8. Dominarte.
Hi~ Se viene capítulo doble hoy porque ayer estaba demasiado agotada para hacer cualquier cosa, sin embargo, estos capítulos que siguen me gustan demasiado como para tirarlos ahí, so, get ready que hoy se nos viene potente y al final les dejo una que otra notita. Gracias por leer~
Aslan odia hacer ejercicio.
Es un dolor de culo.
Meh.
Sí, lo sabe, irónico considerando esta obsesión corporal ¿verdad? Pero si vas a continuar acá ya llegó el momento de aclarar algunas cosas. Los trastornos alimentarios no abarcan un solo tipo de cuerpo, de hecho, el peso no es un criterio excluyente y por eso hay condiciones como anorexia atípica o los trastornos por atracón que no tienen nada de delgado. En segundo, no es romántico padecerlo sino que es malditamente jodido. En tercer lugar, hay migraciones entre la misma enfermedad y por esto Ash tiene momentos más restrictivos y otros más purgativos.
Mierda, hubo un tiempo en que estaba obsesionado con la restricción y el ejercicio y el ayuno.
Antes de vomitar vino morirse de hambre y esa hambre se sentía malditamente deliciosa.
Fue a inicios de la adolescencia, sus reglas eran incluso más rígidas que antes porque para permitirse comer Aslan debía hacer al menos dos horas de ejercicio o lo vomitaba todo por ser "un día perdido" más adelante uno de sus tratantes le explicó que en la anorexia pasan varias alteraciones al nivel de mente como por ejemplo:
· Rigidez cognitiva o en otras palabras, la dificultad para adaptarse porque una vez aprendida una regla es casi imposible modificarla.
· Enfoque al detalle, es decir, existe una inhabilidad para captar el contexto global.
· Un estilo emocional ansioso/evitativo/obsesivo/rumiante.
· Desregulación emocional.
Por ende, por muy irracional (y tortuosa) que fuera esa regla para hacer ejercicio Ash debía cumplirla puesto que pasaban miles de cosas a nivel cerebral que le impedían flexibilizar. No, Jim. No era maña o porque quisiera llevarte la contraria o alguna otra de esas gilipolleces estilo David Copperfield. Aun es extraño pensar en el inicio y en el papel que desempeñó su papá, si a personas como Max y Griffin les cuesta entenderlos con años de psicoeducación ¿qué esperaba de un campesino? Joder, en Cape Cod todavía creen en las terapias de conversión para curar la homosexualidad, debió ser realista por su propia salud mental, era obvio que Jim actuaría cual cavernícola: «unga, unga, come maricón».
Vaya, gracias papá, no se me había ocurrido comer, eres un genio.
Pero Ash no se despierta pensando esto, sino que lo piensa porque está en el gimnasio de la facultad.
Yep.
Vinieron a quedar ¿cómo dijo Bones? Ah cierto, mamados.
Y ni siquiera es a causa del trastorno porque si fuera por eso estaría haciendo cardio (o abdominales) como loco, pero no, acá está, intentando levantar pesas porque Shorter quiere "poner su cuerpo de fideo en forma" agradece la intención e intenta quedarse menos con la distorsión corporal que nace.
—Vamos, Ash. —El alfa lo intenta animar, todo el lugar apesta a hombre sudado, hay gemidos raros, bebidas energéticas revueltas y cuerpos envueltos en licra—. Puedes levantar un poco más de peso, arriba, necesitas esforzarte si quieres poner bultos en tus brazos. —¿Se supone que debe quererlos?
—¡No quiero bultos en mis brazos! —¿Qué tanto se debe odiar la gente para pagar por esta tortura?
—¡Vamos! ¡Puedes levantar más! —Griff, quiero irme a casa, ven a buscarme.
—N-No puedo. —Apenas jadea intentando levantar la varilla de metal, está recostado en esa camilla que usan los machos para trabajar sus bíceps, tríceps y cualquier cosa que termine en «ceps» y duele como el infierno intentar elevar en la totalidad esa maldita pesa—. Me va a aplastar.
—Tonterías, boss. —Bones lo alienta.
—Deja de llamarme así. —Jadea sudado, pegajoso y adolorido—. No soy tu jefe.
—Sí lo eres.
—¡No lo soy! —¿Cómo diablos se las arregla para gritarle al beta si tiene esa barra encima del cuello?
—No les insistas, ellos te admiran.
—¡Ah! —Qué frustrante son—. ¿Por qué? —Ash eleva un poco más la pesa, el metal se incrusta bajo sus palmas, oh, Dios, sus manos están tan mojadas que se le va a resbalar la pieza en su propio sudor y va a aplastarle el cuello, definitivamente será la manera más estúpida de morir.
—Porque enfrentaste a Arthur en la fiesta, todos lo vieron. —Chismosos de mierda—. Y varios chicos quedaron muy intrigados por ti.
—Pensé que formaban parte de tu pandilla.
—Mi pandilla discrimina, solo acepta chinos.
—¿Eh? —Alza una ceja intentando mantener su mirada en Shorter, sin embargo, no tiene aire como para conservar los ojos abiertos y por ende, los cierra—. No sabía que eras racista.
—¿Acaso tú no llamas a Eiji onii-chan?
—Sí. —Suelta un jadeo de alivio cuando por fin logra dejar la barra en el soporte y liberarse de dicha tortura medieval—. Es el apodo que le puse.
—¿Qué significa?
—Hermano mayor creo. —No está tan seguro, se lo dijo ya que lo había escuchado de los otakus del salón y el impulso a molestar a Eiji era más grande que cualquier otra cosa.
—¿Le dices hermano mayor al chico que amas? —Kong y Bones intercambian una mueca perturbada que hace que la cara le arda—. Eso es raro.
—Yo no amo a Eiji. —Aclara ondeando el cuello de su camiseta, dejando que las feromonas dimitan su cuerpo porque últimamente las está teniendo, no sabe a qué se debe si sigue igual de anoréxico, no obstante sus instintos de alfa impresionan haber despertado y estarse desarrollando lentamente.
—Ajá. —Bones se cruza los brazos sobre el pecho—. Y yo soy homosexual.
—¿Acaso no lo eres? —Kong pregunta confundido—. Siempre pensé que eras gay por como babeas por Alex.
—Kong. —Aúlla agudo—. ¿Tienes que decirlo enfrente de Alex? Se supone que eres mi mejor amigo.
—Tú fuiste el que empezó con las mentiras.
—¿Y quieres que sea líder de ese grupo de payasos? —Ash le pregunta a Shorter tirándolo del cuello de su camisa—. Ni de joda.
—Oh, vamos. —El alfa protesta—. Dos pandillas tienen más posibilidad de ganar contra la de Arthur que solo la mía.
—No tengo motivos para meterme con ese idiota.
—Es un idiota, ese es motivo suficiente. —El lince bufa.
—Si fuera por eso iría golpeando a toda la universidad. —Le explica levantándose de la dura camilla.
—Me parece justificable. —Ash se para frente a Shorter, apenas logró hacer diez levantamientos de pesas y siente que se va a desmayar, no puede vomitar por el resto del día, mezclar purgas y ejercicio es un camino directo a un paro respiratorio y no se arriesgará a eso, solo no debe comer nada—. Tu mejor amigo te necesita. —Entonces Shorter le da pestañeos y pucheros y es asqueroso.
—No. —Declara con frialdad—. Suficiente tengo viniendo al gimnasio contigo.
—Por favor. —El chino bufa—. Viniste para ver a Eiji.
—¿Eiji entrena acá? —La lengua se le traba y de repente, se vuelve demasiado consciente de lo sucio que luce con el cabello goteando de sudor, su polera vieja y apestando a Axe ya que Shorter lo bañó en eso diciéndole que era el desodorante que los más machos usaban. Dios, ¿por qué me das amigos tan inútiles? Sé que te los pedí, pero ¿no podían ser más...normales?—. ¿Dónde?
—En las máquinas para las piernas, pervertido.
—¡Yo no...!
—Ah, ni siquiera intentes defenderte, sé que te mueres por verlo. —Ni cómo defenderse—. Te llevo, Yue practica pilates por ese sector. —Y cuando Wong tiene la osadía de abrazarlo bajo su axila, bajo una axila peluda, sudada y apestosa...Ash llora internamente.
Mátenme.
No es que realmente le interese ver a Eiji ejercitando (porque definitivamente no le interesa y menos después de ese beso en la fiesta) no obstante hay algo palpitante en su pecho que brota solo por la mención del omega, es un sentimiento familiar que se ha manifestado en diferentes instantes desde que cruzaron caminos y no hace más que desbordarse y devorar todo su espacio mental. Está dentro de su pecho, vientre, garganta, lengua, boca, manos, pies, por doquier. Es abrumador, más no siente rechazo, hay miedo, sí, está aterrado, pero no lo rechaza.
Es que Eiji, diablos.
Eiji. Eiji. Eiji.
Y definitivamente verlo practicar con un pantaloncillo deportivo, una musculosa que se le sube hasta el vientre dejando al descubierto su piel cremosa y sus abdominales marcados, viendo la manera en que sus muslos firmes se vuelven aún más torneados en la máquina de pesas para pierna en paralelo a sus caderas estrechas, con el sudor escurriendo hacia sus clavículas desnudas y su cabello revuelto con un salvajismo adorable, sí, eso definitivamente lo pone mal. Además, mientras Ash apesta a Axe Eiji solo huele a feromonas dulces y deliciosas y es injusto.
—Cierra la boca o te van a entrar moscas. —Yut-Lung es quién se para entre ellos dos, viste prendas ligeras y ajustadas que dejan a la vista su abdomen plano—. Al menos disimula, Lynx.
—Yo no...
—¿Realmente lo negarás?
—No seas cruel con él, bebé. —Shorter lo sostiene de la cintura y el omega no tarda en enredar sus brazos alrededor de su cuello, acariciando los pocos cabellos morados que le quedaron tras la fiesta.
—Tengo qué. —Yut-Lung esboza un puchero y es chocante esa dualidad, vaya, parece que esa víbora sí tiene un lado suave destinado a sus seres amados, tal vez por eso dicen que se asemejan también.
—Eres protector con Eiji.
—Es mi mejor amigo. —Musita—. Y ya sabes lo que pienso de los alfas que lo rodean. —Y de repente le tira una mirada de dagas que si pudiera materializarse lo habría apuñalado en la garganta.
—Yo soy un alfa, Yue.
—Pero tú eres mi alfa. —Ronronea mimoso—. Es diferente.
—Ash no tiene malas intenciones con Eiji, lo prometo.
—Eso lo juzgaré yo. —Lo amenaza—. Por mientras puede mantener su cosa dentro de su pantalón.
—¡Ash! —El sonrojo que brota en sus mejillas cuando el omega deja la máquina de ejercicio, se seca con una toalla y corre hacia ellos es...indescriptible—. No sabía que también venías al gimnasio, ¿por qué no me dijiste? Podríamos haber entrenado juntos.
¿Entrenado? ¿Juntos? ¿Con poca ropa?
—Oh sí. —Shorter lo respalda—. Ash es todo un semental, va a salir con toda clase de bultos si sabes a lo que me refiero, wink, wink.
¿Pero qué...?
Diablos.
¿Qué tan cruel debe ser su Dios para que su mejor amigo sea esta clase de idiota?
—Qué asco. —Yue bufa—. No quiero esa imagen mental, tendré que lavarme el cerebro con cloro.
—Perdón, se escuchó mejor en mi mente, ya sabes, me refería a los bultos de los brazos y no el otro.
—Cómo sea. —El omega suspira—. Muero de hambre, vamos a almorzar. —¿Por qué la gente tiene que comer todos los días? Eso es una maldita tortura—. ¿Vienes, Eiji?
—Claro que sí. —El japonés se estira y huele dulce—. Tomo una ducha y estoy listo, ¿tú vienes, Ash?
Vomitar y hacer ejercicio casi lo mata una vez, es una mezcla que nunca más puede hacer e inclusive podría quedar en estado vegetal si se arriesga, el médico se lo advirtió.
No puede purgar. No puede purgar. No puede purgar.
No.
No irá.
—Claro.
Mierda.
Al menos si han estado toda la mañana matándose en el gimnasio puede asumir que irán por comida más o menos saludable que no sea tan angustiosa de devorar ¿verdad? Pues no, los cerdos terminan en el McDonald's pidiendo combos y porciones gigantes, Ash nunca ha logrado comer alimentos tan grasos sin vomitarlos, Griff lo ha intentado, tiene una pauta alimentaria que va incorporando comida porque la anorexia no está superada al 100% mientras existan alimentos prohibidos bla, bla, bla, así que necesita de todas maneras incorporar comida basura.
Pero tener esa hamburguesa grasienta. Con dos trozos de carne. Lechuga. Salsa. Queso graso. Panes. Pepinillos. Cebolla. 562 calorías sin contar las papas fritas y el refresco. Al menos tiene 1000 calorías. En un solo almuerzo. Va a vomitar.
—Asqueroso.
Entonces dice la anorexia, sus manos huesudas abrazan los hombros de Aslan mientras tiene clavada la mirada en el queso chorreando hacia sus dedos y la cebolla amortiguándose en sus fosas nasales, la anorexia se inclina, la siente sonreír, está expectante de lo que podrá hacer y de pronto, su cuerpo se desarma en la silla o al menos así se siente, como si pasara a ser una gelatina pegajosa que apenas puede mantenerse junta por lo masiva que es. Cerdo. Grotesco. Fofo. Deforme. Monstruoso. Basura.
—¿Acaso no tienes hambre? —Es necesario que controle su respiración para mitigar algún potencial ataque de pánico.
—Sí tengo hambre. —Pero está cansado de no tener amigos y de ser visto como extraño, Griff tiene razón, la anorexia ya le ha quitado tanto.
Come. Come. Come. Por favor, dale un mordisco, te lo suplico.
Pero entonces ese sentimiento de ser una plasta de carne desparramada se intensifica de forma tan abrupta y violenta que debe pararse de la mesa y correr.
Tú eres repugnante. Repugnante. Repugnante. Repugnante. Repugnante. Repugnante. Repugnante.
Deja de correr.
Se abraza el estómago, los ojos le pican, hay lágrimas cayendo hacia su cara, se siente apestoso, feo, deforme y masivo. Tiene rabia, pero todavía puede oler el queso grasiento en sus dedos y esa simple idea de tener que tragárselo... de no poder vomitar. De meter esa asquerosidad al cuerpo. Un cuerpo que ya es asqueroso por sí mismo. Las personas normales nunca entenderán lo difícil que puede ser tener que alimentarse.
—¡Ash! —El nombrado contiene un grito cuando siente una mano sobre su brazo, da un manotazo, no quiere que nadie toque la plasta grasienta que exuda su piel—. Te fuiste.
—Sí. —Y aunque la mano de Eiji luce hinchada por el golpe solo hay preocupación en sus ojos—. No me siento bien.
—No pareces bien.
—Quiero estar solo. —Entonces confiesa bajando la cabeza y conteniendo el llanto porque si solloza y permite que Eiji vea lo podrido, complicado y jodido que está... lo perderá para siempre y no quiere perderlo ¿a quién engaña?
—Bien. —El omega retrocede—. Lo entiendo, te dejaré solo. —Igual que todos los demás.
—Gracias. —Pero entonces—. ¿Qué estás haciendo? —Se sienta en uno de los rincones verdes fuera del local.
—Estoy acompañándote a estar solo.
—Eso no funciona así. —Dice frunciendo el ceño—. Quiero estar solo.
—Y yo lo entiendo. —Eiji tararea—. Estemos solos juntos.
—¡Eres tan irracional! —Gimotea—. Creo que te odio.
—Pues estás en tu derecho a odiarme. —El omega repite con simpleza—. Pero no me odies estando solo, ódiame estando conmigo.
Ja.
Ash debería haberse sentido pasado a llevar por eso, debería haberse enojado y haber activado cada una de sus defensas porque es lo que su cerebro tiende a desplegar apenas alguien se acerca mucho, es lo que le ha funcionado para sobrevivir, son sus cuatro espinas para no morirse congelado y poder defenderse de la hostilidad, sin embargo, Eiji no lo fuerza a realmente acompañarlo y de hecho, está sentado pasivamente en el piso dándole la oportunidad de escapar si así realmente lo desea, supone que eso es lo que no activa sus defensas, Eiji hace un voto ciego de fe y le permite escoger si abrirse o si reservarse sus traumas, los demás lo presionan y esa presión lo mata.
Así que se sienta al lado de Eiji, no dicen nada, no tienen que hacerlo, no le incomoda que no lo haga ni que no lo refiera. Solo se quedan ahí, rozándose los hombros y jugando con sus zapatillas con sus feromonas levemente entremezcladas.
—¿Alguna vez...? —Entonces, igual que la rosa del principito se abre lentamente, primero usa cuatro espinas para defenderse y cuando no le funcionan debe recurrir a la vanidad—. ¿Has tenido ese tipo de sensación que es tan angustiante que te bloquea y no puedes hacer nada? Sabes que la angustia se escapa un poco de tu control, racionalmente entiendes que no es tan terrible, que podrías hacerle frente a la situación pero al momento de hacerlo te congelas y quedas en una especie de espiral del que no puedes escapar y te sientes en una jaula ¿alguna vez te ha pasado?
—Sí. —Eiji sonríe, no lo obliga a soltar detalles incómodos sobre lo que ha dicho, solo acoge eso que Ash desee compartir—. Me ha pasado.
—¿Cómo sales de eso?
—No sé. —El omega frunce el entrecejo—. Todavía no puedo salir del todo.
Entonces se miran y los ojos de Eiji transmiten tantas emociones, queda completamente cegado, no debería sorprenderle, Eiji siempre ha sido demasiado brillante y aunque disfruta de la ironía que eso hace en relación a la oscuridad de su cabello y sus ojos, cree que es un sol. Sí.
Eiji es un sol.
Ash es lluvia de medianoche.
Son dos líneas paralelas que nunca se van a tocar en realidad y aun así, Ash disfruta de su compañía.
—¿Estás bien? —Entonces el japonés le pregunta con los sentimientos escritos en la cara y es bonita esa clase de preocupación—. Lo siento si te obligamos a algo.
—Eiji... —El alfa se hace un ovillo contra sus piernas—. Tengo un secreto.
—Eso está bien. —Sus palmas sobre su espalda se sienten bien, hay calidez sangrando hacia una piel magullada que más que piel se siente como una plasta chorreante—. Todos tenemos secretos.
—Pero el mío es malo, es realmente malo. —Enfatiza con la boca rígida—. Es la clase de secreto por la que podrías dejar de ser mi amigo, ¿acaso tú también tienes uno de esos?
—Lo tengo.
—Oh. —No se lo esperaba—. Ya veo.
—Arthur me marcó. —Lo suelta—. Es un secreto que no le he dicho a nadie más, ni siquiera Yue lo sabe, tampoco mis papás.
—¿Qué? —Ash parpadea anonadado—. ¿Cómo pudo morderte?
—Al parecer si un beta ejerce demasiada fuerza también puede dejar una marca, no creo que tenga un efecto verdadero porque no me impregnó feromonas ni nada pero... —Eiji se toca la nuca con la palma temblorosa, sus ojos se cristalizan, su respiración se corta y el dulzor de sus feromonas decae a un amargo aterrado—. Pero todavía me afecta.
—¿Por qué no le dijiste a nadie? —¿Y por qué de todas las personas me lo cuentas a mí?
—Por vergüenza. —Entonces musita y le muestra las cosas tal como son y es acá, viendo esa súplica silenciosa que quema en sus pupilas que entiende que probablemente Eiji también está asustado al estarle mostrando lo más feo e imperfecto (más considerando la presión que se autoimpone)—. No me iban a creer, he tanteado el tema, nadie parece poder creerlo, así que evito la marca puesto que me duele, me da vergüenza, me lastima y me hace sentir tan angustiado que solo quiero llorar.
—Oh, Eiji.
—Ahora lo sabes. —Ash no se atreve a tocarlo, no tiene idea de cómo consolar a alguien, Griff suele ser quién lo consuela e incluso Max, pero nunca se ha dado viceversa—. Soy un omega usado, inútil y defectuoso, me dominó un beta, ¿ya no quieres ser mi amigo?
—¿Cómo podría no quererte luego de esto? —Su voz escapa más desesperada de lo que desearía.
—Porque te acabo de contar lo más horrible de mí.
—Si somos amigos es porque me gustas tal como eres, no porque seas perfecto, me gustas orgulloso y terco e irracional, me gustas incluso cuando estás enrabiado o con pena o con angustia y con toda emoción que puedas tener, Dios, Eiji, lo que puedas estar sintiendo no hará que me dejes de gustar, de hecho, para mí es importante poderte apoyar en esto, quiero verte mal, quiero estar ahí cuando te sientas mal y pienses que el mundo es una mierda porque sea una mierda y solo quieras gritar de rabia, quiero estar ahí para gritar contigo, para enrabiarme, entristecerme y maldecir, yo quiero que me permitas eso. Quiero ser tu lluvia de medianoche.
—Ash.
—Porque te quiero, te quiero tanto.
El alfa traga duro luego de ese tren de pensamientos, supone que guardó demasiado sus emociones por el omega y simplemente se rebalsaron, pero está bien.
—No te dejaré de querer porque seas imperfecto, te quiero porque eres imperfecto. —Le reafirma.
—Lo mismo para mí. —Su mirada cobriza es suave, dulce y gentil—. Nunca te presionaré a que me cuentes algo, pero si algún día te sientes listo para enrabiarte, llorar y maldecir, acá estaré, siempre quiero estar para ti.
—Yo... —Las manos de Ash sudan—. ¿Puedo darte un abrazo?
—¿Eh?
—Quiero abrazarte.
—Entonces... —Eiji le extiende los brazos—. Ven acá y abrázame con esos bultos de gimnasio.
—Tonto. —Musita—. Eres un tonto, onii-chan.
Un tonto al que quiero.
Un tonto por el que estoy muy loco.
—Supongo que lo soy.
Se abrazan, es la primera vez en que Aslan no solo toma la iniciativa de tocar al otro sino que además adquiere el rol de dominante al consolarlo, al acogerlo contra su pecho, siente a Eiji apoyar esa nariz de botón justo debajo de su cuello, justo dónde están las glándulas aromáticas del alfa y suspirar en ese aroma, como si sus feromonas genuinamente lo tranquilizaran, el alfa desliza sus palmas encima de la nuca del omega, al principio tirita porque probablemente nadie nunca ha tocado la marca pero luego se relaja, Ash no cesa la caricia, es importante transmitirle que toda herida es bienvenida acá, lo mima lento y delicado, con mucho amor, puesto que adora a Eiji y Eiji se relaja.
Cuando se apartan Ash se promete cuidarlo.
Por siempre.
Como les mencione del inicio, la anorexia cada vez va a ir apareciendo como un personaje más separado porque a fin de cuentas eso es la enfermedad, la enfermedad no forma parte de la persona, la anorexia es la que obliga a restringir, a purgar y a ayunar, no es algo voluntario, no obstante, muchas veces se escuchan esa clase de comentarios y eso reactiva a la anorexia, de ahí mi enfasis en pedir tanta empatia. Poco a poco se va a entender mejor, pero para darles más contextos, esta necesidad de externalización es tan grande que en lo terapeutico se les piden a los pacientes que le pongan un nombre separado a la anorexia y se use en las familias, por ejemplo el más comun es "ana", y acá veremos harto a ana tomar forma, pasando por facetas tanto restrictivas como purgativas. Eso~
Nos vemos en la tardecita.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro