❥︎ Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 7: Fɪʀᴇ ɪs ʙᴏʀɴ ғʀᴏᴍ ᴀɴ ᴇᴍʙᴇʀ
ᑕᕼᗩᑭTᗴᖇ 07 ;;
•𝐸𝑙 𝑓𝑢𝑒𝑔𝑜 𝑛𝑎𝑐𝑒 𝑑𝑒 𝑢𝑛𝑎 𝑏𝑟𝑎𝑠𝑎•
✔︎—————;;*;;—————✔︎
☾︎ᵖᵘᵇˡⁱᶜᵃᵈᵒ: 25/12/2020☽︎
—¿A ti también te han llamado? —preguntó Il Grande.
Cuando Abigail llegó al lugar había varios soldados allí, muchos de ellos de un alto rango y con mucha experiencia. La llamaron de emergencia y no le dieron demasiados detalles, solo que el clan de fuego estaba siendo atacado y que debía ir al aeropuerto militar del clan del hielo desde donde partiría de inmediato con el resto de los refuerzos que se enviarían.
—Si, aunque admito que yo ya estaba aquí terminando unas maniobras de vuelo —explicó la peliceleste— Hay muchos superiores ¿no crees?
El más alto miró hacia donde Coffee señalaba con el mentón para no ser tan descarada y que el resto se dieran cuenta. Entre los presentes estaban Shawn Frost, Hurley Kane, Byron Love, Neil Turner y Archer Hawkin. Todos con un gran nivel militar e incluso dos de los sucesores de jefe de clan.
—Parece que las cosas en el clan del fuego se están poniendo feas —frunció el ceño Alessandro.
—¡Aby! —se escuchó un grito alargando la última letra que cada vez se acercaba más hasta que el dueño de la voz se abrazó a su amiga.
—Pocus ¿a ti también te han llamado? —la chica se vio sorprendida puesto que su amigo debería estar en el frente justo en el otra punta del continente.
—A mi hermano también —señaló con el pulgar a un Hocus que parecía hablar tranquilamente con Houdini—. Parece que quieres que nos liemos a golpes, me encantan este tipo de misiones —sonrió satisfecho.
—A mi también, para que mentir —sonrió la fémina también.
Alessandro aprovechó que ambos estaban ocupados para alejarse lentamente ya que aquellos dos juntos, y con Hocus a pocos metros, eran demasiado peligrosos y no quería acabar envuelto en algo raro como la última vez que hicieron una misión conjunta.
—¿Qué pasa? —le preguntó Saturn a su compañero al verlo retroceder.
—Por allí se acaban de reunir Satán y Lucifer, quien creyese que eran la misma persona es porque no habían conocido a esos dos —señaló con el pulgar a los dos miembros de la niebla que hablaban con "tranquilidad".
Saturn echó un ojeada antes de contestar.
—Satán, Lucifer y el diablo que se trata de llevar el alma de Houdini ¿no? —bromeó pero Alessandro asintió totalmente enserio— Vamos no seas exa... ¿Esos son los Blade?
Ante la pregunta repentina del más bajo Il Grande se giró para ver en la misma dirección que su amigo, efectivamente ambos hermanos se acercaban imperturbables.
—Joder, los Blade —los vio Coffee también.
Hocus se reunió con su amiga y su hermano mientras él también miraba a los dos recién llegados que fueron abordados por Byron.
—Pensé que llevaban un tiempo inactivos —mencionó Hocus.
—Si al parecer Vlad se hizo una herida bastante fea en su última misión e hicieron un parón —explicó Abigail—. Pero si ya están aquí eso quiere decir que está mejor, no creo que La Resistencia enviara a alguien herido o enfermo a una misión por importante que fuera.
—¡Chicos atención por favor!
Ante la llamada todos miraron hacia Frost quien era también el que los había convocado allí a todos los presentes.
—Voy a hacer un resumen de la situación para aquel que no esté muy puesto en lo que está pasando —dijo al saber que varios de los presentes estaban algo perdidos—. Ayer se enviaron dos escuadrones uno al clan de la niebla y otro al clan de las bestias tras enterarnos por fuentes fiables de que el clan del acero tenía pensado atacar esos clanes, pero por lo visto no solo eran esos dos, esos ataques eran una distracción, una simple trampa para atacar el clan del fuego, Jade Greene nos dio el aviso desde allí hace unas horas.
—Davy Jones, Mark Evans y Axel Blaze permanecen en dicho clan, dos jefes de clan y un posible sucesor, si mueren serán perdidas demasiado importantes así que debemos impedirlo de cualquier manera —explicó Love.
—Quiero como soldados defensores a Alessandro Il Grande, Harrold Houdini, Triton Nettuno y Subaru Honda junto a los soldados de tierra de la división 3, que serán liderados por Hawkin. Como atacantes principales tendremos a Ringo Saturn, Pucus Sesame, Hocus Sesame y Luciel Slocker apoyados por la división especial 7, liderados por Love. Enviaremos también a tres aviadores experimentados; Abigail Coffee y Keenan Sharpe quienes será dirigidos por mi —Shawn hizo una pequeña pausa antes de seguir por si alguno de los mencionados tenía alguna duda, como nadie dijo nada continuó—. Los dos últimos grupos serán los tanques que apoyarán desde la retaguardia, estos serán Víctor y Vladimir Blade liderados por Hurley Kane. El último grupo no entrará en combate, serán los refuerzos médicos y quienes coordinen la misión por lo que Tezcat, Skie Blue y Rosie Redd permanecerán protegidos y dirigidos por Neil Turner ¿Alguna pregunta?
—¡No, señor!
—Pues todos al avión, nos vamos ya, Coffee, Sharpe y yo cogeremos los cazas del clan del hielo mismo, los que conducirán los tanques os los proporcionaran en el clan del fuego.
—¡No es momento de vacilar! Debemos proteger el clan del fuego con nuestras vidas, da igual que seáis de allí o no, ahora todo Kúvii es nuestro hogar, ya no hay diferencias. Como soldados y como personas que tienen algo por lo que luchar, debemos hacer todo lo que esté en nuestras manos ¡Demostremos al clan del acero quien manda aquí!
El pequeño discurso de Neil había elevado bastante los animls, Frost ya sabía que el de pelo rosáceo era mil veces mejor que él con esas cosas, pero la verdad es que estaba no solo lejos, sino a años luz de conseguir ese nivel de motivación. Ahora entendía por qué Deanna se había fijado en él como sucesor.
Abigail se dirigió hacia la zona donde estaban los aviones de combate junto al tal Keenan y Shawn. La peliceleste se subió al caza que ella solía usar para las prácticas de maniobras y para las rondas de vigilancia aéreas. Las personas podían decir que todos eran iguales, el mismo modelo con las mismas funciones y la misma forma de manejarlo, pero Abigail llevaba el suficiente tiempo pilotándolos como para haberse dado cuenta de que no era lo mismo.
Si, podían ser exactamente iguales y todo lo que tu quieras, pero para ella era como decir que si tu tienes un perro y te regalan otro exactamente igual, de la misma raza y con el mismo color de pelaje y ojos, podría sustituir a tu primer perro, no, por supuesto que no. Un piloto se acostumbraba a usar un avión, si, podía usar cualquier otro sin problema, pero siempre iba a haber uno con el que tuvieras preferencia.
Al subir al caza se colocó el casco y esa mascarilla de oxigeno que incluían, también se abrochó el cinturón del aparato que eran dos resistentes cintas negras que iban cruzadas sobre su pecho y enganchadas por varios sitios al asiento e incluso entre ellas, se notaba que no querían que hubiese accidentes con eso.
Encendió los motores y al instante la radio por la que no tardó en escuchar la voz de sus dos compañeros.
—¿Estáis listos? —preguntaba Frost.
—Si, todo listo —contestó Keenan.
—Por aquí todo bien —fue la respuesta de Aby.
—Perfecto, despeguemos entonces, tened cuidado y recordad que nosotros llegaremos al clan del fuego antes que el otro avión con el resto de soldados. Nuestro deber es despejar la zona del aeropuerto para que puedan aterrizar sin problema.
Sin más explicaciones Abigail arrancó el aparato y en pocos minutos los tres cazas ya surcaban el cielo. A ella siempre le sorprendía como en un avión se podían vivir tanto los momentos más tranquilos como los más tensos en una guerra.
El delicado contaste de calma que provocaba ver el cielo despejado y de un profundo azul celeste con alguna que otra nube desperdigada, sentir que todo iba bien y que estabas seguro allí, con el temor posterior a ser derribado y explotar junto a tu avión al caer al suelo.
A muchos les provocaría pavor esa sensación, era lo normal, pero a ella le encantaba, no la posibilidad que había de morir ¿a quien le gustaba eso? Sino esa adrenalina que corría por sus venas cada vez que estaba de servicio. El lograr hacer giros en el aire que en un entrenamiento nunca le hubieran salido pero que por el miedo a morir logró completarlo. Era demasiado excitante y le gustaba comprobar hasta donde podía llegar en cada enfrentamiento.
A veces, cuando le tocaba derribar aviones del clan del acero solía tratarlo como un juego cuando no era una misión muy importante, era como jugar al tiro al blanco en una feria. Si, era consciente de que eso podía sonar sádico, incluso inhumano, pero si en algo le daba la razón a los Sesame y a Byoko era en: ¿Por qué ellos si debían mostrar piedad mientras que los otro solo se reían de el dolor que provocaban en sus caras?
Apretó las manos al rededor de los mandos de dirección, le hervía la sangre solo de recordar a cuantos inocentes había visto morir desde ahí arriba. Solo esperaba que si el acero tuvo los cojones de atacarlos, que también los tuviera para regresar a su escondrijo sin piernas, o mejor aún, que no regresaran.
—Chicos, atentos, ya se avista el clan del fuego.
Efectivamente como Shawn avisó el cielo comenzaba a oscurecerse y no precisamente porque se hiciera de noche, sino porque las nubes de ceniza que se acumulaban por la actividad de los volcanes de la zona tapaban el sol.
Según el termómetro que el avión tenía ya había unos 35°C fuera y estaba segura de que cuanto más se acercaran más calor haría.
—Chicos el avión llegará en diez minutos así que asegurémonos de que no hay aviones de ataque del acero en la zona y que el aeropuerto esté despejado —volvió a ordenar Shawn—. Yo atravesaré el clan, Keenan tu rodealo por la izquierda, Abigail te toca la derecha.
—¿Permiso para atacar sin piedad? —preguntó Abigail comenzando a alejarse ya hacia la zona que le habían asignado.
Tras un corto silencio de apenas unos segundos la respuesta llegó concisa.
—Permiso concedido.
La chica sonrió con autosuficiencia y sin agregar nada más continuó su camino. La zona parecía tranquila, pero las calles estaban totalmente desiertas. Era casi seguro de que Blaze dio la alarma y todos corrieron a esconderse a sus casas, lo mejor sería dirigirse al puerto del norte, por donde la flota llegaba para ver que sucedía por allí.
Lamentablemente su camino se vio interrumpido cuando unos disparos rozaron su avión casi acertando en su ala derecha. Abigail chasqueó la lengua y por el radar pudo asegurar de que efectivamente otro avión le seguía de cerca.
Teniéndolo detrás no podría dispararle por lo que tenía que lograr despistarle.
—Bebé espero que aguantes porque si te rompo Frost me regañará —dijo en voz alta como si hablara con el caza que pilotaba.
Empujó los mandos de dirección hacia delante completamente cayendo empicado hacia el suelo y como ya intuía el otro avión la siguió mientras seguía disparando. Sin dejar de descender tuvo que hacer varios giros para esquivar las balas, un solo acierto y sería su fin.
A un humano podían dispararle y podía sobrevivir si no le dañaban ningún órgano vital o se desangraba, pero un avión a pesar de ser más grande y de metal, una simple bala en cualquier parte de este acabaría con el. Era irónico, pero a la vez le fascinaba ver la fragilidad de hasta la máquina más compleja y letal.
Una vez a la altura de los vocales y montañas de la zona dejó de descender y se metió entre ellas moviéndose en zig zag, era muy buena en ello y como tenía pensado el avión que la seguía perdió velocidad.
Una vez fuera de la cadena montañosa volvió a elevarse, pero a cierta altura en lugar de seguir tiró aún más de los mandos hacia ella logrado quedar boca abajo con la parte de bajo del avión mirando hacia el cielo y por lo tanto regresando hacia atrás. Debido a la velocidad que el otro avión perdió anteriormente no pudo realizar esa maniobra con la misma velocidad que Abigail y esa fue su perdición.
La peliceleste logró colocarse detrás del avión atacante y ser ella la que ahora disparaba, con tan solo dos intentos logró acertar al blanco y con humo saliendo de su motor el otro avión se precipitó justo hacia la boca de un volcán.
Abigail sonrió al ver como el aparato se perdía entre ese mar rojo, ya era seguro de que de ahí no saldría, ese si que se había ido directamente al infierno.
Con una molestia menos la chica retomó el rumbo hacia el aeropuerto del clan del fuego y no tardó en ver los cazas de Sharpe y Frost en la lejanía.
—¿Qué tal todo? —preguntó Frost una vez más por la radio.
—Acabo de tirar un avión a la boca de un volcán, siempre quise hacer eso, se siente como si estuvieras en una película —soltó una carcajada la chica.
—Me asustas —reconoció el peliplata— ¿Y tu Sharpe?
—Yo no me he cruzado con nadie —reconoció—. Aunque ha dado un poco de miedo ver la zona tan desierta.
—Si, yo también me he dado cuenta de que no hay nadie —concordó Abigail con su compañero.
—Axel habrá dado la voz de alarma y habrá pedido a los ciudadanos que se pongan a cubierto y no salgan bajo ninguna circunstancia —explicó Shawn—. Esto solo nos confirma lo crítica que es la situación, un confinamiento domiciliario solo se pide en caso de ataque inminente a gran escala.
—¿Ese no es nuestro avión? —preguntó Keenan al ver un nuevo punto en el radar que indicaba que un objeto de gran tamaño se acercaba a la ciudad.
—Efectivamente, es nuestro avión. Reuniros todos al rededor y protegedlo hasta que tome tierra.
El avión aterrizó en el aeropuerto sin problemas por lo que no tardaron en movilizarse todos y salir de aquel lugar. Reconocía que estaba nervioso ya que era la primera misión de esa importancia a la que asistía.
Desde que Sol había sido ingresado y comenzó a someterse a nuevas operaciones y medicaciones pidió a sus superiores que solo lo enviaran a misiones en clanes cercanos por lo que se limitaba a hacer guardias en las fronteras, atacar algún enclave del acero cuando se colaban en algún clan y a defender el CG en el clan del hielo.
Nada más salir una ola de calor lo golpeó directamente, se sintió como si un boxeador profesional le diera un puñetazo en la cara ¿el clan del acero no podía haber atacado un clan más fresco? No, tenía que ser el del fuego.
Encima con la suerte con la que corría últimamente seguro que si no hubieran atacado ese clan hubieran atacado el del sol, que resultaba ser igual de molesto en cuestión de temperatura y encima el doble de peligroso pues allí vivían sus familiares y los de Sol.
—Reuniros todos, por favor —pidió Turner y no tardaron en obedecer—. Quiero que os agrupéis como se indicó antes, nuestros pilotos permanecerán en el aire como apoyo —señaló hacia el cielo para mostrar los tres cazas que daban vueltas por la zona.
—Slocker, Honda, vosotros vais a llevar a cabo una misión aparte, quiero que os llevéis con vosotros a otros cinco soldados y escoltéis en todo momento a los Blade y a Kane hasta los garajes donde están los vehículos militares —ordenó Byron y ambos nombrados asintieron—. Una vez los tanques estén listos id hacia el puerto por el este ¿entendido?
Un si a dúo se escuchó y sin perder más tiempo pidieron a cinco soldados aleatoriamente que los siguieran. Formaron un circulo alrededor de los tres conductores y atravesaron el aeropuerto hasta llegar a la calle. Las calles, como ya habían notado desde el avión, estaban totalmente desiertas, lo cual facilitaba la movilidad del grupo.
—¿Donde están los garajes del ejercito? —preguntó al final Hurley ya que lo único que todos hacían eran seguir a Subaru, el único que era originario de aquel clan y por tanto el único que se sabía el camino.
—Ya estamos llegando, está a dos manzanas, justo al lado de una base secundaria del ejercito del fuego —indicó con una sonrisa.
Como el azabache había indicado en tan solo dos calles más alcanzaron su destino, la base no era muy grande, lo que reforzaba las palabras de Honda de que tan solo era una base secundaria.
—Aquel edificio de allí es donde están los tanques —señaló el almacén del fondo.
—Honda y yo nos quedaremos montando guardia en la entrada, los demás acompañad a los Blade y a Kane hasta allí —dijo Slocker.
Aunque no parecía haber nadie del clan del acero por allí aún, pues aparentemente la batalla por ahora solo se libraba en el puerto y alrededores, no podían fiarse y bajar la guardia. Podría resultar fatal para ellos. Así que Subaru y él se quedaron en la puerta armados por si acaso.
—Lo siento por todo esto —rompió al final el silencio Slocker y Subaru lo miró curioso—. Por el ataque a tu clan digo, es una putada.
—Ah eso, no te preocupes, confío en los soldados del clan del fuego y en mis compañeros, se que podrán contener la amenaza hasta que lleguemos —sonrió confiado.
—Te ves muy seguro.
—¿No tendría que estarlo? El clan del acero es fuerte y tiene a muchos bajo su mando, pero sus fuerzas ahora están divididas, aunque sea solo un poquito.
Slocker asintió pues lo que decía su compañero era cierto, como mínimo dos divisiones del acero estaban en el clan de la niebla y las bestias en ese momento.
—Hay que tener un poco de fe, y aprovechar cualquier ventaja por mínima que sea al máximo. Preocuparse por todo es agotador, tanto para uno mismo como para las personas que tienen tu preocupación encima suya, a veces solo hay que confiar más en los demás.
Slocker no añadió nada más, aquellas palabras lo habían dejado algo pensativo, debía admitirlo.
Un ruido mecánico y de motor se escuchó a la lejanía y se giraron inmediatamente. Del almacén donde sus compañeros entraron salieron dos enormes tanques y cuatro de los cinco soldados que enviaron a custodiar a los tres superiores.
—Todo está listo —indicó uno de los soldados llevando su mano a la frente.
—¿Y el soldado Smith? —preguntó Slocker.
—Dentro de uno de los tanques, ayudará con la munición al capitán Kane.
Efectivamente eran necesarias al menos dos personas por tanque, siendo una la que conducía y otra la que se encargaba del cañón y vigilar los alrededores desde la torreta.
Los Blade iban en el primero, Vladimir como conductor y Víctor como armero. Mientras que el segundo era conducido por Hurley y como armero llevaba a uno de los soldados. Aunque Slocker dudó en un principio que un soldado raso estuviera cualificado para armar un tanque recordó que era Hurley quien lo conducía, el pelirrosa tenía un don para instruir sobre la marcha a sus subordinados.
Slocker cogió el walkie que llevaba enganchado en el cinturón y pulsó el botón que había en el lateral para poder hablar con los de dentro de los tanques.
—¿Todos listos por ahí dentro?
—Si, en cuanto queráis no vamos —contestó Vladimir.
—¿Cual es el plan? —preguntó Subaru desde su propio walkie.
—Yo tengo una idea —se escuchó alegre a Hurley.
—Sin ofender, pero sus ideas nunca termina bien —se escuchó ahora la voz de Víctor.
—¡Solo acabó mal una vez! —se defendió el pelirrosa.
Hubo a continuación un largo silencio. No había que ser un genio para saber que Vladimir estaba regañando a su hermano menor por la contestación hacia el superior.
Los Blade y Hurley pasaban mucho tiempo juntos en misiones por lo que acabaron pillando una gran confianza, además a eso se le sumaba la no demasiada cortesía de Víctor y la nula capacidad de Hurley para hacerse imponer. El pelirrosa podía dar algo de respeto al principio pues después de todo era mayor y ostentaba un rango elevado, pero con el tiempo terminaba siendo más un colega que un jefe.
Hurley era todo lo opuesto a Withingale o Samford, quienes eran conocidos por ser muy estrictos e incluso frío en el caso del albino. Era demasiado cómico ver a eso tres trabajar conjuntamente en una misión o simplemente estar en una misma habitación.
—¿Cuál es el plan, Hurley? —habló Vladimir indicando que ganó la discusión, de hecho siempre las ganaba.
—Subiremos con los tanques a un punto algo más elevado y dispararemos los misiles más potentes desde ahí, será como el punto de quiebre y una vez conseguida la brecha los atacantes entraran y les darán el golpe de gracia.
Sorprendentemente era un buen plan, si no fuera por una cosa.
—¿Y qué pasa con los posibles aliados que estén en la zona? —preguntó Víctor.
—Eem... —Subaru rió ante la falta de respuesta del pelirrosa, Slocker no evitó soltar una mezcla de carcajada y suspiro al escuchar bufar a Víctor por la línea— ¡No lo compliquéis más de lo que ya es! Los avisaremos por los comunicadores y ya.
Slocker pudo imaginarse que a pesar de que no lo estaban viendo Hurley se estaba señalando una oreja haciendo referencia a los auriculares que solían llevar cuando se infiltraban o durante una batalla ya que eran más prácticos que los walkies.
—Está bien, está bien, tu ganas —dijo Subaru rompiendo cualquier posible tensión—. Hagámoslo.
—Si alguien muere será tu culpa, Kane.
—¡Víctor!
—Un poco de respeto, que soy tu superior, jo —se escuchó la graciosa voz del mayor.
—¿Estamos jodidos? —le preguntó Luciel a Subaru una vez guardaron los walkies.
—Solo un poco —rió el más bajo.
Se pusieron en marcha y gracias a la velocidad supersónica que alcanzaban los tanques podían seguirlos perfectamente a pie. Llegados a cierto punto los tanques se desviaron por una carretera que ascendía mientras que el resto siguieron de frente.
En cuanto comenzaron a ver soldados enemigos a lo lejos pararon y esperaron los disparos de los tanques, vieron como varios de los suyos dado el momento salieron corriendo dejando confundidos a los soldados del acero. Estos trataron de seguirlos pero no tuvieron tiempo ya que el sonido de disparos se escuchó a lo lejos .
El grupo de Slocker se puso a cubierto y en cuanto la explosión se escuchó salieron del escondrijo para comenzar el ataque. Subaru fue el primero en atacar desde la distancia gracias a su don consiguiendo quemar a varios de ellos, Slocker aprovechó la distracción para acercarse corriendo y lanzar un par de cuchillos a los soldados que trataban de levantarse del suelo siendo cubierto desde atrás por uno de sus compañeros con un don de agua.
Un montón de agujas de gran tamaño volaron hacia él desde un lado pero quedaron chamuscadas cuando Subaru lo cubrió con una llamarada, el rubio se giró levemente para alzar el pulgar en su dirección agradeciendo la cobertura. En seguida volvió a centrarse en los soldados que tenía enfrente y creó un destello que los cegó por un momento, el suficiente como para que se colocara detrás de ellos y se quitara a tres fácilmente.
A uno lo degolló desde detrás, a otro le lanzó un cuchillo a la espalda golpeando gusto debajo de su cuello y al último le apuñaló un par de veces en el estómago dejándolo desangrarse en el suelo.
Los soldados de aquella zona se iban a acabando y se podía escuchar como los misiles de los tanques iban estallando en otras partes creándoles un camino hacia el puerto.
El último soldado que se acercaba para tratar de atacar a Honda por la espalda fue eliminado rápidamente por Luciel quien le lanzó un esfera de luz por la espalda matándolo así directamente por el considerable daño recibido. Esa era una de las técnicas más fuertes del clan del sol en cuestión de ataque, no tenían muchas técnicas ofensivas ya que el don del sol era más un don que se usaba para complementar el poder físico, pero las pocas que tendían eran bastante eficaces.
—Eso fue increíble —reconoció Subaru.
—Aún no puedo hacerlo muchas veces por la energía que gasta y la poca practica que aún tengo, pero en una emergencia viene bien.
Slocker aprovechó para recuperar algunos de los cuchillos que lanzó ya que michos otros se había terminado perdido ente los cuerpos.
—Sigamos —dijo el rubio y todos los demás asintieron.
Los disparos de los tanques habían dejado de escucharse, cosa que preocupó un poco a Luciel, quizás habían descubierto la ubicación de los tanques y algunos soldados fueron a atacarlos. Pero estaban hablando de los Blade y de Hurley Kane, estarían bien, no había de que preocuparse.
No tuvieron mucho tiempo para pensarlo ya que en cuestión de segundos su situación también se volvió crítica. Desde lo lejos vieron volar de nuevo miles de esas enormes y afiladas agujas que una vez alcanzaron su máxima altura cayeron en picado hacia ellos. Eran tantas que ni siquiera el don de Subaru podría quemarlas todas al mismo tiempo por lo que solo les quedó retroceder a toda velocidad.
Slocker y Honda consiguieron cubrirse en el último momento, pero los otros cuatro soldados que los acompañaban no corrieron la misma suerte y todos y cada uno de ellos fueron atravesados por decenas de agujas. Siendo que algunos murieron en el acto y otros se desangraban en el suelo por las heridas sin casi poder moverse o respirar.
El rubio apretó los dientes y frunció el ceño mirando en la dirección de la que ese ataque vino para tratar de ver quien había sido el responsable. Teniendo en cuenta el gran número de agujas que había podido crear con su don estaban seguros de que era uno de los peces gordos del ejercito del acero, no como esos soldados rasos con los que se habían enfrentado antes.
A lo lejos pudieron ver a una persona acercarse a pasado firme, sin prisa, como si la lucha contra ellos tan solo fuera una más. Era un solo chico que parecía ser algo mayor que Slocker, quizás cercano a la edad de Subaru.
El chico era alto y de tez morena, su pelo era bastante largo, quizás de la misma longitud que el de Ibara pero de un negro profundo e iba recogido en una cola alta. Slocker nunca se había cruzado con alguien así, pero en cuanto vio que en cada una de sus manos creó dos afiladas katanas se puso en guardia, estaba decidido a atacarlos.
El chico se paró y mantuvo una de las katanas abajo, pero con la otra los señaló a ambos antes de hablar.
—Si habéis esquivado la lluvia de agujas es que sois dignos oponentes, pardiez —se le escuchó decir como si realmente aquel chico hubiera sido sacado de una película de samuráis de esas que se habían hecho tan famosas en el clan del sol—. Es una lastima que vuestro camino acabe aquí a mis manos.
¿Qué demonios era esa velocidad? En un abrir y cerrar de ojos Slocker ya lo tenía encima y el filo de la espada se acercaba peligrosamente a su cuello.
Consiguió esquivar el ataque por los pelos y crear un destello para tratar de escapar del chico y retomar la distancia, pero como si quedar cegado le diera igual continuó atacando al rubio con los ojos cerrados e incluso así tenía una precisión demasiado peligrosa.
No lograron que se alejara hasta que Subaru finalmente acertó a lanzar una llamarada en la dirección de aquel extraño chico y este la esquivó ágilmente con un par de saltos hacia atrás. Apenas llevaban unos minutos enfrentándolo pero Luciel ya estaba ahogado por moverse tanto. Estaba seguro de que su velocidad solo la había visto entre los más hábiles del clan del trueno, lo cual era un problema pues aparte de rápido sabía lo que hacía, era demasiado bueno usando esas malditas katanas y lo peor es que al ser del clan del acero daba igual si conseguían quitárselas pues en cuestión de segundos crearía unas nuevas.
—Tenemos que retirarnos —dijo Subaru—. Estamos en una desventaja aplastante contra este tipo ya que tu te especializas en ataque sorpresa por la espalda y yo en el cuerpo a cuerpo, no tenemos nada que hacer contra alguien con esta velocidad y agilidad.
Si, él también lo había notado, pero era muy frustrantes darte cuenta de que tus habilidades no eran suficientes.
—Retirémonos —asintió Luciel.
—¿O pero ya os vais? —preguntó el chico cuando vio a los dos correr— Vaya, pero no os juzgo, os habéis dado cuenta de la diferencia de fuerza y una retirada es tan buena opción como cualquier otra —asintió como si se estuviera hablando a si mismo—. A pesar de todo sois unos grandes oponentes si habéis aguantado mis ataques hasta el momento así que me presentaré ante vosotros correctamente.
Subaru y Luciel lo habían estado escuchando a lo lejos y cuando dejaron de oír su voz pensaron que ya lo habían perdido, por lo que definitivamente no se esperaban encontrárselo de frente al girar la esquina.
De nuevo el filo de las katanas se abalanzaron hacia ellos y Slocker pudo evitar el corte gracias a que desvió el primer ataque bloqueando la katana con uno de sus cuchillos, pero Subaru no corrió con la misma suerte siendo que atravesó su pecho con el arma.
Y como si al chico azabache no le importara lo más mínimo acabar de atravesar un cuerpo humano continuó hablando mientras la sangre resbalaba por la boca y el pecho de Honda.
—Soy el gran Ryoma Nishiki, y espero que podamos volver a encontrarnos tu y yo —habló dirigiéndose totalmente hacia Luciel—. Eres el único que pudo evitarme y eso te hace un gran guerrero, nos veremos de nuevo algún día, pardiez.
Sacó de golpe la espada del cuerpo de Honda y a la misma velocidad que llegó se marchó. El cuerpo de su compañero cayó inerte al suelo mientras que un charco de sangre comenzaba a formarse a su alrededor. Slocker solo pudo apoyarse en la pared del edificio que tenía justo detrás y dejarse resbalar por ella hasta quedar sentado.
Aquí está al fin el capítulo de Midnight War, perdón por el retraso pero entre la publicación de LHNM y el capítulo de Payphone se me fue volando el tiempo y no pude terminar el capítulo hasta hoy XD
En fin en compensación este capítulo es un poco más largo que los últimos, espero que os haya gustado y que hayáis disfrutado con el plot twist que ni Riker vio venir sobre que Roma está en el clan del acero.
Aprovecho para desearos a todos una feliz navidad hoy a 25 de diciembre y espero que todos pasaseis una feliz noche buena ayer uwu
Aviso que es muy probable que publique este sábado la presentación de los personajes canon de LHNM para que os ayude a hacer los relationships y para aquellos que me siguen en insta llegará hoy un pequeño adelanto de esto ewe
~Nova/Dreamer ♥
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro