24. Una petición.
Hola mis bonitos lectores~ Okey, me pasaron dos cosas: primero note que el capítulo de ayer tuvo reacciones super fuertes y friendly reminder que si bien comparto el odio con ciertos personajes la pobre persona que responde comentario por comentario soy yo y me quema un poco responder tanto odio, para que se moderen un poquito considerando lo que se nos viene mañana. Y segundo, vi muchas opiniones sobre el curso que querían que tomara este fic, se los diré lo más amable que pueda con el cariño y la confianza que hay acá, es mi historia y hago lo que quiero con ella, sino les gusta hay más fics, yo puedo incluso recomendar mis favoritos, pero quede demasiado quemada luego de ayer, no, man. Pero eso, hay más fics en el fandom y si bien, yo comparto muy contenta las tramas que amo, a fin de cuentas es mía esta cuestión y no le debo nada a nadie. No se lo tomen en mal, pero si me generó cierta contratrasferencia lo que paso ayer y no quiero pasar navidad respondiendo insulto por insulto.
Pero eso, hoy se viene ligero.
La risa de Eiji inunda el apartamento, el sonido es estridente, melodioso y lo suficientemente intenso como para traer toda una constelación de ilusiones dentro de sus lívidas y gruesas paredes, memora que una de las cosas que más le llamó la atención de este terco al instante de conocerlo fue el acento tan distinto al inglés tosco que acostumbraba o incluso al resqueme irlandés que su padre traía, algo de su pronunciación tan recatada pero grácil captó su atención, en la forma en que extendía o añadía vocales a las palabras para darles un sonido único y simplemente majestuoso. Ash-u. Dios, la primera vez que lo oyó en su clase casi hace combustión espontánea por lo adorable que fue: Ash-u Lynx-u.
I-zu-mo. Sho-ta (en vez de Shorter). Shing (en vez de Sing). Ibesan. Yue-Lung (ve de dónde surgió ese apodo), pero su favorito claro que debe ser Ash-u y la manera en que dice cosas como para-siempre y aunque-el-mundo-entero-esté-en-tu-contra-yo-siempre-estaré-a-tu-lado. El idioma es sutil, dulce.
El idioma perfecto para Eiji.
Por cosas como esas uno tendería a pensar que la risa de Eiji sería pequeña y recatada como el resto del idioma, sin embargo, es todo lo contrario porque cuándo él se ríe lo hace con cada fibra corporal, mental y de alma que tiene. La risa de Eiji es abierta e incluso grosera, le encanta oírla, por ende, no hay nada más maravilloso que ser fuente de esa cacofonía mientras lo carga estilo nupcial queriendo llegar a la cama como objetivo.
—Nos vamos a caer. —Entonces le reclama envolviendo sus brazos alrededor de su cuello, flectando sus piernas aún más en el aire mientras lo sostiene, esa imagen es un poco de luna de miel—. ¿Acaso no te peso demasiado? No tenemos tanta diferencia de contextura.
—Tenemos metros de diferencia.
—¡Ash! —El terco patea incluso en el aire—. Son un par de centímetros.
—Centímetros, un par de metros, la cosa es que tengo un novio de bolsillo. —Eiji esboza un puchero.
—Eres malo.
—Tú preguntaste.
—Pregunté si pesaba demasiado. —Le corrige con sus mejillas de hámster obeso infladas y sus ojitos de gacela fulgurando entre los rayos dorados del alba, es trampa, como es trampa debe contestarle:
—No me pesas demasiado. —El lince es terco e intenta abrir su cuarto sin usar las manos, sus palmas se encuentran demasiado cómodas acariciando los muslos desnudos de su novio gracias a sus shorts deportivos y pues tocarlo es mucho más interesante que una simple perilla—. Y estoy más fuerte en el gimnasio y por todo el trabajo al que Shorter me ha sometido, ya sabes.
—Lo sé. —El japonés tararea, sus dedos se deslizan cuál terciopelo contra los mechones de oro, esos toques arden alrededor de su nuca y mucho más cuando avanzan hacia dónde alguna vez estuvo su marca temporal, extraña estar marcado por su amante—. Te sientes más fornido.
—¿Eh? —El alfa esboza una sonrisa traviesa—. ¿Te gusta lo que tocas, onii-chan?
—Me encanta. —Eiji le presiona un beso en el cuello y todo su cerebro deja de funcionar, no es justo que haga trampa de esta manera, debería haber un equilibrio en las victorias que disfruta contra Eiji pero no, siempre termina perdiendo o mordiendo sus anzuelos, es previsible—. ¿Qué se supone que estamos celebrando de todas maneras?
—¿Debemos celebrar algo para que me ponga cariñoso?
—No. —Finalmente abre la puerta con un empujón de su pie—. No lo digo por eso.
—¿Entonces? ¿De dónde viene la pregunta?
—Porque me estás cargando estilo nupcial, creo que te traes algo entre las manos y te conozco bien.
—Quizás solo te estoy tirando una indirecta para que tomes mi apellido. —Se burla antes de abrirse paso entre una montonera de ropa sucia, libros y todas esas otras cosas que Griff le dijo que limpiara porque tarde o temprano Eiji vendría y se encontraría con sus calzoncillos sucios pero bueno—. Digo que tu nombre es muy bonito, no obstante, tu apellido podría ser mejor.
—¿A sí? —Finalmente deja caer al japonés sobre la cama.
—Sí. —Y se deja caer seguido encima de su amante, se queda acurrucado contra el pecho del omega, acomodando su oreja cerca de sus clavículas para explorar lo estridente que late su corazón, lo ama.
—¿Cómo cuál? —Entonces le pregunta empezando a cepillar los cabellos más cortos en su nuca, no puede evitar soltar un suspiro regalón ante tan agradable caricia y le gusta acurrucarse simplemente aquí, con sus libros recubriendo las paredes, su ropa en el suelo y Eiji rodeándolo entero.
—Callenreese te sentaría mucho mejor. —Tararea—. Eiji Callenreese.
—Eiji Callenreese. —El moreno repite y Ash queda absolutamente deslumbrado por cómo su acento se las arregla para suavizar tan tosco apellido—. ¿Lo estoy pronunciando bien?
—No. —Se burla—. Pero haces que suene mejor.
—Eres lindo. —El omega le sonríe con un sonrojo brillante.
—Tú eres lindo. —El alfa ronronea—. Y besable.
—¿Soy besable?
—¿Quieres que lo compruebe?
—Sí.
Antes de que pueda dar otra bocanada de aire Ash está esparciéndole una serie de besos por encima del cuello que se asemejan más a cosquillas que a besos, hacen reír con tanta energía al omega que le llena el alma entera, existe algo sumamente extraordinario en poder mimar de manera tan infantil a su amante con la luz dorada empapando el nido que han improvisado, luce etéreo (inclusive si solo intenta mantenerse lejos de su boca el tiempo suficiente para coger aire) se mira deslumbrante igual que cuando saltó por primera vez y nunca pudo recobrarse de semejante belleza, su mata esponjosa se bambolea por la estática de las mantas, sus pestañas espesas penden hacia ojos realmente negros que cambian de tonalidad en cada sonrisa, son de un ámbar oscuro y arrebatador, viste una de esas horribles camisetas con pájaros y de repente, está sonriendo porque lo ama.
Ama tanto a Eiji.
Así que lo besa. Lo besa. Lo llena de besos.
—Te amo mucho.
Y Eiji lo toma de las mejillas y lo besa de vuelta para seguirle el juego, Ash se derrite por estos toques, se queda ahí, sucumbiendo ante tan deliciosa esencia, permitiendo que las feromonas lo lleven ante el mismo paraíso mientras sus manos se entrelazan en el nido y ríen entre besos, están enamorados, tan enamorados.
—¿Entonces qué estamos celebrando? —El nipón pregunta entre besos, no obstante, Ash no parece tener intención de soltarlo pronto, se justifica, los linces comen conejos y este lince tiene hambre.
—Le gané a Arthur. —Memora y aún si ha pasado un tiempo, esta es la primera vez en dónde pueden celebrarlo a solas—. Le gané de verdad, yo... —Se recuestan frente a frente en la cama manteniendo el abrazo, Ash cincela con la punta de sus yemas el rostro del contrario, memoriza cada grieta y cada dolencia, cada brillo de estrella y lluvia de medianoche, lo que sea que le dé, él lo tomará agradecido.
—¿Tú?
—Pude protegerte. —Finalmente lo suelta—. Te mantuve a salvo.
—Ash.
—Sé que eso no compensa todo lo que pasaste ni lo estoy tratando de hacer, pero mierda, Eiji, tenía tanta rabia de que Arthur siempre se saliera con la suya y no tuviera consecuencias, ganarle me hizo sentir que podía ser tu alfa, que de verdad puedo protegerte o al menos...hacerlo consciente de que las cosas que hace sí tienen consecuencias.
—Aslan. —Eiji lo sostiene de ambas mejillas, llamándolo bajito—. Cariño.
—No soportaba que te siguiera lastimando, necesitaba hacer algo.
—Quedarte a mi lado ya era hacer algo. —Las posiciones se intercambian para que Eiji yazca acogido entre los brazos de su alfa quién ronronea ante la situación porque le gusta mucho tenerlo calentito, a salvo y amado entre sus brazos, si pudiera lo dejaría aquí para prevenir las dolencias pero eso sería hipócrita a la vez, si se enamoró de la libertad no puede tenerla en una jaula—. Aun así, gracias, Ash.
—¿Por pelear con Arthur?
—Por quedarte a mi lado. —Siente al japonés curvar una sonrisa bajo su cuello, no es necesario que lo mire ni quiere despegarse para hacerlo, solo lo sabe—. Es gracioso que yo te lo haya prometido y los papeles se hayan invertido.
—Es porque aplica para los dos.
«Para siempre».
—Sí. —Ríe nervioso—. Lo hace.
—Lo hace.
Se quedan en silencio, Eiji lo ha envuelto con tanta fuerza que es imposible mirarse por lo que Aslan corresponde el abrazo, apoya su mentón encima de estos mechones esponjosos y sabe que las cosas nunca volverán a estar bien, que incluso si hubiera matado a Arthur la marca no se irá ni sus heridas sanarán por arte de magia, esas grietas no se borrarán y le duele mucho no poder hacer algo además de acunarlo, pero se permite sobrevivir esta dolencia, existe algo sagrado en las heridas de su primer amor, algo sumamente doloroso y agridulce que anhela conservar, le dijo a Eiji que lo anhelaba todo sin importar si fuera bueno o malo, así que mientras tenga relación con su omega tendrá bienvenida.
Sonríe.
Debe ser cosa de almas gemelas.
—¿Cómo te está yendo en la terapia? —Sabe que Eiji está ambivalente con retomarla, le costó tanto terminar un primer proceso terapéutico y lo entiende, es una mierda tener el alta para recaer.
—Bien. —Suena desanimado—. Está ayudando, supongo.
—No te escuchas convencido.
—No estoy convencido. —Se despega para mostrarle el ceño tenso y la nariz arrugada—. Me ayudó mucho la primera vez, solo me da pena estar otra vez en terapia por algo que había superado en un proceso de tanto esfuerzo, además no es como que la universidad haga algo, Ibe-san está ayudando.
—¿Tu familia?
—No entienden de esas cosas. —Ríe—. No entienden muchas cosas.
—Eiji.
—Eso es lo lindo de estar contigo, tú no entiendes muchas cosas también pero estás aquí queriendo entenderlas porque me amas. —Su corazón se desemboca en su pecho cuando lo escucha decir eso, joder, lo único que puede hacer es abrazarlo aún más fuerte, es que diablos, si pudiera sería refugio para tus tormentas, sol en tu oscuridad y espinas para tus girasoles.
—¿Cómo que hay cosas que no entiendo? —Pero en vez de soltar semejante cursilería opta al picar en su carácter orgulloso.
—Hay muchas cosas que no entiendes, somos diferentes, somos el cliché entre un deportista y nerd.
—Alto. —Ash lo toma de los hombros y lo aparta—. No somos ese cliché.
—Sí, lo somos.
—No, el deportista suele ser cool en esa clase de tramas.
—Exacto. —Eiji crispa su ceja con orgullo—. Yo soy genial, caigo en ese estereotipo de protagonista.
—Tú no eres genial, usas esos suéteres de pajarraco horrendos, te descartas enseguida.
—¡Ah! —Entonces jadea exaltado—. ¿Sí? ¡Pues tienes razón! Tú no tuviste un glow up como suelen hacerlo esos protagonistas, quedaste descartado.
—¡Sí tuve un glow up! —Y tiene cientos de autorregistros alimentarios para corroborarlo.
—Pasar de un Holden a un Holden más chillón no es un glow up ¡e insultas a Nori Nori, pero lo vistes!
—¿Cuándo me lo pusiste? —Ash se da vueltas para examinar horrorizado su camiseta y darse cuenta de que efectivamente el bastardo le pasó una prenda con no uno, sino tres, de esos horribles dibujos en la espalda sabiendo de antemano que no los vería—. ¡Pequeña mierda!
—¡Ash! —Eiji ríe cuando se le abalanza encima—. ¡Tú escondes mis cosas en los estantes de arriba!
—Porque eres un novio de bolsillo.
—¡No lo soy! —Aunque gimotea lo envuelve entre sus piernas con el objetivo de darlo vueltas, falla, claro que falla, Aslan usa la brecha corporal y lo deja debajo sin mayor esfuerzo alguno, cree que los entrenamientos de Max han surtido efecto junto con el apoyo de Shorter en el gimnasio, aquí se da cuenta de la poca vida que tenía antes—. ¿Ash?
Cierto.
Antes nunca hubiera sido capaz de dar vueltas a Eiji porque apenas tenía energía para arrastrar hacia la cama el saco de huesos que era su cuerpo incluso si recién se levantaba, antes nunca habría tenido la energía suficiente para desvelarse con Eiji viendo películas empalagosas o para cargarlo e inclusive tirarlo encima de la cama, antes no habría sido capaz de ganarle a Arthur, ni de proteger a la pandilla, ni de darle consejos paternales a Sing puesto que sus emociones se hallaban enflaquecidas, tampoco habría podido decirle a Shorter lo que le dijo en el hospital porque antes Ana era su Dios, pero ahora ni siquiera está dentro del cuarto.
Antes... antes acostumbraba a las bajas de insulina, a quedar tan desbalanceado luego de un atracón que apenas podía arrastrarse hacia la cama y obligarse a dormir, antes purgaba con tanta frecuencia que convirtió en voluntario un movimiento involuntario, solo tenía que flectar el estómago y estaba, antes hacía llorar a Griff por no comer y Max pasaba fuera de casa, antes estaba realmente solo, eso le dolía pero Ana le insistía que no podría hacer amigos. Y de pronto, se da cuenta de que sí mejora.
—¿Ash? —Hay lágrimas cayendo encima del rostro de Eiji junto a esa mirada malditamente amorosa de la que antes jamás se habría sentido digno pero ahora sabe que se merece, que esto es mutuo y lindo.
—Nunca pensé que algo así me podría pasar. —Entonces dice con una gran sonrisa—. Creo que esta es la primera vez que lloro de felicidad.
—Aslan. —Eiji lo sostiene entre sus pequeñas y cálidas manos y le dice tanto sin mover la boca, cree que no lo necesita y que cuando alguien cala tan profundo en el alma es esperable—. Amor.
—Antes tenía la muerte tan normalizada, me llegaba en intervalos de conciencia de enfermedad ya que así funciona esta enfermedad, un día puedes vomitar un refrigerador entero sin tomarle el peso y otro día te despiertas sabiendo lo deteriorado que estás y tienes mucho miedo, yo nunca me armé un futuro por lo mismo, cuando Max estaba muy dolido me decía que si me dejaba morir así no valía la pena que me esforzara tanto en la universidad y tenía razón, ¿para qué iba si me moriría igual?
—Aslan.
—Pero acá estoy pensando en que tal vez algún día podamos tener cachorritos y utilices mi apellido, Eiji Callenreese suena muy bonito y no sé, realmente quiero vivir y estar bien para ese entonces, no quiero más hospitalizaciones, no quiero volver a caer tan bajo nunca.
—E incluso si lo haces. —Eiji lo sostiene de los mofletes, firme pero gentil—. Porque existen muchas cosas que no podemos controlar allá afuera. —La mirada del alfa salta hacia la marca que brilla ante la nuca del moreno, todavía no ha cicatrizado, todavía no la quiere aceptar—. No es lo mismo recaer en las condiciones que recaes aquí que volver al inicio, hagas lo que hagas, te caigas lo que te caigas ya nunca volverás al comienzo, no eres la misma persona que lo dejó.
—Lo mismo aplica para ti. —El nipón sonríe como si hubiera estado esperando esa respuesta. Lindo.
—Lo sé. —Se burla besándole el dorso de la palma—. Sabelotodo.
—Con 200 puntos de IQ, muchas gracias.
—Puff. —Claro que el desgraciado tiene la osadía de resoplar, no tiene ni una pizca de aprecio en el propio autocuidado—. Solo para que sepas, la terapia me ayudó a comprender de que aun sino soy el Fly boy ansío seguir saltando, entonces le pedí al entrenador que me inscribiera en la competencia del otro año.
—¿Hablas en serio?
—Sí.
—¡Eiji! —Ash solo puede atinar a sacarlo afuera de la cama para girarlo en el aire porque sí, mierda, pasó demasiado tiempo sin poder hacer nada de eso y ahora quiere vivir cada puto segundo el doble por todos los que la enfermedad le quitó—. ¡Eso es maravilloso! Me siento muy orgulloso de ti.
—Gracias. —Sus mejillas se han teñido de un rosa brillante y tímido, aunque los girasoles poseen un tono amarillo muy característico se imagina que así luce un girasol sonrojado—. Y me sentí contento cuando le diste a Arthur su merecido, estoy seguro de que no se le olvidará esa pelea.
—Lo sabía.
—Fuiste mi héroe. —Eiji suspira con dramatismo, Ash lo baja progresivamente al suelo, más, no del todo puesto que su amante queda de puntitas para que sus narices se alcancen a rozar, sus delgados pero torneados brazos le han rodeado el cuello y sus pechos están tan sobre el otro que sincronizan.
—Eso te convierte en una damisela en apuros.
—Parece. —Ríe—. Ash...
—¿Sí?
—Solo para que conste. —Eiji se alza en la punta de sus pies un poco más, es como si ansiara contarle un secreto que ni siquiera el alba pudiese escuchar—. Mi vida mejoró muchísimo porque te conocí.
—Eres tan cursi. —Ash se ríe con las orejas calientes, sabe que su rostro debe estar más ruborizado que el de su novio, no obstante, es irrelevante—. Quiero hacerte una petición.
—Sí.
—Todavía no te digo cuál.
—Sí a lo que sea. —Entonces Ash debe reír porque Dios, siempre creyó que eran patrañas todo eso de que la vida a veces te devuelve con creces lo que has perdido, ahora sabe que tiene algo de real.
—Ven a cenar con nosotros en navidad.
—Oh. —La petición impresiona tomarlo por sorpresa—. Claro, pero ¿por qué?
—Las fiestas son especialmente difíciles para... —Ash busca a Ana con la mirada, no la encuentra en ningún lugar—. Hay mucha comida, Griff me dijo que podía reducirla este año si quería, sin embargo, lo hablé con Blanca y ambos estamos de acuerdo que es la prueba de fuego para ver la enfermedad.
—Cariño.
—Me ayudaría mucho que estuvieras ahí conmigo.
—¿Podemos usar suéteres de pareja?
—Los suéteres de parejas más feos que hayan existido con ese pajarraco obeso.
—¡Oh, Aslan! ¡Acepto! —Entonces Eiji grita antes de besarlo—. Nuestra primera navidad de novios.
Y Ash lo besa de vuelta.
Joder.
Claro que lo besa.
Le da risa, ni siquiera se supone que debería conocer a Eiji en primer lugar, rechazó sus ofrecimientos de ayuda más veces de las que logra recordar y fue una mera coincidencia tomar esa clase, de hecho, el alfa la tomó ya que no quedaban cupos en nada más, no obstante se arregló para conocerlo frente a frente, con esos grandes ojos repletos de bondad que solo creyó vería de lejos en la pista alzándose en el desteñido cielo de la ciudad con una ferocidad inexplicable. Y luego lo defendió con Shorter de Arthur (aun si Arthur era su agresor). Y le pidió hacer un trabajo juntos. Y lo acompañó a la biblioteca. Le dijo que quería ser su amigo. Fue su primer amigo. Lo cuidó. Lo entendió. Lo quiso. No lo presionó. Y luego lo amó pese a la anorexia y lo fea que se presentó. ¿Y por qué? Simplemente porque lo ama.
Eiji ama a Ash.
Y Ash lo ama como nunca creyó que tendría chance de amar, ¿quién lo diría? Decía que heartstopper era irreal porque no existían finales optimistas para los Charlies Springs como él, pero sí hay, y ahora más que nunca lo comprueba, con Eiji y el resto de los chicos ayudándolo a decorar el apartamento, quiere tenerles algo bonito a Griff y Max cuando vuelvan, han hecho más que suficiente para amarlo.
Gracias.
—Tienes suerte de que te preste a Eiji para estas fiestas. —Entonces Yut-Lung le reclama pero ayuda a decorar el árbol con los demás, es uno que Shorter le trajo con la excusa de que a ellos les sobraba uno y sabe que es mentira, conoce de antemano el trasfondo duro que esconde el Chang Dai.
—La navidad en Japón es para parejas. —Su amorcito lo defiende de las fauces de la víbora y lo hace jadear—. Tú la pasas con Shorter y Nadia.
—Yo la paso con Nadia porque su comida es deliciosa, Shorter es solo el agregado.
—Aww, no seas así. —El alfa lo envuelve de la cintura para restregarse contra su amante, al inicio la pareja sin duda se le hizo extraña, ahora comprende que se complementan a la perfección—. Bebé.
—Bien, tal vez voy por ti. —Yut-Lung tiene las mejillas sutilmente sonrojadas, que su piel sea blanca solo incita a que sus emociones luzcan más transparentes de lo que son—. Tal vez es divertido pasar esas fiestas contigo.
—¿Ves? De todas maneras no ibas a pasar navidad conmigo.
—¡Pero es nuestra tradición! ¿Cuándo te entregaré tu regalo?
—Yue, literalmente vivimos en el mismo dormitorio y nos veremos en la mañana de ese día.
—No es lo mismo. —Bufa—. Prefieres a la gata rompehogares que a mí. —El chino se deja caer con falso dramatismo entre los brazos de su amante mientras uno de sus antebrazos se apoya en el ceño y el otro permanece estacado en el corazón.
—Pensé que Sing era la gata rompehogares.
—¡Ah! —El mocoso gimotea—. ¿Eso significa que me puedo quedar con Eiji de adulto?
—No. —Y a Ash ya no le gusta para nada la discusión—. Consíguete tu propia loba.
—¿Su propia qué...? —Shorter esboza una sonrisa de comemierda sabiendo que esto es su culpa de manera directa.
—Es un meme. —Se defiende—. Es un meme que le mandé a Sing y también a Ash, pero él me dejó clavado en el visto.
—Siempre te dejo clavado en el visto, solo me mandas estupideces.
—¡No son estupideces! —Ahora es Wong el dramático—. Rompes mi corazón, bro.
—Deja de hacernos sonar tan gays. —Gimotea agradeciendo mentalmente que Griffin y Max todavía no hayan llegado para presenciar el desastre que tiene de amigos—. Me haces sonar como si fuera...
—Un fuckboy. —Bones concluye terminando de acomodar una guirnalda, han puesto el árbol justo en el comedor y aunque no se le dan las decoraciones debe admitir que luce de maravilla—. Te hace sonar como si fueras el típico protagonista mujeriego que va rompiendo corazones.
—¡Ash no es un fuckboy! —Sing lo defiende, al parecer se ha ganado su respeto—. Y si fuera uno yo me quedaría con Eiji por defecto.
—¿Eh? El niño no es para nada tonto. —La casa está ruidosa y llena de demasiadas personas, ni para las reuniones de tercera edad que Max organiza vienen tantos al apartamento.
—Jefe. —Kong ni siquiera tuvo que subirse a un banquillo para poner la estrella—. ¿Está bien así?
—Sí. —Sonríe.
—De todas maneras, ¿por qué querías ayuda para decorar?
—Porque... —Griff casi lo mata luego de enterarse de la puñalada, esa es una razón, sin embargo, la razón principal es otra—. Cape Cod es un pueblo bastante pobre y deprimente, todas las navidades que recuerdo Griff estaba trabajando y ni siquiera llegaba a comer, luego cuando fui más adulto aun sabiendo lo importante que son estas fechas para él lo hacía pasarla mal por la...
Dilo.
Debes decirlo frente a todos, estás a salvo.
—Por mi anorexia. —Todos se quedan en silencio—. Hasta el año pasado la navidad era una tortura, mi hermano sabía que vomitaba la cena, no podía tragármela, lo intenté varias veces, pero la comida es tarde y mucha, yo no podía, se escapaba de mi control, Griff lloraba cada navidad viendo mi salud peor y peor y Max igual, hubo una navidad que pasé en urgencias, el viejo me trajo y no sé, supongo que quiero devolverles algo de eso y tener una navidad buena por una vez.
—Ash. —Eiji aprieta su mano con firmeza, orgulloso.
—No quiero incomodar a nadie con esto, solo...
—No. —Shorter lo frena, apoyándole una mano encima del hombro—. Gracias por confiarnos esto.
—Sí, jefe, no tuvimos la oportunidad de decírselo en el hospital, pero lo queremos y respetamos sin importar la anorexia, al contrario, creo que eso nos hizo admirarlo aun más. —Hay un peso, un peso tan grande que debe pesar lo mismo que el mundo entero que se levanta cuando Bones le dice eso.
—Gracias por preocuparse.
—Te dije. —Alex lo golpea en el hombro—. No tengo intenciones de ser el jefe pronto, si te elegimos fue porque eres la persona correcta, punto.
—Sí.
Y aunque Ash no suele equivocarse en nada gracias a su IQ superior, qué lindo fue equivocarse aquí.
Con ellos.
Con él mismo.
El apartamento queda realmente bonito al final del día, un gran árbol de navidad relumbra al medio del comedor, Griff y él nunca tuvieron uno o bueno, no uno propiamente tal, Jim les pegaba si veía que perdían el tiempo en alguna de esas mierdas festivas así que lo que Griff hacía era arrancar una ramita y adornarla con papeles de dulces o guirnaldas sencillas, en ese entonces Ash no comprendía por qué Santa no pasaba si era un niño bueno (y realmente bueno) ahora entiende que los años que sí pasó fueron esos que Griff trabajó el doble o el triple para pagarle algo. Así que sí, este gesto sobre decorar la casa puede ser tonto e incluso infantil pero es su forma de devolverle un poco lo que hizo y de pedirle que no tema más esta navidad.
—Me tomó por sorpresa que nos pidieras ayuda. —Se ha quedado a solas con Shorter y Sing, están en la cocina preparando café para el resto mientras discuten por una película, puede sonar aun más tonto pero Ash no supo lo solo que estaba hasta que le hicieron compañía.
—Griff es un buen hermano y yo apesto en estas cosas. —Ríe—. Además, Eiji es bajito y necesitaba de altura extra para el árbol, ya sabes.
—¡Ah! ¡Por eso me llamaste a mí! —Sing salta emocionado.
—Yo no...
—Ash. —Shorter le suplica con una cara de cachorro pateado que no destruya las ilusiones del niño, no tiene corazón para hacerlo tampoco.
—Sí, por eso mismo te llamé. —Así que le sigue el juego—. Has crecido estos últimos meses.
—Me alegra que lo notes. —El alfa infla su pecho y apoya sus manos en su cadera con orgullo—. Mi hermano dice que seré más alto que Shorter.
—En tus sueños, mocoso. —Wong le revuelve su cabello dejando un desastre pinchudo y ondeado.
—Gracias por ayudarme.
—Amigo, con Nadia me pasa similar, no creo que muchas personas entiendan lo que es venir de un trasfondo más... —Shorter frunce el entrecejo con tanta fuerza que termina rozando un piercing por la ceja—. Humilde.
—Humilde. —Pobre, quiere decir.
—No me malentiendas, todos tenemos carencias, incluso alguien con dinero como Yue sufre porque le faltan cosas mucho más importantes, pero es lindo tener esa clase de complicidad con alguien en esto de ser un hermano menor e hijo al mismo tiempo, también odiaba ver cómo Nadia asumía toda la responsabilidad del Chang Dai y sacrificaba sus sueños para que yo estuviera bien, le prometí que cuando yo creciera sería al revés y aprendería a cuidarla, pero hey, todavía estoy en eso.
—Eres un buen tipo. —Ríe recordando sus primeros encuentros—. Sí y siempre diste esa impresión.
—Claro que soy un buen tipo. —El hervidor empieza a arrojar burbujas furiosas para dar aviso acerca del agua a punto de hervir—. Tú también te veías como un buen tipo pero tenías esa clase de mirada que me hacía pensar que podrías matarme si me acercaba demasiado.
—Quería matarte por acercarte demasiado, apestabas a comida china.
—Se llaman feromonas.
—No, estoy seguro de que ese día no te habías bañado y olías a grasa.
—Feromonas.
—Grasa.
—¡Feromonas de macho alfa!
—Si tus feromonas huelen así empezaré a cuestionar qué tan decentes son los gustos de Yut-Lung.
—¡Oye! —Shorter gimotea vertiendo el agua en diferentes tazas—. Para tu información Yue primero cayó a mis encantos, fui irresistible para él.
—¡No es verdad! —Una voz chillona retumba del comedor—. ¡Shorter me acosó para tener una cita!
—Bueno, cada quién lo recuerda cómo quiere. —Gimotea amurrado.
—Yo lo recuerdo como Yue dice.
—Sing, ¿de qué lado estás?
—Del lado que me pone mascarillas y cuida mi piel de bebé.
—Las mascarillas no son masculinas.
—¡Lo son!
—¡De hecho traje algunas! ¡Traigan sus feos traseros para que se puedan unir! ¡Y el café también!
Se queda a solas en la cocina durante un tiempo, permite que Sing y Shorter se lleven las botanas al comedor mientras Ash se dedica a husmear debajo de cada mesita, silla, alfombra y estante en busca de su anorexia, lleva días sin verla y de cierta manera la extraña, sí, extrañarla es lo esperable y hasta el cansancio Blanca se los advirtió porque a fin de cuentas esa familia tuvo cuatro miembros durante casi una década (¿o fue más?) así que en cierta medida la extrañará pero claro extrañarla no significa que no quiera deshacerse de ella. Solo sospecha.
Entonces la encuentra hecha un bultito, es diminuta, del tamaño de un ratón, parece que se muere de hambre debajo de la mesa, se está alimentando con las migajas que cayeron.
—Ya no eres tan imponente ¿verdad? —Ash se burla, sentándose a su lado.
—Te crees mucho porque tienes un par de amigos ahora y ganaste una pelea, no es la gran cosa.
—Dices eso. —La toma con la punta de sus dedos, apenas le cabe en la palma—. Pero tú eres la que está a punto de desaparecer.
—Pronto viene navidad, navidad y año nuevo siempre son fechas difíciles para ti por toda la comida que hay.
—Y aun así... —El alfa ríe—. Eres del tamaño de un alfiler.
—Por ahora.
—Me hiciste compañía durante muchas navidades, hiciste que Griff y Max la pasaran mal también.
—¿Cuál es tu punto?
—Este año me gustaría pedirte algo por todas las cosas que pasamos juntos, ya sabes. —Su anorexia frunce el entrecejo y lo mira con suspicacia.
—¿Qué cosa? —Escupe como si sus palabras fueran una daga.
—Vete. —Entonces dice—. Vete y no vuelvas jamás, no quiero tenerte sentada con nosotros porque no estás invitada a la cena de esta navidad.
No tengo nada que decir, quede con penita luego de quemarme tanto, ojala terminarla.
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