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Capítulo 1 "Desaparecer"

He perdido la noción del tiempo en algún momento mientras estaba tendido en la hierba, observando el infinito techo de estrellas sobre mí. Qué pequeño puede llegar a sentirse alguien cuando está mirando hacia arriba. De vez en cuando cierro los ojos y los mantengo así hasta que oigo el crujido de una rama o el aleteo de algún animal a los alrededores. Sé que me vigilan, llevan años haciéndolo. Enviados de Celine, seguro. A ella nunca le ha gustado que vague solo por el mundo. Un año de instituto aquí, un verano trabajando allá... Jamás termina. Después de todo, ¿qué se hace cuando sabes que tienes toda la eternidad para hacer lo que se te de la gana? En mis días humanos me hice esa pregunta un par de veces y la respuesta siempre fue la misma: Viajar. Yo era todo un soñador, deseaba recorrer el mundo, vivir de otras maneras, conocer personas y culturas diferentes, quería explorar. No era lo que mis amigos a esa edad deseaban. Fiesta, drogas y sexo. En cierta forma me siento orgulloso de haber logrado, en mi corta vida humana, ser diferente al resto. Ahora que tengo tiempo de sobra para disfrutar mi "vida", puedo ser quien yo quiera, cambiar de identidad mil veces, ir a cualquier lugar, básicamente puedo hacer cualquier cosa que se me pase por la mente. Y en éste momento es precisamente eso lo que debo decidir: ¿Y ahora qué?

Creo que ya he tenido suficiente del clima asquerosamente frío de Rusia. Tal vez vaya en busca de un lugar un poco más cálido, el sur de Estados Unidos estaría bien. El problema es que no sería la primera vez que paso por ahí y tendría que andar con cuidado. Un pueblo pequeño, quizás. Si, necesito una temporada de surf y algunas chicas en bikini. Bueno, el ambiente ya está más o menos decidido. Buscaré en Internet algún pueblo cerca de la costa en el que nadie me haya visto jamás. Tal vez pueda quedarme un par de años, si todo sale bien. Me gustaría ir al instituto otra vez. Aparento 17 años, a pesar de que tengo 54. A estas alturas ya conozco de memoria las clases y materias de penúltimo y último año. ¿Cuál era el nombre que se usaba en Norteamérica? La preparatoria. Bien, dos años de preparatoria en los Estados Unidos de América, suena interesante.

Ahora que tengo todo decidido, sólo me falta encontrar el lugar y largarme de aquí. Decido levantarme y emprender rumbo hacia mi "hogar". En cuanto aparece en mi mente la imagen de esa pocilga me siento realmente ansioso por mudarme. Llevo viviendo allí dos años y no digamos que soy el tipo más higiénico del mundo. Demoro unos cinco segundos en llegar corriendo desde donde estaba a la puerta de mi apartamento, -a una persona común le hubiese tomado unos diez minutos- saco mis llaves del bolsillo de mi chaqueta y abro la cerradura de hierro oxidado que debe tener unos mil años y necesita un buen lubricado. Al entrar arrugo la nariz ante el desastre. Antes de poder dar un paso, tropiezo con una caja de pizza a la que aún le queda un pedazo. La última vez que comí pizza fue hace unas dos semanas a lo menos. Ew. Voy directo al escritorio que se encuentra al fondo de la estancia esquivando ropa, platos, vasos, bolsas y paquetes. Al llegar tomo mi laptop y la enciendo sin molestarme en buscar un lugar para sentarme. Cuando el cacharro que se hace llamar computadora empieza a funcionar, abro Google Maps y comienzo a "sobrevolar" la costa sur de Estados Unidos. Lo primero es escoger el estado donde quiero quedarme. Florida, Georgia, Carolina del Sur... O tal vez hacia el pacífico... California. Se ve interesante. Investiguemos un poco sobre California... Hay bastantes pueblos muy cercanos unos de otros y... Lo tengo. No parece haber nada entre Santa Bárbara y Los Ángeles. Dudo bastante que no haya nada en ese espacio vacío en el mapa. De todas maneras, la única manera de averiguarlo es ir hasta allá. Levanto la cabeza para evaluar la situación. Este lugar es una mierda, creo que me arriesgaré.Mañana comenzaré con el proceso de desaparición para poder partir en un par de días más. En realidad ese proceso consiste en manipular las mentes de quienes fueron más cercanos a mí, vender todo y largarme con el dinero. Pero a pesar de que suene realmente estúpido, no es nada fácil. Requiere tiempo, ya que no puedo borrar más de dos mentes por día. En fin, debo hacerles una pequeña visita al dueño del apartamento; mi jefe en el minimarket donde he estado trabajando; y por último a Walfredo, mi mejor amigo durante estos años. Será divertido borrar su memoria, tal vez podría hacerle creer que tuvo una aventura con Sandra, la chica por la que babea sin parar desde los 12 años, y que nunca le ha dado bola. Sería genial verlo siguiéndola por la calle mientras le grita que es el amor de su vida y ella escapa tan rápido como puede. Lástima que para cuando eso pase yo ya no estaré aquí. Al viejo que me alquiló el apartamento lo haré creer que fue él quien dejó el desastre. Y al inútil del minimarket me encargaré de dejarle un muy mal recuerdo de los últimos dos años. Imbécil que nunca me quiso dar un puto aumento. En cuanto termine buscaré a Celine para que me ayude a llegar a California a través del río de las ninfas. Ella y yo compartimos una... historia interesante, sé que no podrá negarse. Celine fue la que me enseñó a vivir como vampiro, a pesar de que ella es una ninfa. Luego de explicarme todo lo necesario para no levantar sospechas ni descontrolarme en algún lugar público, tuvimos una peequeña aventura. No duró mucho, pero ella sigue colgada de mí. Ha intentado convencerme de que me una a un clan de gente como yo porque sería "más seguro" tantas veces que ya he perdido la cuenta. No soy muy bueno conviviendo con otros ni siguiendo órdenes. Además, la mayoría de los vampiros que he conocido son un asco. No podría vivir rodeado de ellos. Prefiero estar solo. Celine nunca entenderá eso, pero lo respeta. Siempre está vigilándome y me ayuda cada vez que puede. Espero que logre colarme en el río de las ninfas, que te lleva a cualquier lugar que desees. Ella es una ninfa de los bosques, pero seguro tiene suficiente influencia para ayudarme esta vez. Solo me queda confiar en que la tenga. Reviso la hora, 4:28 de la madrugada. Seguro todo el mundo está dormido y podré adelantar trabajo parra mañana por la mañana, hora de comenzar a borrar memorias.

Emprendo mi camino hacia el minimarket, que también es donde vive ese idiota. Al llegar me cuelo por la ventana de la cocina, que está en la parte trasera de la pequeña construcción de una planta. No me es difícil encontrar el dormitorio principal, solo tengo que seguir el estruendo de los ronquidos para llegar donde mi queridísimo jefe duerme plácidamente. Me acercó sin molestarme en no hacer ruido. Si sus propias respiraciones no lo despiertan, nada lo hará. Cuando me encuentro parado frente a él, cierro lo ojos y comienzo a entrar en su mente. Las primeras veces que tuve que hacer esto fue una tortura, pero ahora es un arte que domino a la perfección. Además, es mucho más fácil cuando el individuo está dormido. No existe nada que te indique que ya entraste en la mente de un humano, solo lo sabes. Una vez dentro, debes encontrar el recuerdo que quieres borrar e intercambiarlo por uno que tú mismo hayas creado, un procedimiento que varía en tiempo según el recuerdo borrado o el introducido. Obviamente esta es una explicación muy simple para lo que en realidad es este proceso. No sólo puedes cambiar o borrar acontecimientos en específico, sino también nombres, personas, lugares, entre otras cosas. La mente humana es realmente complicada y difícil de manipular. Lleva tiempo aprender a borrar un recuerdo. Suerte que yo tuve a Celine como "tutora" y aprendí a hacer esto y mucho más.

Cuando termino de borrar los últimos dos años de la mente del vendedor e introducir un período de quiebra de su adorado minimarket en que además su esposa -que en realidad no existe- lo dejó, me quedo satisfecho con el resultado y salgo del asqueroso cerebro del hombre. Abro los ojos y veo que continúa durmiendo, como si nada hubiera pasado. Imbécil. Salgo de la casa rápidamente y comienzo a caminar sin prisa hacia la casa del dueño de mi apartameto, el Señor Trockenheit. Es uno de esos alemanes que hablan tan rápido que solo puedes asentir a todo lo que dicen sin entender nada. Y eso que viví un año y medio en Alemania. Él vive en un edificio de tres plantas, en que cada apartamento es una planta completa. ¿Qué hace él rentando un asqueroso apartamento barato a alguien como yo? Otro misterio sin resolver de la vida. Subo a la segunda planta y entro por el balcón de esta. Este hombre tiene serios problemas con la seguridad de su apartamento, dejó la puerta corredera de vidrio que da al balcón sin el seguro. Otro idiota. Una vez dento, me meto rápidamente a su dormitorio y me encargo de dejarle un recuerdo de un fin de semana en el asqueroso apartamento con sus amigos ebrios. Eso explicaría el desastre. Espero que parezca convincente. Me largo de ahí en cuanto acabo y lo único que deseo es dormir. Para evitar malos entendidos diré que los vampiros sí duermen, pero no necesitan la misma cantidad de horas de sueño que un humano. Dormir una vez a la semana es más que suficiente. Ésta noche, el haber borrado dos memorias seguidas me ha dejado agotado. Al llegar a mi apartamento me tumbo en la cama sin molestarme en apartar la basura sobre ella. Me quedo dormido rodeado de bolsas de comida chatarra y sábanas sucias.

Abro los ojos para encontrarme con un par de brillantes puntos rojos a pocos centímetros de mi rostro. Una rata. Me incorporo inmediatamente y el roedor, asustado, se mete dentro de una bolsa vacía de nachos para esconderse. Tomo la bolsa y la lanzo por la ventana hacia el patio trasero, que es un suelo de baldosas de dos metros cuadrados. Podría haberle hincado los dientes a esa cosa sin ningún problema, pero hay una parte de mí que sigue siendo lo suficientemente humana para sentir asco de beberse la sangre de una rata viva. No soy de los que van mordiendo cada criatura viviente que se encuentran. Prefiero matar a la criatura primero y beber su sangre después. Sentir a un animal muriéndose mientras le vacías las venas no es una experiencia bonita. Celine dice que es porque aún soy un vampiro joven, que en un par de siglos se sentirá igual matar a un humano que a una mosca. Espero que eso no sea cierto. No quiero perder la poca humanidad que aún me queda. Me hace sentir vivo. Lo cierto es que, después de todos estos años, he dejado de ver el vampirismo como un don o una maldición, ahora es solo lo que soy. Todo tiene sus ventajas y desventajas, y creo que ya estoy casi acostumbrado a vivir así. De pueblo en pueblo, viviendo entre humanos, pero a la vez tan apartado de ellos. Celine me enseñó algo importante para sobrevivir sin problemas: No sentimientos = No despedidas. Mientras menos se me acerquen los humanos, menos los extrañaré después. Simple, fácil de comprender. Algo difícil de lograr en un principio, ya que yo solía vivir rodeado de amigos, pero he conseguido convertirme en un ser absolutamente frío. Si tengo un amigo, probablemente sea solo para sacarle dinero, o divertirme como con un muñeco. No he tenido una amistad verdadera desde Albert. Mierda, no debería estar pensando en Albert. «¡Concéntrate en tu objetivo de hoy, inútil!» Me digo. Será mejor que pille a Walfredo antes de que despierte, el muy bastardo. Fredo, quien se hace llamar mi amigo, es en realidad un despreciable niño mimado, pero sus padres son millonarios. Salimos y bebemos hasta terminar completamente borrachos. Lo que significa que acabo llevándolo a cuestas hasta el porche de su mansión mientras él balbucea sobre Sandra. Los vampiros, por si no queda claro, no pueden emborracharse. El alcohol afecta a la sangre y nosotros... bueno, no tenemos sangre. Tampoco digerimos la comida o bebida. Básicamente, lo único que mi organismo parece aceptar es la sangre. Como comida humana simplemente por placer, pero luego esta debe salir por donde entró. Es bastante asqueroso, pero no puedo renunciar a la comida así como así. En mis días de humano comía sin parar, aunque no tuviera hambre. Dejar de comer ahora para alimentarme únicamente de sangre no se me hace una idea muy atractiva.

Sin darme cuenta, ya me encuentro frente a la enorme casa de Walfredo. Tiene 25 y aún vive con sus papis. Patético. Decido hacer todo lo más rápido posible. Entro, dejo el recuerdo de Sandra y me largo de vuelta al apartamento. Una vez de vuelta, rebusco entre mis cajones para encontrar el pequeño anillo que hace tanto tiempo no usaba. Cuando lo pongo en mi dedo pronuncio el conjuro que he usado miles de veces y finalmente llego a la parte de la invocación.

-Celine.- Digo en voz alta y clara. Escucho su voz en mi cabeza unos segundos después.

-¿Qué necesitas, Alex?- Me quedo callado un instante antes de responder con decisión.

-Desaparecer.

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