26. Comodidades.
Como se habrán dado cuenta el capítulo de ayer estuvo muy fuerte y pude sentir las tremendas ganas que tenían de tirarle más de un insulto a Jim, así que de verdad aprecio y agradezco mucho el esfuerzo para que se evitara lo de hace un par de capítulos, esto fue muy lindo, iré viendo cómo me voy sintiendo día a día con este cosito, pero muchas gracias.
Finalmente se acabó el año.
Año de mierda.
Si bien, comprende racionalmente que estos meses estuvieron repletos de enriquecimiento a nivel personal y familiar y que sus recaídas le permitieron abrir un proceso terapéutico óptimo dentro del que fue recuperando su vida poco a poco y bla, bla, bla, año de mierda de igual manera.
Estuvo rebosante de frustración, purga, restricción, distorsión corporal, hambre extrema y anorexia.
Además, las visitas esporádicas de su padre no ayudaron para nada claro, por eso cuando llegó aquel año nuevo estaba muerto de miedo sobre tener otro colapso mental en la cena, irónicamente nunca pasó y de hecho, ni siquiera se angustió en la mesa al encontrarse rodeado de sus zonas seguras (en otras palabras: familia y amigos) y supone que por ese lado puede ser optimista puesto que su factor de riesgo es Jim, no él mismo. Sip, fue un año lleno de altos y bajos y muchas lluvias de medianoches.
De cualquier manera, nunca se imaginó que iniciaría el año como lo está iniciando ahora: bajo el eco agudo y metálico de una máquina de afeitar, con cabello cayendo al piso y él reflejado en una...calva.
Una maldita calva.
—¿Está quedando genial? —Genial no es exactamente la palabra que Ash usaría para describirlo, le da un poco de pena que lo más distintivo de su mejor amigo se esté cayendo pelo por pelo purpúreo.
—Estás quedando calvo.
—Lo sé, te pedí que me dejaras de esa manera. —Ash limpia el resto de crema de afeitar del cráneo, no se había fijado de lo anormalmente redondo que era hasta ahora, se ve como un huevo desnudo.
—Estás quedando calvo. —Entonces repite—. No sé qué más decir.
—¿Calvo guapo? ¿O calvo feo?
—¿Cómo es un calvo guapo? —Todos los calvos que Ash conoce se encuentran en Cape Cod adentro del círculo de su padre y son grotescamente feos y panzones.
—Ya sabes, ¿me veo como la roca o como el profesor X?
—No puedo con las referencias ñoñas. —Deja la máquina de lado para soplar la calva de Shorter, no comprende cómo de pasar a arreglarse para una fiesta terminaron rapándolo en el lavabo pero sabe que Yut-Lung lo asesinará a sangre fría cuando lo vea llegar así.
—No son referencias ñoñas, a Sing le gustan.
—Exacto, son ñoñas. —Da vueltas a Shorter para que se vea al espejo, el chino no vacila en colocarse los lentes de sol y analizarse a sí mismo con un goce narcisista.
—Me veo malditamente candente.
—¿Acaso me estás tomando el pelo? —El lince esboza una sonrisa maliciosa—. Perdón, no quise ser calvo-fóbico.
—Di lo que quieras, pero las nenas se mueren por una calva sexy, les hago creer que soy inteligente.
—¿Cómo les haces creer eso?
—Dah, más entrecejo más cerebro, es igual que el tamaño del pene. —Las pupilas jades se entornan.
—Eso no. —Respira. Respira. Respira—. Sí, Shorter, es justamente así. —Se rinde, no discutirá alguna estupidez tan estratosférica si podría pasar el tiempo que le resta poniéndose guapo para su omega.
—¿Vas a ir así? —Shorter le pregunta extendiendo sus zapatillas con plataforma hacia la poza peluda y morada, sus manos se meten en los bolsillos de sus jeans rasgados, viste de una musculosa amarilla chillona que podría dejar a la fiesta entera ciega por el neón de la tela, bueno, no se verá como piña.
—¿Se ve mal?
—No, amigo, te ves candente. —Qué sea tan descarado hace que un resqueme de calor salte encima de sus mejillas—. Es solo que deberías llevar la chaqueta del equipo de béisbol.
—Ni siquiera soy un miembro oficial, solo me metí para partir el año distinto.
—Bro, no existe nada más sexy que prestarle ropa a tu novio que tenga tu apellido arriba del número de tu posición.
—Tú... —Y debe admitir que tiene un punto y ha fantaseado varias veces con Eiji usando su chaqueta deportiva, paseándose en el campus con su apellido casi como si fuera su marca—. Tienes un punto.
—Siempre lo tengo, soy Shorter.
Así que se la pone.
Ash se repasa de arriba hacia abajo en el espejo del baño, está usando unos jeans rasgados y oscuros que envuelven sus piernas haciéndolas lucir mucho más largas y torneadas, una camisa azul ajustada envuelve su torso mostrando desde lo ancha que se está volviendo su espalda hacia su cintura fuerte y marcada, la chaqueta le da un toque final con sus líneas celestes y blancas resaltando toda su parte superior y combinando perfectamente con las zapatillas. Se ve guapo. Galante. Deslumbrante. Wow.
Es agradable no tener que ser víctima de la distorsión corporal y poder salir siendo libre y tal vez, su noche está óptima para salir a danzar y debe aprovechar, o quizás su anorexia realmente se desinfló.
—¿Estás listo? —No tiene ni idea.
—Estoy listo. —Pero tampoco dejará que eso lo detenga—. Ya vámonos, la casa de Cain queda justo en el corazón de Harlem y tenemos que ir en bicicleta.
—Bro, creí que Max te prestaría la motocicleta. —E iba a prestársela hasta que llegó la policía (aka: Griffin) y confiscó las llaves y dejó a Lobo durmiendo en el sofá por "ponerlo en peligro a su espalda".
—Tengo la bicicleta, ¿te sirve o no?
—Nos montamos los dos. —Shorter proclama—. Solo me debo asegurar que el viento no arruine mi look.
—Ve el lado positivo, no tendrás que preocuparte por estar despeinado nunca más.
—Ash. —Le advierte.
—Cabeza de mármol. —Shorter rechista entre dientes y se pellizca el puente de la nariz en busca de paciencia—. O tal vez te quede mejor cabeza de melón, aun no lo decido.
—Creo que raparme no fue tan buena idea. —Suspira.
—No lo fue.
Se suben a la bicicleta, es roja y brillante, fue el primer regalo que Lobo le hizo al mudarse a la ciudad y fue con la esperanza de animarlo, en ese entonces Aslan tenía la anorexia hasta los huesos y estaba en su etapa más restrictiva por lo que apenas tenía energía para caminar de la cama al baño, en este periodo también hubo una leve ideación suicida gatillada por la desesperanza, es que carajo, al tener un cuerpo tan débil físicamente jamás soñó que podría conducir su bicicleta de noche entre distintos barrios no solo cargando su peso, sino el de Shorter también. Es divertido. Es tan divertido que Wong le pone un audífono con música de Nirvana mientras ríen y gritan y se mojan de Nueva York mientras los pedales chirrían y el paisaje cambia escandalosamente.
—¡Ash! —Por supuesto su adorable omega lo está esperando, le escribió antes de que salieran y acá está a la entrada de la fiesta.
—Eiji.
—¿Qué diablos te pasó a ti? —Yut-Lung tiene un ataque de dos cabezas ante la apariencia del chino.
—Me rapé.
—Veo que te rapaste. —Se escucha irritado de sobremanera y asesino—. ¿Por qué?
—Para hacerme más inteligente.
—Yo no... —El omega frunce el entrecejo y mira a Eiji, ambos solo atinan a encogerse de hombro en la confusión—. Más vale que me emborraches para ponerme de humor.
—Encantado.
—¿Cómo diablos esos dos se hicieron pareja? —La mano de Ash se siente demasiado sola por lo que va a buscar la compañía de la cintura de Eiji y sorpresa, encajan a la perfección.
—Yue antes practicaba ballet. —Lo recuerda—. Shorter lo vio en una presentación y quedó flechado, solía ir a nuestro dormitorio a cortejarlo pero siempre lo rechazaba, apenas se enteró de que éramos amigos me suplicó para que les arreglara una cita y aunque al inicio Yue solo aceptó por lo "dotado" que impresionaba terminó sumamente enganchado de su carácter, son una pareja complementaria.
—No quiero saber los detalles. —Gimotea viendo a la dupla entrar a la fiesta.
—Shorter se ve extraño así. —Eiji le dice bajo las luces fluorescentes y oh Dios—. Extraño su cabello.
Se ve malditamente lindo otra vez.
Sexy.
Está vistiendo una versión mucho más atrevida y cool que el outfit de esa primera fiesta (asume que Yut-Lung tuvo que ver acá) aunque la delicada chaqueta de raso rosada fue cambiada por una camisa de tonos más cálidos con estampados de hojas amarrada a su cintura y que deja ver un hombro, esa musculosa negra sigue debajo, en vez de sus pantalones abombados usa shorts y mierda, adora que los use porque le sientan de maravilla a sus piernas torneadas y de atleta, esos lentes de sol rosados siguen alzándose encima de sus cabellos esponjados, se ve como si acabara de salir de una fiesta en el barrio chino por lo deslumbrante que resulta su look, eso lo hace reír. Galante. Atrevido. Tentador.
—¿Qué? —Claro que su novio nota las descaradas miradas que le está tirando.
—Es bueno verte sin esos suéteres de abuelo.
—Dijiste que Nori Nori es para niños.
—Es verdad. —Sus dedos se hunden aún más en esa descarada camiseta, puede sentir el nudo sobre su vientre, estaría mintiendo sino dijera que se siente tentado a desabrocharla acá y ahora—. Tienes una dualidad extraña con la ropa, lo que mejor te luce es el uniforme deportivo.
—Solo lo dices porque te gusta mirar.
—Sí. —Sonríe. Descarado. Coqueto. James Dean—. Me gusta mirar lo atractivo que es mi omega.
—Ash. —Y algo en el apodo impresiona encender todas las maquinarias de Eiji, lo sabe por la manera en que se muerde el labio mientras un adorable sonrojo espolvorea sus mejillas—. Entremos, quiero bailar contigo, es nuestra primera fiesta de pareja.
—Lo es.
Entonces Eiji lo abraza de la cintura y cómo Ash se está volviendo un Don Juan desvergonzado desliza su mano derecha hacia el bolsillo trasero de su omega, si bien, le daba tirria cuando veía a Max hacer esto con Griff debe admitir que es reconfortante esto y mientras ingresa a la fiesta, bañado por luces fosforescentes y coloridas, sintiendo la encarnación del éxtasis en esa masa de chicos sudorosos que bailan, fuman y beben, debe admitirse a sí mismo que su odio previo por las parejas no era más que envidia puesto que jamás creyó que tendría algo así.
—¡Jefe! —Por supuesto, el trío no tarda en encontrarlo, tienen un poco de pintura fluorescente ante la cara, se mira que han tomado una buena cantidad de cervezas—. ¡Lo hemos estado buscando por doquier!
—¿Sí? —Ash alza una ceja.
—¡Sí! Tenemos algo urgente que decirle, es sobre la pandilla.
—No quería trabajar en la fiesta. —Suspira amargo—. ¿Qué ocurre?
—Es un poco complicado.
—Cariño. —Eiji lo toca del hombro, apartándose—. Voy a saludar al equipo de pértiga y regreso.
No vayas.
No confío en ese tal Mizuno.
—Te espero aquí. —Es lo que puede decir en su lugar puesto que aún no han hablado del tema, aun si ha tanteado la posibilidad Eiji impresiona decidido a creer en la inocencia de su equipo y carajo le da rabia ver cómo Mizuno le revuelve los cabellos con "cariño" mientras ambos ríen, debe ser difícil ser traicionado así por un amigo otra vez—. Hijo de puta.
—¿Jefe?
—Ah, sí. —Regresa frente a los chicos, Alex le extiende una lata de cerveza que no vacila en tomar.
—Arthur está acá.
—¿Qué? —Palidece ahogándose con un poco de la espuma. El ajetreo alrededor de la pista de baile, el estruendo de la música en el altoparlante junto a los focos intermitentes no lo dejan concentrarse de forma debida—. Eso no tiene sentido, Cain nunca invitaría a una basura así, Black Sabbath odiaba a esa pandilla.
—Al parecer se colaron a la fuerza. —Alex le explica, lo acerca para poderle hablar, la música resuena con tanta violencia que le vibra entre los dientes—. Con los chicos los vimos hace horas, no creo que causen problemas, solo estaban pasando el rato, pero no bajes la guardia.
—Nunca la bajo. —Su mirada salta a Eiji, odia que hable con tanta energía con Mizuno—. ¿Qué pasa con ese sujeto?
—No ha dejado de alardear con el resto del equipo sobre el lugar estelar en la próxima competencia.
—Bastardo. —Bones gruñe molesto—. No me gusta que sea amigo de Eiji.
—A mí tampoco, pero el camaroncito es ingenuo.
—Estén alertas a cualquier tipo de actividad sospechosa. —Ash les ordena, tomándose lo que queda de la cerveza, ni siquiera se le pasa por la mente hacer un conteo de calorías—. Yo entraré en acción.
—¡Sí, jefe!
Entonces camina con una seguridad felina hacia dónde está su pareja y no porque anhele controlarlo ni nada similar, se enamoró de Eiji siendo sociable, lindo y amigable, sin embargo tampoco permitirá que ese remedo de alfa se crea con derecho a pasarlo a llevar, Ash se tira el cabello hacia atrás, sube el cuello de su camiseta y acomoda su mano sobre la cadera de su novio con descaro.
—¿De qué están hablando, chicos? —Mizuno resulta genuinamente sorprendido y molesto por aquella intromisión.
—Ash. —Pero Eiji luce feliz y al carajo los demás, si van a jugar sucio que sepa que está resguardado.
—Estábamos hablando de la siguiente competencia. —El resto del equipo de pértiga impresiona no ser malicioso, parecen sujetos decentes e inclusive amigables, es una atmósfera de camaradería que despierta su atención y ahora comprende lo que a su pareja le gusta de acá—. De mi lugar como Fly boy, Ei-chan me estaba felicitando.
—Ah. —Su omega se mira muy lastimado, igual que un animalito herido—. Cierto.
—No te sientas mal. —Mizuno le vuelve a revolver el cabello y es irritante—. Tuviste mala suerte en relación a la marca, es comprensible que estés así de desconcentrado luego de un trauma, yo pienso que incluso deberías considerar en tomarte un tiempo del deporte. —Ash lo coje de la muñeca para frenar sus toques, su alfa gruñe y sus feromonas han paralizado a los demás.
—Eso es muy amable de tu parte. —Entonces espeta—. Pero si Eiji dice que se siente listo para saltar en la competencia si fuera tú temería.
—Ash.
—Estoy seguro de que no es un secreto que Eiji es malditamente bueno con el salto, el equipo tiene suerte de que les salve el trasero con su talento y esfuerzo, creo que sería patético ganar por alguna otra cosa.
—¿Insinúas algo?
—Insinuó que si eres tan bueno como dices no tienes nada que temer. —Sonríe con cinismo—. Pero si no es así yo tendría miedo si fuera tú, aun así, no sería lo suficientemente estúpido para atacar a Eiji porque tiene toda una pandilla que lo respalda, dos si cuentas a Chinatown.
—Ja.
—Gusto en saludarte, Mizuno, recordaré tu nombre.
Se lleva a Eiji tomado de la cintura, aunque el omega todavía se ve confundido por dicho intercambio de indirectas tan pasivo-agresivas le sigue la corriente.
—¿Todavía sospechas de Mizuno?
—Sí. —Ash se planta firme, están cerca de la mesa de bocadillos y todo apesta a alcohol, feromonas y sudor—. Sé que Mizuno es un amigo importante para ti, pero no quiero arriesgarte a que te lastime otra vez y confío en mis instintos, sé que fue infantil, solo quería que supiera que no estás indefenso.
—Mi héroe. —Eiji suspira envolviendo sus brazos alrededor de su cuello—. Eres mi héroe.
—Idiota. —Ash le sigue la corriente y posa sus manos alrededor de tan tentadora cintura—. Pero es cosa del héroe salvar a la damisela en peligro.
—¿Tengo cara de damisela en peligro?
—La tienes. —Un Yut-Lung muy borracho se cuelga del cuello de Eiji—. Eres una damisela en peligro, estoy seguro de que si este fuera un manga shōjo te pasarían secuestrando cada dos capítulos.
—¡Yue!
—No sería tu culpa, sería culpa de este idiota. —Yut-Lung le pega en el pecho, hunde su dedo encima de su clavícula y sus uñas duelen como el infierno, las tiene largas—. Por la forma tan babosa en que miras a Eiji todos los villanos sabrían que es tu debilidad y por eso lo secuestrarían, ja, si yo fuera un villano sé que lo secuestraría, sería tan fácil con sus ojos de bambi, los tendría enrollados a mi dedo.
—Cariño, has bebido demasiado. —Shorter intenta quitarle el vaso de alcohol.
—No, debo emborracharme más para acostarme contigo luego, me gustaba tirarte el cabello ¿cómo te tiraré la calva ahora?
—Qué asco. —Ash gruñe totalmente repugnado por sus amigos, no sabe qué diablos tienen adentro de sus cabezas esas parejas jodidamente empalagosas, nadie ansía verlas ¿acaso no tienen empatía?
—Por favor, asquerosa es la forma en que te restriegas y ronroneas contra Eiji.
—¡Yo no...! —Pero justamente está haciendo eso—. Eiji es lindo, por eso puedo.
—Bro, ¿estás diciendo que yo no soy lindo?
—Estoy diciendo justamente eso. —El corazón de Shorter se rompe bajo su afirmación—. Ahora no eres atractivo ni siquiera para los piojos, de hecho, los piojos te resbalan.
—¡Ya basta con los chistes de calvos!
—Estoy aburrido. —Yue bufa borracho y tan borracho—. ¡Vamos a bailar!
Así que terminan en la pista de baile.
Si alguien le hubiera dicho a Ash hace más de un año que estaría exponiéndose a sí mismo contra la masa de cuerpos sudorosos, extasiados e intoxicados que se encuentran en medio de la pista habría dicho con certeza que debería estar psicotizado para exponerse a tal horror, no solo por la distorsión corporal, sino que la anorexia lo había dejado muy solo y bueno, fuera de los libros literalmente solo compartía con Griff y Max. Así que estar danzando entre sus amigos, meneando sus caderas, usando su cuerpo y disfrutando de su cuerpo, riéndose de las terribles bromas de borracho de Yue, tocando pieles cálidas, dando vueltas con su mejor amigo y restregándose contra su novio, resulta tan...irreal.
Sí.
La vida se ve de un color diferente y aunque supone que la vida en sí misma no cambió, Aslan cambió y demasiado, ha logrado separar lo que es su anorexia de lo que es él mismo y pese a ser introvertido también ha confirmado que con las personas correctas se suelta.
Así que baila.
Baila y baila.
Baila aun si no sabe bailar, al carajo. Y come. Y bebe. Y ríe. Y tontea. Y está vivo. Y es un adolescente.
Está enamorado.
En alguna de las decenas de canciones que baila su grupo se disuelve para danzar en parejas, Shorter se pone coqueto con Yut-Lung, Aslan por supuesto aprovecha de satisfacer la necesidad para apretar su cuerpo mojado y caliente contra el del omega, su cabello esponjado huele tan bien debajo de su nariz y ni siquiera debería ser tan consciente del dulzor, están rodeados de cientos de otras personas y aromas, sin embargo, hay algo en este chico que es jodidamente irresistible. Diablos.
Así que Eiji le sonríe sugerente, tiene sus palmas sobre su cintura y aun si antes era una zona delicada ha descubierto que le gusta mucho que su omega lo toque acá, además, ¿a quién engaña? Está entre el paraíso y el infierno apretando el trasero del nipón, paseando con hambre los dedos debajo de la camiseta que empieza a ser molesta, sintiendo sus latidos ralentizarse y toda su piel quemar, quema, quema mucho pero es un ardor totalmente distinto al del celo, eso es codicioso, chispeante, adictivo y rico. Joder, quiere quedarse pegado bajo las luces de colores. Son moradas. Rojas. Azules. Celestes. Verdes. Se siente totalmente dopado bajo esas caricias en una multitud apretada y pasada a cerveza. Es intenso.
—No sabía que te movías tan bien. —Entonces le grita porque la música está pegando muy alto para oír algo más aunque solo quiere una excusa para susurrarle al oído y ponerlo nervioso, funciona, Eiji aun entre sus brazos tirita y enrojece por el roce de su boca. Delicioso. Eiji es delicioso.
—He aprendido antes, tuve espacio para practicar. —La sonrisa sensual que le entrega hace estragos en su corazón, sus manos recorren y aprietan las curvas del omega, son peligrosas y fornidas, lo hace hasta sentir los huesos de su cadera por encima del short—. Pero tú también te mueves bien.
—Shorter me enseñó. —Admite con vergüenza.
—¿Cuándo?
—La fiesta pasada.
—Moría por bailar contigo en ese entonces. —Eso lo toma por sorpresa, los dedos del alfa juguetean alrededor del nudo de la camiseta estampada, lo deshacen, de esa forma tiene acceso libre al vientre de Eiji y carajo, cómo adora tocarlo, debería estar prohibido ser tan sensual—. Te veías tan atractivo, Yue me dijo que estaba babeando por ti y era verdad.
—¿Por qué no me invitaste? También quería bailar contigo. —Cierto, en esa fiesta partió vomitando, Shorter lo hizo tomar de más y no soportó las calorías de la cerveza, ahora eso luce lejano (y surreal).
—Todavía no éramos nada. —Ash traga duro, estrechando aún más al moreno.
—¿Pero querías ser algo?
—Ash. —Entonces lo reprocha divertido, enrollándose alrededor del cabello dorado, generando casi cortocircuito por lo bien que se sienten estos espasmos de electricidad—. No podía ser más evidente con mis sentimientos, solo me faltó un letrero para hacértelo saber.
—Alto, ¿ya estabas enamorado de mí en ese momento?
—Sí. —Eiji admite rascándose una mejilla, las tiene rojas, tan rojas que las luces parecen de diferente gama—. He tenido un crush contigo desde que tomamos nuestra primera clase juntos hace años.
—¿Qué? —Ash frunce el entrecejo sin apartarse—. ¿Por qué?
—Una vez te escuché leer en clases. —La risa del moreno le cosquillea sobre la boca para incendiarlo todo de una maldita vez—. Eras tan inteligente y profundo, no sé, no te pude sacar de mi cabeza sin querer, cada vez me volví más y más consciente de ti pero no sabía cómo acercarme.
—Mierda, tú me has gustado desde que te vi saltar hace dos años.
—¿De verdad? —Ambos ríen—. Entonces hemos estado enamorados del otro por una eternidad sin saberlo.
—Somos unos tontos, onii-chan. —Una sonrisa embobada no tarda en florecer al acoger lo hablado, la gente siempre odió que Aslan fuera muy inteligente e incluso los profesores le decían prepotente.
Pero Eiji no.
Joder.
Eiji siempre es su excepción.
—Si hubiera sabido te hubiera buscado una vida antes. —Entonces suelta el pensamiento y estrecha sus caderas mientras el mundo se detiene en una canción pegajosa y el resto da lo mismo—. Mi vida habría sido mucho más feliz si te hubiera incluido antes.
—Tal vez. —Eiji sonríe descarado—. Pero mi vida es mucho más alegre ahora porque estás a mi lado en este momento y creo que eso igual cuenta.
—Quiero besarte. —Suelta el pensamiento—. Voy a besarte.
—¿Qué esperas para besarme, lince? —Claro que el japonés le sigue el juego alzándose en la puntita de sus pies (porque es bajito), ronroneando cerca de su cuello, liberando sus feromonas solo porque puede y quiere verlo enloquecer—. Bésame.
Ash no besa a Eiji.
Se lo come.
Se lo traga entero.
Lo siguiente que aprecia es que está devorando a Eiji en el baño, lo ha apoyado sobre el lavabo hasta quedar entre sus torneados muslos mientras sus manos se cuelan por debajo de su musculosa negra y Eiji batalla para seguirle el ritmo del beso tirando de su cabello rubio, derritiéndose en tan calientes caricias, perece entre jadeos y es delicioso poder sentir la piel de su pareja sin restricción, es adictivo y mierda su pecho se aprecia recubierto por una delicada capa de sudor, su lengua tiene un exquisito resqueme a caramelo más que alcohol, el baño está lleno de feromonas.
Cierran el baño con llave, se besan, se tocan, se devoran, son dos animales en celo, necesitan toques.
Se besan. Se besan. Se besan y jadean.
Los muslos de Eiji se tensan contra las caderas de Ash, lo atraen, le exigen atención, sin romper esos besos desesperados sonríe, está demasiado entretenido explorando el pecho de su omega, no tiene intensión de moverse de su cintura todavía, así que mientras lo devora con dientes, labios e inclusive lengua, usa sus manos para estrechar, apretar y tocar su silueta, le fascina esa curva tan sensual que se traza entre sus caderas y su vientre, repasa desde su ombligo hacia sus pectorales, vaya, vaya, se encuentra con sus pezones erectos y necesitados en el camino, pobrecito.
—Ni siquiera te he tocado ahí y ya estás así. —Entonces susurra con malicia, su rostro se siente rojo y caliente, pero el de Eiji se mira aún peor—. Míralos, qué sucio eres, debes estar todo mojado abajo.
A-Ash... —El omega intenta cerrar las piernas en vano, está entremedio, no puede huir, su espalda se encuentra contra el espejo y está inmovilizado sobre el lavabo.
—Parece que necesitas un poco de atención acá. —Eiji se muerde el labio para contener un gemido cuando Aslan tironea de su pezón entre sus yemas.
—N-No podemos.
—No planeo llegar al final. —Lo siente tragar duro y ve cómo su manzana de Adán baja para una vez más, subir, como la tentación es tan grande el lince no puede resistirse a inclinarse y morder el trozo de piel tan cremoso y tentador—. ¿Puedo probarte ahí?
—Puedes. —Eiji arroja el cuello hacia atrás, la camiseta de colores hace un rato se perdió en la pista, a Ash no puede importarle menos, de hecho, tiene suficiente estorbo con esa musculosa.
—Muerde. —Entonces le ordena tomando la orilla de la camiseta—. Quiero tener la vista completa.
—Ash.
Eiji se retuerce apenas la boca helada del alfa se posa en sus pezones, la excitación se torna dolorosa en sus propios jeans pero más tarde se hará cargo de eso, ahora solo quiere enfocarse en lo exquisito que huelen sus feromonas debajo de su nariz y lo deliciosos que se ven sus pezones erectos, rosados, deseosos por ser follados con su lengua.
Primero parte con sus dedos, retuerce alrededor de las areolas para que el suave rosado se convierta en rojizo, luego se inclina, la piel de Eiji se eriza por mera anticipación y al alfa eso le resulta delicioso, así que sin despegarle la mirada de encima y siendo un descarado se inclina para relamerlo.
Pasea lentamente su lengua por encima de la areola levantada, lo roza con sus dientes, tensa la boca suavemente contra su pecho tan sensible para dejarle un doloroso chupón, Eiji jadea como si aquello fuera la zona más erógena de su cuerpo y eso solo lo incita a tocarlo mucho más y a drenarlo entero.
—Estás poniendo una expresión tan sucia. —Entonces dice.
Los ojos cafés se abren llenos de vergüenza y apenas impresiona soportar que Ash lo observe, parece querer escapar en ese momento y lo sabe ya que intenta cubrirse con los brazos, no lo deja, lo excita de sobremanera ver el rostro repleto de lujuria que sus caricias pueden provocar en Eiji, retuerce su lengua, succiona, muerde, Eiji suplica con urgencia, los muslos lo aprisionan aún más, le implora que se lo folle, joder, Ash quiere follar su culo más que nada, sin embargo no tendrán su primera vez así.
No hasta el final.
De repente, las manos de Eiji están apretando tan fuerte el lavabo que cruje, Ash deja un camino de besos y chupones por encima de su hombro, Eiji se ve como un desastre mientras muerde su camisa, con las piernas temblando, con las caderas contra el lavabo y una necesitada erección atrapada ante su short, como Ash es un alfa benevolente desabrocha el cinturón y libera su pene goteante y erecto.
—A-Ash... —Eiji se endereza de alguna forma—. También quiero tocarte.
—Tócame. —Es el lince quién guía las manos de su pareja hacia su propio pene—. Mierda, necesito que me toques.
—¿Pero qué hay de...?
—Al carajo la dismorfia, quiero que me toques y quiero tocarte, estoy caliente.
—Avísame si te incomoda.
Entonces Eiji libera su erección de los jeans, se arrima hacia sus caderas y joder, la fricción es lo más erótico que ha presenciado en su vida, que su omega envuelva con su tibia mano su pene palpitante, que lo empiece a estimular de arriba hacia abajo, lento, con cuidado, como si su toque fuera un leve fuego que se está expandiendo progresivamente a un incendio salvaje hace que lo engulla el placer.
Eiji lo masturba, usa sus dedos en su prepucio, baja por el largo, está duro, caliente y el baño se llena de sonidos húmedos, hay feromonas dando vueltas por todas partes, está cerrado con llave y al alfa no podría importarle menos en dónde está, solo importa Eiji estimulándolo, reclamando pedazo por pedazo, caricia por caricia, beso por beso, todo lo que es Ash. El lince estrecha aún más sus caderas, cuando sus penes se rozan es, carajo, es éxtasis puro que los hace gemir a ambos, desea más, mucho más, quiere que este omega bonito use sus manos para llevarlo a la locura.
No dura mucho conteniéndose.
El instinto de alfa lo hace dar vueltas la situación, toma el control y frota ambos miembros, la fricción de sus penes llenos de líquido preseminal, duros, palpitantes y necesitados tan juntos es su derroche de lujuria pecaminosa, quema, Eiji contra su cuerpo quema, sus labios, su respiración sobre su cuello frío, sus palmas envolviéndolo, sus muslos apretándolo, sus manos masturbándolo, su boca tensada contra su boca, la espalda de Eiji choca contra el espejo, se masturban con pasión. El mundo quema.
—E-Eiji. —Jadea su nombre desesperado.
Eiji. Eiji. Eiji.
Joder.
Por supuesto, Eiji tampoco se queda atrás y está tocándolo por todas partes, están urgidos, quitando y desacomodando la ropa como pueden sin dejarse de restregar como si esto fuera un celo, le causa mucha gracia, siempre creyó que pertenecía al espectro asexual por el nulo deseo que sentía aunque tal como Blanca le explicó era esperable que en algún instante apareciera (solo si efectivamente era perteneciente al espectro sexual) así que es... wow estar así de caliente y ser arrastrado por su libido.
Ambos tiemblan, sus penes juntos se sienten más duros, calientes y mojados que nunca, su corazón bombea demasiado rápido y fogoso, como si fuera magma mezclado con adrenalina y es una locura.
Besa a Eiji.
Lo toca.
Lo estimula.
Eiji gime un nombre.
Aslan.
Le gusta dominar a Eiji en esta manera consensuada a nivel físico e invadirlo con sus caricias, hay un impulso urgido e instintivo que lo lleva a intensificar aún más la estimulación, aprieta los penes entre ambas manos y eleva la intensidad al punto de que ninguno se puede sostener a sí mismo, se ahogan en estasis, se devoran por su lujuria y finalmente algo quema en su vientre antes de correrse y gemir.
—Diablos, lo siento, seguramente no te imaginabas pasar la fiesta así. —Eiji ríe, tiene los brazos ante la espalda del alfa, se está restregando mimoso contra sus glándulas aromáticas, Aslan solía temerle a su naturaleza de alfa, pero bueno, no puede ser tan mala si a Eiji le gusta.
—No te disculpes. —Todavía jadea entrecortado, tratando de recuperarse del orgasmo, tienen toda la ropa desarreglada aún y se están reincorporando lentamente a la realidad—. Me siento cómodo.
—¿Cómodo?
—Siempre me siento cómodo contigo, Ash. —Eso le saca una sonrisa inconsciente.
—Yo igual. —El lince se separa para compartir un dulce beso—. Te amo.
—También te amo mucho, Ash.
Y es acá cuándo nota algo.
Hoy no hubo anorexia.
A pesar de todo... inclusive con el incidente de navidad, incluso habiendo alcohol, comida, personas, personas que lo tocan, llegando a masturbarse con Eiji, tocándolo y dejándose tocar, teniendo todas las predisposiciones del mundo para que Ana apareciera, hoy no apareció.
Esto es estar cómodo.
Esto es estar a salvo.
Wow.
El capítulo de mañana si es que va bien es mera transición, son momentos super cotidianos y relajados antes de caer en lleno en los tres conflictos finales que son hartos y quedan pocos días, so, get ready.
Espero verlos~
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