
♔ Capítulo 24
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Hoy era la fiesta de cumpleaños de Aurora, desde temprano ayudé a Belén a decorar la sala y el jardín.
Antes de que comience a llegar la gente, voy a cambiarme a la habitación. Opto por usar un vestido floral sencillo, un poco ajustado de la cintura pero suelto de la parte de abajo. Creo que iba bien con la ocasión y a mi todo me quedaba bien.
Cuando salgo, ya habían llegado unas tías de Pablo, estaban en la sala junto a Belén. Todas me voltean a ver y me saludan muy animadas.
—Pero que guapa estás
—Estaban muy emocionadas por conocerte —Belén me sonríe y yo asiento devolviendo la sonrisa.
Aurora todavía no terminaba de arreglarse y Pablo y su padre habían ido a comprar unas cosas que faltaban. Así que estuve un buen rato conversando con ellas, o mas bien en un interrogatorio, me preguntaban de todo, desde cómo conocí a su sobrino, hasta cuándo haríamos una cena con mis padres.
Después de una hora, comienzan a llegar mas familiares y amigos de Aurora. Pablo y su padre ya habían regresado, todo estaba técnicamente listo sólo faltaba la cumpleañera.
Mi novio vestía unos pantalones negros que le quedaban de maravilla y una camisa blanca con los primeros dos botones desabrochados.
Yo intentaba que no se me cayera la baba cada que lo veía.
—Siempre supe que ibas a ser grande Gavi —habla un tío de Pablo. —Pero que la Princesa de España sea tu novia, esas son ligas mayores
Yo me tomo su comentario como broma, aunque Pablo tensa la mandíbula serio, pero después sonríe incómodo.
Belén me hace señales para que vaya con ella, así que me disculpo y dejo a Pablo solo con sus tíos.
—¿Puedes ir a buscar a Aurora? —me susurra Belén en el oído y yo asiento.
—Soy Melissa —aviso después de tocar la puerta de su habitación.
Escucho como quita el cerrojo de la puerta y está se abre.
Entro y Aurora esta sentada frente al espejo del tocador.
—¿Me ayudas? —señala su ojo derecho donde el párpado estaba manchado de delineador.
—Tranquila, se puede solucionar
Acerco otra silla que tenía a su lado y me siento. Agarro el delineador y comienzo a hacer el delineado muy pegado a la linea de pestañas en ambos párpados y lo difumino con una brocha pequeña para finalmente colocar una sombra satinada clarita por todo el párpado que combinaba con su vestido.
—Aquí no paso nada —afirmo y ella observa el resultado en el espejo.
—Gracias, llevaba horas frustrada, sentía que solo lo estaba arruinando más —me abraza.
Después de ayudar a Aurora con su maquillaje, dice que saldrá enseguida y yo regreso con los demás.
Al regresar con Pablo ya no estaba con sus tíos, sino con Oliver y Ana.
—Hola —abrazo a ambos y Ana me da una sonrisa que de aquí a Ibiza se nota la falsedad que carga.
—¿Todo bien con Aurora? —Pablo me sujeta de la cintura acercándome mas a él.
Yo asiento y en eso la cumpleañera aparece recibiendo felicitaciones de todos.
—¿Dónde dejo el regalo? —pregunta Ana y yo la acompaño hasta la mesa de regalos que estaba en el jardín.
—Gracias Princesa —habla en un tono seco, dejando la bolsa de regalo en la mesa. —¿Cuál es tu regalo?
—Ese de ahí —señalo la caja negra mas grande con las letras Prada en ella.
—Ah —me da una sonrisa sin mostrar los dientes y se da la vuelta.
Cuando regresamos con los chicos, Aurora estaba con ellos.
—Gracias por venir Oliver
—Feliz cumpleaños Aurora —la felicita Ana muy alegre.
—Gracias —ambas se abrazan.
—Me encanta tu maquillaje —comenta cuando se separa de Aurora.
—Mi cuñada me ayudó —Aurora me guiña un ojo y sonrió.
A la que se le borra la sonrisa es a la castaña.
La cumpleañera se despide para ir a saludar a mas amigos y Ana aprovecha para cambiarse de lugar al lado de Pablo, ella lo agarra del brazo y no se le despega. Parecía una chinche.
Lo peor era que Pablo no decía nada, ni se veía incómodo.
Me voy de ahí y me adentro a la cocina donde no había nadie.
3 minutos después, mi novio aparece.
—¿Qué pasa?
—Vine por hielos —muevo mi vaso vacío en la mano.
—Me hubieras dicho, yo te traía
Abre el congelador y saca una bolsa con hielos.
—¿Tú la invitaste? —suelto mirándolo.
—¿A quién? —me da una mirada de no entender nada y automáticamente ruedo los ojos.
—A esa chica —señalo hacia la puerta.
—¿Ana? Yo invite a Oliver y ella lo acompañó —hace una pausa. —¿Qué tiene?
—Si sabes que le gustas, no?
—¿A quien? —él frunce el ceño y yo lo observo con cara de "en serio?" —¿A Ana? —añade unos segundos después.
—Se ve a kilómetros que te tiene ganas
—A ver, —se me acerca y me sujeta de los hombros. —La conozco desde hace años y durante todo este tiempo solo la he visto como la amiga de mi mejor amigo —se detiene a pensar un poco. —Bueno, una vez, en una fiesta puede que le haya coqueteado pero estaba muuuuy borracho, vale? Fuera de eso, no hay nada
No me consideraba una persona celosa en lo absoluto, de hecho me daba igual con que chicas se ha enrollado Pablo, porque igual que los chicos con los que yo he tenido algo, eso fue antes de conocernos y ahora esta en el pasado. Lo que me molestaba era que permitiera que esa lo tocará con tanta confianza delante mi, que se supone soy su novia.
—¿Por qué dejas que este pegada a ti? —me separo de él.
—Ana siempre ha sido muy cariñosa con todos, pero le dejaré en claro que ya no lo sea conmigo, esta bien? —responde con la mirada clavada en mí. —No me cansaré de decir que te ves muy linda celosa —añade divertido ante mi silencio.
—Si tú te llevas asi con tus amigas, entonces no querrás ver como me llevo yo con mis amigos —él se pone serio de inmediato. —¿Ya no es divertido, verdad? —sonrió irónica. —¿Ya te conté que me llevo muy bien con el Principe de Dinamarca? —me doy una vuelta por la isla de la cocina.
En segundos, llega a mi lado y me acorrola contra la alacena.
—Melissa —habla serio llevando sus manos a mis costados.
El color marrón de sus ojos esta mas intenso, ya no logro ver amarillo en ellos.
—Gavi —lo imito sin desviar la mirada.
Él me mira desconcertado por como lo acabo de llamar, hasta yo me sentí rara llamándole así.
—Todos te dicen Gavi —digo sin dejar de mirarlo. —Creí que tu familia te llamaba Pablo, pero todos aquí te dicen Gavi, a excepción de tu madre algunas veces —aclaro.
—Solo tú y mi mamá me dicen Pablo
Él ladea su cabeza y se acerca con intenciones de besarme pero soy mas rápida y aprovecho que afloja su agarre para escabullirme.
—Melissa —se gira a verme.
—Gavi —repito.
—Te prometo que ya no volverá a pasar, si quieres ni volteo a verla
—Es que no se trata de eso —niego la cabeza algo frustrada. —Yo no tendría que pedirtelo, en primer lugar, sino que es algo que debe nacer de ti
—No volverás a pedirme algo así, lo prometo —dice seguro y me toma de las manos.
No sé que tiene Pablo que con solo mirarme como me mira y decirme palabras bonitas caigo rendida ante él. Y eso me asusta.
Él me pide permiso con la mirada para besarme y yo asiento.
Unimos nuestros labios en un beso despacio y suave.
—Gavi —interrumpe el padre de Pablo.
Yo me separo rápido de él como si nos hubieran atrapado haciendo algo malo y Pablo me da una sonrisa burlona.
—Tu mamá no encuentra las velas del pastel. Ve a la dulceria que esta a unas cuadras y compra las que tengan
—Vale —Pablo asiente y su padre nos deja solos.
—Te acompaño
—¿Segura? —alza una ceja y me ofendo.
—Si —paso de él chocando con su hombro.
—Crei que iríamos en coche —me quejo cuando vamos a media cuadra.
—Esta a 5 minutos —él sonríe como si hubiera contando un chiste.
Llegamos a la dulceria, nos dirigimos directamente al pasillo donde esta lo que buscamos, bueno yo solo sigo a Pablo.
—Aquí estan —sostiene unas velas azules que no se ven para nada sofisticadas.
—Estan mejor estas —le muestro unas blancas con dorado.
—Mi papá dijó que las que sean estan bien
—Eso solo aplicaba si no había otras opciones, con estas van a lucir mejor las fotos con el pastel —aclaro.
Cuando estamos en la caja, tomo dos chocolates y una piruleta, y Pablo las paga sin decir nada.
Cuando salimos, abro la piruleta y comienzo a chuparla.
—¡Gavi! —un niño corre hacia nosotros, o bueno hacia Pablo. —¿Puedo tomarme una foto?
Mi novio acepta y el niño abre la cámara frontal de su móvil.
—Yo les puedo tomar la foto —me ofrezco y el niño voltea a verme sonriendo.
Esta apunto de darme su móvil cuando su cara se transforma en una de asombro.
—Princesa... mejor una con los dos, por favor
Yo lo mire indecisa, si me tomaba la foto todo el mundo sabría que vine a ver a la familia de Pablo y era lo que menos quería, pero sin darme cuenta el niño ya le había pedido a alguien que nos tomará la foto y me estaba esperando.
Yo me acomodo de su otro lado, quedando el niño en medio de los dos.
—Muchas gracias —hace una reverencia y se va dando saltitos.
El camino de regreso fue mas corto.
—¿Dónde estaban? —pregunta Ana cuando regresamos.
—Mi papá me mandó a comprar algo —explica Pablo señalando la bolsa con las velas. —Ahora regreso —me avisa.
Yo asiento mientras sigo chupando lo que queda de la piruleta.
—¿Qué te ha parecido el pueblo? —me pregunta Oliver amable.
—Es verdaderamente lindo
—Me alegra que hayas tenido una bonita experiencia, ojalá puedas volver a venir
—Claro, oye una pregunta, ¿a ti también te gusta el fútbol?
Él ríe por mi pregunta.
—Si, Gavi y yo siempre jugábamos de pequeños por estas calles
—¿Por qué no fuiste un jugador profesional? —siempre que me interesa saber algo hablo pensando que la gente esta obligada a responderme, admito que a veces no me mido.
—Yo veía el futbol mas como un pasatiempo, a diferencia de Gavi, que para él era su vida —explica sin incomodarle mi pregunta.
Estaba teniendo una grata conversación con Oliver, que no me di cuenta cuando Ana había desaparecido hasta que dos chicos altos nos interrumpieron.
—Hola Princesa, somos amigos de Aurora, me llamo Hugo —muestra sus dientes en una amplia sonrisa.
—Y yo Álvaro
—¿Podríamos tomarnos una foto con usted?
—Claro —acepto.
El chico le da su móvil a Oliver para que tome la foto.
Cada uno se coloca a mis lados y el tal Hugo tiene el atrevimiento de poner su mano en mi cintura.
Yo poso para la foto y me separo de ambos una vez fue capturada.
—¿Es verdad que es novia de Gavi? —me pregunta el de nombre Hugo.
Al parecer no tenían intención de irse.
—Si —me limito a responder y él hace una mueca de desagrado total.
—Si me permite Alteza, Gavi es solo un niñato, usted debe salir con un hombre a su altura, vaya
—Somos amigos de Aurora, pero eso no quiere decir que no seamos objetivos —habla el otro.
—Ustedes ni siquiera conocen a Gavi —Oliver frunce el ceño mirando a los dos chicos.
—¿Y tú quién eres?
—Eso te pregunto yo a ti —hablo y él me observa confundido. —¿Tú quien eres para decirme con quien debo o no salir? —alzo una ceja.
—Y-yo, una disculpa, no pensé que se tomará a mal mi comentario —el chico titubea.
—Si, ese es tu problema Aaron, no piensas, ahora largo
No lo negaré, extrañaba ser arrogante.
Pablo llega justo cuando los dos chicos se iban.
—¿Quiénes eran? —pregunta interesado.
—Unos amigos de tu hermana —responde Oliver sin ganas.
—Aurora debería tener cuidado con sus amistades —me limito a decir.
El resto de la fiesta transcurre tranquila dentro de lo que cabe.
A la manaña siguiente, me despedí de todos, la madre de Pablo me dijó que era bienvenida cuando quisiera y Aurora me agradeció por todo, y dijó que le encantó mi regalo.
Yo les agradecí por todo igual, y prometí volver a visitarlos pronto. Aunque lo veía difícil, porque pronto llegaría el tiempo de irme a Inglaterra, pero no quise pensar en lo que aún no sucedía.
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