; mi nombre es Gyan Cinquedea y soy el Director General de este lugar y también el supervisor del Torneo Midnight War. Antes de explicar cualquier cosa me gustaría hacer un repaso de los participantes que están reunidos aquí para participar en el torneo.

Bellatrix subió de nuevo a la plataforma solo para entregarle unos papeles a Gyan. Este agradeció con un gesto de la cabeza y la mujer le hizo una rápida reverencia antes de bajar de allí.

Tras Cinquedea, en la pared, se encendió un holograma donde apareció el escudo del clan del fuego. Su emblema era el ave fénix.

—Empezando con el clan del fuego tenemos a: Jade Greene, Mars Deimos, Drake Rothstein, Langford Ash y Colby Columbia —conforme Gyan iba nombrado a los diferentes representantes sus caras eran mostradas por el holograma al lado del escudo del clan correspondiente—, como su mentor, Xavier Foster. Por el clan de la niebla: —ahora el escudo mostraba el emblema del clan de la niebla, una máscara de zorro rodeada de humo blanco— Gabriel García, Hocus Sésame, Pocus Sésame, Pen Teller y Mirelle Davis, como su mentor Neil Turner.

Fue una sorpresa, debía admitirlo, ver que había un par de gemelos en el torneo. ¿Fue pura casualidad que ambos salieran elegidos o tal vez eran de esos desquiciados que se presentaban voluntarios? Desde luego por la sonrisa que pusieron cuando los nombraron encajarían en esa categoría.

A Liliya le cayeron bien. Era como mínimo un caso interesante.

Ahora el escudo que apareció tenía un árbol y una flor de loto en él. Le dieron arcadas. Todo en ese clan se las daba.

—Por el clan del bosque: Riccardo Di Rigo, Maxim Millennium, Rina Ibara, Bay Laurel y Trina Verdure. Como mentor Jude Sharp.

Rina. Esa era la zorra que se había atrevido a ponerle un dedo encima. Tarde o temprano lo perdería por haberse atrevido a hacerlo. En cuanto a Maxim, era el chico que había llamado su atención en la sala de entrenamientos, se aseguraría de recordar su nombre también.

—Por el clan del agua: Cálico Corsair, Kaley Izanami, Tet Aqua, Adé Kébé y Davy Jones. Su mentor es Hurley Kane —el escudo de dicho clan mostraba una enorme ola y en la parte inferior derecha un par de caracolas. Estos al menos tenían un mejor gusto que los del clan del bosque para elegir su emblema—. Por el clan del sol: Luciel Slocker, Sol Daystar, Bai Long, Goldie Lemmon y Chell. Cómo su mentora estará Nelly Raimon —clan del sol y su emblema era un sol, era lógico, pero a la vez sentía que le faltaba algo, llegaba a ser decepcionante, pero el clan del sol siempre había destacado por su sobriedad y sencillez.

Ahora el escudo fue sustituido por otro que mostraba un par de alas y una pluma solitaria entre estas. El clan del viento, claro.

—Por el clan del viento: Reazor Vent, Doug McArthur, Arion Sherwind, Zaphod Riker y Mohrir. Como mentor estará Nathan Swift —ahora el escudo que apareció tenía una nube de tormenta que descargaba un rayo que parecía partir el mismísimo escudo—. Por el clan del trueno: Preston Pinceton, Cronus Fourseason, Falco Flashman, Callis Jove y Freyja Seshat. Su mentora, Victoria Vanguard. Por el clan de la montaña: —su emblema era una alta montaña con un frondoso bosque en la parte baja del escudo, incluso se podían apreciar las siluetas lejanas de algunas aves que lo sobrevolaban— Alessandro Il Grande, Elizabeth Rizzo, Katya Felis, Garreau y Ringo Saturn. Su mentora, Silvia Woods.

En aquel lugar solo había tres mujeres como mentoras, los clanes de la montaña, el sol y el trueno eran los que contaban con ellas. Fue algo que le llamó la atención a decir verdad, muchas de las figuras más icónicas de los Torneos Midnight War eran mujeres. Echaba en falta sobre todo a Camellia Travis, que era una famosa superviviente de su clan y quién básicamente llevo la victoria al clan del hielo hacía diez años atrás. Solo ella, Shawn Fost y Bryce Withingale había sobrevivido al torneo de ese año.

Camellia iba a ser la mentora de su clan en un principio, pero por alguna razón enviaron a Shawn finalmente en su lugar. No se quejaba, era un buen mentor, pero le hubiera gustado contar con ella.

—Por el clan del cristal: —Cinquedea siguió diciendo nombres, ahora el emblema que mostraba el escudo del holograma era un montón de cristales rosáceos con un escudo de bronce delante— Jimmy Kirk, Anthony Reil, Lucas Skywalk, Chitoh y Theo Divine. Como mentor, Archer Hawkin. Por el clan de la luna: Víctor Blade, Vladimir Blade, Lynx Rigel, Lucian Dark y Tezcat. Su mentor será Caleb Stonewall.

Eso es a lo que se refería con ese "algo" que le faltaba al clan del sol. Si bien el clan de la luna era representado por una luna, no estaba segura si menguante o creciente por estar bocarriba, también poseía otros pequeños adornos como unas estrellas en la parte baja y un ojo en su centro.

Por el clan de las bestias: Eryll Cowan, Michael Ballzack, Fei Rune, Simeon Abe y Aitor Cazador. Como mentor, Austin Hobbes —el emblema del clan de las bestias era sencillo pero imponente, la cabeza de un lobo y la marca de sus garras en el fondo.

Y ahí, fue entonces cuando apareció el mejor emblema de todos. Liliya no era la persona más objetiva del mundo después de todo. Un escudo con un hacha de doble filo y unos copos de nieve sobre su mango.

—Por último, por parte del clan del hielo: Njord Snio, Glacia Vessal, Infinity Beyond, Terry Archibald y Liliya Byoko —realmente disfrutó el momento en el que la nombraron—. Y como mentor, Shawn Frost.

Al sentir las miradas de todos sobre ellos sonrió. Sonrió tanto que le dolió la mandíbula.












Y así quedan presentados oficialmente todos los representantes de los 12 clanes y sus mentores.

Después de la bonita escena entre Davy y Lynx y el pequeño encontronazo entre Rina y Liliya por fin empiezan las primeras explicaciones sobre el Midnight War.

Espero que estéis disfrutando de esta nueva versión de la historia. A mí personalmente me está trayendo grandes recuerdos de cuando planifiqué todo esto por primera vez, y ahora que tengo la oportunidad de darle una nueva perspectiva no voy a desaprovecharla 7u7r

Nos veremos pronto de nuevo.

~Nova/Dreamer

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