Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

29. Una noticia inesperada.

Hola mis bonitos lectores~ Oficialmente estamos a nada de cerrar esta dinamica, todavía vivimos al día pero tengo fe. Bueno, para el capítulo de hoy son dos cositas: la primera es que pucha, igual voy a pedirles la mente abierta porque si bien, un bebé es una noticia que da mucha felicidad van a haber ambivalencias acá y a fin de cuentas Ash no es un personaje perfecto, es humano, entonces les pido no tenerlo tan idealizado en ese sentido. Y en segundo lugar, si esta pareja, esta parte del arco y de hecho todo mi concepto de Max y Griff paternales con Ash existen se lo debo mucho a MakikoMakiMaki porque la mujer tiene una concepción muy profunda, realista y simplemente preciosa de estos dos, Maki, convertiste al MaxGriff en una pareja que adoro y es una de mis otps, así que te pensé harto en este capítulo, te lo dedico con amor.

Espero que les guste~

Sus pies descalzos se pegotean a las brillantes baldosas del baño, deja su mirada clavada en el patrón marmoleado que intenta simular una estructura granizada, cuándo estuvo en la etapa más purgativa de su anorexia solía tener que limpiar el piso humedeciendo rollos de confort con el fin de que nunca nadie se enterara del vómito, por supuesto además de ser una labor absolutamente repulsiva fallaba al subestimar la percepción de los señores sé-lo-qué-hiciste y no-pago-tu-comida-para-que-vomites.

Viejos metiches.

Ugh.

Ash podía dejar reluciendo el piso, sin embargo, siempre quedaba algún resto atrapado en las rejillas del lavamanos o una tenue capa de tonos cobrizos dentro de la tapa del baño que delataba el vómito reciente, Aslan podría haber ido con lupa a inspeccionar parte por parte del baño y aun así se habrían dado cuenta y no porque fuera especialmente malo limpiando, de hecho hubo un tiempo en que no podía evitar purgar hasta en la universidad (y nadie se enteró), pero su familia ya sabía de la anorexia y eso sin duda marcó un "antes" y un "después".

Antes de que estuviera enfermo.

Antes del miedo a la comida.

Antes de que Aslan se convirtiera en una enfermedad para sus seres amados.

Aslan = anorexia.

La gracia de esto es que no lo lograba evitar y mientras más encima se ponían de Aslan más vomitaba y no por maldadoso, no obstante, era pillo y si le bloqueaban su baño encontraba manera de vomitar hasta en una bolsa desechable o el pocillo de plástico, así de...grave es la enfermedad, es una prisión.

—No tengo intenciones de retroceder ahora.

Así que eleva la atención de las baldosas, da una profunda bocanada de aire como si el oxígeno fuera una espesa capa de agua, se mira en el espejo y se sostiene la mirada, traga duro, se torna consciente del pulso de su corazón.

Latido... Latido... Latido.

Brinco.

Tic. Tic. Tic.

—Hazlo. —Se pide cuando sus latidos solo son saltos erráticos contra su pecho—. Eres fuerte, hazlo.

Así que deja caer la toalla al piso.

Tac.

Se encuentra cara a cara desnudo consigo mismo, otra vez va por el ejercicio enfocado a la distorsión corporal.

Así que parte enfocándose en su rostro, todavía tiene las mismas ojeras cadavéricas que lo asemejan con un personaje de Tim Burton porque anoche se quedó leyéndole hasta tarde a su novio, le insistió en que debían alternar las novelas preferidas de Aslan y las suyas y bueno, acabaron con un revoltijo entre autores finos como Hemingway, Salinger y Fitzgerald junto a esas bazofias de novelas juveniles y ahora tiene un revoltijo entre Holden siendo un vampiro, peces plátanos que habitan en asteroides con principitos y un crossover entre el Gran Gatsby y Howl, sí, hicieron un fanfiction de época y todo.

El recuerdo le saca una sonrisa, Ash se toca las ojeras y sin duda ha valido la pena dormitar dos horas si con eso le sacó un chillido a Eiji y al menos intensificó su repertorio cultural, hubo un roce de plaza sésamo también y cuándo Griff y Max se unieron se pusieron más clásicos y poetas, excepto por ese gusto mierdoso que tiene Max para las columnas, claro.

Griff incluso les leyó acerca del libro de poesía en que está trabajando, fue una noche reconfortante.

Ja.

Es curioso, sus ojeras no han cambiado y de hecho, han empeorado pero son sus cuatro espinas, de pronto le gustan y son especiales.

—Baja más.

Pasa a los hombros, están mucho más fornidos y anchos gracias al gimnasio, antes solía obsesionarle que se marcaran sus clavículas como una medida irracional de delgadez, ahora su piel no está blanca traslúcida o vampírica (como diría Yut-Lung) está más relleno, sí y harto más relleno, pero...Aslan se toca los hombros y se abraza a sí mismo, primero se profesa tonto haciéndolo, aun así, sostiene este ejercicio puesto que la autocompasión es importante y lo ha hecho bien.

—Shorter. —Empieza a numerar—. Shorter jadeando mientras intenta levantar unas pesas del porte de su cabeza calva. —Sonríe—. Bones retándome a cargar a Eiji por toda la cancha, Alex retándome a una pelea de luchas, Kong pidiéndome que lo ayude con los libros, Yut-Lung poniéndome las tontas mascarillas de skincare para los hombros ¿acaso hay para todo?

Ríe.

—Humillar a Sing con mi altura de casi dos metros, que la ropa de adulto me quede y no la de niños.

Sigue.

—Patearle el trasero a Max en béisbol gracias a mis músculos, ayudar a Griff a cargar las cosas y está vez poder sostener las bolsas de verdad en vez de desvanecerme por estar tan débil.

Eiji.

Su terco conejito.

—Poder realmente sostenerlo y cuidarlo, ser un novio, abrazarlo, tocarlo, besarlo, amarlo y también dejar que me ame de regreso y me mime y me toque, maldición, puedo ser una pareja real, podemos hacer todas esas cosas que los novios suelen hacer y siempre quise hacer y puedo ser libremente su lluvia de medianoche.

Vamos bien.

Baja hacia su pecho (que es una de las zonas que más ha cambiado), debe aceptar que no se asemeja más a un fideo o mejor dicho...un niño. Porque Jim tenía razón cuando le dijo que se veía como "una niñita" omitiendo el tono despectivo esto fue algo que Blanca le advirtió, la anorexia congeló cuerpo, alma y mente en el momento que comenzó y no tiene el torso de un crío de ocho años, es un adulto.

—Un alfa.

Baja un poco más.

Su vientre.

Mierda, sin duda su vientre se ha vuelto mucho más abultado y grande que antes, pero vamos, hubo un tiempo en dónde restringía tanto que llegaban a marcársele las costillas por debajo de la piel, así que cualquier subida de peso sería notoria, acomoda sus manos sobre su estómago, está flácido, no le iba a salir una serie de abdominales de la noche a la mañana, Ash está en un peso sano y apreciarse tan grasiento es mero efecto de la anorexia carcomiendo su cerebro y aun así...

Odia su vientre.

—¿Qué ves ahí? —Entonces la anorexia finalmente hace aparición, extiende esos brazos que a veces son cálidos y acogedores y otras veces lo congelan cual diciembre—. A mí me es obvio eso que tengo enfrente.

—¿Qué ves? —Ash pregunta acogiendo los brazos de la anorexia con sus propias manos, acunándola con la suavidad de una canción de cuna—. Anda, dímelo, quiero saber.

—Un gordo de mierda.

—¿Qué?

—Eso es lo que veo.

—Un gordo de mierda. —Repite y se mira en el espejo, es cierto, Ash se siente así, no va a fingir que está contento con la subida de peso y que no ha sido duro aceptar los cambios de su cuerpo—. ¿Eso es lo que ves?

—Eso es lo que hay frente al espejo.

Saborea dichas palabras, deja que el pensamiento se metabolice lentamente en su cerebro mientras cuadra la imagen con el concepto que la anorexia le trae.

Un gordo de mierda.

Vaya.

—Tienes razón. —Entonces admite—. Pero qué feliz se ve ese gordo de mierda y eso importa mucho más que la incomodidad que pueda tener por mi estómago, aprenderé a superarla.

—No lo harás.

—Entonces viviré con ella, pero al menos estaré vivo.

La anorexia lo suelta mortificada. Ash sigue con el ejercicio. Ve su estómago. Está inflado. Lleno pero de comida hecha con amor. De las galletas de Griff. El café de Max. Los fideos del Chang Dai. Perritos calientes. Ensaladas de aguacates y camarones. Chatarra con sus amigos. Comida cocinada con Griff. El natto de Eiji. Bien, puede ser un gordo de mierda pero es el gordo de mierda más feliz que hay en el mundo así que al diablo.

Sigue algo más abajo. Sus muslos están más gruesos y fornidos. Sus caderas están más masculinas y menos de niño, se ve como un alfa y hasta tiene deseo sexual.

Tiene un pene que quiere usar para algún día hacerle cachorritos a Eiji, tiene vello púbico, está bien.

—Incluso soy rubio ahí abajo.

Ríe.

Ríe de verdad.

Hay partes de su cuerpo que sigue odiando, todo el mundo odia partes de su cuerpo, está bien, pero lo importante es que también hay varias que le gustan.

Así que se baña, se viste y sale optimista hacia la consulta con Blanca.

Por supuesto Max y Griff están en las nubes con el embarazo y lo demuestran ante cada oportunidad que se les presenta incluso camino a la sesión y para Aslan ha sido duro aceptarlo no porque sea un agujero negro sediento por atención ni nada similar, no obstante su anorexia encerró a la familia en varias dinámicas doble vinculantes (es decir, cosas contradictorias) y aunque han procesado una por una bajo la guía de Blanca para encontrar maneras óptimas de vincularse, hay una que todavía posee clavada como una espina en su corazón: ser el bebé de la casa.

Su familia estaba totalmente disociada de dicha experiencia, por un lado era descrito como un niñito independiente, aprendió a leer solo y hasta tuvo que cuidar más de una ocasión a Jim durante alguna borrachera, era un tipo felino en todo esplendor: arisco, autónomo y soberano. Pero ese mismo crío tan independiente al mismo tiempo no podía hacer algo tan básico como comer necesitando de los cuidados de Max y Griff. Era adulto y bebé.

Ahora habrá otro bebé en la casa.

Es definitivo.

Aslan ya no tiene cabida en ese lugar (ni lo desea) solo le preocupa que sus papás... lo dejen de lado.

—Clementine es un buen nombre para nuestra pequeña. —Y acá sus pensamientos catastróficos se reafirman mientras pasan a una tienda de bebés cuando deberían estar yendo a consulta, están a la hora todavía pero aun así hay un resqueme de celos incrustado en su corazón—. Me gusta.

—No vamos a ponerle Clementine a nuestra hija.

—Aww, ¿por qué no? Es nuestra canción favorita.

—Si te gustan las canciones que describen cómo se ahoga alguien. —Musita intentando ser lo menos sañoso posible, sin embargo, está lleno de cosas de bebés y ya es molesto, quiere irse de esa tienda.

—Quiero que el nombre de nuestra pequeña sea significativo.

—¿Significativo? —El omega asiente enfocando su mirada en la fila de las carriolas, acariciando unos adornos de bordados suaves y dibujos graciosos—. ¿Qué es un nombre significativo?

—¿Tienes idea de qué significa Griffin? —Si a Aslan no le falla la memoria hace alusión al animal casi mítico que tiende a asociarse con un significado de protección, los grifos custodian tesoros y cuidan.

Los grifos son criaturas extraordinariamente nobles y majestuosas, es perfecto para Griff, pero como su esposo es un ignorante sobre cultura general dice:

—No, no tengo idea.

—Exacto. —Clama en voz baja—. Nadie tiene idea de qué significa Griffin, Aslan por otro lado tiene un nombre precioso que le sienta a la perfección.

—Oh. —El aludido siente su cara levemente caliente, si bien, no es primera vez que su hermano dice lo especial que es su nombre el tema se siente más sensible que de costumbre—. El vejete tampoco tiene un nombre significativo.

—¡Mocoso! —Chilla soltando los mamelucos de golpe.

—¿Qué?

—Mi nombre es significativo.

—Ajá.

—Lo es. —Amenaza con la mirada entrecerrada—. Max significa "el más grande".

—¡Viejo! ¡Qué asco! —Lo golpea.

—Pero si yo... —El alfa pone los ojos en blanco—. Lo malpensaste. —Aslan maldice eternamente el daño cerebral que la amistad de Shorter provocó en su adorable personalidad y cómo llenó su mente de perversiones, memes estúpidos y gemidos de gimnasio, gracias por los traumas bro—. Pero debo confesar que no es del todo mentira y estoy bien dotado, Griff te lo puede confirmar.

—Di una palabra más y será tu único hijo. —Amenaza igual que un gato mostrando los colmillos casi listo para saltar en la yugular de su oponente para matar—. Además, tienes un seudónimo tan tonto.

—Max Lobo es un nombre real.

—No lo es.

—Sí es.

—Amor. —El omega interrumpe—. Te amo pero jamás me llamaría Griffin Lobo.

—Porque un lobo siempre cuida a su loba. —El pensamiento se le sale a Aslan, hay demasiadas cosas malas en todo esto: primero no quiere considerar a Griff eso, segundo pateará a Shorter en las bolas cuando lo vea, tercero los bloqueará de las redes sociales y cuarto, de un nerd antisocial ciertamente pasó a convertirse en un protagonista de wattpad, ugh—. No dije nada.

—¿Qué? —Dicen al unísono—. ¿Qué es eso de los lobos?

Prefiero hacerme skincare con Yut-Lung a contarles.

Usa tu IQ superior, vamos.

—Es un meme. —Se muerde la lengua—. Están demasiado viejos para entender y no se los explicaré.

—¡Ah! Yo también quiero estar en la onda.

Al menos el corazón de Ash se aligera camino a la consulta, no presta atención a la charla acerca del bebé ni tampoco logra comprender lo que la secretaria le dice, se mantiene con sus puños atrapados en los bolsillos de sus jeans y el valor clavado en la garganta igual que un trozo de carbón pero duele.

Sí.

Esto le duele.

Es duro conectarse con lo importantes que han sido Max y Griff en su existencia, en cómo si bien no llegaron a vislumbrar en carne propia lo que era la anorexia ni una sola vez se atrevieron a cuestionar los esfuerzos sobrehumanos que él hacía para comer, no se rindieron, al contrario, buscaron muchos especialistas, a cada uno de ellos aunque se quedaran sin un solo peso, apretaron su manito en cada puta hospitalización, sacrificaron cumpleaños, navidades y años nuevos temiendo de antemano que este pudiera ser el último de Aslan. Lo amaron. Fueron su familia de verdad. Y no sabe pero hay algo muy real e infantil en su miedo a perderlos y que al sanar tal vez lo dejen y Ash repose inundado del malestar y la soledad. Por supuesto nada de esto es racional o voluntario, solo está ahí, solo necesita mirarlo en lugar de escamotearlo como tiende a hacerlo con los temas duros.

—¿Cómo han estado? —Ash está listo para mostrarse más vulnerable en la sesión con su terapeuta.

—¡Vamos a tener un bebé! —Pero pasa esto.

—¿Un bebé?

—Sí. —Max y Griff están tomados de las manos, abrazados, empalagosos, felices.

—Eso es maravilloso. —La mirada de Blanca lo clava como una daga—. ¿Lo es, Aslan?

—Claro que lo es. —Ríe nervioso—. Estoy muy emocionado por el bebé.

—Deberíamos hablar de esto entonces, tenemos que encontrar maneras de incorporarlo dentro de las dinámicas familiares sin romper el equilibrio que hemos construido en terapia. —Yei, más bebé.

—Sí, eso sería fantástico.

—Nuestra Clementine lo agradecerá mucho.

—Cariño, ella no se llamará Clementine. —Entonces el alfa pone un puchero porque perdió la pelea.

—¿Ella? ¿Saben que será una niña?

—Es más que nada un presentimiento. —Su hermano abraza con ternura su vientre, el amor adentro de sus ojos es tan tangible que incluso le acelera el corazón—. Es una niña, estoy seguro.

—Hace falta para equilibrar tanta energía masculina.

—Sí. —Ash ríe desinflado—. Hablemos de ella.

—Bien. —Blanca no impresiona convencido, de hecho, le está tirando una mirada sabionda que ugh.

—Estoy seguro. —Es un dolor de culo ante el cual no caerá—. Quiero hablar de ella.

—Si estás seguro. —Blanca se inclina—. Empecemos.

Son Max-Griff-Bebé y él.

Dos unidades diferentes.

Qué rabia volverse a sentir así solo que antes...antes al menos eran Max-Griff y Ash-Anorexia aparte.

Pero Ash no puede enojarse con Max y Griff por estar tan extasiados con el embarazo (mucho menos si es él quién literalmente los incita a poner el tema sobre la mesa y escamotea su propia inseguridad en una sonrisa) pero se siente culpable también, no debe preguntarles para saber que si no tuvieron un hijo antes fue ya que efectivamente era el único bebé para el que había lugar.

Es doloroso, no puede pedirse que no le afecte, le afecta porque los ama, se siente caminando sobre un piso craquelado.

—Bueno, como ya saben llevamos bastante tiempo en terapia, hemos visto cambios imprescindibles dentro de la dinámica familiar ¿verdad?

—Sí. —A Ash no le gusta el rumbo de la conversación.

—Por eso creo que es momento de pasar a sesiones mensuales.

—¿Qué? —Palidece—. No, sigo inestable.

—Obviamente nos queda bastante de terapia, pero frente a la gran mejoría que estás mostrando es importante que vayas adquiriendo y poniéndote cómodo con tu nueva autonomía.

—Eso es grandioso, Aslan. —Griffin lo abraza.

—Wow, eres todo un adulto. —Max le golpetea la espalda.

—No. —Pero Ash—. ¿Me vas a dejar tú también? —Solo quiere llorar, porque la parte más cruda de la mejoría es esta: perder la atención incondicional que se le ofrecía.

Si bien, Ash escuchó en las hospitalizaciones de los otros pacientes cómo la familia apoyaba al 100% el proceso, la mayoría de las veces volver a casa era un balde de agua fría hasta en un intento suicida, las familias tienden a normalizar o a olvidar lo terriblemente grave que fue la situación para caer en una hospitalización y Ash se dijo que nunca le pasaría, que Griff y Max jamás de los jamases restarían importancia así, no porque quiera que el mundo gire alrededor de él, solo...tiene miedo. Está muerto de miedo de recaer y ya no tener redes de apoyo sobre las cuales sostenerse.

Enfría la cabeza.

No les arruines esto.

—¿Podrían dejarme a solas con Ash?

—¿Qué? —A Griff no le gusta para nada esa idea, su pose se vuelve protectora, sus feromonas gritan un instinto de sobreprotección—. ¿Por qué? Hemos tenido todas las sesiones familiares en conjunto y no entiendo este repentino cambio, no me agrada.

—Hay algo que debo discutir en privado con mi paciente, luego los pondré al día.

—No me gusta esa idea tampoco.

—Viejos. —Pero Ash niega—. Quiero quedarme a solas con Blanca.

—Pero...

—Por favor.

Griffin y Max salen de la consulta.

Blanca lo mira.

Y solo ahí, Ash llora.

Llora por lo duro que es sanar. Llora por las pérdidas que implica. Llora porque está feliz por la pareja y por el bebé. Llora porque quiere una hermanita. Llora porque le da miedo ser un mal ejemplo para ella. Llora al temer enfermarla. Llora por esta presión a mantenerse sano. Llora por la incertidumbre. Llora porque si recae sabe que no será prioridad para Griff y Max. Llora. Se siente egoísta. Odia verse incapaz de estar tan feliz como le gustaría. Lo merecen. Mierda. Y lo merecen más que nadie. Ambos. Serán los mejores papás del mundo. Y a la vez llora por no haberlos tenido. Hace su luto. Puesto que incluso si muere de hambre nunca más recuperará su infancia. Ya está. Ya fue. No la puede cambiar.

Así que llora de rabia.

Impotencia.

Pena.

Le dan pena tantas cosas acerca de Cape Cod y su verdadero papá, le da pena no haber tenido mamá que lo orientara en esto también, le da rabia no haber sabido hacer amigos ni siquiera ante el equipo de béisbol y le da mucha pena estos diez años perdidos.

—Quiero estar feliz por ellos. —Entonces dice sin contenerlo más—. Pero me da miedo que ella me los quite, Griff siempre dice que el amor no se divide y que se multiplica, pero amaba ser su hermano bebé.

—¿Por qué? ¿Qué te ofrecía esa sobreprotección?

—La sobreprotección de ambos es como mi red de seguridad, entonces me caiga las veces que caiga sé que no golpearé el piso, sé que me atraparán, ahora siento que me bamboleo en una cuerda floja a miles de metros de altura y que no hay nada que me sostenga, que si doy un paso en falso será mi final y ya, no tengo nada, ya no... —Se abraza a sí mismo—. Y no es que anhele acapararlos o exigirles toda su atención pero quería contarles que por fin había podido hacer la tarea de distorsión corporal y ellos entraron a una tienda de bebés y no me escucharon.

—Aslan.

—¿Y si ya no me vuelven a escuchar?

—Aslan. —Blanca lo calma sin moverse del escritorio—. ¿Realmente crees que ese matrimonio terco de viejos te dejará de escuchar después de todo lo que han pasado? —La boca le tiembla, sus puños se tensan encima de sus jeans y sus zapatos se hunden contra el soporte del sofá, esto es lo contrario a la disociación, eso es poseer la emoción al borde—. Han pasado por tanto juntos, no me extrañaría que ellos te estén insistiendo para que los vayas a ver al asilo.

—Tú eres más viejo que ellos. —Finalmente sonríe—. Tú estás más cerca del asilo.

—Sí, pero me veo más guapo. —Es verdad, odia admitirlo y no lo admitirá, pero es verdad—. ¿Cómo te estás sintiendo con lo que estamos hablando?

—Como el culo. —Chilla incómodo—. Detesto poseer emociones, era más tolerable cuándo estaban enflaquecidas y no las sentía.

—Todos tenemos emociones. —Entonces lo psicoeduca—. Sean más agradables o no, cada emoción está ahí porque es necesaria y no las podemos controlar, las emociones no son voluntarias e imagino que tú no te quieres sentir así frente a la noticia del bebé.

—No. —Musita con la cabeza gacha—. No quiero, quiero estar feliz, me da rabia no poder cambiarlo.

—No dije que no podíamos cambiarlo. —Blanca estira las piernas por debajo del escritorio, se coloca cómodo ya que adora hablar de este tema—. Piensa en las emociones como si fueran una ola marina por favor, muchas veces no podemos controlar cuándo la ola viene o la intensidad con la que golpea la costa ¿verdad?

—Verdad.

—Pero sí podemos elegir qué hacer enfrente de la ola: puedes sumergirte, puedes surfearla, puedes aferrarte a algo o puedes dejar que te golpee la cara.

—¿Tu punto?

—Algunas cosas seguirán siendo incontrolables ahí afuera y no solo me refiero a tu familia, lo refiero por el mundo en general, vas a tener que escuchar más de alguna vez comentarios sobre tu peso tal como te pasó con Jim, no podemos evitar que hayan personas estúpidas, que hayan situaciones que nos afecten o que reaccionemos con la cabeza caliente a algo que nos lastime pero sí tenemos cierto grado de control en qué hacer luego, así qué ¿cómo tomarás esto?, ¿vomitarás?, ¿recaerás?, ¿quizás te volverás a levantar?

No es tan fácil.

No depende 100% de mí.

—Por supuesto sé que no es tan fácil y que no depende totalmente de ti, pero has avanzado mucho más de lo que piensas, por eso te propongo dar el último paso del contrato e irnos preparando para cuándo ya no me necesites para nada.

—Oh. —Traga duro—. Así que no me estabas abandonando.

—Nadie te está abandonando, ¿ves a Max y Griffin saliendo de la consulta? Probablemente están al borde de un ataque de histeria porque te quedaste a solas conmigo. —El más joven ríe.

—Es verdad. —Se los imagina a la perfección, son unos vejetes histéricos—. Suena a algo que harían.

—¿En qué te quedaste pensando?

—Eiji.

—Tu novio. —Sonríe.

—Sí, él hace poco tuvo que enfrentar una situación dura y no sé, creo que me inspiró para intentarlo.

—Entonces... —Su terapeuta juega con el lápiz—. ¿Los dejamos pasar otra vez?

—Dejémoslos pasar.

Acá vamos.

Es gracioso cómo la terapia no se vuelve más fácil luego de tanto tiempo terapiado, de alguna forma el cerebro siempre encuentra nuevas maneras de desenterrar traumas o tal vez a medida que vamos viviendo desbloqueamos traumas igual que habilidades en un juego, de cualquier forma Ash obtiene coraje y les habla de sus miedos. Le cuesta. Claro que le cuesta. Lo esperable. Lo bonito. Lo aceptable sería alegrarse por el bebé. Pero diablos las terapias habrían rebotado si todavía siguiéramos ahí. Al diablo. La vida es muy compleja como para dividirla, existen ambivalencias y de hecho esas son signo de mejoría, la anorexia hacía que tuviera un pensamiento muy totalitario (es decir, o blanco o negro) y en teoría su cerebro ha aprendido a flexibilizar.

—Siempre serás mi hermanito bebé. —Es lo único que Griff necesita decirle luego de escucharlo, es gracioso cómo hay algunas personas que simplemente nacen sabiendo qué decir, aunque sabe que eso es mentira y que si intuyen qué decir proviene de una profunda empatía, igual que Eiji.

—Soy un adulto.

—Siempre serás mi hermanito bebé adulto. —Entonces dice y es tan lindo el gesto que se derrumba.

—Lo siento por no estar tan feliz.

—No. —Griff se arrodilla ante Aslan—. Gracias por confiármelo, estaba tan feliz por el bebé que me cegué a lo demás.

—No tenías que adivinarlo. —Eh acá otro signo de mejoría: aceptar que el otro también es humano.

Sí, claro.

Griffin puede ser el mejor hermano del mundo y todo, sin embargo, aún no lee mentes y sería injusto que Ash esperara que solo adivinara la razón por la que se siente mal en vez de decirle, no, sus seres amados no necesitan adivinar nada, basta con escucharlo y ya.

—Chico...

—Tú tendrás una hija de verdad.

—Eres mi hijo de verdad. —El alfa lo toma del mentón para poder juntar sus frentes, el gesto remece demasiadas memorias que tenía repletas de telarañas en su interior—. Eres mi mocoso, siempre vas a serlo.

—Pero...

—No hay pero, Aslan Glenreed. —El nombrado sonríe—. Me haces regalo para el día del papá desde que tienes diez años, creo que las cosas están más que claras.

—Los amo. —Ash los abraza a ambos—. Gracias por nunca dejarme caer.

—Y aunque caigas... —Griff lo acuna con fuerza, se restriega tal como una mamá gallina lo hace para proteger a sus polluelos del frío con sus plumas—. Siempre estaremos ahí para ayudarte a levantarte de nuevo.

Es todo.

Se fue la inseguridad.

La sobrevivió.

El resto de la sesión se le da cabida a absolutamente todo en relación al bebé y es un alivio escuchar que Max y Griff también tienen inseguridades, Ash sonríe inconscientemente mientras recuerda ese salto que presenció de Eiji. ¿Cómo le dijo a Arthur?

«Me has obligado a tomar una decisión realmente difícil, pero creo que hasta debo agradecerte por empujarme hasta este punto».

Así que debe decirlo y enfrentarse a su propio Arthur por muy duro que sea, necesita sobrevivir este Irak que lleva dentro o nunca estará bien, no del todo, no quiere fingir más.

—Quiero regresar a Cape Cod. —Entonces solo lo suelta, Max se atraganta con su saliva cuando tira la bomba mientras que Griff luce al borde de un infarto, no los culpa, todos presenciaron lo que Jim y su influencia pueden generar.

—No creo que sea una buena idea, chico. —Max le está apretando la mano con fuerza, se pregunta si así como él teme ser reemplazado por el bebé alguna vez se habrá sentido intimidado como papá.

—Yo tampoco creo que sea buena idea, Aslan. —Los ojos azules de su hermano gritan preocupación, sus iris son una tormenta y sus pupilas relumbran oscuridad—. Por fin estamos estables.

—Estoy de acuerdo con ellos, Jim no es una buena influencia, no puedes pedirle que cambie.

—Ni quiero que cambie, ni me interesa que cambie.

—¿Entonces?

Ash suspira.

Debe sacarse esa espina todavía.

—Siento que sigo prisionero en Cape Cod. —Se la arranca de un solo tirón—. Siento que sigo sentado en esa mesa con el viejo, si voy a Cape Cod es para darme un cierre a mí mismo, no seguiré tratando que papá sea alguien que no será, esto no es con él, esto es conmigo.

—Vaya. —Blanca presiona el bolígrafo sobre sus notas sin anotar nada, deja que se forme un charco azulado contra las páginas blancas—. Esa es una noticia inesperada. —Lo dice con una sonrisa cínica, puede ser su terapeuta y haberlo ayudado, pero aún le perturban ciertas acciones—. ¿Qué piensan?

—Odio la idea. —Griff es totalmente sincero y abierto, ha aprendido a no minimizar sus dolencias a pesar de su carácter suave—. Creo que es peligroso e imprudente ir a Cape Cod, es casi como volver a Irak, ¿le parece que sea buena idea?

—Creo que es peligroso, sí. —Blanca presiona el bolígrafo contra su boca—. Pero puede funcionarle de las dos maneras, hay personas a quiénes les ayuda visitar el lugar del trauma para reescribirlo así como hay personas que empeoran los síntomas por lo que reactivan, depende del timing.

—¿Es decir?

—Debe ser el tiempo correcto.

—¿Y cómo sabremos eso?

—Solo Ash lo sabrá.

Traga duro. Aprieta con fuerza la mano de Max. Mira a Griff. Mira su vientre. Escucha la suave risilla de la anorexia a través de la consulta. Recuerda las palabras de Eiji. Su dulce, torpe e irracional novio.

—Mírame volar mientras te hundes en tu propia mierda.

Le dice.

Se para en medio de la consulta.

—Quiero ir.

Finalmente está listo.

Siempre terminamos cerrando en Cape Cod, este fic no es la excepción.

Nos vemos mañanita~

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro