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OO➜ the last time he ever saw me

now playing . . . put the money in the bag and i stole the keys, that was the
last lime he ever saw me 🛬🇪🇸

❝ veux-tu m'épouser?

A ALBA LE TEMBLABA EL CUERPO COMO NUNCA ANTES.

Su verdosa mirada paseaba por todas y cada una de las personas en aquel aglomerado lugar. Sus manos sudaban y no dejaba de jugar con sus dedos como tenía por costumbre cuando estaba nerviosa. El reloj inteligente de su muñeca marcó su pulso cardíaco y este estaba por las nubes. Su pierna derecha no dejaba de moverse y dar repetitivos golpecitos contra el suelo. Ya no daba más, si seguía ahí de pie el cuerpo se le iría hacia un lado e impactaría en el piso.

No se sentía bien.

Iba a desmayarse.

¿Qué rayos acababa de hacer? Realmente una locura.

No tenía idea qué había pasado por su cabeza cuando se le ocurrió tomar algunas de sus cosas a la velocidad de la luz para luego verse tomando el primer vuelo que saliera de vuelta a España. Había sido un ataque de pánico, seguramente, uno que ahora la tenía en la posición más terrible de toda su vida.

Todo había pasado tan rápido.

Chère Alba, veux-tu m'épouser?

Alba sacudió su cabeza.

Querida Alba, ¿Te casarías conmigo?

La volvió a sacudir, pero al parecer aquel recuerdo no se iba.

Lo último que su mente le traía era como ella se había quedado estática y había salido corriendo de aquel restaurante para volver a casa, tomar un par de cosas y huir.

Sin decir ni una sola palabra.

Alba había mantenido una relación de dos años con el futbolista francés Olivier Giroud. Se habían conocido cuando la española había trabajado en el equipo de fútbol Chelsea, siendo parte del equipo médico. El francés se enamoró de ella de inmediato y fue recíproco. Páez lo siguió a donde iba: Francia, Berlín, Milán, entre otros, ya que estar con él la hacía feliz.

Cuando el francés cambió de club al AC Milán no encontró mejor lugar que la bella ciudad italiana para invitar a su pareja a una romántica cena. Momento que aprovechó para ponerse sobre una de sus rodillas, sacar una caja de terciopelo azul de su bolsillo y dejar en evidencia un hermoso anillo acompañado de las palabras:

Chère Alba, veux-tu m'épouser?

Aquella frase, aquel acento, aquella sonrisa...Parecían atacar y perseguir a la española a cada segundo que pasaba mientras estaba ahí de pie en medio del gentío.

¿Qué había sucedido?

Cuando Alba oyó esas palabras se puso pálida por una simple razón: Ella no quería casarse, y de hecho, era de las cosas a las que más le tenía miedo en el mundo. Mientras Giroud se mantenía inclinado en el suelo con una estirada sonrisa que poco a poco comenzó a debilitarse ante la demora de una contestación, la española logró tartamudear algo sin sentido, tomó su bolso y salió corriendo del lugar dejando al francés en el máximo punto de su humillación.

Pidió un taxi y regresó a la casa que estaba compartiendo con él francés, tomó la mayoría de sus cosas que pudo, tomó el mismo vehículo y se fue al aeropuerto para tomar el primer vuelo de vuelta a España que pudo encontrar. Ni siquiera se dio el tiempo de detenerse a meditarlo, sólo lo hizo, ya que su corazón la dirigió a hacerlo.

Abandonó a su novio en plena propuesta de matrimonio porque ella no quería casarse.

Había sido una estúpida, una cobarde, una egoísta, una sinvergüenza, y tantos otros adjetivos que ella ahora estaba usando para describirse.

Ahora se encontraba en medio del aeropuerto de El Prat en Barcelona esperando que su hermana viniera a recogerla. Se había tardado más de lo esperado y todo ese tiempo ahí sola la había hecho pensar en todas las estupideces que había cometido en tan sólo un par de horas.

Sí, estaba convencida de que ella era la mala de la película. Olivier no se merecía eso, era una buena persona y un buen novio. Simplemente no quería lo mismo que ella pero aún así eso no había sido razón para abandonarlo.

En fin, ya estaba hecho, ahora venía la parte divertida: ¿Cómo se ocultaba de un futbolista francés que tiene todos los recursos para hallarla? La primera iniciativa de Alba fue bastante estúpida: Volver a su país.

Después de casi media hora de espera el corazón de la castaña comenzó a latir con fuerza cuando a lo lejos vio una larga y rubia cabellera agitándose entre la gente del lugar. Una sonrisa y un suspiro de alivio se dejaron notar de su rostro y caminó para acercarse a su hermana que se venía abriendo paso en la muchedumbre.

—¡Carla! —le llamó pero no hizo caso a la primera—. ¡Carla!

La aludida finalmente escuchó su nombre y se volteó. Cuando vio a su hermana mayor esbozó una sonrisa y ambas corrieron hacia la otra para fundirse en un abrazo.

—Alba, Dios mío —habló la menor casi estrujando a la otra—, no tienes idea de cuánto te he extrañado.

—Y yo a ti —se separaron—. Lamento haberme ausentado por tanto.

Los dos años de relación que la española tuvo con Olivier los pasó lejos de sus hermanos.

Ella se había hecho cargo de ellos por casi diez años cuando su familia se desarmó. Por eso, cuando ellos estuvieron más grandes y cuando Carla ya tenía la edad suficiente para cuidar de Pablo, ambos animaron a Alba a poder salir del país y perseguir sus sueños. La rubia cuidó del menor mientras él iniciaba su carrera futbolística en el club Barcelona y Alba trabajaba en otros clubes en el extranjero. Finalmente conoció a Giroud, se hicieron pareja y en dos largos años ella casi no había estado con sus hermanos; sólo para Navidad y Año Nuevo.

Bueno, quizás no fue tan mala idea regresar a España después de todo. Siempre las cosas suceden por algo y tal vez esta era la oportunidad de Alba para reencontrarse con su amada familia.

—No, no, no, no digas eso. Nosotros te alentamos a que te fueras... —torció los labios—, pero eso no quita el hecho de que te hemos extrañado mucho —se volvieron a abrazar.

—Y yo a ustedes...Me hicieron mucha falta, ahora más que nunca —aquello último fue casi un susurro.

Con cuidado la ojiazul se separó de su hermana para mirarla con preocupación—¿Ya quieres que hablemos de eso?

Alba guardó silencio por unos segundos mientras pensaba como ordenar sus ideas de tan semejante idiotez que había cometido.

—Soy una tonta —se limitó a decir—, una cobarde...Arruiné todo.

—Vale, pero vas a tener que ser más específica ya que una llamada grupal de 10 segundos a mí y a mi hermano diciendo que estropeaste todo con Giroud no es suficiente...En realidad nos dejó más que preocupados.

—Lo sé, lo siento, estaba entrando en pánico y luego me subí al avión —sacudió la cabeza—. Cuando lleguemos a casa prometo explicar todo.

Una sonrisa comenzó a aparecer en los rosados labios de Carla—Casa —la palabra iluminó su rostro—, qué bueno es tenerte en casa.

Ambas mujeres Páez se dieron un último abrazo para luego salir del lugar hacia el auto de la rubia. Una vez allí Alba se sintió más tranquila y cada vez más cerca de conseguir la parcialmente estabilidad mental que necesitaba. La rubia posó su celular en un soporte y marcó para realizar una videollamada durante el camino.

—Eh, enano —habló la menor cuando contestó—, mira a quien tengo al lado mío.

Alba apareció en la cámara con una sonrisa y saludó a quien se veía en aquella llamada: Pablo.

Al menor se le iluminó el rostro—¡Sí! —festejó moviendo su brazo efusivamente de arriba a abajo—. ¡Ya estás de vuelta!

—Vaya, en serio ustedes dos me extrañaron —bromeó sonriente.

Como no tienes idea, mujer —negó con la cabeza—. Carla, acelera, que ya quiero tener a Alba en casa.

—Oye no seas bruto, no quiero chocar con la recién llegada —rieron—. Nos vemos, ten todo preparado para cenar ¿Vale?

Sí, sí, como digas —hizo un gesto con la mano—. Además tenemos una conversación pendiente —miró específicamente a la mayor—. Esa llamada de tan sólo 10 segundos no fue...

—Suficiente —completó ella—, lo sé, alguien ya me lo dijo —miró a la rubia—. Prometo darles explicaciones.

Y mas te vale —la apuntó—. ¡Nos vemos! —de repente se acercó al lente de la cámara estando muy cerca; prácticamente sólo se le veía un ojo—. Carla, insisto, métele poder que ya no aguanto.

—¡Que ya vamos! —insistió la de en medio y cortó la llamada.

—Oh Dios, cuánto lo he extrañado también —murmuró Alba después.

—Y él a ti. En serio no dimensionas la enormidad con la que te extrañó —la miró de reojo—. Le hiciste mucha falta. Bueno...A todos.

El interior de la española se removió con un poco de culpa y remordimiento. ¿Realmente había sido mala idea dejar a sus hermanos para irse a cumplir sus sueños? Ellos la habían necesitado y ahora se sentía como un familiar ausente cualquiera.

—Pero... —Carla interceptó sus pensamientos—. Sé que te tienes que estar sintiendo culpable y todo eso, así que es momento que te diga que...No lo hagas. Te merecías esto, hermana. Has cuidado de nosotros por casi 10 años dejando todo lo tuyo atrás...Por nosotros. Ya era hora que hicieras algo que te gustara.

—Me gusta estar con ustedes.

—Sabes de lo que hablo —la miró—. No sé aún con exactitud qué fue aquello tan malo que pasó en Milán pero...Seguramente no pasaste 2 años siendo infeliz.

Ella sonrió de lado—No, no lo fui...Pero siempre soy más feliz con ustedes —le tomó la mano.

—Ay perfecto mujer, ahora vamos a llorar en plena carretera —la mayor río—. Es hora de ir a casa.

La llegada al hogar de los Páez en Barcelona fue un momento nostálgico para Alba. Sí, habían sido sólo dos años, pero aún sentía que se había ausentado por un período de tiempo tan largo que ya había olvidado lo hermoso que era todo. ¿Había valido la pena irse? Era la pregunta que aún no dejaba a su mente descansar.

Carla le ayudó a bajar el poco equipaje que había traído y cuando abrió la puerta de la casa todos los recuerdos vinieron a ella como si fueran una cachetada. Estaba de vuelta, no de la mejor manera, pero lo estaba y eso era lo importante.

—¡Alba!

El eufórico grito de su hermano menor hizo notar su presencia que salió disparada de la cocina hacia la entrada. Ambos se fundieron en un cálido abrazo lleno de nostalgia y amor por todo el tiempo en que no habían estado juntos. Había parecido una eternidad.

Alba técnicamente fue la madre de Pablo.

Cuando sus padres se divorciaron y con el paso del tiempo su madre falleció Pablo tenía tan sólo 7 años de edad. El pequeño se vio inmensamente afectado por todas las tragedias consecutivas que habían sucedido en su vida y estuvo mucho tiempo enfermo, solamente por lo mal que lo habían dejado todos aquellos sucesos. Ahí, con 22 años y con una carrera universitaria por delante, Alba lo cuidó como hermana mayor y casi como una madre. Lo llevaba a la escuela, le preparaba el almuerzo, lo ayudaba a estudiar, lo llevó a sus primeras prácticas de fútbol y así un sin fin de otras acciones que convertían a Alba en la figura materna que Pablo prácticamente no tuvo.

La relación de ellos era inquebrantable, poria decirse que mucho más fuerte que la que tenía la mayor con Carla.

—Madre mía por Dios, te he dejado dos años solo y ya pareces un hombre grande —se separaron y la castaña lo tomó por las mejillas—. Por favor dime que aún sigues la dieta que te dejé o me voy a desmayar.

Puso los ojos en blanco con gracia—Sí, al pie de la letra.

—Ese es mi hermano —sonrió—. Quiero que me cuenten todo lo que les ha pasado en estos dos años. Los partidos, las películas, todo —los tomó de las manos—. Quiero saber todo lo que me perdí.

—Oh y lo sabrás; espero tengas tiempo —la voz del apodado futbolísticamente Gavi fue seguida por un silencio—. Sin embargo, nos interesa saber también qué te pasó...A ti.

La mayor torció los labios y se separó para caminar hasta el sofá más cercano en la sala de estar. Una vez allí soltó un resoplido y se llevó las manos a la cara. Al notar el gesto de frustración sus hermanos se sentaron junto a ella, uno a cada lado.

—No sé qué hice...Cometí un error y arruiné todo —dijo comenzando a reincorporarse.

—Pero ¿Por qué? ¿Acaso te hizo algo malo?

—Si es así te juro que voy a Francia a sacarle los...

—Pablo —intervino su hermana mayor de inmediato—. Técnicamente ese es el problema...Él no hizo nada malo.

Los menores se repartieron una mirada llena de confusión.

—¿Cómo así?

—Fui yo la que arruinó las cosas. Fui una cobarde y ni siquiera sé como voy a arreglar esto...De hecho...Ni siquiera sé si quiero hacerlo.

—Pero ya dinos de una vez qué es o me va a dar un ataque de pánico, por Dios —dijo él menor sacudiéndola.

Alba llenó sus pulmones de aire y se preparó para soltar:

—Olivier me propuso matrimonio.

—¿¡Qué!?

—Y...Yo me escapé.

—¿¡Qué!?

Vaya, sí que sería una larga noche, pero al menos sería una en familia.























































































fic de robert lewandowski sin que aún salga robert lewandowski 😃😃😃

JAJAJAJAJA quiero decir, HOLAAAAA ESTO YA ARRANCÓ MI GENTE Y ESTOY MUY EMOCIONADA <3

obvio ya en el siguiente aparecerá robert ya que esto es el prólogo y teníamos que hacer un recorrido al antes de lo que le sucedió a Alba y además el reencuentro con sus hermanos uwu

qué les pareció? les leo! y espero que también les haya gustado <3

(ustedes no saben pero tengo 4 capítulos más ya escritos y listos jaja upsi)

en fin! por ahora me despido y ojalá encontrarnos pronto. muchas gracias por todo su apoyo en esta fic. LES AMOOOOOO<3

nat

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