Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 17
—Parece que ha llegado el momento de un nuevo evento paradai. ¡Denle la bienvenida al enjambre!
—¿Y eso que es? —cuestionó Luciel.
—No lo sé, pero no me gusta nada como suena —dijo Bai Long frunciendo el ceño.
El clan del sol no estaba pasando ahora por una buena racha, no hacía mucho que habían perdido a un compañero y ahora eso. Habían tenido que dejar abandonado el cuerpo de Chell para poder huir, para no morir todos en esos malditos pantanos, y ahora que por fin habían logrado llegar a Bahía Solaris los organizadores parecían querer joderles un rato.
La soleada bahía del este de Paradai era el auténtico paraíso oculto en una isla llena de muerte, construida sobre huesos y sangre. El lugar parecía un verdadero lugar tropical lleno de hibiscos, palmeras y helechos. La arena de la cala era tan blanca que parecía nieve y el mar se veía de un color turquesa hermoso.
Pero ahora el sonido de las olas rompiendo en la orilla y los pájaros cantando se vio interrumpido por otro más desagradable. Empezó siendo un ruido tan lejano que apenas era audible para ellos, pero conforme pasaban los minutos desde el anuncio de Bellatrix ese sonido lejano se acercaba más y más.
Luciel identificó el sonido como un zumbido. La piel se le puso de gallina cuando en su cabeza pudo hacerse algunas ideas de lo que era ese enjambre.
—Nos tenemos que ir —dijo el rubio—. Ya.
—¿Qué pasa? —preguntó Goldie asustada, ella también escuchaba ya ese zumbido que cada vez se acercaba más.
—Si salimos de aquí nos tendremos que enfrentar a otros clanes, aún no estamos preparados después de lo de Chell —negó Bai Long.
—Creeme, vas a preferir enfrentarte a un puñado de personas que a eso que se acerca —aseguró Luciel.
Luciel se veía tan seguro de lo que decía que nadie se atrevió a contradecirlo. Cogieron sus mochilas que poco antes habían llenado de provisiones y se pusieron en marcha. Empezaron a alejarse de la bahía a la que apenas acababan de llegar. Tal vez cuando el evento paradai cesara podrían regresar, pero por ahora había que buscar otro sitio más seguro.
Aunque... ¿Había algún sitio así ahora mismo?
—¿A dónde vamos? —preguntó Sol.
El chico agarró la mano de Luciel al verlo mirar en todas direcciones preocupado. El zumbido, antes lejano, ahora parecía estar casi encima de ellos.
—El sonido viene del oeste, desde las praderas —señaló Luciel, todos estaban de acuerdo con su observación—, tenemos que alejarnos, así que vayamos hacia el noreste.
—¿Hacia el Manantial Lunar? —preguntó Bai Long.
Habían pasado por aquel lugar en su camino hacia Bahía Solaris. Les había servido para llenar las botellas de agua y limpiarse después de su desastroso encuentro con el clan del hielo.
Luciel asintió a la pregunta de Bai Long como respuesta.
No se lo pensaron más y echaron a correr, no estaban en situación de ir dando un agradable paseo. Luciel no soltó la mano de Sol en todo el tiempo temiendo poder perderlo durante la carrera. Ellos dos iban delante guiando al grupo ya que Slocker recordaba muy bien el camino que habían hecho y que tendrían que recorrer de vuelta, de cerca los seguía Goldie y por último Bai Long, quien cerraba el grupo y vigilaba el sonido que ya atacaba sus oídos por lo fuerte que era. Casi no podían escucharse hablar los unos a los otros por ello, así que ahora solo corrían.
El cielo empezó a oscurecerse de un momento a otro, y cuando Slocker alzó la mirada casi quiso gritar. Insectos, un montón de ellos, estaban sobrevolandolos como una nube negra sobre el cielo. Eso era el enjambre.
—¡¿Qué son?! —preguntó Goldie casi gritando para que sus compañeros pudieran escucharla.
Bai Long los miró unos segundos pero tuvo que devolver la mirada al frente enseguida para no tropezar o chocar contra algo. Estaban demasiado lejos para que pudiera ver de qué tipo de insecto se trataba.
Luciel temía que pudieran ser peligrosos y lo peor es que estaba casi seguro de que así sería. En esa isla no hacían nada si no suponía una forma de eliminar seleccionados. Solo el ruido que hacían tantos juntos al volar ya era terrorífico y hacía que sus corazones latieran más rápido de lo que lo habían hecho nunca.
Uno de esos insectos apareció al lado de Goldie. Era parecido a una avispa, pero casi del tamaño de uno de sus dedos. Era gigantesca, y el aguijón que sobresalía de su parte trasera aterrador.
La chica gritó cuando la avispa se acercó a su cara, pero Bai Long fue más rápido y con su espada la cortó por la mitad. Los dos trozos del cuerpo del insecto cayeron al suelo junto con una sustancia viscosa negra que también quedó impregnada en la espalda. Parecía ser que esa era su sangre.
Eso podía ser signo de que estaban genéticamente alteradas, era imposible que existiera una avispa tan grande de forma natural. Seguro que esos necrolobos que habían mencionado en un evento paradai días atrás también eran seres vivos modificados para que fueran más peligrosos y letales.
Cada vez más de esas avispas se acercaban peligrosamente a ellos. Parecía ser que aquellos insectos que los sobrevolaban ahora empezaban a descender a tierra al ver víctimas a las que podían atacar.
Bai Long siguió cortando a cada avispa que se cruzaba por su camino, Luciel había sacado también la bayoneta que guardaba en el interior de su chaqueta para ayudar a su compañero con dicha tarea. Entre los dos debían ser capaces de proteger también a sus otros dos compañeros puesto que a Goldie solo le quedaban dos granadas que no podían desperdiciar ahora, y el arma de Sol era una almarada, un pequeño puñal cuya hoja era del tipo punzón, no muy buena para realizar cortes que pudieran destrozar a esos bichos.
Una de las avispas se abalanzó con su aguijón por delante hacia Sol, Luciel pudo reaccionar rápido y la cortó a la mitad antes de que lo alcanzara.
Los árboles que comenzaron a aparecer en mayor cantidad les proporcionaban algo más de protección, pero cada vez eran rodeados por más insectos y el manantial aún estaba muy lejos. Luciel pensó ni no habría sido mejor meterse en el mar, pero la idea de que las fuertes corrientes pudieran arrastrarlos mar adentro, o que las avispas hubieran llegado hasta ellos y no hubieran podido huir le hizo saber que habían tomado una buena decisión.
Goldie gritó cuando una de las avispas logró alcanzarla y proporcionarle una picadura en la el dorso de la mano derecha. La chica dio un manotazo al insecto para alejarlo y Bai Long lo cortó a la mitad.
El aguijón se había quedado en la mano de Lemmon y ella misma tuvo que quitárselo. En pocos segundos el lugar donde había recibido la picadura empezó a ponerse rojo y a hincharse.
—¡¿Estás bien?! —preguntó Bai Long matando a otro par de insectos.
—¡Duele mucho! —contestó Goldie con expresión dolorida.
Otra avispa se acercó peligrosamente a ella. Del susto soltó un destello con la mano que lanzó hacia delante para protegerse en un intento desesperado del ataque. La avispa se desorientó y cayó al suelo. Bai Long tuvo tiempo de ver en el proceso que los ojos del repugnante bicho se habían quemado a causa de la potente luz.
¡Luz! Esos bichos eran sensibles a la luz.
Ellos eran el clan del sol, no les podía venir mejor aquello.
—¡Les afecta la luz! —grito Bai Long por encima del zumbido tratando de que sus compañeros lo escucharan.
Luciel giró la cabeza para mirar a su compañeros, ese segundo de despiste lo aprovechó una de las avispas para proporcionarle un picotazo en la clavícula. Grito por el dolor y cortó al insecto por la mitad con la bayoneta. Se sacó el aguijón al instante, le había picado aún cuando tenía el neopreno protegiéndole esa zona. Los aguijones de las avispas eran lo suficientemente fuertes como para atravesar esa tela.
Mientras el se ocupaba de la avispa que le había atacado a él otra logró alcanzar a Sol en la pierna. Daystar trastabilló por el dolor de la picadura y estuvo a punto de caer al suelo, pero Slocker pudo tirar de él y evitar su caída.
Con la bayoneta se encargó de esa avispa también y de algunas más que estaban demasiado cerca. Sol apretó los dientes aguantando el dolor que le provocaba seguir corriendo y extendió las manos soltando un par de destellos haciendo caso a lo dicho por Bai Long. En efecto, las avispas empezaron a caer con los ojos completamente quemados por la luz.
Al ver eso Luciel y Goldie también empezaron a atacar más con la luz, Bai Long y Luciel usaban el filo de sus armas para aumentar el alcance de los destellos. Pero cuantas más avispas mataban, más se acercaban a ellos, parecía que la luz mataba a los insectos más cercanos, pero esto también hacía que los que se encontraban más lejos se acercaran atraídos por los curiosos destellos.
Más y más insectos se arremolinaban alrededor del clan del sol que no podía dejar de correr. Slocker empezó a dudar de la viabilidad del plan otra vez. Aun quedaba mucho para llegar al Manantial Lunar, solo iban por la mitad del camino y ya tenían el enjambre encima. Además, ¿qué harían cuando llegaran? ¿Qué les aseguraba que el enjambre no había llegado también el norte de la isla, que no la cubría en su totalidad?
Lo mejor sería buscar un sitio cubierto, pero de eso no había en el este de Paradai. Las ruinas y las montañas estaban todas en el oeste.
Otra avispa más logró alcanzarlo entre un destello y el siguiente picándole en el brazo izquierdo. Vio de reojo como Sol se quejaba después de que otra más lo picara a él en el cuello. Durante los siguientes metros que recorrieron pudo escuchar también quejas de Goldie y Bai Long.
Luciel cortó otras tres avispas y con un destello reflejado en la hoja de su bayonetas hizo caer al suelo diez más. Muy pocas en comparación con las docenas de ellas que se agregaban cada segundo al grupo que ya los rodeaba por completo. Por alguna razón a Luciel se le cruzó una pregunta por la mente en ese momento: ¿Como les estaría yendo al resto de clanes?
No sabía si habían logrado protegerse del enjambre o si también se veían acosados por él. Tal vez si llegaran al desierto los insectos dejarían de seguirlos, pero si llegar al manantial ya les estaba resultando tan difícil no quería imaginarse tener que llegar a Las Dunas.
Sol volvió a perder fuerza en las piernas cuando otra avispa le picó en la misma pierna en la que ya tenía la otra picadura. Luciel esta vez no pudo sujetarlo y cayó al suelo. El rubio frenó y regresó hacia atrás para proteger a Sol que se intentaba levantar protegiéndose de las avispas, pero otra le picó en las costillas, ya se le estaban saltando las lágrimas por el dolor de las picaduras.
Al intentar ayudarlo una avispa lo picó a él mismo en la cadera, estuvo a punto de caer al suelo junto a Sol. Soltó un fuerte destello que los cubrió a los dos varios metros a la redonda. Más de una veintena de avispas cayeron cegadas al suelo sin moverse.
Bai Long y Goldie llegaron hasta ellos y los ayudaron a ponerse en pie. En esos segundos nuevas avispas los rodearon proporcionándoles nuevas picaduras a pesar de los destellos de luz y los cortes que daban en todas direcciones Bai Long y Slocker. Estaban completamente rodeados por el enjambre y ya no podían moverse de donde estaban. No podían ver bien por donde caminaban o hacía donde lo hacían por todos los insectos que volaban frente a ellos.
—Ciel... —intentó llamar Sol a Luciel casi sin fuerzas.
Estaba claro que los aguijones de esas avispas tenían veneno y Sol era al que más habían picado. Las avispas se habían ensañado con él cuando cayó al suelo.
Luciel siguió usando la luz para alejarlas, pero por muchas que cayeran se unían más y más entre un destello de luz y el siguiente.
—No me encuentro bien —dijo Goldie teniendo que apoyarse en un árbol al perder el equilibrio. No tenía buena cara.
«A ella también le han picado demasiadas», pensó Luciel.
Si seguían así iban a encontrar su fin ahí. Las picaduras que él mismo tenía ardían y cada vez estaban más rojas e hinchadas, pronto empezaría a costarle moverse por el adormecimiento que le provocaba el veneno en sus articulaciones.
La imagen del cuerpo sin vida de Chell le llegó en ese momento y el miedo lo inundó de una forma incontrolable por primera vez en ese torneo. Era irónico que la primera vez que temiera de verdad por su vida y la de Sol no fuera por el ataque de un clan, sino por el de un evento paradai. Se suponía que esos eventos solo debían ser un entretenimiento más para los espectadores, eventos que usaban cuando la actividad en la isla se volvía aburrida o los clanes se relajaban demasiado. Podían provocar muertes, claro que sí, pero no era su función principal.
La gente prefería ver cómo se mataban los unos a los otros a como la isla lo hacía. ¿Iban de verdad a permitir que todo un clan muriera de esa forma? ¿El clan del sol perdería una vez más? ¿De verdad su clan era tan débil como para ser incapaz de ganar ni un solo torneo?
Envolvió con sus brazos a Sol tratando de evitar que recibiera más picaduras, su novio apenas era capaz de mantener ya los ojos abiertos. ¡Qué idiota era! ¿Qué hacia pensando sobre victorias y derrotas ahora? Se había dejado llevar por el espíritu competitivo de ese lugar, a él no le importaba si su clan perdía o ganaba, solo le importaba sacar vivo de allí al chico entre sus brazos.
Vio como a Bai Long se le caía la espada de la mano cuando una avispa le picó en la muñeca expuesta. Luciel lanzó un destello más alejando por unos segundos al enjambre de Daystar y corrió hacia la espada para recogerla del suelo.
—¿Slocker? —cuestionó Bai Long al verlo.
El chico empezó a acumular energía en su interior, notó la calidez de la luz en cada músculo, en cada hueso, recorriendo cada centímetro de su piel. La hoja de la espada era más grande que la de su bayoneta y podría usarla como un amplificador de mejor forma.
—¡Cerrad los ojos! —gritó Luciel.
Jamás había intentado algo como aquello así que no sabía de qué forma podía afectarlo a él o a sus compañeros. Todos lo obedecieron sin hacer preguntas.
Entonces Slocker soltó toda la energía que había concentrado en su cuerpo y el metal de la espada hizo que brillara como un faro en la oscuridad de la noche. La luz se vio desde la otra punta de la isla haciendo que otros clanes que no se habían visto envueltos en el evento paradai del enjambre se preguntaran qué era lo que estaba pasando.
Cuando la luz cesó todos los insectos en kilómetros a la redonda empezaron a caer al suelo con sus cuerpos semicalcinados. Slocker abrió los ojos y solo pudo ver la lluvia de avispas muertas, no parecía haber ninguna más en pie cerca.
Empezó a sentirse muy mareado, todo le daba vueltas, no sabía si se debía al veneno que recorría su sistema o al haber usado de forma tan brusca su don. Lo siguiente que sintió fue como las fuerzas le fallaban y su cuerpo caía hacia el suelo mientras perdía la consciencia.
El ambiente se fue tranquilizando tras ese estallido repentino de luz. Anthony no sabía qué había sucedido o de donde vino ese destello exactamente, pero había hecho que una gran cantidad del enjambre desapareciera en el acto y el resto fueron marchándose poco a poco después.
—El evento paradai queda concluido —se escuchó decir a Bellatrix cuando ese horrible zumbido había desaparecido—. Siento que este segundo evento paradai ha sido mucho más divertido que los necrolobos, ¿qué pensáis vosotros? Adoro estos momentos tan intensos.
Anthony hizo que el cristal a su alrededor se desmoronara, tanto él como Chitoh, Lucian y Tezcat pudieron tomar de nuevo aire fresco. Cuando el ataque del enjambre empezó intentaron huir pero realmente no había un sitio en el que pudieran esconderse. Durante el caos acabaron separándose y ellos cuatro consiguieron alejar aquellas avispas de ellos gracias a que a Reil se le ocurrió que se encerraran dentro del cristal que él y Chitoh eran capaces de crear.
Lo único malo de esa idea es que si permanecían mucho tiempo encerrados en el cristal se quedarían sin aire que respirar, pero por suerte el evento acabó pronto. Habían logrado librarse sin recibir ni una sola picadura de esos insectos.
—De nuevo el evento paradai ha dejado algunos estragos a su paso, aunque no ha dejado víctimas mortales. Sol Daystar del clan del sol y Arion Sherwind del clan del viento han sido duramente afectados por el veneno de las avispas, eso les restará cinco puntos a sus respectivos clanes. Además —Isabelle soltó una pequeña risa—, puede que al final sí que se produzca alguna baja, depende de cómo se maneje el tema del veneno. Si el organismo está demasiado afectado y no se trata adecuadamente... bueno, tal vez la muerte solo se retrase.
Anthony no pudo evitar sentir alivio porque los nombres de sus compañeros no se escucharan en el anuncio. Desde que habían perdido a Theo, Jimmy y Lucas no pudo dejar de preocuparse por ellos. El bienestar de sus compañeros era muy importante, no solo por no perder más puntos, sino porque genuinamente se preocupaba por ellos.
Pudo ver en la expresión de Lucian que él también se sintió aliviado de no escuchar los nombres de sus propios compañeros. Tezcat mantuvo su expresión estoica mejor que Dark.
—¡Mucha suerte al resto de afectados por el enjambre recuperandoos de los estragos causados por el veneno!
Y ahí se acabó el anuncio.
—Otro problema en el clan del viento ¿eh? —comentó Tezcat entrecerrando los ojos.
—Uno de sus miembros murió hace poco, y otro estaba herido desde los primeros días —comentó Lucian—. Que ahora tengan otro miembro envenenado no parecen buenas noticias para ellos —el chico parecía un poco preocupado aunque se tratara de otro clan.
—¿Creéis que es buena idea ir a por ellos? —cuestionó Chitoh.
Tezcat se lo pensó un poco, pero luego negó.
—Si todos los clanes piensan lo mismo se liará donde ellos estén, no sería bueno meternos en algo así ahora. Además, es más importante reunirnos todos de nuevo.
Igual que Chitoh y Anthony se habían separado de Jimmy, Lucas y Theo, los dos chicos del clan de la luna estaban en las mismas. Lynx, Víctor y Vladimir no habían hecho acto de presencia todavía.
—¿Qué deberíamos hacer? —preguntó Lucian.
—Seguiremos nuestro camino, todos saben que vamos hacia el manantial, así que allí nos reagruparemos —dijo Tezcat—. Si nos ponemos a dar vueltas por aquí sin más perderemos el tiempo y nos atrasará más de lo que ya lo ha hecho el enjambre.
—No debería quedar mucho, ¿no?
Chitoh recordaba que Tezcat y el resto habían mencionado que llegarían poco después del amanecer, y ya hacía un buen rato desde eso.
—No.
Tezcat no añadió nada más. Los tres siguieron al de pelo oscuro en silencio viendo los restos de las avispas que hasta hace no mucho les habían causado tantos problemas. Apenas caminaron por lo que se sintió una media hora cuando Tezcat se paró y señaló al frente.
—Ahí está.
Anthony miró por encima del chico, ahora que ponía más atención escuchaba el leve sonido del agua. Dio algunos pasos más y pudo ver el principio de una superficie azul brillante, Chitoh lo siguió cuando se acercó al lago que era mucho más grande de lo que se habían imaginado.
Aquel sitio era el nacimiento del río que recorría toda la parte este de la isla, Anthony metió su mano en el agua que estaba fresca, pero no excesivamente fría. Bebió un poco y sintió como si esa agua fuera mucho más pura que la que fluía río abajo o la que había en otros lagos de la isla. Tal vez solo se lo estaba imaginando o era el hecho de disfrutar de algo tan sencillo después de un suceso como un evento paradai en el que se jugaban la vida.
—Sé que las leyendas dicen que este agua son las lágrimas de Ansythma, pero es la primera vez que bebo algo tan refrescante —dijo Chitoh que copió su acción.
—Este manantial está hecho por el agua subterránea de la isla, probablemente eso es lo que le da ese sabor diferente —Tezcat siempre había sido algo reticente a creer esas leyendas sin sentido.
Anthony miró a su alrededor, aquel lugar parecía sacado directamente de un cuento, el típico lugar donde vivirían las hadas si existieran. Pero no había ni rastro de sus compañeros desaparecidos.
—Somos los primeros en llegar —comentó y Tezcat asintió.
—Aprovecharemos para echar un vistazo por la zona y buscar si hay otro de esos maletines aquí —cuando anochezca reemprenderemos la marcha.
—¿Por la noche? —cuestionó Chitoh no muy seguro.
—Es cuando nuestras habilidades están al máximo —contestó—. Somos el clan de la luna, no lo olvides. También hay que tener en cuenta que hemos estado en movimiento casi toda la noche, necesitamos descansar bien. Tardaremos casi un día en llegar hasta Cabo Umbra.
Habían registrado el manantial de arriba a abajo y no habían encontrado absolutamente nada. Anthony notó que Tezcat parecía molesto por eso, seguramente había estado muy seguro de que allí habría algo que los ayudaría. No lo culpaba, su idea sonaba muy buena, incluso él llegó a creerlo cuando el clan de la luna les contó su plan.
Al final mientras que Tezcat y Lucian seguían buscando él y Chitoh habían salido a por algo de comida. Esa zona era tan fértil que no tardaron en encontrar algo de fruta y hasta pudieron cazar algunos pájaros y ardillas.
—Estoy preocupado por Kirk y los demás —dijo Chitoh cuando regresaban no solo con la comida, sino también con algo de leña para hacer una fogata donde cocinar la carne—. No nos separamos muy lejos de este sitio. Ya deberían de haber llegado.
—No han anunciado ninguna muerte, y tampoco eran los heridos graves del enjambre, seguro que están bien.
O eso quería creer Anthony.
Chitoh seguía sin parecer muy convencido por las palabras de su compañero y él lo entendía. Casi parecían palabras para autoconvencerse.
—A lo mejor —volvió a hablar entonces— es que les picaron algunas de esas avispas y han tenido algunos problemas por el veneno que mencionó Isabelle.
Eso tenía bastante sentido y explicaría por qué de estar tan cerca no habían llegado aún.
—¿Estarán los tres juntos? —fue la pregunta de Chitoh entonces— Si les afectó el veneno de las avispas y alguno está solo podría ser malo.
—A lo mejor están con algún miembro de la luna —las palabras de Anthony le hicieron ganarse una mirada preocupada de Chitoh—. Tranquilo, los de la luna no nos harán nada, somos una alianza, ¿recuerdas? Si los matan darían el anuncio y nosotros podríamos hacer lo mismo con sus compañeros. Sería una acción sin sentido.
Al regresar al manantial Tezcat y Lucian estaban llenando los termos de agua. Ambos parecían cansados después de haber pasado un buen rato buscando algo que, al parecer, no habían encontrado.
—¿Hubo suerte? —preguntó Reil.
Tezcat negó con la cabeza. El chico estaba empapado de pies a cabeza, ¿es que se había metido en el agua?
—Hemos buscado entre las rocas, entre las plantas, hemos cavado en algunos sitios que nos parecieron sospechosos y yo hasta he buscado dentro del manantial —pues si que se había metido en el agua—, y nada. Absolutamente nada.
—Bueno, hemos llegado hasta aquí sin ese maletín. Tendremos que seguir apañándonos así.
Anthony dejó las ramas en el suelo frente a Tezcat y Chitoh lo imitó. Después sacó de su mochila toda la fruta que habían recolectado y su compañero dejó los animales a un lado atados entre ellos con unas raíces haciendo de cuerdas para que fuera más fácil transportarlos.
Habían pasado horas desde que habían llegado al Manantial Lunar, debía ser más del medio dia y no habían comido nada desde la rápida cena de la noche anterior. Los estómagos de algunos ya pedían alimento, más después de toda la actividad física hecha a lo largo de la madrugada y la mañana.
Prepararon la hoguera y toda la comida que habían traído guardando suficiente para los compañeros que faltaban por llegar. Ahora eran el doble de bocas y eso hacia un poco más difícil la búsqueda de alimento, pero aún podían apañárselas bastante bien, más en un sitio tan lleno de recursos como aquel.
—Antes de irnos deberíamos coger todo lo que podamos de aquí —dijo Reil mientras vigilaba que la carne de las aves que Chitoh y el habían cazado no se quemara—. Puede que por la zona de los pantanos tengamos más problemas para buscar alimento al ser un área controlada por el clan del agua.
Tezcat asintió de acuerdo mientras le daba un mordisco a una manzana.
—¡Chitoh, Anthony! —el grito hizo que los mencionados se giraran.
Pudieron ver a Lucas corriendo hacia ellos, Vladimir y Víctor llegaban detrás del rubio.
—¡Lucas! —Chitoh se levantó de la roca donde se había sentado y corrió hacia el encuentro con su amigo.
Anthony y los dos chicos del clan de la luna se levantaron también para acudir junto a los tres recién llegados con más calma que Chitoh. Los tres estaban en buen estado, lo único que notaron fue una especie de vendaje improvisado con hojas grandes en la mano de Víctor.
—¿Estás bien? —le preguntó Tezcat cogiendo su mano para examinarla.
Víctor apartó la mano con cuidado y solo asintió.
—Le picó una de esas avispas y tuvimos que tratar el veneno —explicó Vladimir—. Por eso hemos tardado más en llegar.
—Solo me picó una, así que no es nada. Estoy perfectamente, pero mi hermano lo exageró todo —se quejó Víctor.
—Siempre es mejor prevenir, además tampoco os habéis perdido mucho por aquí, hemos buscado el maletín o algo parecido cerca, pero no hemos encontrado nada —les explicó Tezcat un poco por encima la situación.
—¿Y los demás? —preguntó Lucas a sus compañeros al no ver a Jimmy y Theo por la zona.
—No han llegado aún —dijo Anthony.
—Vi a vuestros compañeros salir corriendo por la misma dirección que Rigel —dijo Víctor—. Probablemente estén con él.
—Espero que estén bien —dijo Lucian.
Las sombras entonces se exaltaron, Tezcat notó el cambio en el ambiente, le avisaron. Agarró a Lucian y tiró de él para apartarlo del camino cuando una enorme masa de agua impactó contra un árbol y lo hizo caer. Las propias raíces de la planta quedaron expuestas.
Eso hizo que en seguida todos se pusieran alerta, armas en mano. El agua del manantial se había llevado como una columna y eso permitía ver en el interior dos figuras, dos personas, dos miembros del clan del agua.
—¿Otra vez ellos? —se quejó Lucas frunciendo el ceño.
—Parece que no se dan por vencidos —dijo Víctor seguido de un gruñido.
El agua del manantial empezó a ser disparada en todas direcciones como si se tratara de un cañón. Cuando el agua impactaba contra algo era destrozado en un instante, rocas o árboles, todos ellos acababan agujereados. Anthony alzó un muro de cristal frente a él y sus compañeros en un intento de protegerlos pero el impacto del agua era tan potente que hizo saltar el cristal por los aires. El muro apenas aguantó dos ataques antes de desaparecer.
Los dos atacantes eran Davy Jones y Adé Kébè, justo este último chico no había estado presente durante el último ataque del clan del agua. ¿Y si en realidad sí había estado? La idea cruzó por la mente de Anthony.
«Nos estuvo siguiendo».
Tezcat lo que notó fue otro detalle que se le hizo más importante. Adé tenía en sus manos un maletín metálico igual al que habían visto en posesión del clan del viento. Ese debía de ser el que estuvieron buscando toda la mañana. Probablemente sí que estuvo oculto todo el tiempo dentro del manantial, pero el chico del agua lo había encontrado antes que ellos.
Se convirtió en una sombra en el suelo y trató de acercarse rápidamente a los dos chicos. Sin embargo, un látigo hecho de agua golpeó la tierra frente a él haciéndolo tener que retroceder.
—Va a ser que no —dijo la albina saliendo del agua.
¿Estaban todos los del clan del agua allí o solo esos tres? Ellos tenían ventaja numérica, si contaban juntos al clan del cristal y la luna eran en total siete contra tres. Pero el cristal no parecía ser rival y la luna no estaba al cien por ciento de su poder al ser pleno día, y el clan del agua estaba justo ahora en su elemento. Cualquier ventaja que un mayor número de personas pudiera significar había desaparecido en esas circunstancias.
Dentro de la columna de agua Adé salió para reunirse con Kaley. Se quedó detrás de ella y le dijo algo que ninguno de los demás logró escuchar.
Davy siguió atacando disparando el agua del manantial como balas de cañón, Kaley usaba su látigo para acorralarlos y evitar que huyeran de nuevo. Anthony, con ayuda de Lucas, trataba de alzar muros de cristal para cubrirse de los ataques, pero estos eran destruidos poco después. Chitoh trató de atacar a distancia pero los fragmentos que lanzaba eran interceptados por las masas de agua flotantes y perdían toda su potencia y velocidad. El clan de la luna por otro lado era mantenido a una distancia prudencial para evitar ser atacados aprovechando que su arquero no estaba con ellos.
Al retroceder Anthony trastabilló y cayó de espaldas. Kaley aprovechó esto para darle un golpe con el látigo a Lucas y así dejar inutilizada esa defensa precaria.
El clan de la luna había quedado desprotegido sin los muros de cristal. Davy apuntó hacia ellos y lanzó una columna de agua desde el manantial hacia ellos. Tezcat y Víctor se pusieron al frente, armas en mano, como si esto pudiera servir de algo, en un intento de proteger a sus compañeros.
—¡Davy, no!
Ninguno se esperó que el último chico que faltaba del clan de la luna saltará frente al ataque de repente. Jones apenas tuvo tiempo de desviar la enorme masa de agua para evitar golpearlo. El impacto fue hacia un árbol y partió el tronco, este empezó a caer justo hacia Rigel que no reaccionó a tiempo para esquivarlo.
Pero Tezcat sí.
En su forma de sombra se lanzó hacia Lynx y logró tirar de él, ambos acabaron en el suelo apenas un metro más adelante de donde el árbol cayó.
—¡¿Qué haces?! —le gritó Kaley a Jones al ver lo que había provocado. No entendía por qué su compañero no se llevó a todo el clan de la luna por delante.
Jones tenía una expresión tan impactada que ni siquiera se giró a mirar a la chica. Eso hizo que Kaley apretara los dientes cabreada, lo mínimo que debía hacer era darle una explicación.
Sintió que el agua le salpicaban bruscamente. Adé debía de haber vuelto a meterse en el agua al ver lo sucedido, quizás quería retomar el control de la situación tras el error de Davy.
Se llevó la mano a la cabeza y se la pasó por el pelo, cuando miró su mano no era agua lo que esta tenía, sino sangre. La expresión de los seleccionados del clan de la luna y el clan del cristal cambió radicalmente a una mezcla de sorpresa y horror, algunos de ellos habían palidecido como si hubieran visto a un fantasma.
Cuando Kaley se giró vio a Adé en el suelo, con la cabeza completamente separada de su cuerpo. Todo estaba lleno de sangre, se dio cuenta entonces que ella misma lo estaba. Y al otro lado del cuerpo una sonrisa radiante.
—Que expresiones tan divertidas.
Kaley no fue capaz de contestarle. ¿Qué hacia Liliya Byoko allí?
Davy reaccionó al ver a la chica del clan del hielo cubierta de salpicaduras de sangre. El hacha descansando a uno de sus costados, el arma con la que había decapitado a su compañero. Esta vez dirigió los ataques a ella para obligarla a alejarse de Izanami, temiendo que pudiera repetir el acto en lo que su compañero reaccionaba.
—¡Kaley, nos vamos!
La chica parpadeó incrédula. Volvió en sí tras el impacto de esas imágenes.
—¡Kaley! —volvió a gritar Davy cuando Liliya lanzó esos fragmentos de hielo hacia ella.
Kaley apretó el agarre en su látigo y con un solo movimiento golpeó los fragmentos haciéndolos añicos. Acertó a agarrar el maletín que Adé había estado sosteniendo antes de morir. Sus manos aún lo agarraban incluso después de haber muerto.
Con el maletín entre las manos y sin mirar atrás se lanzó al manantial. Davy hizo que el agua saliera de ese pequeño lago como una ola para evitar que nadie los atacaran mientras huían.
Anthony, Lucas y Chitoh hicieron que una pequeña barrera de cristal los rodeara a ellos y el clan de la luna para evitar que el agua se los llevara por delante. Cuando quitaron la barrera todo estaba encharcado, pero no había rastro del clan del agua ni tampoco de Liliya.
—Adé Kébè del clan del agua ha caído —resonó por toda la isla la voz de Isabelle—. Muerte a manos de Liliya Byoko del clan del hielo.
¿Qué acababa de suceder?
LISTA DE CAÍDOS:
– Mars Deimos (Clan del fuego)
– Chell (Clan del sol)
– Mohrir (Clan del viento)
– Adé Kèbé (Clan del agua)
CLASIFICACIÓN:
• Clan del hielo: 45 puntos
• Clan de la niebla: 25 puntos
• Clan del agua: 20 puntos
• Clan del bosque: 15 puntos
• Clan de la luna: 5 puntos
• Clan de la montaña: 0 puntos
• Clan de las bestias: 0 puntos
• Clan del cristal: -5 puntos
• Clan del trueno: -5 puntos
• Clan del fuego: -5 puntos
• Clan del sol: -10 puntos
• Clan del viento: -20 puntos
Después de un buen tiempo sin Midnight War aquí está este capítulo donde al fin vemos lo que pasó con el evento paradai.
Parece que el hambre ha dejado a algunos en un estado muy bueno, incluido nuestro querido Luciel que parece haber quedado completamente exhausto y no sabemos cómo terminará eso. Además, ¡la puñetera Liliya haciendo de nuevo de las suyas! Ha dejado a Adé descabezado ;-; (pequeña referencia a la primera versión de esta historia).
Pdt: el clan del viento está un poco en la mierda. ¿Cuanto creéis que durarán ahí? 7u7
~Nova/Dreamer ♥
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