
♔ Capítulo Final
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Dejo de sollozar cuando escucho disparos.
¿Qué esta pasando?
La idea de que Robert pudó haberme encontrado me hace reaccionar, limpio mis lagrimas con el antebrazo y aunque tengo los tobillos atados me bajo de la cama y voy dando saltitos hacia la puerta, a la mitad del camino tropiezo pero vuelvo a levantarme y lograr abrir la puerta con las muñecas aún atadas.
Me detengo a mitad del pasillo apoyándome en la pared, quiero llevar mis manos a los oídos por el estruendo de las detonaciones pero no es posible.
Visualizo a mi atacante en las escaleras, deja de disparar para correr hacia mí y me sujeta por detrás golpeandome la cabeza con la pistola provocandome un chillido intenso.
—¡No disparen! La Princesa esta conmigo —él me aprieta de ambos brazos y yo continuo emitiendo quejidos.
Cuatro hombres suben y se detienen a mitad del camino cuando nos ven. Reconozco a Robert entre ellos y agradezco mentalmente aunque la condición no es la mejor.
—Suelta a la Princesa —ordena mi guardaespaldas apuntando a la persona detrás de mí con el arma.
—Bajen sus armas y retrocedan si no quieren que le explote la cabeza a la princesita
Los guardias no se inmutan hasta que mi agresor acciona el gatillo al mismo tiempo que presiona su antebrazo sobre mi cuello, dificultandome respirar.
Antes de dejar el arma en el suelo, Robert me da una mirada llena de tranquilidad.
Quiero respirar y exhalar pero en esta situación es imposible.
Confío en él, así que no dejo que la ansiedad me invada.
—Camina —me ordena Esteban y damos pasos hacia las escaleras. Él no deja de apuntarme con la pistola en ningún momento.
Vamos bajando de espaldas, escalón por escalón, mientras veo como los guardias estan de pie sin hacer nada.
Estamos a mitad de las escaleras cuando una bala atraviesa la pequeña ventana que había, impactando en el hombro izquierdo de mi captor, él me suelta gritando del dolor.
Yo no dudo en correr sin ver atrás hacia los escalones que faltan para llegar a la primera planta donde me reciben mas guardias reales, preguntándome si estoy bien.
Rápidamente me sacan de ese lugar y después de asegurarse de que no tuviera ninguna herida grave, me suben a una camioneta.
El chófer me dice algo pero yo sólo escucho murmullos inaudibles. Mi cuerpo estaba ahí pero mi mente estaba distante.
Voy escoltada por la policía y mas guardias, así que me permito apoyar la cabeza en el asiento relajandome, respiro y exhalo cerrando los ojos con fuerza.
Ese mal momento ya había pasado y no se repetiría.
El coche se detiene delante de las puertas del Palacio, al entrar me llevan directo a mi habitación donde el doctor real me esperaba. El profesional de la salud me revisa y trata las heridas superficiales que tengo.
Mi madre es la primera en entrar aparte del personal.
—Es inaudito que tu padre permitiera que ese chico este aquí —alega enojada.
¿Pablo esta aquí? Necesito verlo con urgencia.
—¿Crees que me case con tu padre para que mi hija termine casándose con un futbolista? —me da una mirada severa. —Tal vez si Sofía estuviera lo aceptaría, pero ella ya no esta, y no dejaré que mi única hija caiga tan bajo. ¿Melissa, me estás escuchando?
Dejo que termine. Yo solo escucho el mismo discurso. Ya ni me enfadaba por como se refería a Pablo.
—No puede existir nada entre ese chico y tú —finaliza.
Es absurdo que mi madre siga oponiendose a mi relación cuando mi padre ya la ha aprobado, pero mas absurdo aún que ignore mi situación actual.
—¿Acaso estas más preocupada por mi situación amorosa que por lo que me acaba de pasar? —digo sin poder creerlo. —¡Todo esto es culpa de ustedes! —exploto.
—Por dios Melissa, el chico que hizo todo esto claramente esta mal de sus facultades mentales, no es culpa nuestra
—Si no hubieran ocultado las muertes de esas personas, si no hubieran ocultado que Sofía iba ebria...
—¡Basta! —me calla. —No vuelvas a mencionar eso —no me mira con la típica seriedad de siempre. Hay una gradevad detrás que nunca imaginé.
De esa manera me confirma que todo es verdad. Y yo en el fondo lo sabía desde antes.
—No vuelvas a decir que entre Pablo y yo no puede haber nada —si para ella el tema de Sofía era prohibido, para mi el tema de mi relación con Pablo igual.
Ella me mira estupefacta negando varias veces antes de salir de mi habitación.
Enseguida entra mi padre con el rostro afligido.
—Me alegra verte con bien —me dice con sus manos sosteniendo mis mejillas. —No debí haber dudado de ti, hija —baja sus manos hasta las mías. —Se investigó a todos los que estaban en el yate, Sandra confesó haber puesto la droga en tu bebida
—Padre, respondeme algo —asiente y continuo. —Sofía... ella... ¿el alcohol provocó su accidente? —aunque ya sabía la respuesta tenía que escucharlo de su boca.
Mi padre me observa en silencio, un silencio que lo decía todo.
—Tu madre y yo acordamos no decírtelo, no valía la pena, sólo iba arruinar la imagen que tenías de tu hermana —dice finalmente sin verme a los ojos.
—¿La droga también fue causante del accidente?
—Tu hermana llevaba una gran carga sobre sus hombros pero nunca lo demostró —suelta mis manos. —En todo caso, yo falle como padre, ese accidente fue mi culpa —dice por último con la mirada fija en mí.
Abrazo a mi padre mientras lloro sobre su hombro.
Dolía.
Me dolía haber vivido engañada toda mi vida.
Más que dolor, decepción, pero no podía odiar a Sofía por sus acciones.
Sin importar que, seguía siendo mi querida hermana y a pesar de ahora conocer la verdad, eso no cambiaría la imagen que tengo de ella. La recordaré como siempre se mostró conmigo.
Ella ya no estaba mas en este mundo y no podía decirle todo lo que quería expresar.
Pero mi padre aún seguía a mi lado.
—No te culpes, padre, por favor —sollozo negando con la cabeza.
—Alguien tiene que cargar con la responsabilidad
Me aparto de su hombro y levanto la mirada para verlo a los ojos.
—Tú siempre fuiste un excelente padre para Sofía y lo sigues siendo para mí —digo entre lágrimas. —Todo lo que pasó, nada fue tu culpa
Lágrimas aparecen en su rostro también. La última vez que lo había visto llorar fue cuando su primogénita murió.
Él vuelve a abrazarme y dejamos que las lagrimas sigan su curso.
Después de desahogarnos, nos separamos y mi padre saca dos pañuelos de seda de su bolsillo. Pasa uno por mi rostro limpiando mi desastre, y con el otro pañuelo yo hago lo mismo con él.
—Padre, ¿qué pasará con Esteban? —pregunto al terminar de limpiar sus lágrimas.
—Ira a prisión, tú no tienes de que preocuparte, no lo volverás a ver, nunca —asegura.
—Pero, después de todo él solo queria hacer justicia por sus familiares
—Lo de Sofía no puede saberse jamás —habla serio. —¿Lo entiendes, Melissa? Es un peligro para la monarquía si el pueblo se entera
—Pero -
—¿Recuerdas el cuento que les contaba de pequeñas? —me interrumpe haciendo un cambio drástico en la conversación.
Claro que lo recuerdo, es un cuento que pasa de generación en generación en mi familia, como una tradición.
Mi bisabuelo se lo contó a mi abuelo, mi abuelo a mi padre y él a nosotras.
Era el relato de un rey que siempre cubría su cabeza con un manto y unicamente se cortaba el cabello una vez al año. En cada ocasión era una persona diferente y lo extraño era que al terminar la labor esa persona desaparecía. Nadie volvía a saber algo de él o ella.
La razón era porque el rey tenía las orejas deformes y no quería que nadie se enterará de ello, por lo que las personas que hacían esa tarea terminaban en el calabazo el resto de sus vidas.
El siguiente año, le tocó a un campesino cortarle el cabello.
El campesino le rogó que no lo metiera al calabazo porque tenía una madre anciana en casa que cuidar y él era todo lo que ella tenía.
Por primera vez, el rey tuvo piedad y permitió que se fuera prometiendo que no contaría su secreto.
Al final, el campesino enfermó por guardar un secreto tan importante, la responsabilidad acabó con su vida.
Sofía siempre pensó que el rey era el villano y decía que por mas feos que tuviera los pies no encarcelaria al personal que le pintará las uñas.
Padre y yo nos reíamos de sus ocurrencias.
Asiento un tanto confusa a su pregunta. No entendía que tenía que ver aquel cuento con nuestra platica principal.
—Hay cosas que debemos llevarnos a la tumba, como ese campesino —declara.
Desde mis emociones considero que lo de Sofía debe saberse, pero si voy a ser una gobernante como mi padre no debo dejarme llevar por sentimentalismos sino pensar objetivamente en lo mejor para la Corona.
Aún me falta mucho por aprender, no voy ni a la mitad. Tengo un camino largo para llegar a ser la Reina que se supone debo ser.
Así que no cuestiono a mi padre, sólo obedezco.
—Me voy, tu novio esta desesperado por verte —se despide y por reflejo sonrío.
Antes de irse me da un beso en la cabeza y enseguida entra Pablo corriendo hacia mí y yo me levanto de la cama.
—¿Estás bien? —apoya sus manos sobre mis hombros y me mira como loco buscando alguna herida.
—Fisicamente sí —respondo y él me abraza. Abrazo que no titubeo en corresponder. Me aferro a él y dejo que el aroma de su colonia me inunde.
No había nadie mas en el mundo. Solo nosotros dos. Mi deseo era estar así por siempre.
Cuando nos separamos, Pablo continua escaneandome, acaricia mi mejilla suavemente, en otra situación hubiera cerrado los ojos pero ahora no, no quiero darme el lujo de siquiera parpadear pensando en que puede desaparecer de mi lado.
—Esto es mi culpa —pasa sus dedos por mis muñecas vendadas suavemente.
—Estoy harta de escuchar a la gente que quiero culparse por cosas que evidentemente no son su culpa —lo tomo de las manos.
—Si yo no te hubiera dejado sola -
—No fue culpa de nadie, entendido? —me acerco a él y uno nuestros labios.
Un beso lento y suave que grita lo mucho que nos haciamos falta.
Él se aparta un poco y me toma de ambos brazos juntando mis muñecas, va dejando besos sobre las vendas que rodean mi piel.
Después sube a mi rostro, comienza a besar mi mejilla derecha, sube por mi ceja derecha, y así se va recorriendo toda mi cara dejando un vestigio de besos.
Por último, besa la comisura de mis labios de un lado y luego del otro extremo.
Yo muero de ternura ahí mismo.
Lo tomo de las mejillas y esta vez lo beso pero con cero lentitud. Un beso que exigía más. Posa sus manos en mi cintura y juega con mi lengua a su antojo.
Nos separamos por falta de aire, pero al instante me toma entre sus brazos y vuelve a unir nuestros labios, me besaba con tanto amor que hacía de mis ruinas una obra de arte.
Su toque y sus besos eran mi necesidad.
◇
1 semana después
El verano llegó a su fin hace semanas, por todo lo sucedido mi viaje a Inglaterra se había pospuesto.
Hasta hoy.
Hoy era el día en que partía fuera del país.
Lejos de Pablo.
Toda esta semana, él estuvo en Madrid, nos veíamos a diario aquí en el Palacio con el permiso de mi padre.
Incluso lo presente a mis padres como si fuera la primera vez que se veían en la vida y él estuvo conversando mas que nada con mi padre.
Mi madre seguía sin aprobarlo, pero no podía hacer nada ante la palabra de su marido.
Antes de Pablo nunca me había planteado ni importado con quien me casaría. Tenia muy en claro que yo no tendría poder en dicha decisión así que ni pensaba en el tema.
Pero ahora que se lo que es tener sentimientos reales por alguien era diferente.
—¿Estas seguro? No quiero que -
Necesitaba estar segura de que él no se sentía obligado a esperarme y que ambos estabamos en esto juntos.
—Yo quiero esperarte —afirma interrumpiendome. —Te vayas o te quedes seguiré amándote igual
Sonrío como una enamorada.
Aunque eso es lo que soy.
Estoy enamorada de Pablo.
—Gracias por aparecer un día cualquiera y cambiar mi mundo para siempre —susurro uniendo nuestros labios mientras él me sujeta por la cintura.
Nos fundimos en un beso lento, tan despacio que hacíamos que la eternidad dure.
De modo que, cuando escuché a Pablo decir que estaba dispuesto a esperar por mí y que me amaba con la misma intensidad que yo a él, hice una promesa.
No permitiría que nada ni nadie interfiriera en nuestra relación, y me esforzaria por cuidar el sol mas bonito entre la lluvia de medianoche que era mi vida.
El destino es incierto, pero Pablo era el equilibrio perfecto de todo lo que alguna vez necesité y todo lo que siempre he querido.
Nada podría separarnos jamás.
Como dice un gran escritor que leí alguna vez:
Que nunca se acabe lo que comenzó sin querer.
↳ ❝ [FIN] ¡! ❞
《◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇》
Quiero agradecer a todos lo que leyeron y votaron, gracias de corazón por llegar hasta el final.
Aviso que estaré actualizando otro fanfic de Gavi (q no tiene nada q ver con este) por si gustan pasarse.
Otro aviso es que subire extras de esta historia. Ya tengo unas ideas en mente pero pueden dejar en los comentarios alguna idea que quieran ver!
Gracias 🥹 xx
PD. Los moodboards de los personajes son las vibes con las que los personajes terminan la historia, los pueden comparar con los moodboards del inicio, incluso el color de los bordes tiene un significado 👀
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