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♔ Capítulo 32

(Advertencia de contenido explícito)

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Estaba en casa de Pablo, únicamente nosotros dos, ya que sus padres vienen hasta el sábado. Programamos una barbacoa el domingo como una pequeña despedida.

Quería tener la oportunidad de despedirme de su familia antes de irme a Inglaterra. Ellos habían sido muy atentos conmigo y no tenía la mínima idea de cuando podría volver a verlos, pero estaba segura que sería en un largo tiempo.

Me siento en el taburete de la isla de la cocina mientras Pablo saca unos cuantos instrumentos e ingredientes para cocinar.

—¿Qué va a preparar el chef Martín?

Él suelta una risita por como lo nombre.

—¿Qué desea comer, su Alteza? —me pregunta dándome la espalda.

—Unos canelones rossini con cebolla caramelizada a un lado no estaría mal

—Lastima que no haya presupuesto para ese platillo, tendré que improvisar —se gira y me permite ver esa sonrisa traviesa en su rostro.

—Yo creo que el presupuesto no es el problema, sino las habilidades culinarias del cocinero —digo para picarle y lo consigo ya que no me da tiempo de esquivar la servilleta que avienta en mi dirección.

Servilleta que le regreso del mismo modo junto con una manzana de plástico que había de decoración sobre la isla.

—¡Oye! Me dolió —se soba el brazo donde la manzana impactó y yo estallo en risas. —¿En serio? —recoge la manzana del piso. —Mi mamá compró esas frutas —la coloca en la cesta con las demás frutas artificiales.

Procede a preparar la comida mientras yo lo observo en silencio y contesto algunos mensajes en el móvil, el último que envió es para Robert confirmando que me encontraba bien, acto seguido bloqueo el móvil y lo dejo sobre la isla.

—Esto es desayuno —advierto alzando una ceja.

El plato final frente a mi eran unos huevos estrellados sobre un pan con aguacate y fruta picada al lado.

—¿Quién dice que el huevo solo se puede comer en la mañana? —bufa.

—Yo

—Disculpe Alteza, pero eso es estu... tonto, es tonto pensar eso

—Ya

A primera impresión no se me apetece mucho la comida que Pablo preparó pero conforme voy dando bocados le agarro sabor, y mi hambre influye también.

Él se llena primero y me ofrece la fruta que no se pudo terminar, la cual me como.

Cuando termino de comer me ofrezco a preparar un postre para mas tarde.

Estuve viendo varios tutoriales en Youtube y hubo una receta de un brownie de chocolate que me pareció la mas fácil de todas.

Me dispuse a poner manos a la obra pero hubo un problema, el único ingrediente (de todos los que necesitaba) que mi novio tenía en su cocina era el huevo.

—No tienes nada —me quejo llegando a la sala donde él esta acostado con el móvil.

—¿Eh?

—No tienes nada para preparar los brownies

—Vamos al mercado —propone como si fuera sencillo sólo ir a comprar las cosas y regresar. Se da cuenta y añade. —Pedimos unos por uber eats —niego ante su solución.

—Yo tenía la intención, pero no se pudo concretar —me siento a su lado y enciendo el televisor.

Él se me pega lo mas que puede y comienza a bajar y subir su mano por mi muslo, gracias a mis shorts él tiene acceso a mi piel desnuda dejando caricias a su paso.

Estoy buscando una buena serie para ver, aunque es una tarea difícil, ya nos habíamos visto la mayoría del catálogo.

Mientras, Pablo cada vez acerca mas su mano al interior de mi muslo.

La idea de buscar una serie se va nublando poco a poco. Corrección, ¿buscaba algo?

Su mano se escabulle por debajo de mi short y presiona sobre mi intimidad. Desee que mi ropa interior desapareciera por arte de magia para asi poder sentir su piel contra la mía. Y fue como si él me leyera la mente porque procede a hacer a un lado la tela de mis bragas.

Sus dedos rozando mi zona íntima, simplemente sentir su tacto era tocar el cielo.

Continua haciendo círculos sobre mis labios, esta jugando conmigo, quiere que le suplique.

—Joder —mi respiración ya estaba alterada y no habíamos hecho nada.

—Da la orden y lo haré, Princesa

—H-hazlo —dije como pude.

—¿Qué cosa? —pregunta inocentemente.

—Pablo —volteo a verlo seria y no tarda en introducir dos dedos de una. Violento, sucio, salvaje.

Suelto uno, dos, tres gemidos.

—Mi sonido favorito

Suma dos dedos mas a gran velocidad y yo ya siento que veo estrellas.

—Dioses, estás empapada

—No pares —jadeo.

Sus labios húmedos atacan mi clavícula chupando y lamiendo.

—Sabes a peonias —su aliento choca sobre mi piel.

Quería más.
Necesitaba más.

Subimos las escaleras sin dejar de tocarnos y besarnos.

Caigo sobre la cama de espaldas ya desnuda.

—¿Tienes condon? —por más embelesada que estuviera no olvido lo mas importante.

Pablo gruñe y revisa la mesita de noche que tiene al lado de la cama.

—Joder —niega con la cabeza.

—Lastima —me incorporo apoyando la espalda en la cabecera de la cama.

Que manera de enfriar el momento.

Pablo comienza a masajear mi muslo haciendo ojitos de cachorro.

—Solo puedo tomar la pildora del día después una vez al año y lo hice la otra vez —le recuerdo.

Pablo murmura una maldición recordando aquella vez que lo hicimos sin condon en la discoteca.

—Quedate aquí, ahora regreso —me da un beso rápido y sale en sandalias apresurado.

Lo espero desnuda sobre la cama, pero el timbre de la casa no tarda en hacerse escuchar.

Si se le habían olvidado las llaves lo mataba.

Recogo mi ropa interior tirada afuera de la habitación, mis shorts y playera que estaban en las escaleras, y me visto rápido.

No reviso por la cámara quien es. Grave error.

—¿Cómo sabes la dirección de Gavi? —pregunto al ver quien esta del otro lado de la puerta.

—¿Puedo pasar? —Esteban ignora mi pregunta. —Hay algo de lo que quiero hablar contigo

Me da curiosidad lo último que dice, desde mi punto de vista él y yo no tenemos nada de que hablar. Ni amigos somos. Pero lo que mas me pasma es la manera informal en la que me habla.

—En ningún momento te di permiso de tutearme

—Hay algo de lo que me gustaría hablar con usted, Alteza —se corrige.

—¿Cómo sabías que estaba aquí?

—Carla me lo dijo —responde simple.

Carla como siempre diciendo cosas que no debe.

—Tú y yo no tenemos nada de que hablar

—Concédeme el misterio de la duda

Suspiro y después de meditar la situación lo dejo pasar no muy segura.

—Estoy empezando a creer que en realidad eres fan de Gavi —digo mientras caminamos hacia la sala.

Él se mantiene serio en todo momento hasta que nos sentamos en el sillón donde minutos antes Pablo y yo estábamos...

Suelta una carcajada claramente fingida que me trae devuelta a la realidad.

—Hay algo que quería preguntarle desde que nos conocimos —hace una pausa. —¿Cómo murió la Princesa Sofía?

—¿Disculpa? —me giro confundida a verlo.

—¿Cómo murió la Princesa Sofia? —vuelve a formular la preguntar.

—Todo el mundo sabe eso

—¿Todo el mundo sabe que su accidente provocó la muerte de otras personas?

Su pregunta me inmuta aunque intento que no note que tuvo un efecto en mí. Es cierto que el coche de Sofía impactó con otro pero eso nunca se hizo público.

—¿Lo sabías? —cuestiona al ver que me mantengo callada.

—No tengo porque responderte

—Claro, la Familia Real siempre ocultando su mierda —se pone de pie.

—¿Eres un periodista? ¿Qué es lo que quieres? —me pongo de pie también y él ríe con burla.

—Si hubieras investigado un poco sabrías quien soy

Good girls suena desde la cocina donde había dejado mi móvil, por el tono de llamada sé que es Carla quien llama.

—Fuera de aquí —ordeno y cometo el error de darle la espalda, algo pesado me impacta en la cabeza y todo se torna oscuro.

Abro los ojos y siento un dolor punzante en la parte baja de la cabeza. Por inercia quiero llevar mi mano a la zona pero no puedo. Estoy atada de manos y piernas en una silla.

Intento observar a mi alrededor en un intento fallido porque todo estaba a oscuras. Lo único que puedo ver es la luz del otro lado por debajo de la puerta.

Trato de mover la silla donde estoy y logro arrastrarla un poco hacia delante solo que al hacerlo provoca un chirido escandaloso.

Sigo arrastrando la silla a pesar del sonido hasta la puerta pero está se abre.

—Al fin despierta, Alteza —entra Esteban y cierra la puerta detrás de él y enciende la luz, en automático cierro los ojos.

—El golpe que te di no fue tan fuerte y —observa el reloj en su muñeca. —Estuviste inconsiente 7 horas, si que eres una princesa delicada

Me carga con todo y silla y me devuelve al rincón donde estaba antes. Toma una silla de la esquina y se sitúa cara a cara conmigo.

—Oye, no me mires así —agita sus manos a los lados.

Sé perfectamente como mis facciones deben lucir en este momento. Siento tanta furia, no puedo creer en la situación en la que estoy.

Siento cólera conmigo misma por no haberle puesto un alto.

En mi mente permanece las 7 horas que dijo que estuve inconsiente. Robert ya debería estar buscándome, no? Mi mente quería creer que si. Pensé en el dispositivo de rastreo, no lo tenía conmigo cuando me desmaye y dudo que Esteban haya traído cosas mías aquí. El rastreador se habia quedado en la casa de Pablo.

—¿Dónde estoy? —hablo por primera vez y ahora con iluminación me dedico a observar la habitación en la que me encuentro.

Cuatro paredes con una sola ventana, hay una cama individual, un pequeño armario, varias cajas en la loseta del piso y un escritorio con cuadros de fotos, bastante polvo por todos lados, luce como una habitación que hace mucho tiempo no es habitada.

—En mi casa —responde simple.

—Desatame —me sacudo en la silla.

—Después de que te mate

Mi rostro por primera vez muestra miedo y él estalla en carcajadas.

—Es broma —continua riéndose. —Lo único que quiero de ti es lo siguiente, un video donde declares públicamente que tu familia esta llena de asesinos, comenzando con tu querida hermana

—¿Cuál es tu problema? —frunzo el ceño sin entender nada.

—¿Mi problema? Tu hermana mató a mi hermana embarazada y a mi mejor amigo. Una adicta y amante de la velocidad le arrebato la vida a mi familia, ese es mi problema

—¿Qué?

—No vengas ahora a decirme que no tenías ni puta idea —exclama furioso y se pone de pie. —¿Y qué hizo la Familia Real? Enviar un maldito sobre con dinero como compensación por las perdidas mientras que la asesina de su hija era recordada como una líder ejemplar

Sabía que las personas del coche al que impactó Sofía murieron pero nunca quise saber quiénes eran, yo estaba devastada con su muerte que no quería saber más. Pero mis padres nunca dijeron que haya estado bajo el efecto de alguna sustancia.

—Eso es mentira, Sofía no estaba intoxicada el día del accidente

—Acepta que tu hermana era una borracha, drogadicta y una completa lunática —se pone de pie y se me acerca apoyando una mano sobre el respaldo de mi silla. —He investigado lo suficiente como para saberlo

—¡Cállate! —grito. —Tú no sabes nada de quién era Sofía

—Revise los expedientes, Sofía tenía alcohol y restos de heroina en la sangre

—No pronuncies su nombre con tu sucia boca —espeto aún negando todas las blasfemias que decía.

Mi hermana rara vez tomaba y ¿drogarse? Eso jamás. Ella siempre me sermoneaba por hacerlo. Era mi modelo a seguir.

Yo sabía quién era mi hermana, no creería en las palabras de cualquier mediocre.

Jamás aceptaría tal cosa. A menos que mis padres lo confirmen.

—Solo haz lo que te digo y te dejaré ir, es sencillo —se sienta de nuevo. —¿La princesita no va a decir nada?

—¿Eras tú? El de los mensajes —pregunto aunque es evidente.

Él sonríe ampliamente.

No podía creer que todo este tiempo estuvo ahí. Se hizo amigo de Carla con otras intenciones y yo le di entrada libre.

—Quieres que admita algo que es falso, no haré eso —niego.

—Grabarte admitiendo el crimen que cometió tu hermana y como los Reyes ocultaron todo es la verdad que merece salir a la luz

—No voy a hacerlo —declaro firme mirándolo a los ojos sin una pizca de miedo.

Un golpe impacta mi mejilla, si no estuviera tan bien atada a la silla definitivamente hubiera caído al piso.

—Ay princesita, creo que olvidas que no estas en posición de exigir nada —se pone de pie. —Eres inteligente, te daré un tiempo para que reflexiones lo que te conviene

Dicho esto, se retira dejándome sola de nuevo y en completa oscuridad.

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