19. Acompañandote.
Hola mis bonitos lectores~ Obviamente este capítulo va a estar dedicado a procesar lo que pasó ayer al final porque Eiji también se merece su espacio, si bien, este fic es Ash-centric, es decir, hemos estado todo el rato con Ash y así terminaremos, eso no quiere decir que no podamos profundizar en Eiji de otras maneras y acá se entiende mucho mejor su conflicto interno y de repente lo sobreadaptado que puede mostrarse para "siempre mantenerse bien". Pero eso.
Espero que les guste.
Una bofetada retumba por el lugar.
Paf.
A Ash le toma tiempo registrar el dolor naciente tanto en su mejilla como en la mandíbula, se acaricia el rostro para sentir la hinchazón acompañada de un resqueme oxidado que supone es por el espeso hilo de sangre que se ha colado entre los dientes, alza la mirada, la expresión de Yut-Lung es de puro odio e impotencia mientras todavía sostiene su palma enrojecida en el aire.
—Lynx. —Entonces dice como si las palabras fueran una daga—. Esto es tu culpa. —Sus pupilas están realmente rojas y su boca todavía se encuentra temblorosa.
—Yo no...
—Esto es tu culpa, que Eiji se encuentre así, ¡nunca te lo perdonaré!
—Cariño, Ash no podría haber sabido. —Shorter intenta aminorar la tensión, no obstante es en vano bajo esos ojos amoratados de dolor, cólera y coraje—. No podríamos haber prevenido eso, sabes de lo que Arthur es capaz.
—¡Deberíamos haber prevenido esto! —El omega aprieta ambos puños con tanta fuerza que acaban marcándose todas las venas alrededor de sus nudillos en su piel casi translúcida, su boca luce reseca, su cabello es un desastre amarrado en esa trenza maltrecha, se ha quedado la noche entera con Eiji.
—No es culpa de Ash. —Shorter lo defiende e intenta contener a su pareja, lo abraza por encima del pecho, envolviendo una caricia que aun si está destinada para ser cálida y reconfortante—. Ninguno de nosotros podría haberlo sabido.
—Te lo confié. —No reconforta nada—. Te confié a Eiji, se supone que eres su alfa.
—Yut-Lung.
—¡Y ahora ese hijo de puta lo marcó de nuevo! —Ríe histérico, tirándose del flequillo con una palma, tensando sus dedos hasta que se escucha el tirón, se mira tan doloroso que ambos alfas acaban por apretar la mandíbula y juntar los dientes—. Me largo de acá.
—Bebé, no seas así.
—Si hubieras sido un alfa, si hubieras sido su alfa y tenido las pelotas que hacían falta... —El omega alza el mentón una última vez para fulminarlo, dejándolo helado en su lugar—. Eiji no estaría tirado en esa mugrienta cama pasando por todo otra vez, me equivoqué contigo, Lynx.
Se va.
Ash queda con una sensación de vacío devorándole las entrañas, no ha comido nada desde que pasó lo de Arthur porque su prioridad no se encuentra precisamente en la pauta alimentaria sino que Eiji lucía tan... muerto cuando lo sostuvo. Claro que lo llevaron al hospital (en dónde recibió los cuidados necesarios) pero más allá de eso lo mandaron a hacer reposo y acá están: con Yut-Lung más histérico de lo que se esperaba, con Shorter sin encontrar las palabras correctas y el tutor de Eiji (el tal Ibesan) adentro del cuarto tratando de arreglar la muñeca rota que quedó en dónde antes estaba su solcito.
—Por la marca que acabo de hacerle como su alfa.
Arthur lo marcó de verdad.
Es su alfa.
Intenta no disociarse de lo que ha pasado, pero su mente sigue en esa bodega y todo lo que consigue oír son las lamidas de Arthur encima de la marca, los sollozos ahogados de Eiji, quiere vomitar puesto que no existe nada más desgarrador que ver a la persona que más ama y que tanto ha querido cuidar de la suciedad del mundo sufrir este destino de mierda. Y de pronto, el shock estalla y sus emociones arremeten en una marejada salvaje dentro de su corazón, el cuerpo le quema y es un ardor tan cruel y duro que debe morderse el labio para no gritar y desmoronarse, se mantiene en silencio, se abraza a sí mismo. Porque Eiji. Dios.
El chico aunque-el-mundo-entero-esté-en-tu-contra-yo-siempre-estaré-a-tu-lado y para-siempre, su omega de carácter terco, con personalidad de Nick Nelson que hace estrellas con las sonrisas, frunce su nariz y tira patadas igual que un conejo, es pequeñito y tan pequeñito que sus dos manos le caben en una sola palma y usa estampados feos y ama los platillos apestosos, lo llama Ash-u en vez de Ash, sabe volar a diferencia de cualquier otro ser humano, es un poco mierda, un poco lindo y es también un poco principito y girasol. Es el único que no le ha pedido nada a cambio, salvó su vida, lo trató de entender aún sino sabía nada de anorexia, lo adoró con sus bordes afilados en vez de querer cambiar sus dolencias o ocultarlas. Eiji. Su chico valiente. Su omega. Su conejo. Su alma. Su corazón. Su casita.
De pronto, Ash duele.
Un escalofrío recorre su espalda mientras sus pupilas escaldan en una punzada ácida puesto que no existe nada...¿con qué derecho Arthur lo lastimó?, ¿por qué se sintió con el derecho de...? Le escupió llamándolo sucio, acariciando sus cabellitos mientras le repetía una y otra vez que era su culpa, logró que llorara y Ash tuvo que cargar ese cadáver deseando que hubiera una recuperación, sin embargo Eiji es tan pequeño, apenas le llega al hombro y cabe entre sus brazos, se restriega bajo su cuello en una señal de seguridad, ronronea, le da sonrisas infantiles y tiene cara de bebé. ¡No tiene ni un puto sentido! ¿Qué carajos debe tener alguien en la cabeza para querer dañar a Eiji? Va a matar a Arthur.
Voy a matarlo. Voy a matarlo. Voy a matarlo. Voy a matarlo. Voy a matarlo. Lo mataré. ¡Lo mataré!
—Vaya que cuidaste bien de tu omega. —La anorexia está muerta de la risa con la situación—. Debes estar sumamente realizado como alfa.
—Cállate. —Advierte.
—Fallaste en protegerlo. —Sonríe—. Eiji está marcado para siempre.
Por tu culpa.
—Yue solo dijo eso porque está muy lastimado. —Shorter impresiona desesperado al no poseer idea acerca de lo que debe decir en esa clase de situaciones pero al menos su voz lo ayuda a regresar con la realidad en vez de quedarse en la tierra de la anorexia, Ash debe dar una bocanada de aire, plantar sus zapatillas en la hierba fresca y conectarse con la calle para evitar un ataque de pánico, de repente todo se siente demasiado real—. No es tu culpa, bro.
—Debí saber que Arthur estaba demasiado calmado. —Ash odia que se sienta así de real ya que esa clase de cosas aunque ciertamente pasan, le eran tan ajenas que quiebran algo en su cerebro—. Eiji.
—Eiji no te culpará por lo sucedido. —Dice como si supiera exactamente lo que piensa y se cuestiona si Shorter será más susceptible de lo que cree o si él es muy transparente cuando se trata del omega.
—Lo hará, fue mi responsabilidad que esto pasara.
—No. —Entonces el alfa lo sostiene por los hombros—. No asumas la responsabilidad de cosas sobre las que no has tenido control, eso no le sirve de nada a Eiji, lo único que puedes hacer ahora es estar ahí para él y mantenerte firme.
—Pero...
—Ash, tú no eres una bestia. —Refuerza lo que hablaron durante esa pijamada—. Arthur lo es, ¿ves la diferencia?
—Sí. —Baja el mentón.
—No cargues con una culpa que no te corresponde. —Pero le corresponde, se juró protegerlo y aquí están los resultados de su grandioso trabajo, ja, ja, ja, ¡qué risa!
—Gracias. —Se mantiene ido. Desconectado. Disociado.
—Ve a tomar aire fresco por mientras, no creo que Ibe salga pronto y cuando vuelvas le diré a Nadia que nos cocine la cena a los tres, tampoco creo que Yue se vaya.
—Bien.
—Ash... —Shorter lo frena—. Si te hace sentir mejor no pasó a nada sexual, Arthur no lo... no lo tocó en ese sentido, ya sabes. —No lo violó, quiere decir.
—Ya veo.
—Podría haber sido peor.
—Supongo.
Pero esto no lo hace sentir mejor y al contrario hace que le dé rabia que solo una transgresión sexual sea lo "suficientemente grave" para que le tomen el peso, no lo refiere por el comentario de Shorter, sino por la reacción de la universidad que al carecer de pruebas y Arthur estando registrado tal como un beta quedó en nada, el simple pensamiento de que esto no desaparecerá, que Eiji al día siguiente del reposo se lo encontrará en el campus, que tiene sus feromonas impregnadas, todos los días, por el resto de su vida. Eso no cambiará.
Ash necesita salir lejos del complejo de dormitorios para respirar o sabe que es bien capaz de ir por Arthur y arrancarle la cabeza y sino lo hace es únicamente por dos razones:
· No le sirve a Eiji si acaba malherido.
· Si Arthur de verdad es su alfa Eiji físicamente lo necesita.
En vez de ahogarse en su propia bilis se arrastra lo más cerca que puede del campus, el alma le hiela apenas se encuentra con las pupilas desenfocadas e iracundas de Yut-Lung quién tuvo la misma idea solo que le sumó un par de latas de cerveza, se mira demacrado, borracho y dejado y aquel contraste le pega fuerte en relación al nivel de petulancia que acostumbra, realmente debió afectarle eso pero bueno, Yut-Lung encontró a Eiji luego de esa primera marca, es obvio lo protector que es con el otro omega por lo mismo.
—Siéntate, Lynx.
—No, gracias.
—Es una orden. —Entonces gruñe sacando sus verdaderas garras—. Acompáñame a beber y seamos amigos, me lo debes.
—Son las dos de la tarde, ¿acaso no es demasiado temprano para beber? —Niega.
—Es perfecto para una botella de vino.
—Vino. —Repite, el vino es una de las bebidas alcohólicas con más calorías posibles, mierda, ¿es en serio? No va a pensar en calorías considerando lo que acaba de ocurrir con Eiji, ya para, Ana—. Claro.
—Sírvete. —Aunque le dice eso le extiende literalmente una caja de vino (una caja, debe haber caído muy bajo para ni siquiera comprar una botella) para que la beba directamente, ambos se encuentran sentados en las escaleras de granita del complejo de dormitorios.
—Gracias. —Acepta por cortesía y le da un buen trago porque lo necesita.
—Amo a Eiji. —Entonces suelta—. Amo mucho a ese imbécil, es mi imbécil favorito luego de Shorter.
—¿Qué?
—Amo a Eiji. —Repite—. Shorter es mi alfa y Eiji es mi omega. —Oh Dios, está psicótico ¿debería de llamar a alguna ambulancia para que lo internen?—. Son las personas que más amo.
—Yo no...
—Tú solo eres un invitado en nuestro romance. —Recuerda esa vez en dónde Eiji bromeó con incluir a Yut-Lung en su relación y se lamenta seriamente haber subestimado dicha declaración—. Eres solo un esperpento que se viste con ropas desaliñadas, se debe secar la cara con la misma toalla con que se seca el culo y pasa su tiempo libre devorando libros, me desagradas.
—¡Oye! —Gimotea—. Griff me pasa dos toallas para que sepas.
—Me da igual. —Se lamenta tembloroso, bebiendo toda su maldita caja de golpe—. ¡Eres insufrible! Pero por algún misterio pareces gustarle a Eiji y Eiji se ve... feliz contigo. —Yut-Lung sonríe de manera genuina, es una expresión suave y casi maternal que le recuerda un poco a Griffin, es diferente a las expresiones que le muestra a Shorter, esto no es amor de pareja, es algo más—. Lo pones contento.
—Yut-Lung.
—Shh. —Lo calla apoyando su pulgar contra sus labios, borracho y totalmente intoxicado—. Cállate, estás interrumpiendo mi crecimiento de personaje.
—Lo siento.
—Cómo te decía. —Tose sacando una segunda caja de vino—. Te vistes como ñoño, hablas peor que un vejete, tienes el cuerpo de fideo pero de un Max Steel y eso es raro, decídete ¿eres musculoso o escuálido? Además, tu pelo se ve tan pajoso que no tengo duda de que compras esos shampoos que son 10 funciones en una y tus ojos verdes son meh, todos dicen que son como joyas y bla, bla, bla y si me preguntas a mí me recuerdan más a un musgo y si te quieres poner corriente, me recuerdas a los mocos de Sing.
—¿Qué?
—Te gustan los libros de abuelos, eres un creído, tu personalidad apesta, tus feromonas apestan, tu voz suena igual que un gato vomitando una bola de pelos, tus jeans tienen manchas de kétchup, tus converse, Dios, no me hagas comenzar por esas zapatillas asquerosas que apestan a axila de Shorter.
—¡Ya para! —El alfa gimotea totalmente indignado, ha puesto sus ojos en blanco y hay una punzada de orgullo que se clava más profundo con cada palabra que dice—. ¡Nada de lo que dices es verdad!
—Todo lo que digo es verdad.
—No lo es.
—¡Sí es!
—¡No es! —¿Cuándo regresó a la primaria?
—Ni siquiera se te marca ahí abajo como Shorter, tus feromonas apestan horrible, ¿qué diablos mira Eiji en ti? No tengo idea, pero lo haces feliz, hace mucho tiempo no lo veía brillar así, desde que pasó la primera marca siempre me dio la sensación de que se estaba aguantando para no darle problemas a nadie, su familia no fue acogedora cuando les contó ni la universidad ni nadie más que nosotros y eso es porque somos sus amigos, me da tanta rabia ¡familia de mierda!, ¡Arthur de mierda!, ¡mierda!
—¿Su familia se molestó?
Traga duro, dada la personalidad tan cálida de Eiji en ningún instante se le ocurrió que pudiera tener problemas familiares, al contrario, siempre asumió que tendría un Griff y un Max.
—¿Su familia se enfadó? —Entonces debe repetir.
—Mucho. —Yut-Lung se muerde el labio, tensa sus manos alrededor de la caja de vino para observar sus pupilas jades con una seriedad cruda—. Su madre le gritó cosas humillantes por teléfono, sé que debió tener un ataque de histeria, pero aún así... no me hagas comenzar con la universidad, nosotros tratamos de poner una denuncia y la desestimaron por falta de pruebas.
—¿Qué? —Ash no tenía idea—. ¿Por qué?
—Arthur es un beta. —Entonces recalca—. Los betas no pueden hacer marcas en teoría y aunque le haya funcionado la transcastidad te apuesto que se lavarán las manos de nuevo y es retraumatizante exponer a Eiji a dar su testimonio una y otra y otra vez para que no quede en nada. —El omega lanza una carcajada seca y grave—. Son un sistema de mierda, tengo mucha rabia acumulada y lo que más me sorprende es que Arthur lograra cambiar de casta para volverlo a marcar, fueron dos veces, todo un bastardo.
—Pensé que él no le había contado a nadie sobre la marca.
—Ni lo hizo, nunca me dijo que fue Arthur.
—¿Entonces cómo sabes? —Yut-Lung alza una ceja, esboza una sonrisa pedante y le tira un cortante «ja».
—Porque tengo más de dos neuronas vivas, dah. —Se bebe un poco más de la caja—. Además, antes de que esto estallara Arthur y Eiji tenían... algo.
—¿Qué diablos? —Aslan palidece con una pelota de asco subiendo hacia su tráquea—. ¿Estaban en una relación?
—No una relación pero parecían gustarse mutuamente, supongo que Arthur tenía decencia humana y algo de eso conquistó a Eiji, pasaban mucho tiempo juntos, pensé que ese sería el primer amor de Eiji, no sé, Eiji confiaba en él y toda esa mierda.
—¿Y qué pasó? —Yut-Lung alza una mano mientras se termina el resto de la caja, con una palma da golpes al fondo del empaque para asegurarse que caiga hasta la última gota de alcohol.
—Celos, supongo.
—¿Celos?
—¿Vas a repetir todo lo que digo? —Bufa—. ¿Realmente tienes 200 puntos de IQ? —Paciencia, debe tener paciencia pese a lo insufrible y tortuosa que es la compañía de Yut-Lung, aplica una habilidad, se ruega y empieza a dar respiraciones profundas en intervalos de tres tiempos para calmarse, lento, suave, puede hacerlo, puede tolerarlo, está en un estado zen.
—Solo estoy tratando de entender. —Entonces le dice con una paciencia renovada.
—Pues entiende más rápido, solo te aguantaré mientras tenga vino para tolerar un encuentro pobre y fofo a nivel intelectual como lo es este. —Al carajo la paciencia renovada, no soporta a este imbécil.
—Ah. —Nunca antes había conocido a alguien tan petulante—. Me esforzaré entonces. —Le da una sonrisa falsa y jodidamente fingida, de esas que ha practicado tanto cuando quiere golpear a Blanca.
—Como te decía. —Yut-Lung se para—. Arthur y Eiji casi se comen a besitos.
—Voy a vomitar.
—No en mi bolso, por favor.
Eiji y Arthur.
Ugh.
Es duro digerir tan cruel ambivalencia, por un lado, debe aceptar que en algún momento esa relación impresiona haber sido buena, inclusive haberle conferido la seguridad necesaria para que sostuviera el título de Fly boy, Eiji quiso a Arthur y eso es terrible, aun si Ash no entiende mucho de transgresión sí sabe que es más traumático cuando se conoce al agresor y se tiene una relación de confianza ¿qué tan jodido debió estar Arthur para...? Por otro lado le sorprende el nivel de celos venenosos del beta como para no solo haber jodido su amistad con Eiji al poner el tema de una marca, si no que después de haber sido "rechazado" (cof, cof, víctima, cof, cof) se aseguró de esparcir varios rumores diciendo que Eiji era un omega usado y rechazado con el objetivo de que nadie jamás lo reclamara cuál pareja, destinado o lo que fuera.
Ash nunca se había sentido tan enfermo en su vida como cuando escuchó sobre esa relación, la peor parte es que Eiji es ingenuo y probablemente él sí fue sincero con sus sentimientos.
—Al principio lo odiaba por eso ¿sabes? Lo despreciaba dada esa inclinación natural a consolar gente con sus ojos de Bambi y su estúpida ingenuidad, pero tiene algo sobre no poder dejar a las personas que ve más solas y me cansé de luchar contra su terquedad así que al menos...me prometí ampararlo porque yo sé en la clase de mundo que vivimos y sabía que esto podía pasar.
—Yut-Lung.
—Fue mi culpa.
—¿Qué? —Ash entrecierra la mirada, buscando alguna pista de malicia en el contrario—. Lo que me dices no tiene nada de sentido.
—Fue mi culpa. —Entonces redunda—. Nos íbamos a juntar a almorzar con Sing, el mocoso inclusive había pagado las bandejas de almuerzo pero Eiji no llegaba, pensé en irlo a buscar a las canchas pero es tan terco que pensé que se había quedado practicando otra vez, si hubiera ido antes... —El omega tensa sus puños encima de sus jeans, vuelve a abatir rendido entre el escalón de granita, se desarma, se hace trizas—. Podría haber evitado esto.
—No creo que debamos buscar un culpable más allá de Arthur. —Recuerda lo que Shorter dijo para consolarlo y lo repite—. Creo que eso sería hacerle un favor al idiota.
—Lo sé pero...
—Eiji también te ama. —Debería darle asco decirlo y al contrario, le alegra el contraste tan disonante que tienen estas personalidades—. De seguro está agradecido ya que estás aquí a pesar de todo.
—Ash. —El más joven frunce el ceño y de repente, se ve realmente joven—. Ya veo por qué podrías gustarle, supongo que no tienes puros defectos.
—Supongo que no. —Sus hombros se golpean levemente, sus piernas se estiran en el escalón, yace una complicidad muda en el aire que aun no son capaces de comprender y más tarde procesarán.
—Estoy seguro de que el bastardo de Mizuno también tuvo que ver, aun si intenta ser un santurrón.
—Mizuno. —El nombre le suena—. El rival de Eiji, el tipejo de la fiesta.
—Ese mismo. —Gruñe con la mandíbula tan apretada y la respiración agitada, el vino pasa a segundo plano—. El cínico se hace el amable con Eiji, no obstante, su carrera solo se lanzó porque Eiji decayó a causa de la marca, me resulta sospechoso que justo Arthur haya tenido acceso a los camarines del equipo sin nadie que se lo haya facilitado.
—Es una acusación grave. —Advierte—. Si estás equivocado puedes meterte en grandes problemas por difamación o algo así. —No está seguro, Max es quién mejor entiende de estos temas.
—Y sin embargo, pareces creerme.
—Y sin embargo...
Suspira.
—Te creo.
—No eres tan malo, Lynx. —El omega lo abraza de los hombros delatando la borrachera—. Creo que incluso podría acostumbrarme a ti, eres como ese gato callejero que nunca aprendí a querer por tan feo que era pero de todas maneras, su fealdad me resultó algo simpática, ese eres tú para mí.
—¿Gracias?
—De nada, bestie.
Bestie.
Oh, Dios, ¿en qué carajo se metió?
Aunque algo que comprende luego de esa conversación es la verdadera naturaleza entre los omegas y tiene razón cuando dicen que se aman, es cierto, es curioso, Eiji nunca ha referido su vida en Japón como si fuera algo desagradable y de hecho, hasta disfrutaba popularidad por la pértiga, no obstante acá sus relaciones son ¿cómo decirlo? Entrañables. Recuerda esa vez que Eiji le habló sobre lo bonita que le parecía la amistad, le contó sobre lo extraordinario que era la unión de dos personas que solo se mantenían unidas por un simple deseo de estar juntas, ni por hijos, ni por dinero, ni sexo, ni nada más y aunque al inicio le costó entender a qué se refería puesto que la anorexia había sido la amistad previa que disfrutó ahora lo comprende.
—Deberías hablar con él, Ash. —Justamente por eso comprende que lo que siente por Eiji está lejos de ser amistad o romance—. Acompáñalo.
Bien. —Esto es distinto—. Iré.
Es un sentimiento de mi-alma-siempre-estará-contigo.
Lo que encuentra cuando entra al dormitorio del omega es...
—¿Qué diablos?
—Hola, Ash. —Es al japonés con su ropa deportiva terminando de arreglar su mochila para ir a clases en la universidad mientras todavía hay un parche fresco en su nuca.
—¿Qué haces levantado? —Hay un regaño sutil en su voz y aunque no pretende hacerle la situación aun más dura, no esperaba verlo tan... funcional en estos momentos.
—Tengo clases por la mañana. —Dice con simpleza.
—Te dieron reposo.
—Sí, pero ya estoy bien.
—Eiji. —Lo regaña—. Necesitas descansar.
—No, ya estoy bien. —Lo contradice con esa jodida terquedad que si bien, la mayor parte del tiempo le resulta adorable hay veces en que lo saca de quicio—. Hablé con Ibe-san y todo.
—¿Te dio permiso para ir a clase?
—No soy un bebé que tienen que cuidar, no es la gran cosa, es solo otra marca.
"Solo" otra marca.
Escucharlo decir eso es mil veces peor a haberlo encontrado siendo un bulto silencioso con sus ojitos vidriosos repletos de pena, con el cuerpo inerte y sin pronunciar un solo sonido, al menos así tendría la certeza de que Eiji le da la importancia correspondida a su malestar, pero acá no, le duele que Eiji sea así, siempre disculpándose, siempre temeroso, siempre aguantando como si no tuviera derecho de querer algo para sí mismo y odia que se contenga.
—Eiji. —Así que él no le dará en el gusto y no será cómplice de esto, no fingirá que no está pasando nada—. Ven acá.
—¿Qué pasa? —El nipón obedece, satisface su capricho, se sienta a su lado en la cama—. Voy tarde.
—Yo... —Ash no tiene idea de qué decirle—. No se me dan bien los consuelos.
—No necesito consuelo. —Sonríe con naturalidad—. Estoy bien, solo fue otra marca, todo está bien.
—Cariño. —Entonces Aslan lo dice bajito y usa el mismo tono que Griff tiende a utilizar cuando brota alguna recaída, lo toma con ternura de los mofletes, obligándolo a mantener el contacto visual entre ellos en todo momento.
Mírame, confía en mí, estoy acá para ti.
¿Cómo puedo decírtelo?
¿Cómo puedo llegar a ti?
—Te amo. —Es lo único que lo logra expresar—. Te amo, Eiji.
Y de repente, sus ojitos de gacela perdida se arremolinan con muchas lágrimas que caen sinfín como si hubieran estado acumuladas durante una eternidad en un muro imposible de saltar que de alguna manera él pudo saltar.
—Ash...
—Te amo, te amo, te amo tanto.
Eiji se muerde el labio con fuerza para mitigar sus propios lamentos, su mirada enrojece por el dolor, sus pestañas se agrupan por las lágrimas, su piel enrojece, su cuerpo tiembla con violencia y ninguno puede fingir más luego de esas palabras que lo que está pasando no es real, así que Aslan lo sostiene, no dice nada, no necesita que diga nada tampoco, lo abraza con una mano mientras alza la otra para limpiarle las lágrimas de los mofletes, siente la humedad áspera en sus yemas, no sabe si esa manera es la correcta para reconfortar a alguien herido, no obstante, Eiji se aferra con fuerza y llora horrible.
Eiji llora. Llora. Llora.
Grita.
Golpea.
Araña. Llora. Pega. Maldice. Se derrumba. Se deshace. Quema. No puede dejar de llorar. Es horrible.
Ash odia verlo llorar.
Quiere que pare.
Pero sabe que lo necesita.
Así que lo deja llorar hasta que no quedan más lágrimas e incluso cuando no le quedan llora un poco más.
Es doloroso hacerlo, es duro solo poderlo acunar mientras el parche brilla ante su nuca, no obstante, necesita transmitirle que pase lo que pase lo sigue amando y sus sentimientos no han cambiado, Eiji siempre será el sol de su lluvia de medianoche y ni Arthur, ni la marca ni nadie lo va a cambiar nunca.
—Te amo. —Entonces le repite y Eiji le devuelve una mirada totalmente destrozada que provoca un caos dentro de su pecho en una sensación cruda, helada y difusa en paralelo. Es duro ver a Eiji sufrir.
—Sé que me sentiré mejor más adelante, no es la primera vez que paso por esto así que no debería ser tan terrible, me acostumbré a la primera marca, sobreviviré esta, pero...
—Cariño. —Repite—. Es una mierda lo que te pasó y es una mierda que te puede doler aun si lo vas a "superar" más adelante, por ahora se siente mal y te duele y eso es todo lo que importa.
—¿Cómo me puedes seguir amando luego de esto?
—¿Qué clase de pregunta es esa? —Le sonríe—. Porque eres Eiji.
—¿Puedo...? —El nipón deja caer la mochila en el piso—. ¿Puedo quedarme acá contigo y fingir que el resto del mundo no existe? —Aslan se recuesta en la cama extendiéndole ambos brazos, todavía tiene clases a las que debe ir, no está cumpliendo la pauta alimentaria, la anorexia aún le arroja una sonrisa burlona por no haberlo protegido.
—Ven acá. —Pero nada de eso importa—. ¿Mejor? —Solo Eiji importa.
—Ambivalente. —Dice acurrucándose.
—¿Por qué?
—Realmente quería estar solo hoy, no iba a ir a la universidad, me iba a escapar de... todo. —Todos.
—¿Quieres que te deje solo?
—Sí.
—Lo entiendo. —Los ojos de Eiji se apagan ante tan cortante respuesta, no dura mucho, Ash lo atrae con aun más fuerza luego de esa conversación.
—¿Qué estás haciendo?
—Estoy acompañándote a estar solo. —Sentencia—. Estemos solos juntos.
—Bien. —Eiji finalmente se relaja y se permite llorar de verdad—. Estemos solos juntos, Ash.
Algo que ame mucho de este capítulo son los paralelismos que tienen cuando Eiji descubre a Ash con lo de la hamburguesa bien al inicio, creo que no hay nada más lindo que tener ese espacio de seguridad mutuo. Ya chicos, mañana es 20 de diciembre, saben que esperarse. Así que nos vemos.
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