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❥︎ Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 4: A ᴍᴇᴛᴀʟ ᴍᴏɴsᴛᴇʀ

ᑕᕼᗩᑭTᗴᖇ 04 ;;

•𝑈𝑛 𝑚𝑜𝑛𝑠𝑡𝑟𝑢𝑜 𝑑𝑒 𝑚𝑒𝑡𝑎𝑙•

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☾︎ᵖᵘᵇˡⁱᶜᵃᵈᵒ: 08/12/2020☽︎

Era extraño que la hicieran llamar tan temprano en la mañana, el CG no solía contactar con ella para pedirle que fuera presencialmente, eran más buen de enviar a algún encargado que le pidiera hacer x o y arma para una misión o para abastecer la armería de La Resistencia.

—¿Crees que nos llamaran para hacernos alguna queja? —le preguntó Preston que iba con ella.

—Lo dudo, nos tomamos muy en serio nuestro trabajo, cualquiera de nuestras armas es de primerísima calidad —aseguró Artemisa orgullosa—. Es completamente imposible que cualquiera de ellas tenga el más mínimo error.

—Puede que sea para otra cosa —trató de proponer otra posibilidad Bradford—. Puede que necesiten que arreglemos algo o un nuevo cargamento importante que necesiten decirnos cara a cara o incluso a lo mejor necesitan que vayamos temporalmente a algún otro clan para ayudar.

—La verdad es que si decidieran trasladarnos al clan del fuego sería ideal. Es complicado crear todas las armas que quiero aquí, el clan del hielo no es el más idóneo para encontrar las materias primas o herramientas necesarias —suspiró la única chica de aquel grupo.

—Bueno, es para tener las armerias más a mano y también evitar que puedan caer en manos del enemigo —se rascó la mejilla Preston—. Además no se que tan bien me podría adaptar a una zona volcánica de altas temperaturas como el clan del fuego, ¡para vosotros es normal pero para los de otros clanes es mortal!

—Por no hablar de las tensiones aún existentes entre el trueno y el fuego por culpa del territorio —señaló el más bajo.

—No me puedo creer que sigan con eso después de todo lo que se ha descubierto ¡No deberíamos pelear entre nosotros! El verdadero enemigo es el clan del acero.

—Pero ya no es solo el tema de la guerra y la Diosa —tuvo que traer Preston de vuelta a la realidad a Artemisa—. Durante estos ciento sesenta años han habido muchos conflictos y problemas más, como si la muerte de Ansythma solo hubiese sido el detonante de ya varios problemas ocultos.

—Pues a mi todo esto me sigue pareciendo una estupidez —hizo un mohín de disgusto la pelimorada.

—Solo trata de que nadie te escuche —advirtió Bradford viendo que ya estaban llegando a la sala de reuniones a la que se les había citado.

No solo les sorprendió el hecho de que Travis quisiera verlos en persona, sino también que los mandara ir a una de las salas donde se llevaban a cabo conversaciones de alta importancia, unas simples armas no deberían tener ese grado de atención. Esto les hizo sospechar de que quizás el tema iba por otra parte y no les gustó demasiado.

Preston tocó un par de veces la puerta avisando de que iban a entrar antes de finalmente abrirla. Notaron en seguida que no iban a estar solo al ver a más gente allí, de hecho casi podían jurar que habían sido los últimos en llegar, y asombrosamente habían reconocido a varias de las personas allí presentes.

—Vaya, ¿los armeros también? Esto se viene gordo —dijo Liliya llevando sus manos tras su cabeza.

—Esto acaba de desmontarme la teoría ¿Qué será lo que quiere Travis? —preguntó un poco al aire Riccardo recibiendo un encogimiento de hombros por parte de Maxim.

En la habitación había varias personas de diferentes clanes, escuadrones y divisiones ¿qué se pretendía exactamente con aquella reunión que nadie parecía saber a qué venia?

—Veo que ya habéis llegado todos —habló Travis llamando la atención de los presentes, esta vez venía solo sin la compañía de su hija.

Este hecho solo los preocupó más, pues cuando un aprendiz no iba junto al jefe significaba que estaba realizando una tarea importante, y desde que la guerra contra el clan del acero empezó, todas las tareas importantes tenían que ver con una batalla.

—¿Qué pasa aquí señor Travis? —David Samford fue el primero en lazar la pregunta que todos tenían en mente.

—He reunido aquí a algunos de nuestros mejores soldados y especialistas en las diferentes áreas que el ejército posee para encomendaros una importante misión, una en extremo importante de hecho —comenzó a aclarar una vez tomó asiento en la enorme mesa de reuniones de la sala—. Tomad asiento por favor —pidió señalando los asientos vacíos, nadie lo contradijo.

—¿A qué misión se refiere? —cuestionó Di Rigo esta vez.

—Una de protección —aclaró— hace unos días le pedimos a Dulce Loamy que usara su influencia en el continente para mantener controlado cada rincón de los nueve clanes aún bajo nuestro control, y ese control ha dado sus frutos.

—Os habéis enterado de algo —lo que pretendía ser una pregunta por parte de David terminó siendo una afirmación, como si sobre la marcha se hubiera dado cuenta de que era casi seguro que si.

Efectivamente como el de parche pensó Travis asintió casi de inmediato.

—Varios de los trabajadores de Loamy han estado escuchando y viendo ciertas... cosas que nos hacen pensar que ya sabemos cuales podrían ser los siguientes objetivos del acero —explicó bajo la atenta mirada de todos los presentes—. Sospechamos que tras el asesinato de Longjohn, los dos siguientes objetivos podrían ser Hans Sleight del clan de las bestias o Hailey Cometti del clan de la niebla. Son dos clanes claves que no pueden caer, si la niebla cae estarían demasiado cerca del clan del hielo y comenzaríamos a correr peligro, mientras que si cae el clan de las bestias tendrían un control total de la zona este del continente dejando ese franco desprotegido y al clan del sol y la montaña en serios apuros.

—Es decir que nuestra misión es proteger a ambos líderes e impedir la caída de un nuevo clan —resumió Bryce y el mayor asintió.

—Como se supone que es un ataque en cubierto el grupo del clan del acero que participará será muy reducido, si estamos preparados podríamos tener la ventaja, pero siempre para asegurar es mejor enviar al menos un escuadrón de élite con buenos soldados para estar preparados.

—O sea que este grupo que está aquí presente se dividirá en dos escuadrones: uno que irá como escolta para Cometti al clan de la niebla y el otro irá como escolta para Sleight al clan de las bestias —dijo Maxim sabiendo que estaba en lo cierto y sonriendo ampliamente al ver asentir al jefe del hielo.

—Como ya he dicho todos los aquí presentes estáis porque vuestras habilidades tanto en el campo de batalla como fuera de él son totalmente necesarias en esta misión. Ambos escuadrones deberán partir lo antes posible y pasar el tiempo necesario en los clanes mencionados —aseguró Percival tomando un papel de encima de la mesa—. Escuadrón Experimental 1 irá al clan de la niebla y estará conformado por Bryce Withingale como capitán, Riccardo Di Rigo, Maxim Millenium, Borel Aurora, Bradford Ash y Erik Eagle. Escuadrón experimental 2 irá al clan de las bestias con David Samford como capitán, Artemisa Carmina, Michael Ballzack, Preston Princeton, Liliya Byoko y Claude Beacon. ¿Alguna duda respecto a los grupos?

Nadie dijo nada, todos sabían la probable razón por la que estaban allí, incluso Carmina sabía por qué la habían elegido a ella y sus dos amigos a pesar de ser armeros y no directamente soldados. Irían como parte de apoyo, después de todo aunque no estaban en primera linea de ataque los tres tenían unas bases estables en lucha y de hecho Preston era un gran miembro de las lineas de defensa. Los abastecerían con las armas necesarias y los apoyarían desde atrás en caso de que se vieran envueltos en combate.

—Me gustaría que partiérais inmediatamente, a pesar de haber obtenido la información del posible ataque no sabemos cuando o en qué condiciones se hará, sabemos que es muy posible que sea esta misma semana, pero mejor prevenir.

—¡Si, señor! —accedieron todos sin problemas y una vez que la reunión se dio por terminada todos salieron de aquella habitación.

Artemisa salió de aquel edificio de nuevo en compañía de sus dos amigos, apenas tuvieron tiempo de dar un par de pasos en el exterior antes de que Beacons los llamará.

—Camina, ¿Cuál es el equipo que tenéis pensado llevar? —preguntó el pelirrojo.

—Oh pues realmente aún no hemos hablado de eso —admitió llevando sus dedos al mentón—. Imagino que como armas blancas llevaremos algunos cuchillos militares y de supervivencia, también alguna hacha o machete y bueno a modo de explosivos algunas granadas de mano o minas y también granadas cegadoras.

—Es lo normal que se suele llevar —aseguró Preston—. Lo que si debemos mirar bien son las armas de fuego, dependiendo del terreno, las condiciones, la experiencia de los soldados y el tipo de enfrentamiento es mejor llevar de un tipo o de otro.

—Bien pues para el grupo que vamos al clan de las bestias me gustaría que llevarais sobre todo armas de fuego largas. La gran extensión de flora del clan de las bestias, como en el clan del bosque, facilita el camuflaje de francotiradores, así que nos serían muy útiles rifles, fusiles y ametralladoras, el modelo, tamaño y numero de balas ya lo dejo a vuestro cargo que sois los expertos.

—Está bien, creo que tengo una idea perfecta para eso —dijo con una sonrisa la chica—. He estado trabajando en un bebé que vendrá perfecto para esta misión.

Los tres miraron a la chica cuya sonrisa se había vuelto más sádica y aterradora al mencionar eso último.

—Eh... Como tu veas —Claude decidió no meterse en ese terreno—. Princeton, Carmina, nuestro grupo saldrá desde el aeropuerto norte en una hora, no tardéis.

El pelirrojo se alejó del lugar tras despedirse con un leve movimiento de la mano. De nuevo los tres menores quedaron solos y Bradford suspiró.

—Por lo menos los de vuestro equipo se preocupan por su propio armamento, ni uno solo de mi equipo vino a preguntar ¡Ni siquiera se desde donde saldremos!

—Imagino que iréis en los jeep, después de todo la frontera con el clan de la niebla no queda a muchas horas de aquí —trató de "consolarlo" Preston.

—Me tocará llamar a Withingale para saber el punto de encuentro y ese hombre me da miedo.

Esa afirmación hizo reír a sus dos compañeros, pero Bradford tan solo suspiró una vez más.

—No os riáis que es verdad. Bryce es más frío que este clan, no hay manera de saber lo que piensa y con su inexpresividad nunca sabes si lo has hecho bien o no, sus elogios y regaños suenan igual, incluso cuando has hecho algo que le parece bien sientes que no estuvo del todo bien por su tono.

—¡Ash!

Al reconocer la voz que lo llamaba a lo lejos el castaño quiso morirse, se giró a la velocidad del sonido y vio a la persona de la cual hablaban acercándose a ellos.

—Mira ahí esta el amor de tu vida —se burló susurrando Artemisa.

—Solo reza porque no te haya escuchado —añadió Preston divertido también por la situación.

—Sois un asco de amigos —se quejó entre dientes frunciéndoles el ceño.

—Ash ¿tienes un momento? —preguntó el albino una vez llegó junto al trio.

—¡Claro! —se apresuró a contestar y debido a los nervios le salió una voz demasiado aguda.

Bryce lo miró confundido por un segundo antes de recuperar su expresión neutral, Bradford maldijo a sus amigos a quienes escuchaba tratar de contener la risa en vano.

—Bien... Ven conmigo, Eagle también quiere hablar con nosotros de esto.

Sin esperar respuesta dio media vuelta comenzando a caminar de nuevo al interior del CG, Bradford miró como quien va a la guerra a sus amigos antes de seguir el camino de su superior, quien estaba tan seguro de que el menor lo seguiría que ni siquiera se molestó en comprobarlo.

El castaño tuvo que hacer un pequeño sprint para alcanzar al hombre y no perderlo después entre los pasillos de la sede.

—¿Estará bien? —preguntó Preston cuando logró calmar su risa.

—Seguro que si —afirmó Artemisa moviendo la mano quitándole importancia—. Después de todo estamos hablando del admirador número uno de Bryce Withingale.

—Porque no te puede escuchar, sino te mataba.

—Podré seguir viviendo sabiendo eso —soltó una última risa—. Será mejor que vayamos ya a prepararlo todo o será a nosotros a quienes nos regañen al final.

Camina y Princeton fueron hasta su taller, fábrica o armería, según cada quien lo solían llamar de una manera, y comenzaron a coger las diferentes cosas que necesitaban. Una vez todo estuvo preparado solo tuvieron que cambiarse y colocarse el uniforme militar que usaban para un mejor camuflaje y adaptación en aquel clan siendo este en colores marrones y verdes bastante oscuros, como una extraña mezcla entre el uniforme del clan del bosque y el del clan de la montaña.

Normalmente adaptaban el tipo de uniforme según el clan, no solo los colores cambiaban, también el material del que estaban hechos, los "accesorios" que llevaban o el tipo de seguridad que brindaban. En el caso del uniforme del clan de las bestias este era más liviano permitiendo así una mejor movilidad ya que sus habitantes dependían mucho de las capacidades físicas. También llevaban unas botas especiales para andar sin problemas por la montaña o zonas embarradas cuando llovía, entre algunas otras ventajas.

Aunque Artemisa debía admitir que su traje favorito era el del clan de la luna en tonos negros y morados oscuros, el morado era de sus colores favoritos y el negro siempre quedaba bien. Se sentía tan raro hablar de un uniforme como si fuera la nueva moda... ¿Hasta que punto una guerra podía normalizarse? Había a personas que les parecería raro que en tan solo 2 años hubieran llegado a ese punto, pero esa era una forma estúpida de pensar muy alejada de la realidad.

Ellos nunca dejaron de vivir en guerra, simplemente esta pasó de ser una guerra armada a una guerra fría.

Se sentía genial sobrevolar de aquella manera el continente, eran pocas las veces que Liliya había subido a un avión y siempre disfrutaba como una niña. Sabía que iban a una misión extremadamente importante, proteger la vida del jefe de un clan nada más y nada menos, pero también tenía derecho a divertirse un poco ¿no?

La última vez que tenían que proteger a un jefe no salió bien, Longjohn murió y si bien nadie quería culpar directamente al escuadrón de Laggerfeld para ella era obvio que ellos fallaron. Tenían una simple misión y no pudieron cumplirla, no iba a tacharlos de incompetentes, no era tan sencillo, pero era la única verdad que había.

Daba igual de que manera quisieras endulzarlo: "Fue imprevisible", "Silver os echó a la fuerza", "No había otra opción", "Fue culpa de Cinquedea no vuestra"... Estaba un poco de acuerdo con esa última, pero daba igual las escusas, número de opciones o formas de decirlo, la verdad era que fallaron como soldados, como compañeros y como seguidores, dejaron morir a alguien.

Su forma sonaba bastante más dura y acusatoria, pero no podían tratar a Damian y el resto como idiotas que no parecían entender hasta que punto eso afectó a La Resistencia. Ella no pretendía culparlo, simplemente ellos tenían derecho a saber la verdad por cruel que fuera y usar ese fracaso para llegar a un éxito después. Proteger no tenía porque significar aislar a alguien, sonaba irónico dadas las circunstancias ¿verdad?

—Chicos preparaos, ya vamos a aterrizar —avisó David llegando desde la cabina de mando donde había estado metido casi todo el vuelo acordando algo con los pilotos.

Todos volvieron a acomodarse en sus sitios y Liliya no pudo desaprovechar la ocasión de ver como descendían entre toda esa vegetación. Acostumbrada ella a un paisaje totalmente blanco y frío, un lugar tan verde y con temperaturas más templadas y húmedas le fascinaba y a la vez le traía el recuerdo de la isla donde celebraron el Midnight War.

Vio casi con la boca abierta como tomaban tierra de nuevo en una pista de aterrizaje en uno de los aeropuertos del clan, que obviamente estaba despejado de cualquier tipo de ave o planta para que no corrieran peligro.

Cogieron las bolsas que llevaban en las cabinas de equipaje puesto que los soldados que se encontraban en el aeropuerto esperándolos ya se encargarían de bajar todo lo que había en bodega. Nada más salir Liliya aspiró con profundidad disfrutando del aire fresco, un aire que no te dejaba los pulmones helados.

—Venga mujer, que estás haciendo tapón en las escaleras —le recriminó Artemisa.

—Ya voy, ya voy, que prisas llevan algunos.

La peliceniza bajó los últimos escalones con una amplia sonrisa con unos saltitos y se giró de golpe esperando a que el resto bajara.

—Se supone que ahora debemos esperar a Ballzack —dijo David mirando un reloj de bolsillo—. Debe estar al caer.

—Y nunca mejor dicho, por ahí llega —señaló Preston la puerta por la que debían acceder al edificio y como Michael llegaba en compañía de otro adulto.

—Veo que ya habéis llegado —saludó a desgana el de tez morena.

—Un respeto, mocoso —le regañó Claude pero el más bajo ni se inmutó.

—Bienvenidos al clan de las bestias —saludó el más alto de los presentes, aquel quien había llegado junto a Ballzack—. Soy Joseph King, espero que el vuelo haya ido bien.

La presentación fue más por cortesía que por otra cosa, pues ya todos conocían al castaño. Se especuló por años que podría ser el sucesor de Sleight, pero días atrás por fin se hizo oficial, después de la muerte de Silver ningún jefe quería esperar más de lo necesario.

—Si, todo bien —contestó en seguida Samford—. Esperamos poder ayudar en todo lo que sea a vuestro jefe.

—Y nosotros agradecemos vuestra ayuda —sonrió cortésmente, aunque se le veía algo torpe en toda esa conversación formal, se notaba que no estaba muy habituado a ello—. Vine a recibiros en lugar de nuestro jefe para tenerlo vigilado y con mayor seguridad desde que nos llegó el aviso de posible ataque. A partir de aquí Ballzack os explicará todo lo necesario sobre nuestro hogar, pero si tenéis algún problema no dudéis en acudir a mi directamente.

El de parche asintió, y tras una leve inclinación de ambas partes King se marchó por donde había venido dejando a Michael con los recién llegados.

—Bien, vamos entonces —hizo un gesto con la cabeza para que todos lo siguieran—. Los soldados ya han bajado vuestro cargamento del avión y lo enviaran al cuartel general del clan de las bestias.

—¿A sucedido algo estos días en el clan? ¿Algo que indique que pueda haber un ataque? —preguntó David pero el más bajo negó.

—Todo a estado tranquilo, solo los típicos choques entre nuestro clan y el acero en la frontera con el clan del bosque, pero nada más, todo controlado.

—¿La calma antes de la tormenta? —le preguntó Preston al mayor y este asintió.

—Podría ser, no es descabellado.

—Puede que quieran aparentar normalidad para que no sospechemos del verdadero golpe que planean —indicó Claude.

—A mi lo que más me preocupa es que puedan atacar tanto al jefe como al sucesor —indicó Artemisa llamando la atención de los demás—. Es decir, si llegaran a acercarse lo suficiente como para atacar a Hans Sleight, podrían atacar también a su segundo.

—Es una posibilidad, la gente de mi clan tiene un gran orgullo y osadía, Joe no aceptaría esconderse, al contrario, haría de escudo para su jefe si fuera necesario —explicó Michael.

—Eso es una nefasta estrategia —frunció David el ceño.

—Yo he dicho que eramos cabezotas, no buenos estrategas —se encogió de hombros.

Salieron del aeropuerto por la parte delantera y entraron en un pickup aparcado para que lo usaran. David se puso como conductor y Michael como copiloto para indicarle el camino, el resto se pusieron en la parte de carga de atrás, la batea, y el vehículo se puso en marcha.

—Ah, estoy nerviosa —reconoció Byoko.

Claude, quien viajaba atrás con los menores alzó una ceja mirando a la fémina.

—¿Estás de coña? Todos te vimos en el Midnight War, fuiste la persona que más muertes logró ¡Conseguiste la primera muerte del torneo! ¿Y ahora dices que estás nerviosa?

—Soy una dama ante todo, y las damas también se ponen nerviosas ¿sabes?

—Una dama dice —alzó una ceja también Artemisa.

—Dijo la forjadora con más músculos que altura.

—¡Ey!

—No os peleéis —advirtió Claude sin ganas de presenciar una pelea de uñas entre las dos chicas.

—Que paciencia debe tener Njord.

—La misma que Preston.

Una nueva mirada afilada y cargada de veneno entre las dos puso fin a la discusión.

—Por favor, volviendo al tema ¿no te reconcomen esas muertes? —le cuestionó Claude a Byoko.

—Tu también participaste en el torneo de tu generación, ¿no te reconcomen a ti las muertes que tu pudieras provocar?

—Pues claro que si —aquella respuesta tan directa y sincera sorprendió a los otros tres—. En el torneo de mi generación, cuando el clan del fuego, mi clan, ganó hace siete años, yo recuerdo perfectamente las caras de las dos personas a las que maté.

Como ninguno de los chicos sabía qué decir y Claude no quería que aquello concluyera con ese silencio, continuó dando su punto, quizás podría aclarar muchas cosas a aquellos chicos inexpertos.

—Recuerdo sus caras, sus nombres, los clanes a los que pertenecían y en mis peores pesadillas veo el momento exacto en el que los maté, dos muertes que deberé cargar siempre a mis espaldas, las primeras, y no las últimas —aclaró el pelirrojo desviando la mirada al paisaje—. Thomas Feldt del clan del cristal y Suzette Harltland del clan del trueno. Lo que ese torneo obligaba a hacer a simples adolescentes era inhumano, e hizo falta la aparición del acero y el estallido de la guerra para que muchos se dieran cuenta. Trataban de tapar lo horrible que era con el orgullo y gloria del clan ganador y las ansias de mejorar de los perdedores, pero en realidad los únicos que ganaban todos los años eran los del clan del acero, se deshacían de sus enemigos sin mancharse las manos y además obtenían tiempo para prepararse para una nueva guerra.

—Entonces las generaciones anteriores del Midnight War, también... —Preston no supo muy bien como continuar, pero no hizo falta puesto que Beacons lo entendió.

—También hemos sufrido con cada muerte. Mirad por ejemplo el caso de Liliya, tres muertes a sus espaldas Riker, Nirvana y Kébé y con tres cadáveres tan solo llegaron a acumular ¿qué? ¿cuarenta o cuarenta y cinco puntos? ¿Cuantos muertos hubieran necesitado para alcanzar cien? Una muerte de su lado, heridas graves o esa estúpida clasificación de popularidad para nada limpia podían hacerte perder puntos, y era seguro que perderías al menos cinco o diez ya que pocos fueron los equipos en la historia que llegaron al final con todos sus miembros vivos y sin heridas graves.

—Todo estaba amañado y pensado por el clan del acero para llevar la desesperación a sus participantes —analizó Preston—. Básicamente querían mostrar los monstruos que se ocultaban dentro de los humanos cuando caemos en la desesperación y el miedo.

—Creeme, creo que los pensamientos de todos es el mismo, tanto yo, como Samford, Withingale o Eagle, todos cargamos algo en nuestras consciencias, quizás no un asesinato, pero si el recuerdo de un amigo muerto, un daño irreversible a otro participante o el simple recuerdo de esos días que nos atormentan —Claude volvió a mirar a los menores—. Dentro de lo horrible que fue vosotros tuvisteis suerte, salisteis en tan solo una semana de allí, y fuisteis el torneo con menos muertes debido a esto, pero la media de duración de un Midnight War es de dos casi tres semanas, de hecho el torneo de la generación de Aquilina Schiller, la jefa del clan del bosque, fue conocido por ser el torneo con mayor duración, un mes completo.

—No me podría imaginar viviendo un mes entero de aquella manera —admitió Artemisa cuando un escalofrío recorrió su columna vertebral.

—Es lo que tiene la guerra, nunca hay un ganador, simplemente un bando que perdió menos que el otro.

La conversación acabó ahí dejándolos a todos, incluso al propio Beacons, bastante pensativos. Al fin llegaron a la base del ejercito del clan de las bestias y todos bajaron del pickup, Michael y David se miraron confundidos al ver la cara de funeral de sus cuatro compañeros.

—¿Todo bien? —cuestionó el de parche.

—Si ¿por qué? —trató de hacer como si nada el pelirrojo, pero no era precisamente conocido por sus buenos dotes como actor.

David simplemente no quiso darle vueltas al tema si ellos mismos no querían hablar de eso, por lo que se centró de nuevo en Ballzack.

—Es aquí ¿verdad? —Michael asintió.

—Hans Sleight se encuentra en su despacho en el último piso, Joseph King debería estar ahora en la cuarta planta en una reunión importante.

—Bien, quiero al menos a dos vigilando a King, que no se de cuenta a ser posible para que no dañemos su frágil orgullo de ciudadano de las bestias —Michael alzó una ceja al saber que eso era claramente una puya para él también—. Y otros cuatro que vigilen de cerca a Sleight. Liliya y yo mismo nos ocuparemos de King, Artemisa, Preston, Claude y Michael con Sleight ¿entendido?

—Claro, capitán —dijo con algo de sorna Claude haciendo rodar los ojos a Samford.

—Si tienes alguna queja sobre mi liderazgo dísela a Travis, a mi no me calientes la cabeza.

—Yo no he dicho nada —dijo con inocencia fingida el pelirrojo.

—Lo que sea, vamos Byoko.

La chica asintió llena de energía y con la mirada brillante lo que llamó la atención del mayor.

—Liliya —llamó su atención mientras caminaban por los pasillos buscando el ascensor.

—¿Um?

—Me gustaría hacerte una pregunta.

—Dispare, aunque no literalmente, claro —rió por lo bajo.

—Me he dado cuenta de tu cierta facilidad a la hora de matar a alguien —quiso ser directo, sin rodeos, con aquella chica no tenía sentido—. Eres muy joven, tan solo diecinueve años, diecisiete cuando participaste en el Midnight War ¿no te parece raro que tengas esa facilidad para hablar sobre asesinar a alguien? ¿Para decir que vas a a quitar una vida?

La chica suspiró justo cuando llegaron al ascensor. David pulsó el botón y este se abrió ya que por suerte estaba en esa misma planta.

—Mire, ya se lo que me va a decir, Claude ya me soltó el discursito filosófico así que ahórreselo —la mirada de la chica se volvió más oscura y su reciente energía se transformó en un aura de ira, esto puso el bello de punta al mayor, jamás había sentido un aura tan agresiva como la de Byoko—. Si piensa que soy una psicópata, quizás esté en lo cierre, si piensa que no tengo empatía ¡piénselo, adelante! Yo no seré la que le diga lo contrario, pero no pienso permitir que digan que mato por gusto. Claro que preferiría no tener que hacerlo, pero siempre hay un motivo para lo contrario, personas que te subestiman, que intentan hundirte, que te atacan y no te dejan respirar, puede entenderlo de forma literal o metafórica, a mi me da igual, pero creame, yo no soy de las personas que se conforman, soy de las personas que se levantan, se ríen en tu cara y te devuelven el golpe el triple de fuerte y doloroso.

El tiempo que el ascensor tardó en subir esas cuatro plantas se le hizo eterno a David, era extraño, pero incluso sacándole casi diez años a aquella niña, se sentía amenazado por ella.

—Si hay gente que disfruta con mi sufrimiento ¿por qué no voy a poder disfrutar yo con el de los demás? Quizás eso sea rencoroso, vengativo y me haga ser mala persona, pero si ser buena es sinónimo de ser estúpida, prefiero ser la persona mas despiadada que pisó este planeta.

En ese momento las puertas del ascensor se abrieron y ambos salieron al nuevo pasillo. El aura de Liliya regreso a la normalidad y David por fin pudo soltar el aire que estuvo conteniendo.

—¡Espero haber aclarado sus dudas! —dijo retomando su tono alegre y emprendiendo el camino.

Quizás todo fue su imaginación, algo que sintió por la tensión del momento, pero podía haber asegurado que si en ese momento se hubiera movido, quizás no hubiera salido vivo de aquel ascensor.

¿Cuál era el problema con Liliya Byoko?

¿Qué tal el capítulo? Perdón por no publicarlo ayer pero he estado preparando un one-short que probablemente publique mañana y dándole el último retoque a Los Héroes Nunca Mueren y se me pasó el tiempo volando XD

Hablando de esta última historia estimo que el prólogo e inscripción de personajes será publicado por allá por el día 21 lunes si no me equivoco. Lo más probable es que deje casi todas las vacaciones de navidad para preparar la ficha de personaje y tal y así mientras podré dedicarme a continuar esta última temporada de Midnight War tranquilamente y a ir preparando edits y demás.

Estoy muy emocionada con esta nueva historia que se viene puesto que yo diría que en cuanto a trama, desarrollo de personajes, arcos y demás es mi mayor proyecto hasta el momento junto a Horror Circus.

Ahora regresando al capítulo de hoy ya se ven venir los duros golpes de la vida ;-; Fue mucho romance en tres capítulos y ya faltaba muerte y destrucción que estamos en MidWar XD

Nos veremos de nuevo por aquí este jueves.

~Nova/Dreamer

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