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Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 13

Habían recorrido una gran área del pantano y no habían vuelto a encontrar a nadie del clan del sol. No había rastro de ellos, ni tampoco se había ahogado ninguno con el último movimiento de Liliya para su desilusión. Eran más escurridizos de lo que parecían.

—Bueno, hemos acabado con uno de ellos al menos —Infinity empujó con el pie el cuerpo de Chell para darle la vuelta.

El chico aún tenía la expresión de sorpresa por el impacto del carámbano que seguía incrustado en su pecho, la punta de esta sobresalía por la espalda de Chell. El hielo había cobrado un color rojizo por la sangre que se mezclaba con el agua que escurría de él al derretirse el hielo. Debajo del cuerpo se veía también un charco de sangre que llegaba hasta el agua del pantano.

—Lo que más nos ha retrasado al atacar han sido las granadas —dijo Glacia—, pero parece que ya no les quedaban muchas.

—Con el clan del sol hay que atacar de sorpresa, si no en seguida usan esa luz tan molesta para cegarnos y escapar —apuntó Terry.

Esa estrategia era la que habían estado usando durante todo el torneo y empezaba a resultarles jodidamente molesta. Podían ser los mayores perdedores de toda la historia del Midnight War, pero eran ratas difíciles de matar.

—Qué asco —Liliya apartó a Glacia e Infinity de su camino para llegar hasta Chell. Lo pateó para empujarlo al agua del pantano, el cuerpo quedó flotando bocabajo—. Vámonos, he perdido el interés en el clan del sol.

La chica empezó a recorrer el camino entre el agua estancada en la dirección contraria a la que había estado recorriéndolo el clan del sol. Glacia miró con el ceño fruncido a Njord en busca de una explicación, pero este tampoco sabía que mosca le había picado a Liliya.

—Pensé que ser quien había conseguido esos puntos te pondría contenta —mencionó Infinity, Liliya apenas se giró para mirarlo.

—Estaré más contenta cuando ganemos, y ya sé quién va a ser mi próximo objetivo.

—¿Quién? —preguntó Njord.

En esta ocasión Liliya sí que se detuvo para dedicarles a sus compañeros una amplia sonrisa.

—Tengo una vieja amiga en el clan del bosque a quien me gustaría visitar —dijo—. No sé nada de ella desde que empezó el torneo.

Njord no necesitó más para saber a quien se refería, la única chica que había sido capaz de plantarle cara ferozmente durante su estancia en la torre de control. Los otros tres parecían estar todavía algo perdidos.

Siguieron a la chica hasta que llegaron a una parte más amplia de tierra. El agua del pantano quedó atrás y una zona rocosa los recibió, no era la primera vez que estaban allí. Liliya empezó a rodear la pared de rocas hasta encontrar una parte cubierta de raíces y enredaderas, cuando las apartó dejó al descubierto una entrada a una cueva, no se lo pensó al entrar en ella.

—¿De verdad vamos a seguirla? —cuestionó Glacia no muy convencida.

—Lo llevamos haciendo desde que esto empezó de todas formas —se encogió Terry de hombros.

Njord no se quedó para discutir con sus compañeros, cerca de la entrada, ya en el interior de la cueva, encontró el palo de una antorcha que parecía haber sido usado ya antes por el color negro de su parte superior. Liliya se había quedado allí apoyada en la pared.

Njord cogió dos pequeñas piedras negras que estaban cerca de donde había recogido la antorcha, las golpeó un poco entre ellas y logró hacer chispas que encendieron de nuevo la antorcha. Metió las dos piedras en el bolsillo de su chaqueta. No era la primera vez que pasaban por aquel proceso.

—Sabía que mi querido Njord sería de mucha más ayuda que vosotros, inútiles —dijo Liliya agarrándose del brazo de Njord con el que no sostenía la antorcha y mirando a sus otros compañeros con una sonrisa de suficiencia.

Terry no pareció inmutarse, pero a Glacia e Infinity no pareció hacerles demasiada gracia el comentario.

—Ya, dejadlo —pidió Njord sin ganas de escuchar una nueva discusión—. ¿Hacia dónde? —le preguntó esta vez concretamente a Liliya.

La chica se descolgó la mochila de un hombro para poder abrirla y sacar un mapa del interior. Era un mapa de la isla, pero era diferente al mapa que su mentor les había mostrado en la torre de control. Este mapa tenía marcadas todas las rutas de las grutas subterráneas de la isla. Era sorprendente como esos túneles conectaban cada parte de la isla haciéndoles ahorrar tiempo y esquivar la zona más problemática para ellos: Las Dunas.

Era por los túneles que podían moverse sin ser vistos, que podían ir de una punta a otra de la isla sin problema, sin preocuparse por poder encontrarse con otros clanes. Qué Liliya hubiera conseguido ese mapa era lo mejor que les había pasado, pero sobre todo que hubiera logrado meterlo allí desde la torre de control sin que nadie se diera cuenta.

—Tenemos que seguir este camino recto, sin desviarnos, hasta el tercer cruce que encontremos donde debemos tomar el camino de la derecha. Eso nos hará llegar cerca de la zona de inicio donde aparecimos la primera noche.

—Sigo sin saber cómo cojones has conseguido ese mapa —dijo Infinity tratando de agarrar el mapa, Liliya lo apartó de su alcance de inmediato y volvió a guardarlo en su mochila.

—Ya os lo dije, me lo dio una amiga que hice en la torre —dijo alegremente.

—Que casualidad, tú no sueles caerle tan bien a la gente —dijo Glacia cruzándose de brazos.

Liliya no le respondió nada, simplemente empezó a caminar dando saltos por el túnel.

—Déjala, Glacia —advirtió Njord—. Es la que más está aportando a este grupo, si quieres quejarte, haz algo mejor.

La chica solo pudo bufar en respuesta y seguir a desgana a sus compañeros.




















Caminaron por un buen rato hasta llegar a la desviación que Liliya había indicado. Aunque se ahorraban horas de caminata por montañas, campos y desierto, moverse por el subsuelo casi a oscuras podía llegar a ser tedioso. La misma vista de paredes de tierra y roca durante varias horas, dependiendo de lo lejos que quisieras ir, por no mencionar que si te alejabas mucho de quien llevaba la antorcha —Njord en este caso— no veías más allá de tu propia nariz.

Terry se detuvo en el cruce en lugar de seguir a sus compañeros por el camino que Liliya había elegido. Njord se dio cuenta, así que también paró y con él todo del clan pues se quedaron sin fuente de luz.

—¿Pasa algo? —preguntó Njord.

Tenían que ir por el camino de la derecha, pero Terry se había quedado observando el de la izquierda.

—¿Hacia dónde va este camino? —preguntó mirando a Byoko, la chica se lo pensó un poco antes de contestar.

—Si en la siguiente intersección vas a la derecha de nuevo llegarás a las ruinas, pero si sigues recto... no estoy segura, probablemente llegarás a los acantilados del oeste —la chica se encogió de hombros—. No es una zona muy relevante así que no le di mucha importancia. ¿Por qué?

Terry volvió a mirar dicho camino. Si le había dicho la verdad cuando se encontraron en la torre de control, y no se había producido ningún imprevisto, ella debería de estar... De nuevo miró a sus compañeros.

—¿Y si los sorprendemos desde atrás?

Njord cambió el peso de su cuerpo de un pie a otro y arqueó una ceja.

—Explícate.

—Queréis sorprender al clan del bosque en Grandlo, ¿verdad? Pues la sorpresa será mayor si vosotros aparecéis allí directamente, mientras que alguien más llega por la espalda. Puedo salir por las ruinas que no están tan lejos del bosque y unirme a vuestro ataque desde atrás.

Njord pareció meditarlo unos segundos. Miró al resto de sus compañeros para ver qué pensaban al respecto: Liliya se encogió de hombros, parecía darle igual mientras prosiguieran ya mismo con su camino; Glacia tampoco parecía muy segura, pero asintió dándole un punto a la idea de Terry; mientras que Infinity se cruzó de brazos con gesto indiferente, parecía darle tanto igual como a Liliya. Infinity podía quejarse todo lo que quisiera de su compañera, pero se parecían más de lo que él pensaba.

—Está bien, yo iré contigo entonces —dijo Njord al final—. Liliya, Glacia e Infinity pueden seguir...

—No —interrumpió Terry un poco más abruptamente de lo que él tenía pensado—. Quiero decir, no sé si mi idea resultará o no, y si al final no funciona y llegó demasiado tarde por dar este rodeo será mejor que estéis cuántos más mejor al enfrentaros al clan del bosque. En Grandlo tendrán ventaja por el terreno, si además faltamos muchos en ese ataque también se apoyarán en su ventaja numérica.

De nuevo ese silencio analítico de Njord, conociéndole estaría sopesando todas las posibilidades de lo que Terry había dicho.

—¿Y si te ataca otro clan mientras tanto? —preguntó Snio— Tú solo no podrás contra ellos. ¿O qué harás si por casualidad te topas tú primero con el clan del bosque?

—Si eso pasara por mucho que fuéramos dos seguiríamos con la misma desventaja —dijo Terry—. Todos los clanes, a excepción del fuego y el sol, conservan a sus cinco miembros, dos contra cinco sigue siendo una desventaja letal. Pero si voy yo solo puede resultarme más fácil escabullirme o esconderme —Njord seguía sin parecer convencido del todo—. Si veo que las cosas se ponen muy feas regresaré a los túneles sin que me vean y seguiré vuestro mismo camino.

—Su plan es bueno —intervino entonces Liliya para sorpresa de todos.

Liliya se acercó a Njord cogiendo la antorcha que sostenía, partió el palo de madera por la mitad y prendió con fuego la mitad que no lo estaba. Se lo extendió a Terry.

—Aguantará encendido hasta que llegues a las ruinas. Todas las entradas tienen antorchas y pedernales para encenderlas, por si luego tuvieras que regresar por el subterráneo.

Terry miró a la chica con algo de sorpresa. Si esperaba que alguien lo apoyara en su idea no era precisamente a Liliya a quien hubiera tenido en mente.

No la hizo esperar más temiendo que cambiara de opinión y tomó la antorcha improvisada. Liliya le devolvió la otra parte a Njord. Dado que ahora el palo de madera era más corto tenían que tener cuidado al sujetarla para no quemarse.

—Vamos, no perdamos tiempo o se nos hará de noche —dijo Liliya continuando su camino. No pareció importarle mucho que hubiera menos luz a medida que se alejaba de Njord.

Snio le dedicó una última mirada antes de seguir a Byoko.

—Que no te maten.

—Eso, no estamos como para perder puntos —añadió Infinity.

Qué agradable.




















Como Liliya había dicho al tomar el siguiente cruce de caminos a la izquierda salió a unos pocos metros de distancia de la aldea en ruinas. La entrada a los túneles estaba oculta tras varios árboles y arbustos, a no ser que supieras de antemano que esa cueva estaba ahí jamás la notarías.

El lugar estaba bastante silencioso, no sabía si eso era buena o mala señal. Todavía era pronto, faltaban horas para que oscureciera, así que de haber un clan allí tal vez estarían buscando comida o agua... o cazando otros clanes.

Podía ver desde donde estaba el Gran Bosque Grandlo a lo lejos. Lo sentía por sus compañeros, pero tenía algo muy importante que hacer antes de ir con ellos, esperaba que no se encontraran con el clan del bosque de inmediato. De todas formas no habían acordado un punto de encuentro así que tendría que rezar a la Diosa por escuchar el estruendo que se armaría cuando ambos clanes se cruzaran y poder seguir ese sonido hasta el lugar donde estuvieran.

No se atrevió a dirigirse directamente a la aldea, primero dio una vuelta rodeándola, usando los árboles y matorrales para esconderse. La aldea no ocupaba un diámetro muy grande así que no tardó mucho en llegar al otro lado. Fue allí donde escuchó las primeras voces.

Usó los estrechos caminos y callejones entre casas para poder acercarse un poco más. Llegó a un lugar donde una de las casas estaba completamente destruida, no quedaba ni una sola pared en pie. Frente a ella había tres personas que hablaban sobre el tema. Oculto tras una de las casas, que seguía en pie a duras penas, intentó escuchar lo que decían a pesar de la distancia.

—Es increíble que ni cayéndose una casa encima haya muerto ninguno de ellos —se quejaba un chico de pelo rojizo, parecía el más molesto de los tres—. Pocus y yo usamos nuestra técnica más fuerte y huyeron sin más. ¡Ni una maldita herida de gravedad parecían tener cuando nos fuimos!

Uno de ellos estaba agachado entre los escombros de la casa. Movía algunos restos de madera y roca como si buscara algo sin mucho éxito, también echó un vistazo rápido a su alrededor y Terry tuvo que esconderse rápidamente para que no lo viera por error.

—No han dejado ni un rastro —dijo el chico al levantarse al fin de entre los escombros—. Es como si se hubieran desvanecido.

—Son del clan del bosque, han vivido décadas en conflicto constante con el clan de las bestias, si hay alguien en esta maldita isla experto en ocultar su rastro eso son ellos.

Esta vez habló una voz femenina, la única fémina que había en ese trío. Terry reconoció la voz al instante y su corazón empezó a latir con fuerza por los nervios y al mismo tiempo el terror.

Miró a su alrededor asegurándose de que ninguno de los dos miembros que faltaban del clan frente a él estaban cerca o lo había visto. No había ya duda, se trataba del clan de la niebla. Ellos habían sido los primeros en obtener puntos por matar a otro participante, así que no era como para subestimarlos precisamente.

—¿Cuando regresan Gabi y tu hermano? —preguntó de nuevo la chica a alguno de sus compañeros, Terry no se atrevía a asomarse como para comprobar a cuál.

—Han ido hacia Grandlo, querían acercarse un poco por si encontraban algún rastro de hacia donde había huido el clan del bosque —así que el clan del que habían estado hablando todo ese tiempo era el del bosque. Si de verdad le habían tirado un edificio encima y se habían visto obligados a huir, tal vez estuvieran lo suficientemente cansados como para que el ataque de sus compañeros funcionara—. También querían ver si encontraban algo que cazar. Pocus y yo estamos cansados de las bayas y las setas.

—Creo que antes he visto unos cuervos por allí, voy a ver si puedo encontrarlos y cazarlos. No son la mayor exquisitez en aves, pero al menos es algo diferente.

—Deberias quedarte quieta —le dijo la voz del chico que había estado mirando entre los escombros—. Tu herida está peor desde que te metiste en la pelea. Mira que te advertimos que no vinieras.

Se le cerró el estómago ante la mención de la herida de la fémina. Esta le había costado algunos puntos al clan de la niebla, por lo que debía de ser considerablemente grave, pero escucharlo tan directamente era diferente a cuando Bellatrix lo decía en los anuncios de medianoche.

—Iré yo entonces —se ofreció con animo el otro chico, escuchó sus pasos alejándose a ritmo rápido.

Se habían quedado solo dos allí, así que Terry se atrevió a asomarse otra vez. Vio al chico de pelo rojizo desaparecer por la dirección contraria a la que él estaba.

—¿No me vas a dejar hacer nada? —se quejó la chica ante su compañero.

—No mientras esa herida no empiece a curar como es debido, así que si quieres volver a ayudar pronto, deja de meterte en líos.

—Os salvé el culo a tí y Gabi.

—Y te lo agradezco, no sabes cuánto, pero eso ha empeorado tu situación te guste o no —el chico estaba casi de espaldas a Terry, por lo que no podía ver su expresión, pero sí la de fastidio de ella—. Ve a descansar, ¿vale? Yo te avisaré cuando vayamos a cenar y mañana por la mañana volveré a revisar tu herida. Te prometo que bajaremos un poco el ritmo mientras te recuperas, con suerte en un par de días estarás mucho mejor.

—O estaré muerta.

—No vamos a dejar que eso ocurra.

—¡Por culpa de esos anuncios todos los malditos clanes saben que los necrolobos me hirieron! El clan del bosque se ha dado cuenta de que estoy fastidiada, ¿y si vuelven para vengarse por nuestro ataque?

El chico la agarró de los hombros en un acto de apoyo para que se tranquilizara. Pareció funcionar un poco pues la expresión desesperada de la chica se relajó.

—Mirelle, todo va a estar bien, tal vez por descansar estos días nos quedemos un poco atrás respecto a los puntos, pero luego volveremos con más fuerza, ya lo verás —las palabras del chico se escuchaban completamente sinceras.

El ambiente en el grupo del clan de la niebla parecía ser completamente diferente al ambiente del clan del hielo. Allí no se miraban con condescendencia unos a otros sino que se apoyaban entre ellos. Terry dudaba que si él estuviera en la posición de esa chica alguno de sus compañeros se preocupara tanto por él. Tal vez Njord sí le echaría un ojo de vez en cuando, pero Glacia e Infinity no lo harían, Liliya mucho menos.

—Está bien, me iré a descansar —cedió finalmente la chica.

Terry la vio entrar caminando a una de las casa que en mejor estado parecía estar. El chico suspiró profundamente y se quedó allí, continuando con su trabajo de revisar los escombros.

Terry caminó hasta la casa en la que había visto entrar a Mirelle. Por suerte esta tenía una puerta trasera que usó para entrar, se encontró en la cocina de la casa. Escuchó el crujir de las maderas del techo, lo que significaba que Mirelle había subido a la planta de arriba, él siguió su camino. Estaba sola, así que era el mejor momento para acercarse.

Solo había una puerta en el pasillo de la planta alta. No había puerta, así que se acercó al umbral con mucho cuidado, lentamente para que la madera vieja del suelo no crujiera tanto. Se asomó con mucho cuidado a la habitación y... no había nadie.

«¿Dónde...?»

No tuvo tiempo ni de acabar sus propios pensamientos cuando el filo de una guadaña se colocó frente a su cuello. Notaba el roce del acero en él.

—Manos arriba y date la vuelta muy lentamente —dijo la voz de la fémina desde detrás suya.

¿Cómo había llegado ahí? Estaba seguro de que había subido detrás de ella y esa planta solo tenía una puerta. Era muy buena y eso que estaba herida. No necesitaba la protección de sus compañeros, ella se podía valer por sí misma, eso lo alivió.

Obedeció y se dio la vuelta, cuando la tuvo de frente sonrió.

—Hola, Mirelle —dijo y la chica bajó la guadaña al instante para lanzarse a abrazarlo.

—Terry.

Él la abrazó también por la cintura y, cuando ella se separó un poco para poder volver a mirarlo, se besaron.














El clan del cristal no estaba teniendo la mejor de las suertes. Aunque depende de cómo se mirara tal vez era buena, porque después de tres días de torneo no se habían cruzado aún con ningún otro clan. Se tiraron todo un día para cruzar el desierto, pues perdieron bastante tiempo en el Oasis de Darah y durante el día anterior —el segundo del torneo— se habían dedicado a buscar algo de alimento y una nueva fuente de agua, el río había cubierto esa última necesidad.

Habían escuchado los anuncios de las muertes, también de los heridos tanto por contiendas entre clanes como por eventos Paradai. Ellos no se habían visto envueltos en ninguna de las dos aún. Eso les servía para continuar vivos, pero no para ganar puntos, de hecho si seguían a ese ritmo de inactividad a Anthony no le extrañaría que quedaran últimos en el ranking de popularidad próximamente.

—Esto ya está —avisó Chitoh cerrando el último termo lleno de agua del río.

Chitoh había sido el encargado de llenar todas esas botellas de agua, mientras Anthony y Lucas encendían una pequeña fogata para asar algunos pescados que habían conseguido atrapar en ese mismo río. Jimmy y Theo estaban montando guardia puesto que era muy probable que el humo pudiera delatar su posición.

Puede que encender el fuego en pleno campo abierto, apenas con unos árboles alrededor que los escondieran, no fuera la mejor de las ideas. Pero desde que habían dejado el desierto atrás la temperatura había caído considerablemente, sobre todo por las noches. Además, Chitoh se había negado a comerse el pescado crudo.

—¿Cómo vais con el fuego? —preguntó Chitoh mientras iba dejando los termos uno a uno en las mochilas.

—Mal —dijo Anthony.

—No le hagas caso —frunció el ceño Lucas sosteniendo entre sus manos una pequeña ramita—. Solo está costando un poco, pero ya casi está.

Chitoh se quedó mirando como Lucas volvía a girar la rama muy rápido sobre un montón de hierba y hojas. De ahí no salía ni un hilo de humo que indicara que estaba funcionando.

—Esa hierba está demasiado verde, necesitamos que esté seca para que prenda —dijo Anthony—. O mejor aún, un mechero o una caja de cerillas.

—¿No había de eso en el maletín que encontramos? —preguntó Chitoh.

Anthony negó.

—A no ser que sepas encender una fogata con un desinfectante dudo que te sirva algo del maletín.

—¡Esto es una mierda! —Lucas lanzó la rama contra uno de los árboles y se dejó caer de espaldas. Obviamente no había nada de fuego frente a ellos.

—¿Qué pasa? ¿Por qué hacéis tanto ruido? —Jimmy llegó junto a Theo aparentemente atraído por el jaleo que Lucas estaba haciendo al no poder encender la fogata.

—Lucas no puede encender el fuego —se burló Chitoh.

Anthony miró al cielo, ya estaba atardeciendo, en poco menos de una hora sería completamente de noche.

—Hace un rato podría haber usado la luz del sol para encenderla, pero ya está demasiado bajo —dijo el albino, Theo lo miró entonces.

—¿La luz del sol?

—Hubiera creado una especie de lupa de cristal para hacer que convergieran los rayos de sol sobre la hierba seca. Habría encendido rápido.

—¿Y por qué no lo hiciste antes? —preguntó Jimmy.

—Lucas decía que él se encargaba, ni siquiera me ha dejado probar.

Chitoh pateó al chico que se mantenía aún en el suelo, no ejerció fuerza suficiente para hacerle daño, pero sí para decirle sin necesidad de palabras «eres un inútil». El insulto silencioso le dolió más a Skywalk que la propia patada.

Jimmy se agachó para comprobar cómo estaba el intento de fuego.

—Esto está muy verde.

—Eso le he dicho yo —apuntó Anthony.

—Voy a buscar hojas secas y a intentarlo yo —dijo Jimmy poniéndose de nuevo en pie—. Chitoh cúbreme con Theo la guardia.

Chitoh asintió sin más y en efecto se marchó de allí con Divine por la dirección contraria a la que tomó Kirk. Anthony miró a Lucas aún tendido en el suelo.

—¿Te vas a quedar ahí toda la noche?

—¿Crees que soy un inútil?

Anthony arqueó la ceja ante la pregunta.

—Contestame con sinceridad —pidió el rubio.

—No —dijo Anthony—. Pero tampoco eres muy útil que digamos.

Lucas soltó un quejido que Reil ignoró acercándose al lugar donde habían dejado los peces. Parecía que la cena iba a tener que esperar un poco más, sin fuego no podrían asarlo. También tenían algunas bayas, podrían comerlas mientras esperaban a que el fuego y el pescado estuvieran listos, si aplastaba las bayas incluso podría sacar algo de zumo que sustituyera al agua que tomaban siempre.

Alzó la cabeza viendo el río no muy lejos de ellos. Sus aguas se veían doradas por el atardecer que se refleja a en ellas. Gracias al río no tendrían problemas con el agua, y donde había agua había plantas con frutos y animalillos que podían cazar. Era un buen sitio para quedarse, el único problema que le veía al lugar era lo expuestos que estaban.

Solo unos pocos árboles aquí y allá les proporcionaban algo de cobertura, pero no eran tantos ni estaban tan juntos como para poder ocultarse por completo como en Grandlo. Tampoco había hierba alta como en las Praderas de Aurama ni había edificios como en las ruinas. Necesitaban buscar algún sitio en el cual pudieran defenderse de posibles ataques.

—¿Me estás escuchando? —escuchó entonces preguntar a Lucas.

Anthony se giró para mirarlo. No, no lo había escuchado. Lucas lo supo solo con su mirada y rodó los ojos, el chico ya se había incorporado y ahora estaba sentado de nuevo frente al desastre que era ese intento de fogata.

—Preguntaba por lo que haremos ahora. Jimmy propuso que era mejor arriesgarnos en el este de la isla cruzando el desierto. Y la idea era buena, hay clanes que no se arriesgarían a enfrentarse al desierto, sobre todo teniendo en cuenta que en el oeste el terreno les favorece más —Lucas empezó a enumerar con los dedos—. El clan del bosque se quedará en Grandlo, igual que el clan de las bestias, jamás se adentrarían en una zona desértica donde están en completa desventaja. Seguro que el clan del hielo va para Pico Nevado, ¿el clan del hielo cruzando el desierto? Ni de coña. Y el clan del fuego estará ya asentado en la falda del volcán.

—No estés tan seguro —lo interrumpió Anthony—. El clan del hielo es responsable de la muerte de Chell, del clan del sol.

—No sabemos si el clan del sol cruzó o no el desierto.

—El clan del sol tiene ventaja en el desierto, igual que nosotros, no veo una razón por la que no lo harían.

Lucas frunció el ceño, sabía que Anthony tenía un punto, pero no terminaba de cuadrarle.

—¿Y crees que se atreverían a cruzar el desierto? Eso no ha pasado en ningún torneo. La estrategia de ese clan siempre ha girado entorno a hacerse con el control de la parte oeste de la isla —explicó Lucas y llevaba razón en ello. Así era como luchaba el clan del hielo en cada torneo y así era como habían ganado tres de ellos.

—No lo sé —admitió—. El grupo de este año es... extraño.

—Y que lo digas. Sobre todo esa chica, Liliya. Está desquiciada.

No podía llevarle la contraria en aquello. La chica había buscado pelea con la mitad de los participantes antes incluso de empezar el torneo. Incluso había llegado a las manos con el clan del bosque donde los mentores tuvieron que intervenir.

El sonido del agua llamó su atención y miró de nuevo al río. No había sido el sonido normal de la corriente, había sonado más como algo cayendo al agua, como una piedra de un tamaño medio.

—¿Qué pasa? —preguntó Lucas tensándose al ver cómo Anthony se había girado tan rápido.

El chico no contestó, pero llevó la mano a su wakizashi lo que hizo que Lucas se pusiera en pie de inmediato.

—Ya he encontrado las hojas secas, ahora podemos... —Jimmy se detuvo al ver a sus dos compañeros, al sentir la tensión en el ambiente.

Lucas le dedicó una mirada de preocupación y le hizo un gesto para que guardara silencio. Anthony ya había desenvainado la pequeña espada mientras que Lucas estaba atento a cualquier movimiento. Jimmy llevaba varios cuchillos encima por haber estado antes vigilando el perímetro junto a Theo así que desenfundó algunos que guardaba en el interior de su chaqueta.

Una columna de agua llegó por detrás de ellos con la fuerza de un torrente y chocó contra uno de los árboles. No lo arrancó de cuajo de milagro. Pero cuando el agua cayó al suelo Theo estaba allí, había sido empujado por esa gigantesca fuerza de agua y parecía estar bastante mal herido por el golpe.

Un camino de estalagmitas de cristal se formó por donde la columna de agua había llegado, Chitoh se reunió con ellos corriendo mientras las mismas estalagmitas que había creado salían volando por el aire al ser golpeadas por enormes bolas de agua.

—¡Corred! —gritó Chitoh.

Se habían quedado tan sorprendidos por la llegada de sus compañeros que no notaron que el agua del río que habían dejado de vigilar se elevaban en enormes columnas y empezaban a afilarse como agujas. Se lanzaron hacia ellos buscando ensartarlos, Anthony tuvo los reflejos lo suficientemente rápidos como para levantar un enorme muro de cristal que frenó el avance de las columnas de agua.

Cuando se rompieron y el agua cayó al suelo junto a los fragmentos de cristal roto toda la rivera del río quedó parcialmente inundada. El atardecer brillaba en el agua, sobre los trozos de cristal ahora esparcidos por toda la tierra. La escena hubiera sido preciosa de no ser por la situación en la que se encontraban. Del río emergieron dos figuras, Anthony los reconoció: Davy y Kaley, del clan del agua por supuesto.

Desde el bosque llegaron otras dos personas: Tet y Cálico. Anthony podía recordar los nombres de casi todos los seleccionados, podía también relacionarlos con las habilidades que habían demostrado durante los entrenamientos en la torre de control. Archivó bien en su cerebro todo eso sabiendo que le sería de utilidad, y con un río tan grande cerca y el clan del agua allí, sí, estaban jodidos.

—¿Qué hacemos? ¿Volvemos al desierto? —preguntó Jimmy acercándose a Anthony.

Lucas fue corriendo hacia Theo para ayudarlo a ponerse en pie sin embargo, estaba inconsciente, completamente fuera de combate.

—No nos van a dejar —dijo Anthony—. Aunque parece que nos tiene rodeados en realidad se centran en cortarnos el paso hacia Las Dunas. Solo nos dejan la opción de correr hacia el este.

—Pero por allí están los pantanos.

—Exacto.

Los querían empujar hacia su territorio. Si entraban en los pantanos, si cruzaban ese río, estaban perdidos.

Miró de reojo hacia sus compañeros. Entre Lucas y Chitoh levantaban a Theo del suelo, Jimmy también lanzaba miradas hacia ellos para asegurarse de que estaban bien mientras los miembros del clan del agua se acercaban más. Otras dos nuevas columnas de agua habían empezado a alzarse en el río bajo las ordenes de Davy y Kaley.

—Falta uno —dijo Anthony atrayendo la mira de Jimmy.

—¿Qué?

—Del clan del agua —aclaró—, falta uno —empezó a mirar en todas direcciones sin dejar de tener vigilados a los otros cuatro—. Falta Kébè.

—Se habrá quedado en los pantanos.

Eso esperaba. Porque incluso con la ventaja numérica habían terminado envueltos en un enorme problema.

—No queda otro remedio —dijo Anthony en voz baja, luego se giró para darle ordenes a los otros—. ¡Al noreste, ya! ¡Evitad cruzar el río!

No le gustaba gritar sus tácticas a los cuatro vientos, pero ahora mismo que el clan del agua se enterara de ellos no era importante, solo lo era salir de allí todos vivos. Kaley y Davy volvieron a lanzar hacia ellos las enormes columnas de agua, Cálico y Tet también les hicieron llegar más de esas esferas de agua, tan potentes como balas de cañón.

Anthony volvió a alzar un muro de cristal que no aguantó más que el primer impacto. Los trozos de cristal y el agua salieron volando en todas direcciones, las bolas de agua que no habían impactado contra el cristal llegaron hasta ellos chocando contra el suelo y los árboles. Por un pelo no les habían dado a ellos.

Chitoh se subió a Theo en la espalda y Lucas fue detrás de él para asegurarse que no se cayera de ahí. Jimmy imitó el ataque anterior de Chitoh haciendo crecer estalagmitas de cristal tras ellos tratando de cerrar el paso a sus contrincantes.

—Ah no, por ahí no —dijo Kaley.

La chica hizo salir el agua del río e hizo que este tomara un nuevo camino cortándoles el paso al clan del cristal. La corriente del agua era demasiado fuerte como para atreverse a cruzarlo, estaban acorralados, solo les habían dejado libre el camino hacia los Pantanos y ni locos lo tomarían. Eso solo serviría para retrasar unos minutos su muerte, pues una vez pusieran los pies en los Pantanos Farade estarían sentenciados.

—Bueno, toca improvisar —dijo Anthony acercándose al nuevo río que Izanami acababa de crear.

No tenía mucho tiempo para planificarlo bien, para asegurar cada detalle, pero creó un puente en un par de segundos sobre el nuevo cauce del agua. No era la mayor maravilla de la arquitectura, pero serviría, Kaley se sorprendió y no llegó a reaccionar antes de que los cinco miembros del cristal empezaran a cruzar.

Davy se apresuró en lanzar pequeñas lanzas de agua hacia ellos. Anthony y Jimmy se encargaron de protegerlos a todos, pero algunas de las lanzas golpearon el puente de cristal haciendo que empezara a desmoronarse. Lucas y Chitoh, con Theo a cuestas, llegaron primero al otro lado, después Anthony, Jimmy tuvo que saltar pues el puente desapareció bajo sus pies, Lucas y Anthony llegaron a agarrarlo antes de que cayera al agua y tiraron de él hacia la orilla.

Más bolas de agua llegaban lanzadas por Cálico y Tet, Davy y Kaley se lanzaron al agua del río dispuestos a seguirlos. El cielo entonces se orcureció por completo. El sol había desaparecido al fin en el horizonte y la carrera del clan del cristal se vio nuevamente interrumpida por una persona frente a ellos. Solo que esta no era del clan del agua.

—Clan de la luna —dijo Chitoh parando de golpe haciendo que Lucas chocará con su espalda, la de Theo realmente.

Tezcat estaba parado enfrente, cortándoles la nueva vía de escape mientras que Davy y Kaley salían del agua tras ellos. Estaban rodeados, ¿cuando se habían aliado el clan de la luna y el del agua? Lucas miró a Jimmy con terror agarrándose a Chitoh como si este pudiera aportarle alguna protección, pero cargar a Theo ya lo estaba manteniendo con las manos ocupadas.

—¡Largaos, son nuestros! —gritó entonces la única chica presente allí, parecía que se lo gritaba a Tezcat.

Cálico y Tet, al otro lado del río creado por la propia Kaley, se habían quedado completamente quietos, expectantes. Al parecer no había ninguna alianza, solo estaban allí todos por coincidencia.

—Resulta que eso no va a ser posible —contestó Tezcat.

Sombras más negras que la noche misma salieron desde los árboles, desde el mismísimo agua del río. Davy y Kaley retrocedieron cuando esas sombras se acercaron a ellos. Jones trató de crear una nueva columna de agua desde el río, tuvo que desistir de su plan cuando un filo de metal quedó a pocos centímetros de su cuerpo. Víctor había abandonado su escondite entre las sombras para amenazarlo directamente.

Anthony pudo ver a Rigel subido en las ramas de uno de los árboles más cercanos apuntando hacia Kaley y Davy con una flecha. Estaba seguro de que Lucian y Vladimir no andaban lejos, probablemente el espectáculo de las sombras era obra de ellos.

—¿De verdad queréis enfrentaros al clan de la luna por la noche? Sin el sol da igual que tengáis ventaja por el terreno, no os dará tiempo ni a meteros en el agua antes de que os cortemos el cuello —dijo de nuevo Tezcat.

Kaley retrocedió un paso, Davy miró hacía el árbol en el que Lynx estaba subido aún con la cuerda del arco tensada y la flecha lista para ser disparada. Al final Davy también retrocedió.

—Largo —ordenó Víctor cuando ambos chicos tuvieron el río justo detrás.

Kaley les mostró los dientes con un gruñido de disgusto, pero al final entró al agua, Tet y Cálico la siguieron. Davy les dedicó una última mirada a todos ellos antes de lanzarse al agua también. Hubo unos minutos de completo silencio hasta que se aseguraron que el clan del agua se había ido.

Anthony y sus compañeros no pudieron relajarse, no cuando lo único que había pasado es que habían cambiado una amenaza por otra. Cuando Tezcat dio un paso hacia ellos volvió a desenvainar su wakizashi y apuntó hacia el chico. Tezcat alzó las manos en símbolo de paz.

—Si os quisiéramos matar —empezó a decir Víctor a su espalda mientras enfundaba la espada— ya lo habríamos hecho.

—Es cierto —siguió Tezcat, los otros miembros que faltaban del clan de la luna hicieron su aparición, Lynx incluso bajó del árbol donde había estado—. No queremos luchar, no en este momento al menos.

—¿Entonces qué queréis? —preguntó Jimmy levantando frente a él los cuchillos que no había guardado en ningún momento, ni siquiera al salir corriendo sobre el puente de cristal.

—Solo hablar —dijo Tezcat bajando los brazos—. Queremos proponeros hacer una alianza.









LISTA DE CAIDOS:

– Mars Deimos (Clan del fuego)

– Chell (Clan del sol)




CLASIFICACIÓN:

• Clan del hielo: 35 puntos

• Clan de la niebla: 25 puntos

• Clan del bosque: 5 puntos

• Clan del cristal: 0 puntos

• Clan de la montaña: 0 puntos

• Clan de las bestias: 0 puntos

• Clan del agua: 0 puntos

• Clan de la luna: 0 puntos

• Clan del trueno: -5 puntos

• Clan del viento: -5 puntos

• Clan del fuego: -5 puntos

• Clan del sol: -10 puntos








Como ya mencioné en otra de mis historias y en el tablón, y ahora voy a mencionar por aquí, debido a la última actualización de Wattpad donde ha eliminado los mensajes privados he perdido todas las fichas de OCs de varias de mis historias. Debido a esto pido a todos aquellos con un personaje en Midnight War o La Rata de Jade que me reenvíen esas fichas a ser posible ;u;

Esta perdida supone que si no recupero las fichas habrá personajes que no pueda consultar en tema personalidad y trasfondo, dos de los conceptos más importantes. Por tanto los OC pueden sufrir cambios en forma de actuar, gustos o historia respecto a lo que sus creadores me enviaron.

A sus creadores les pido que me pasen las fichas por la cuenta de Instagram de @ Dreamer_soul4_ , por mensajes en este capítulo (que posteriormente borraré para evitar spoiler al resto de lectores) o por correo electrónico. No tengo problema en dárselo a quien me lo pida para reenviarme esas fichas.

~Nova/Dreamer

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