23. Betados.
Hola mis bonitos lectores~ El capítulo de hoy esta medianamente intenso, pero no tanto como navidad, así que vayan preparandose que en este perfil se celebran las fiestas pero potente, todavía sigo con terror a no alcanzar cuando queda tan poco, pero vamos bien, vamos mejor de lo que tenía previsto, gracias por el apoyo, ya no queda nadita.
Se les quiere.
—¡Arthur es un patán! —Una jarra rebosante de cerveza choca contra la barra de madera, la espuma escurre entre los gruesos nudillos de Shorter hasta los taburetes recubiertos de cuerina, las pandillas lo están mirando expectantes a lo que dirá—. Siempre supe que el tipo era un completo tarado pero está mucho peor desde que se cree un "alfa".
Un alfa que marcó a Eiji.
Lo hizo llorar.
Cálmate.
—¿Cómo puede estar peor? —Lo pregunta netamente de la ignorancia, con todo lo sucedido gracias al paro cardíaco no ha tenido chance de verlo ni siquiera en clases (y gracias a Dios, sino lo mataría).
—Se están adueñando de partes de la universidad.
—¿Qué? —Hay un ojo morado debajo de los lentes de sol de su mejor amigo, las venas se le aprietan en aquel puñetazo que está forjando ante la mirada anonadada de Chinatown.
—Nos quiere quitar parte de nuestro territorio ¡todos saben que el barrio chino es de los chinos! Lo dice el nombre, es cosa de pura lógica.
—Está jodiendo con nosotros. —Lao (el hermanastro de Sing) gruñe—. Dijo que no pararía a menos que tuviera un duelo con Lynx.
—¿Conmigo?
—Sí. —Lao se levanta del taburete de cuerina—. El tipejo realmente te odia, dice que le robaste algo de su propiedad. —Su mirada automáticamente navega hacia Eiji quien está charlando con Yut-Lung en el otro rincón del bar, su alfa interior gruñe ante las palabras mordaces de Lao, quiere estamparle un puñetazo en la mandíbula ante su falta de consideración.
—Sé más cuidadoso con lo que dices. —Le advierte.
—¿O sino qué? ¿Heriré los sentimientos de tu noviecito?
—Lao. —Pero Shorter lo ha detenido, acomodando una palma encima de su hombro—. Eiji también es uno de los nuestros y lo sabes.
—Mierda. —Se libera—. Lo sé, solo no me gusta que nos arrastren a su drama amoroso, me molesta.
Pero esto es mucho más complicado que un "drama amoroso".
Diablos.
Si bien, Aslan ha tenido la fortuna de no encontrarse con Arthur luego de la hospitalización (e incluso en sus clases conjuntas lo ha evitado) sabe que no es una medida permanente, que regresará porque el bastardo jura que Eiji es su omega, eso hace que su alfa interior se llene de instintos asesinos para protegerlo, no puede perdonarlo, no lo perdonará jamás, él tuvo que cargar con su cuerpecito inerte hacia el hospital, apretarle la mano durante las declaraciones, ver el terror asomándose en sus ojitos de ciervo incluso dentro del campus, ¿cómo podría perdonarlo? Quiere matarlo.
Además, ¿de dónde viene tanto rencor de Arthur?
Claro, Shorter le ha explicado que las personas han empezado a comparar los liderazgos y que dónde Ash es admirado y considerado un jefe nato Arthur es menospreciado dada su naturaleza marginada sin embargo no es culpa del lince y no tiene por qué hacerse responsable de dicha envidia, la pandilla de ese idiota lo acosaba a diario antes de que tuviera... amigos y eso empeoró a Ana en su momento, por ende, si alguien tiene razones para aborrecer a alguien ese es Aslan.
—Esto pasó porque tú lo provocaste, antes él no molestaba a Eiji. —La voz de Sing se impone encima de las demás en el bar, la música se corta, el alcohol cesa—. Tú metiste a Eiji en este lío.
—Sing. —Shorter intenta controlar a su pupilo, no obstante, se libera para dar un paso adelante con el pecho inflado y las manos en los bolsillos.
—Antes de que llegaras y te metieras con Arthur, Eiji no era un blanco.
—Eiji siempre fue un blanco, ya lo había marcado antes.
—Sí, pero... —El rostro del más joven se pone rojo por la ira, sus dientes castañean, sus manos lucen pesadas encima de sus bolsillos descosidos—. Pero era llevadero.
—No creo que Eiji piense eso.
—Nunca me dijo que le afectó la marca.
—¿Y por qué no te dijo crees que no le afectaba? Sabes la clase de persona que es, él suele guardarse todo lo que le molesta porque no quiere ser una carga y eso no significa que no le afecte ni lo lastime.
—¡Tú...! —Sing parece frustrado y realmente frustrado—. ¡No creas que lo conoces tan bien! Apenas eres su novio, yo llevo años siendo su amigo.
—Llevas años siendo su amigo y no puedes ver algo tan obvio como lo mucho que lo afectó la marca.
—¡Ash!
—¡Eres un idiota! —El más joven grita con los ojos aguados y rojos antes de irse, acá cae en la cuenta de que probablemente para el mocoso fue sumamente fuerte la impotencia de no poder hacer más que mirar a su preciado amigo pasar por todo el trauma otra vez.
—Mierda. —Gruñe tirándose el cabello hacia atrás, Yut-Lung y Eiji siguen abstraídos en el rincón del bar, Shorter le está tirando una mirada paternal de esas que a veces tiende a darle Max.
—Los niños son difíciles. —Entonces musita abrazándolo de los hombros—. Más cuando se trata de alguien tan terco como Sing, debe sentirse culpable de no haber podido proteger a Eiji en la primera mordida, imagina lo retraumatizante que es verlo otra vez.
—¿Por qué tendría que haberlo protegido?
—Porque Yue encontró a Eiji, pero Sing estuvo ahí antes.
—Oh. —Ash traga seco—. No sabía.
—Sí, honestamente creo que la sobreprotección de Sing se debe a que lo ha visto pasarla mal dentro de la universidad y también porque me vio a mí cuidándolo de un inicio, ¿qué te puedo decir? El crío es un luchador, aun si sabe admitir cuando pierde también es orgulloso y debe haberse sentido muy cuestionado como alfa por lo que dijiste.
—¿Es un alfa? —Ni siquiera lo había notado por sus feromonas tan bajas.
—Es todo un alfa. —Shorter declara con orgullo—. Es un digno predecesor.
—Ah.
—Quién de todas maneras tendrá que asistir de mediador a la pelea con Arthur así que sería bueno... ya sabes, que hicieras las paces con él.
—Tch. —Ash mete sus manos dentro de los bolsillos de sus jeans—. Bien, me iré a disculpar, fui algo bruto con él, supongo.
—¡Esa es la actitud! ¡Muestra tu madurez! —Wong golpea su espalda.
—Sí, sí.
Pero la verdad es que Ash no tiene idea de cómo disculparse, si bien, entiende que Sing se encuentra dentro de esta realidad y que debe estar familiarizado con palabras como "transgresión", "pandilla", "sin consentimiento" una parte de él no puede evitar pensar en que tiene más de 14 años con suerte y diablos, Aslan a los 14 años estaba jodido por un trastorno alimentario así que tal vez no ansía que Sing sacrifique esa inocencia y al mismo tiempo también le dio rabia que fuera incapaz de ver lo mal que Eiji la está pasando. Las ambivalencias son un dolor de culo, por eso Blanca las debe amar tanto.
De cualquier manera llega enfrente de Sing, no corrió demasiado lejos, solo llegó afuera de la cantina (literalmente, deberían haberle pedido identificación o algo) y se tiró en uno de los escalones.
—¿Qué quieres? —No lo mira, está viendo un camino de hormigas ir a un cono de helado derretido.
—Vine a hablar contigo.
—No quiero hablar contigo, me caes mal, vejete. —¡¿Vejete?!
—Sing.
—Dijiste demasiado. —Mierda, Griff hace que sea tan natural hablar con los mocosos, ¿por qué tuvo que heredar el nulo talento de Max para bueno, la vida en general?—. Largo.
—Shorter me pidió que hiciéramos las paces.
—¡Pues Shorter puede venir a hacer las paces él mismo! A él lo escucharía. —El más joven se engrifa igual que un cachorro de león lo haría—. A ti no, quiero que te vayas.
Ash no se va, por supuesto, no obstante tampoco entiende bien qué otra cosa decir y oh Dios, se ha quedado parado enfrente de Sing en modo planta y la incomodidad es tan grande que se le hace un nudo punzante en su corazón, los ojos rasgados del chico lo atrapan y hay mucha emoción contenida entre sus pupilas rojas y aguadas, siente a la anorexia burlarse porque es un inútil que no solo buscó pelea con alguien que mide medio metro sino que lo está haciendo llorar. No. No. No. Carajo.
—Eiji es el chico más genial de aquí. —Entonces lo destraba y se limpia sus lágrimas en los puños de su chaqueta azul y algo en esa imagen hace clic para bajar las defensas de Ash—. Desde que conozco a Eiji todo el mundo quiere pasar el rato con él, es el omega más bonito y amable que existe, siempre me ayuda con mis tareas aun sino entiende del todo y me tiene paciencia y me habla suave y rompió mi récord en Pac-man y Shorter me dijo que como era nuestro amigo teníamos que cuidarlo, Shorter dice que los amigos son la familia que elegimos y por eso se cuidan.
Claro que dijo eso.
Y luego lo llamó bro.
—También me invita a sus prácticas deportivas y a veces cuándo mis papás pelean con Lao me invita a pasar el rato a sus clases o con Yue, mis papás pelean mucho con Lao así que lo agradezco, además Eiji sabe cocinar rico y el dormitorio que comparte con Yue huele bien y está calentito, a veces puedo quedarme hasta tarde viendo películas con ellos, me ponen skincare y todo, Shorter no sabe porque dirá que me hace "poco macho" pero a mí me gusta, ellos me gustan mucho, Eiji, Eiji me gusta harto.
—Lo quieres mucho. —Aslan se deja caer a su lado, más relajado—. ¿Verdad?
—Sí. —Sonríe con amargura—. Lo quiero mucho.
—Y también pareces ser bien protector con tus amigos. —Entonces el alfa enano llena sus pulmones para hacerse grande como un palomo y afirmar:
—Lo hago, quiero cuidarlos. —Pero así como se infla también procede a desinflarse bajo su camiseta y encoger los hombros con derrota—. Y nunca sé qué decir para animar a Eiji, me ve como un crío y por eso no me cuenta sus problemas, no tenías que decirlo, ya lo sabía, pero es duro verlo pasar por eso una segunda vez y tampoco saber qué hacer. —Sing patea con cólera un guijarro hacia el camino de hormigas, lo corta—. Desearía que Arthur buscara venganza en mi contra, al menos así haría algo en lugar de ser un inútil como siempre.
—Hey. —Ash lo abraza por la espalda, no sabe por qué, aunque no le gusta el contacto piel a piel en este caso lo considera necesario—. Eiji odiaría verte pelear con una basura como Arthur.
—Pero tú vas a pelear con él.
—Y Eiji lo odia. —Eh, eso le saca una sonrisa—. Eiji ya cree que eres el más genial de todo el mundo.
—Mentira. —Que haga un puchero hace que Ash entienda lo que este niño genera en Shorter.
—No es mentira. —Así que Ash le da cuerda en ese sentido—. Eiji siempre se la pasa diciendo sobre lo inteligente que eres, lo bueno que eres en el boxeo y eso que apenas lo estás practicando, lo rica que es la comida que preparas y más que la de Shorter, dice que tienes gustos grandiosos en animes y que sabes mucho de videojuegos y que además eres el mejor peleador de toda Chinatown.
—¿Más que Shorter?
—Mucho más que ese viejo calvo. —Sing finalmente estalla en una carcajada, es pequeña, sino fuera por la curvatura sutil entre sus labios sería imperceptible pero ahí está—. Eiji te quiere, entiendo lo duro que es verlo pasarla mal y no poder hacer nada, pero tener paciencia y estar ahí sin presionarlo, solo haciéndole saber que puede confiarte las cosas también es una parte importante de la amistad.
—Wow, hablas como un adulto. —Ash sonríe, más relajado—. Eso es un poco genial.
—Supongo que sí. —Gracias al imbécil de Blanca.
—Yo... —Sing se aclara la garganta y aparta la mirada, pegando la espalda hacia el escalón que tiene atrás—. Lo siento si me porté un poco infantil con lo que te dije, estaba enfadado.
—Es comprensible que estés enfadado, Arthur es un imbécil.
—No con Arthur. —Gruñe—. Con Mizuno, lo escuché hablando con Arthur antes de que todo pasara y creo que él le dio acceso a... Eiji. Creo que él jugó sucio para quedarse con ese lugar. —La confesión pesa en sus venas igual que escombros de metal, recuerda la charla que tuvo con Yue y la hiperalerta es tan grande que lo deja totalmente helado.
—Ya nos encargaremos de eso.
—¿Nos?
—Bueno, te necesito de mediador en la pelea ¿cierto? Me gustaría que me cubrieras la espalda por si algo pasa.
—¿Eh? —Los ojos de Sing brillan ante la petición—. ¿De verdad?
—Confío en que puedes hacer eso.
—¡Claro que puedo! —El mocoso se levanta, recompuesto—. ¡Haré un grandioso trabajo cubriendo tu espalda! ¡Será la espalda más cubierta del mundo!
—Me alegro. —Ash se levanta, revolviéndole el cabello y aunque el gesto impresiona molestarlo del inicio, no parece molestarle del todo.
—A Eiji también lo cuidaré, es mi loba. —¿Su qué?
—¿Tu loba? —Sing asiente y Ash entrecierra la mirada—. ¿Por qué?
—Ya sabes, un lobo siempre protege a su loba, aunque a veces un lobo protege al lobo de su loba.
—Hay que alejarte de la influencia de Shorter, es peligroso para ti.
—¡No!
Aunque el mocoso gimotea permite que lo regrese al bar para que ajusten los últimos detalles de la contienda que tendrá con Arthur, será una pelea a mano limpia enfrente de las dos pandillas, aun si Chinatown estará presente se limitará a testificar para acatar, Ash sabe que es una excusa de Arthur, que realmente no le importa ganar territorios o poder en la universidad sino que es una mera prueba de que los betas (la casta más grande e irónicamente más discriminada) también pueden tomar a la fuerza lo mismo que tienen los alfas.
Eiji.
No. No puede pensar en Eiji en estos momentos o se distraerá, es obvio que esa es su debilidad, que no logra mantener la calma cuando se trata del omega, por ende, se arroja el cabello hacia atrás, se planta con firmeza en el estacionamiento subterráneo, mira con desapego a su pandilla inspeccionar dónde llevarán a cabo la pelea y por accidente su mirada se cruza con su propio reflejo, se desconoce porque a pesar de todo y por muy jodida que fuera la anorexia siempre hubo algo amoroso ardiendo en sus ojos gracias a la crianza tan afectiva de Griff, pero acá...estos ojos están vacíos, estos ojos son los de un asesino y por eso entiende que será capaz de matar a Arthur si es necesario, no hay nada.
—¿Realmente me cambiaste por esto? —Y entonces ahí está Ana presionándole un dulce beso sobre la mejilla, rodeándolo con sus brazos de boa constrictora y ronroneándole palabras al oído—. Tú no eres esto, no eres un líder pandillero, estos no son tus amigos.
—No necesito que me hables ahora, cállate.
—Eiji no vale la pena.
Aslan entorna los ojos, la furia hierve con tanta fuerza dentro de su estómago que no logra evitar el querer tomar a su anorexia y hacerla mierda a golpes porque ¡qué no lo joda! Claro que vale la pena, Ash fue quién tuvo que apretar un pañuelo sucio contra su marca sangrante y sangraba tanto, creyó que lo perdería, creyó que se podría desangrar en la bodega, Eiji no reaccionaba por más que hablara con voz suave, sus ojitos cálidos estaban reemplazados por un horror paralizante. Le gritó algo. Todo está borroso. La tibia sensación de la sangre goteando a sus jeans. Lágrimas en su hombro. Tiritones. Jadeos contenidos. Respiraciones débiles. Latidos apagándose. Eiji poniéndose frío. Muy frío. Se hizo una pelota igual que un niño. Ash-u. Lo llamó.
—Yo...No puedo más.
Ya no quiero más.
Y entonces Eiji lanzó un grito asfixiado que parecía más animal que humano y se rompió entre ambas manos sin que pudiera hacer más que mirar y sin que nunca supiera arreglarlo. Ja ¿Cómo carajos no valdría la pena eso? Si ha visto a Eiji tener ataques de pánico horrendos antes de ir a clase por temor a encontrarse con Arthur, si de repente no ha tenido ni fuerza para levantarse, si ha tenido que otra vez ir a terapia ¿cómo diablos no valdría la pena? ¡Arthur destruyó la vida de Eiji en un puto segundo!
—No lo protegiste. —La anorexia canturrea.
No sabes ser un alfa.
No lo protegiste. No lo protegiste. No lo protegiste. No lo protegiste. No lo protegiste. No lo cuidaste.
—Ash. —Ni siquiera se da cuenta de cuándo Eiji llega enfrente y ¿por qué diablos está acá?
—Alto, acordamos que no verías la pelea, ¿qué haces acá? —Hay pánico en su voz, pese a la inmensa fortaleza de Eiji sigue siendo un omega rodeado de prácticamente puros alfas—. Tienes que irte, ver a Arthur podría ser muy desagradable para ti.
—Lo sé. —Pero se para terco y firme—. Tarde o temprano lo tendré que ver, está bien.
—¡Pero no está bien! —Protesta—. Eiji, nada de lo que pasó está bien. —Y ahora comprende porque Sing se mostró tan resentido al inicio de la pelea, ese tozudo sabe cómo minimizar su propia dolencia de una forma que realmente te hace cuestionar si lo está pasando tan mal, ¡claro que lo hace! Tonto.
—Amor. —Hay una mezcla de miedo que hace que el cuerpo se le hiele y el pecho se le infle—. Estoy bien acá, no me quedaré tranquilo sino lo veo por mí mismo.
—Yo no me quedaré tranquilo si ese idiota puede...
—Aslan. —Entonces sus manos gentiles están ahuecándole la mejilla como han aprendido a hacerlo cuando lo ven ahogado en su cabeza—. Mi dulce Aslan.
—No me llames así. —Suplica—. Es trampa.
—No quiero que te pelees por mí, sé que dices que eso es por las pandillas y la disputa de territorios.
—Lo es.
—No. —Los pulgares del japonés frotan sus mejillas, se ha alzado en la punta de sus pies para tocarlo porque es bajito y... ¿por qué alguien tuvo que hacerle daño? Le da rabia, mierda, ha estado tratando de ignorar esa rabia pensando en el paro cardíaco pero no se va—. Ambos sabemos que no lo es.
—Eiji... —Y de repente quiere llorar antes de la pelea, eso es bueno, es grandioso que esté conectado con sus emociones aun si es un terrible momento—. Nos confesamos esa mañana, te descuidé solo un segundo, fue un maldito segundo que me permití bajar la guardia y eso pasó, no me lo perdonaré.
—No te culpo.
—¡Pero yo me culpo! Porque cuando amas a alguien lo proteges y yo no te protegí.
—Lo hiciste. —Eiji entrelaza sus dedos con ternura—. Fuiste el primero en darme un refugio, dejaste que llorara, nunca me presionaste para que me levantara y poco a poco me acompañaste aunque a veces me cayera, me sostuviste la mano cuando hablé con la universidad e inicié terapia y me llevas de ida y vuelta al campus porque sé que me cuidas, siempre lo haces, a pesar de todo, siempre haces lo que crees que me protegerá.
—Eiji. —Pero no es suficiente.
—Y es suficiente. —Dice como si pudiera leerle la mente—. Yo no te culpo de nada, no culpo a nadie de lo que pasó más que a Arthur, ni siquiera a mí mismo y eso fue un proceso duro.
—Cariño.
Ash lo envuelve con fuerza contra su tórax, hay una emoción nueva y ambivalente que hace que su pecho se parta en dos y lo inunde entero, Eiji le devuelve el abrazo con fuerza, restregando su cabeza bajo su cuello, liberando sus feromonas ya que se siente seguro ante sus brazos a pesar de la mierda que le ha tocado, Aslan lo besa, lo acaricia e intenta acompañarlo, sus dedos navegan encima de su nuca y tiene mucha rabia. Sí. Ahora entiende a Griff. Cuándo dijo que puso tanto amor construyendo un hogar. Cuándo pensó que lo había hecho bien y se dio cuenta de lo roto que estaba. Es difícil esto de tener que aceptar que lo único que debías hacer... al final lo hiciste mal.
—Te amo. —Pero para Eiji no lo hizo mal—. Y todavía puedes retractarte de la pelea.
—Eiji... —Y eso es todo lo que importa.
—Vaya, vaya.
Pero de repente, el aire apesta.
Es una podredumbre tan repulsiva que incluso los chicos tienen que parar las tareas para taparse la nariz y contener arcadas, la pandilla de Arthur huele como si se pudriera en feromonas artificiales.
—Veo que tienes la mala costumbre de andar tocando las cosas de otras personas, Lynx. —El cuerpo de Eiji tiembla apenas reconoce la voz del agresor y Ash hierve en su propia impotencia igual que un perro rabioso tirando espuma por el hocico, quiere matarlo, quiere matarlo, va a matarlo.
—Él no es de tu propiedad ni de nadie. —No duda en adoptar una pose protectora con su novio, no permite que Arthur siquiera le ponga una mirada encima.
—¿Eh? —Los betas inundan el estacionamiento subterráneo y los superan en números inclusive con Chinatown de su lado—. Veo que todavía no te afecta del todo mi marca si Lynx aún te provoca algo, pero dale tiempo, probablemente para tu siguiente celo mueras por venir a mí.
—¡No le hables! —Ash estampa a Arthur contra uno de los autos estacionados, ni siquiera vislumbra cómo llegó tan rápido, sin embargo, sus puños ya se encuentran tensos alrededor de la camiseta de aquel tipejo—. Te mataré si lo pones incómodo.
—Estás enojado porque te gusta mi omega. —Y algo dentro de su cerebro al escucharlo llamarlo en tan despectivo tono—. ¿Pero qué crees? No puedes tenerlo, él me pertenece.
—Ash. —Shorter ha tensado su palma encima de su hombro—. Arréglenlo con el duelo, quiere hacer que pierdas la calma antes.
—¡Maldición! —Lo suelta—. Ya lo sé.
—¿Entonces estás listo para el duelo?
—Estoy listo para patearte el trasero.
Quedan frente a frente para acordar las reglas, no se permitirán armas blancas, el que caiga primero con una rendición es quién perderá, se permiten usar habilidades de alfa ya que el psicópata alardea sobre la transcastidad y no se calla, bien, si quiere jugar que así sea, veamos si sus sucias feromonas artificiales también logran equiparar sus otras habilidades. Las pandillas forman un círculo alrededor con Chinatown como neutro, Shorter y Wookie son los mediadores elegidos, Sing es la reserva, Aslan se clava enfrente de Arthur, puede oler el miedo de Eiji en el aire y le quema.
Empiezan a asecharse entre ellos.
—Debo decir que su mordida fue toda una belleza. —La sonrisa hipócrita de Arthur le hiela la sangre, el gesto es lo suficientemente perverso para enrollarse en sus tripas y debe apretarse el vientre para no vomitar, palpa su cinturón, no trajo un arma por si acaso—. Recordé porqué me gustas tanto, tu sabor es absolutamente delicioso, nunca pude llegar a besarte, debí hacerlo.
—Deja de hablarle. —Lo amenaza, su voz de alfa retumba como tono de ultratumba secundario, sus poros están erizados ante tan depredadora mirada pero lo que más le jode es que sabe que no está mirándolo a él, sino a Eiji—. O te arrancaré la cabeza.
—Todavía extraño la sensación de tu piel. —Pero Arthur es un maldito psicópata y se relame la boca.
—Concéntrate, Ash. —Alguien le grita, es una voz que conoce—. ¡Está jodiendo con tu cabeza!
Shorter.
Shorter tiene razón, debe concentrarse.
—O cómo luego de un tiempo simplemente dejaste de luchar y te rendiste, y debí gustarte para que simplemente te detuvieras, sino lo hubieras querido hubieras peleado más.
—Arthur. —Gruñe.
—Tú me provocaste, tú lo querías.
—¡Hijo de puta!
Ash corre para patearlo en la cabeza, no obstante, Arthur sonríe con astucia y logra atrapar su pierna antes de que le roce la sien, basta de un movimiento para que lo estampe contra el suelo, el porrazo contra el cemento duele un infierno, Arthur se acomoda encima de Ash, comienza a estamparle una serie de puñetazos alternados entre la quijada y la mandíbula. Concéntrate. Concéntrate. Eres mejor que esto. Max te enseñó bien.
—¿Qué pasa? ¿No eras tan grandioso? —El puño de Arthur está bañado en sangre—. ¡¿Acaso ellos no te eligieron para gobernarlos aun sin conocerte cuando yo siempre he estado acá?!
Lo golpea una. Y otra. Y otra vez.
Arde.
La cabeza de Aslan rebota contra el piso, en algún punto Arthur atrapa su flequillo bajo un puño con el objetivo de tirarlo contra el pavimento hasta que su cabeza se rompa o se desangre, lo que ocurra primero supone, cada extremidad le arde como si tuviera una tabla con agujas siendo martillada por cada golpe que le da. Escupe sangre, no se puede levantar, la multitud grita. Está frustrado. Pero Eiji mira y que Arthur se metiera con Eiji lo afectó demasiado. Le pega. Le pega. Le pega. De pronto todo se vuelve oscuro, queda ciego. Ríe. Antes creía que era un síntoma de la anorexia. Baja de azúcar en la restricción o la purga.
—¡Ash! ¡Levántate! —Ahora cree que puede ser de otra cosa.
—Cuando yo gane no solo me quedaré con tu territorio y tu pandilla pasará a formar parte de la mía sino que también me quedaré con tu novio.
—No.
—Haré que cargue con mis crías, ya tiene mi marca, es prácticamente formal lo nuestro.
—No. —Detiene un puñetazo con su palma, sus fosas nasales se abren y se cierran igual que un toro furioso antes del rodeo, Ash usa toda su fuerza para ponerle un alto y volverse a levantar—. Cuando yo gane tu pandilla se disolverá, ni tú ni ninguno de tus hombres podrá acercársele a nadie que esté bajo mi cuidado. —Declara—. ¡Especialmente a Eiji!
—Oblígame.
Escupe sangre, sus labios están partidos, duelen, pero los limpia, vuelve a pararse, necesita recordar las poses que Max le enseñó. Se pone en defensa. Alza ambos puños hacia su cara. Separa las piernas y está vez cuando Arthur corre para golpearlo, no lo derriba, de hecho, Ash se abalanza igual que un depredador salvaje hacia el otro alfa y se clava en su hombro, usa sus colmillos, nunca antes le brotó el instinto de hacerlo y ahora siente que podría destripar a Arthur solo con sus dientes, lo oye arrojar un alarido gutural mientras estampa a Aslan contra un pilar del estacionamiento para que salga pero no cede, al contrario, hunde más hasta que saborea la sangre, es pegajosa, caliente, espesa y es tan animal. Hará lo que haga falta. Por Eiji. Eiji. Eiji. ¡Eiji!
—Mierda. —Arthur gruñe, clavando sus garras en su espalda, hundiéndolas hasta arañarlo, le rompe la primera capa de piel, Griff lo matará cuando vea en qué lío se metió—. ¡Quítate!
Un golpe.
Dos.
Tres.
Arthur lo estampa contra el parabrisas de un auto.
Ash se cae junto al vidrio roto.
—¿Todo esto por ese omega? —Su mirada azulada se enfoca en la de Eiji y hay una peste, una peste que es demasiado familiar al día que lo encontró en el contenedor y no le gusta—. Cuando un omega se encuentra amarrado con una marca solo puede reaccionar a las feromonas o las órdenes del alfa que lo marcó, sé que ese no es el caso con Eiji porque todavía tiene que aceptarme, veo que rechaza mi regalo y por eso sigue sangrando, pero...
Arthur sonríe.
—Si lo muerdo una tercera vez ya no me podrá rechazar, ¿verdad?
Eiji.
Eiji.
Eiji.
«Tienes que protegerlo, ¡protégelo!».
Pero cuándo Aslan se vuelve a abalanzar hacia Arthur hay una...
—¡Ash!
Una puñalada.
Cae al piso.
—¡Eso no es justo! ¡Es trampa! —Shorter se queja, sin embargo, el resto de la pandilla de Arthur los tiene acorralados al ser mayoría y estar armados.
—Trampa o no. —Arthur lo patea justo dónde lo apuñaló—. Yo gano.
—N-No.
Ash arroja un jadeo lastimero, está apretándose muy fuerte cerca de las costillas, el dolor es ardiente y punzante, todavía siente la cuchilla abrirse paso entre sus órganos aún si se la quitó para relamerla, el alfa suelta sus feromonas, amenazan a sus hombres y se desata una pelea entre las pandillas pero Eiji... Eiji está con Yut-Lung, está a salvo. No. Yut-Lung está contra el piso por la voz de alfa, es omega de todas maneras. Shorter está contra Wookie. Bones, Kong y Alex están heridos. Los demás. Apenas pueden sostener una pelea a mano limpia contra armas. Pero Arthur se relame y se acerca a Eiji. Le dice algo. Ve el terror en sus ojitos cafés. No puede correr. No puede huir. Va a pasar otra vez. Aslan no quiere. No quiere eso. Se intenta arrastrar. Debe moverse.
Por favor, le ruega a su propio cuerpo.
Haz algo.
Muévete.
Pero el aire chirría alrededor. Se aprieta el pecho. Clava sus uñas en el concreto. Se arrastra. Necesita mantener su cuerpo intacto. Sigue débil por la hospitalización. Su corazón duele. Carajo. Que no sea otro paro por favor. Debe mantenerse calmado. Debe respirar. Sí. Respira. Pero sus ojos arden entre lágrimas contenidas. Arthur ha llegado hasta Eiji. Lo está tocando. Su nuca. Está burlándose. Eiji solo puede temblar. ¡Cálmate! Pero Arthur presiona un beso en la mejilla de su novio, Eiji está sollozando horrible. Nadie se da cuenta. Su corazón bombea con fuerza. Se arrastra. Hay vidrios del parabrisas. No puede arrastrarse sobre eso. Se baña en la propia sangre. Respira. Un. Dos. Tres. Entonces Arthur le limpia el cabello de la nuca a un Eiji hecho un bultito, ya tuvo que ver esto una vez. Cuatro. Cinco. Seis. Hace contacto visual con el omega. Le dice algo. Está bien, Ash. Ash llora. Arthur ríe, le muestra sus colmillos, va a clavárselos en la nuca, va a morderlo. Va a morderlo. Eiji no deja de llorar. A pesar de eso le da una mirada silenciosa en dónde no luce arrepentido de nada, entonces le sonríe y claro que esa sonrisa es pura claridad, es una despedida.
Sa-yo-na-ra.
—¡Ash! —Sing patea una navaja hacia su lado—. ¡Yo te cubro la espalda!
Siete. Ocho. Nueve.
Es todo.
El zumbido a su alrededor se detiene para ser reemplazado por un grito, pronto ha apuñalado al alfa en el hombro y lo ha dejado quieto contra el suelo, hay sangre en las manos de Ash, la sangre cae a la camiseta de Arthur quién lo mira con terror.
—Ríndete. —Ash le pone la cuchilla contra la garganta—. O te la corto.
—Me rindo.
Se levanta, aleja a Eiji del otro alfa.
Acá entiende que si Arthur lo desafió y quería venganza con él fue a raíz de la humillación y que todo eso que buscaba era que Ash también en cierta medida se rebajara a su nivel, debió ser muy jodido que él siempre haya estado en ese mundo y aun así eligieran a un recién llegado como Ash para que los gobernara y todo se empezara a tratar del lince. Ash. Ash. Ash. Arthur quería demostrarle a todos que era tan capaz como Ash si es que no más. Falló.
—Como acordamos. —Aslan gruñe—. Tu territorio es mío ahora, tu pandilla queda disuelta, ninguno de tus hombres se puede volver a acercar a los míos.
—Arthur, ¿estás bien? —Wookie lo ha ido a auxiliar.
—¡Muere!
Pasa en cámara lenta. Arthur toma la pistola que Wookie tenía escondida y le dispara. Ash tira a Eiji al suelo, apenas la esquiva, arde, debió alcanzarlo en cierta medida. No importa. Aprovecha todo lo que Max le enseñó y mientras recarga corre, de una sola patada tira la pistola, agarra del antebrazo a Arthur, usando su peso lo estampa contra el piso y lo inmoviliza con una rodilla.
Hay furia.
Hay mucha furia hirviendo entre sus entrañas, es una furia silenciosa, peligrosa, una furia congelada.
—Eres un cobarde. —Su voz baja a la octava helada, sus ojos son fríos, despiadados, no se mira más como un humano, es un depredador que quiere venganza—. Me aseguraré de que no olvides lo que acaba de pasar hoy.
Ash saca la navaja.
Le corta los nudillos.
Arthur grita.
Gako el meme de los lobos es tu culpa. Perdón, cuando me dan cuerda con cosas saben que jalo, ¿para qué me dan entonces? Pero ya volviendo a temas más serios del fic, mañana es un capítulo super relax y adorable, navidad se nos viene potente y luego ya vamos cerrando conflicto tras conflicto para que quede todo redondito por así decirlo, por ende, volvemos a saber de Arthur y Mizuno esta vez de una.
See ya~
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