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♔ Capítulo 27

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Al llegar al hotel, el viento de Madrid golpea mi rostro.

Los chicos llegaron ayer en la mañana, pero Carla y yo nos vinimos hasta hoy en el jet privado de su familia.

Nos hospedamos en el Mandarin Oriental Ritz, porque ya me imaginaba toda la gente que iba estar afuera del hotel de los futbolistas.

El partido es mañana a medio día, cuando finalice iré a cenar con mis padres, porque como lo esperaba, en cuanto pise tierras madrileñas me habló mi madre por teléfono.

Aunque los chicos lo negaban, nosotras notamos que si estaban nerviosos. No entendía mucho de eso, pero al parecer era un partido importante.

Invite a Pablo a salir para que se distrajera de todo lo relacionado a mañana. Además me hacia ilusión mostrarle mi ciudad. Él ya me había mostrado el pueblo donde se crió y su segundo hogar, era mi turno.

𝐆𝐀𝐕𝐈

Estaba algo tenso por mañana, siempre que jugábamos contra el Real Madrid sentía una presión mayor de hacer las cosas bien.

Cuando Melissa me dijó para salir a recorrer las calles de Madrid, en automático mi tensión se disipó. Con ella a mi lado, no tenía cabeza para otras cosas.

—Pero yo quiero ir al Palacio Real —digo mientras dabamos un paseo por la Gran Via tomados de la mano.

—Otro día iremos

—Yo quiero ir ahora —me quejo.

—No es la gran cosa, créeme

—Para poder creerte primero tengo que verlo —entrecierro mis ojos mirándola. Se peinó con dos coletas luciendo aún más preciosa si es que eso era posible, y esos pantalones le quedaban mas que increíble.

La vista era fenomenal.

Mientras pasamos por un mercado recuerdo lo que contó mi tía cuando visito la capital, dijó que había probado las mejores croquetas de Madrid.

—Ven —ejerzo un poco de fuerza en el agarre de nuestras manos y me adentro por la calle donde estaba el mercado.

—¿Qué es aquí? —pregunta mirando todo a su alrededor.

—Te criaste toda tu vida en Madrid y no sabes lo qué es un mercado —respondo irónico. —Este es el mejor lugar para encontrar platillos madrileños —me detengo en el primer puesto que veo. —¿Cuál es la croqueta mas buena que tienen?

—La que mas pide la gente es la de jamón ibérico —responde la señora amablemente.

—Deme dos, por favor

Segundos después ya tenia la orden en mis manos, y nos sentamos en una mesa cercana.

—No me digas que nunca has probado esto —le ofrezco una croqueta.

—Esto no luce a nada que mis cocineros hayan preparado antes

—Pero si eres de Madrid

—Si, pero esto es comida de la calle

Yo suelto una carcajada.

—Es comida típica de aquí —niego con la cabeza.

—Del pueblo —enfatiza.

—Perdona, olvide que la realeza viene de otro planeta

—Sabes lo que quise decir —alza sus cejas, alguien se enojo.

—Si si, anda, pruébalo —enfoco la atención en las croquetas, no quería empezar una discusión por algo tan estúpido.

A veces olvido que Melissa es una Princesa, y no es que sea algo malo, entiendo que tenga esos puntos de vista ya que nació en cuna de oro.

Aunque a veces chocamos en ciertas cosas, el hecho de quién es no implica un problema para mí o nuestra relación.

La miro expectante, queriendo grabar en mi memoria su reacción al probar la croqueta por primera vez.

Le da el primer bocado, mastica lento e inmediatamente sus ojos se abren como plato.

—Sabe bien —dice con la boca llena y yo sonrió.

Procedo a comer mi primera croqueta de Madrid. Deliciosa como esperaba, pero las que hacía mi mamá eran mejores sin dudarlo.

Al terminar, seguimos probando toda la demás variedad de croquetas que vendían. Era una experiencia gastronómica de otro nivel.

—Ya no puedo más —dejo en mi plato una croqueta de champiñones mordida a la mitad.

—Es un pecado desperdiciar comida —ella toma mi croqueta y la pone con las demás que se va a comer.

La admiro mientras saborea cada croqueta, tiene unas cuentas migajas alrededor de sus labios que me limito sólo a observar.

Se veía demasiado tierna, parecía que estaba metida en sus pensamientos mientras comía y aproveché para tomarle una foto. Bueno, varias fotos.

—Mañana ire a cenar con mis padres —suelta mientras se come la última croqueta.

—¿Eh? —dejo de ver una foto que le acababa de tomar.

—Mis padres quieren que cene con ellos mañana —se limpia delicadamente la boca con una servilleta.

—Que bien, ¿no? —interrogo al ver que se puso un poco seria.

—Supongo —me sonríe pero noto su incomodidad.

—Después de todo son tus padres, tal vez sus maneras no han sido las mejores, pero de que quieren lo mejor para ti, quieren lo mejor para ti —al final Melissa es la única que sabe como son en verdad pero no creo que sus padres quieran lastimarla.

—Lo sé, es solo que es incómodo —asiente y noto que no quiere hablar mas del tema.

—Mañana después del partido habrá una fiesta —recuerdo lo que dijeron los chicos.

—¿Fiesta de qué?

—Desde cuando se necesita una razón para hacer fiesta —alzo una ceja.

—Bueno, no creo que si pierden el partido quieran estar de fiesta en la noche

—Es que no vamos a perder —hablo confiado.

—Si tú lo dices —dice ella con burla.

—¿Qué quieres apostar?

Ella abre la boca pero la cierra de inmediato a la vez que abre los ojos atónita.

—Acabo de recordar que me debes algo —me señala con el dedo.

—Yo no recuerdo nada —y era verdad pero fuera lo que fuera, imagino que no me conviene, así que cambio de tema rápido y Melissa parece olvidarlo.

El resto de la tarde caminamos por las calles de Madrid, había venido varias veces antes, pero nunca había tenido el tiempo de contemplar de cerca la ciudad.

Siempre era aeropuerto, hotel, estadio, hotel, aeropuerto, y lo que alcanzará a observar por la ventanilla del autobús.

—¿Quieres que te acompañe a la cena? —pregunto mientras caminamos tomados de la mano por la Puerta de Alcalá. Siempre he querido tomarme fotos aquí.

Melissa voltea a verme confundida.

—A la cena con tus padres —aclaro.

—No —se limita a responder y yo me detengo.

—¿Cuál es el problema? Dijiste que me presentarías a tus padres, ¿cuál es el problema con que los conozca ahora? —pregunto lo que quería preguntar hace mucho.

—¿Estás enamorado de la Princesa Heredera o de Melissa? —suelta mi mano y de inmediato dejo de sentir su calor.

—¿Qué estas diciendo? —frunzo el ceño a mas no poder.

—¿Por qué tanto interés en conocer a mis padres? —alza un poco la voz.

No entendía su pregunta. ¿Acaso no era normal que quisiera conocer mas de ella?

Sentía que solo daba vueltas con lo mismo cuando se trataba de sus padres.

Sentía que en el fondo no tenía planes de que los conociera y necesitaba saber por qué.

¿Era tan malo que yo fuera su novio?

¿Era una vergüenza nacional o qué cojones?

—¿Qué tiene de malo que tu novio quiera conocer a tu familia? —cuestiono alzando la voz también.

—Cuando jugamos ping pong, apostamos que harías lo que te dijera por 1 día, así que no hagas preguntas —pide molesta.

Joder.

Exhalo girando mi rostro hacia la puerta de Alcalá que teníamos a un lado.

—Yo me abro contigo, hasta me atrevo a decir que conoces todo sobre mí pero en cambio tú... parece que cada vez te cierras más, sólo me dejas ver lo que tú quieres que yo vea —digo frustrado.

Ambos nos vemos fijamente sin quitar los ojos del uno del otro. Melissa parecía no tener intenciones de decir nada más.

—¿Quieres la verdad? —hace una pausa.  —La verdad es que a mis padres no les vas a agradar y no porque haya algo mal en ti, el problema son ellos y las estúpidas reglas con las que viven

Me llevo las manos a la cabeza y trato de calmarme un poco.

—A tu papá ya lo conozco —recuerdo lo amable que fue cuando me pidió mi camiseta en Qatar.

—Lo que conociste fue solo la imagen que da a todo el mundo, en realidad no sabes nada de cómo funciona la monarquía

—Y por lo que veo, tú no piensas explicarme ni una mierda —la observo decepcionado y como no dice más simplemente le doy la espalda y me alejo en la dirección contraria.

Cruzo la calle y escucho a Melissa gritar mi nombre a lo lejos.

No quería dejarla ahí sola, pero mis pensamientos estaban nublados de enojo e ira, no pensaba bien y lo mejor era irme para no decir algo que jodiera mas las cosas.

𝐌𝐄𝐋𝐈𝐒𝐒𝐀

Hoy era el dichoso partido, desde la discusión de ayer no sé nada de Pablo.

Cuando llegué anoche a mi habitación del hotel, esperaba tener algún mensaje de él, pero nada. Esta mañana no fue diferente.

Me debati sobre si debía ir al partido o no, pero teníamos que hablar y aclarar las cosas.

Me siento fatal, porque todo lo que dijo anoche era verdad, yo sólo me cerraba, estaba enojada conmigo misma. Lo que menos quiero es hacer sentir mal a Pablo.

Asi que esta mañana me puse su camiseta y vine al partido con Carla como teníamos planeado.

Sira nos envío mensaje avisando que su vuelo se retraso y no llegaría para el partido, ya nos veríamos en la fiesta.

Apenas nos sentamos en nuestros lugares cuando aparece Oliver el amigo de Pablo, junto con Ana. Ambos usando su camiseta.

—¡Hola Melissa! —me saluda sonriente. —Que gusto volver a verte

—Hola —me levanto de mi asiento para saludarlo. Y saludo también a Ana quién me sonríe sin mostrar los dientes. Tengo tantos pensamientos en la cabeza que su presencia no me incomoda en lo absoluto.

—Ella es Carla, Carla ellos son amigos de Pablo —los presento rápidamente.

—Encantado —saluda Oliver cordialmente.

—Hola, igualmente —Carla corresponde el saludo con amabilidad.

—¿Tú también perteneces a la realeza? —pregunta Ana con interés mirando de arriba a abajo a mi amiga.

—Mi padre es marqués así que... —Carla rié levemente.

—Creo que leí algo sobre ti en una revista de chismes

—No te creas de lo que ponen ahí —mi amiga mueve las manos negando. —¿Y ustedes son novios?

—Que va, Ana solamente es mi mejor amiga —responde Oliver y la castaña asiente.

—Ah perdón

—No te preocupes —Oliver le resta importancia.

Regresamos a nuestros lugares.

—Hace mucho que quería venir a ver a Gavi jugar, al fin se pudo —comenta Oliver sentándose a mi lado.

La afición del otro equipo estaba eufórica, era una locura nunca había visto algo igual.

El partido transcurre dándole gran ventaja al equipo contrario, aunque yo no sabía mucho de fútbol era evidente que tenían mayor posesión del balón.

Pablo estaba distraído y no se enfocaba al 100%. En el segundo tiempo, tiene un pequeño altercado con un jugador contrario. El jugador lo jala del pelo y estaban a punto de soltar los golpes cuando llega el árbitro y calma la situación.

A mi lado, Carla y Oliver se quejan y abuchean cuando el otro equipo anota gol, yo solo miro el escenario en silencio y con impotencia.

El partido termina 1-3 dandole la victoria al Real Madrid.

Oliver dice que irá a comprar agua y se lleva a Ana con él. Por el otro lado, mi amiga y yo no tardamos en bajar hasta los vestuarios.

El primero en salir es Pedri, a quién Carla abraza de inmediato y no para de decirle que lo hizo genial.

Yo me ahorro las palabras de ánimo y solo le doy un abrazo reconfortante.

Cuando Pablo sale, lo intercepta el jugador que reconocí como el que lo había jalado del pelo.

—Gavi, no fue personal que lo sepas, pero las cosas así son en el fútbol —dice mientras se seca el sudor con una camiseta blanca.

Pablo estaba mas que serio, no dice nada solo se limita a asentir apretando la mandíbula.

—Igual para la próxima si a mi se me va un codazo directo a tu cara no es personal eh —habla Pedri igual de serio con la mirada fija en el jugador.

El jugador suelta una carcajada mientras aplaude.

—Yo tendría mas cuidado, por si no lo sabían, la Familia Real le va al Madrid

Ahora Pedri suelta una carcajada.

—No me digas

—Un amigo mío conoce al hijo del primo del Rey

—¿Ah si? ¿Hablas de Arturo? —cuestiono y el jugador me da una mirada rápida.

—¿Es amiga suya? —se dirige a Pedri y Pablo ignorandome. —No importa, a lo que voy es que la realeza siempre esta del lado ganador

No me importaba los clubes de fútbol ni nada de eso, pero no iba a dejar que insultara a mi novio y se diera aires de grandeza donde claramente no había.

No soporte mas las tonterías que estaba diciendo, me quito las gafas y hablo.

—Te equivocas, no me veo usando la camiseta del Madrid —lo observo como la cosa mas insignificante del mundo.

Él parpadea varias veces y comienza a toser.

—Princesa, es un honor conocerla —cambia su tono de voz de inmediato. —¿Qué hace aquí?

—¿Tú eres?

—Soy Daniel Ceballos, jugador del Real Madrid —me extiende su mano. —De la primera division

Observo su mano con asco cuando aparece mi guardaespaldas.

—Alteza, debemos irnos

Llegó la hora, la cena con mis padres se aproximaba.

Asiento y le doy una última mirada a esos ojos marrones que estaban fijos en mí.

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