17. Costumbres solo nuestras.
Hi~ Un poco tarde hoy pero seguimos al día, siento que si terminamos esta dinamica será super justo pero se mantiene la fe, este es el último capítulo de transición antes de cambiar de arco por así decirlo, así que disfrutenlo, espero que les guste.
—No pienso entrar a sesión así.
—Aslan.
—No, Griff. —El alfa le arroja una mirada de dagas a la dupla, tensa sus brazos por encima del vientre para plantarse a las afueras de la consulta con una terquedad digna de Eiji Okumura—. No pienso ir a terapia así.
—Ya estamos acá.
—No, es humillante. —Hay una brillante marca en su nuca que lo ayudó a sobrevivir su rut, la modela con orgullo, podría haberse puesto un collar (no es tan extraño en su casta) y sin embargo, la prefiere lucir dado el significado implícito que tiene—. No iré a sesión así. —Pero su marca no es el problema.
—No seas infantil, mocoso.
—Fácil para ti decirlo. —Entrecierra la mirada—. Yo pasaré vergüenza por cómo te ves, no tú, vejete.
El problema es que de tanto bullying Max parece haber entrado a su crisis de cuarenta años, Ash no se imaginaba que hoy al despertar se encontraría a Lobo enfundado en unos jeans de cuerina, lentes de sol reflectantes, el cabello medio levantado y una camisa entreabierta creyéndose un ¿galanazo?, es difícil precisarlo considerando que se asemeja más a un payaso, la peor parte es que a su hermano mayor, su héroe, la persona más admirable e inteligente que conoce...le resulta atractivo, ni siquiera tienen que decírselo, lo nota por cómo el omega está enrollado a la cintura de su esposo y este tiene las manos metidas en los bolsillos traseros del jeans de Griff.
Amor entre momias, qué asco.
Ugh.
Ash jura que jamás va a ser una de esas parejas grotescamente empalagosas pero antes de que logre decir algo su mano se encuentra encima de la marca temporal y hay una tonta sonrisa grabada entre sus labios, es que Eiji, Dios, Eiji de pronto le da miradas tan cariñosas y lo toca con tanta ternura que no puede evitar preguntarse si existe la más mínima posibilidad de iniciar una relación y bueno, para eso también agendaron sesión con Blanca, si Ash fuera más orgulloso entrarían a la consulta no más, la cuestión es que su figura paterna luce como una total aberración y no puede ignorarlo, es pedante.
—¿Recuerdas una de las primeras sesiones? Cuándo Blanca dijo que la familia podía empeorar todos los síntomas y enfermar más al paciente.
—Lo recuerdo.
—Pues tú me estás enfermando con esos jeans.
—¡Aslan! —Claro que Griff toma partido por su esposo—. Max se ve guapo, hace años no te vestías de esa manera, me remonta a nuestras primeras citas. —El alfa le arroja un ronroneo y es asqueroso.
—¿Fueron a sus primeras citas vestidos así?
—Oh, sí. —Max se sube los lentes de sol hacia la cabeza y ni que fuera Shorter para usarlos en cuarto techado—. Lo primero que hicimos luego de la guerra fue ir a una cita en Cape Cod, me puse la ropa más cool que encontré y nos monté en una motocicleta.
—¿Montaste una moto? —Gimotea—. Y a mí no me das permiso ni siquiera para andar en bicicleta.
—Eran otros tiempos. —Se excusa.
—Además... —Max se inclina hacia la oreja de Griffin haciéndolo reír por el roce de su aliento—. Eso no fue lo único que montaste esa noche. —Aslan pone sus ojos en blanco, okey, en definitiva extraña al vejete que usaba pantuflas para ir a comprar a la esquina y leía el diario con esos lentes de abuelito porque esta versión barata del papá de James Dean no le gusta para nada.
—Ya no te molestaré más. —Entonces chilla—. Pero por favor, quema esos pantalones y la camiseta.
—¿Puedo quedarme con los lentes?
—No. —Ash se los quita—. Yo los confiscaré, son patéticos.
—No es cierto, cariño. —Griff presiona un beso en la mejilla de su esposo—. Son geniales.
—Y no vuelvan a mencionar nada acerca de montar nada, jamás. —Un escalofrío azota su cuerpo al siquiera... no, va a destrozar esa imagen mental o tendrá estrés post traumático por algo que ni vivió en carne propia—. O juro que me iré de la casa a vivir al ático de Shorter. —Siendo realistas, inclusive aceptaría la casa del perro de Yut-Lung Lee si esta crisis de edad se prolonga.
—¡Pero...!
—Nada de peros, quiero verte en tus ropas de viejo usuales cuando regresemos.
—Familia Callenreese. —La secretaria les dice desde la recepción—. Blanca está listo para recibirlos.
Entran a sesión.
Ash tiene muchas ganas de reclamar sobre los adultos últimamente, para poder reestructurar todo el sistema familiar y desacomodar a la anorexia es imprescindible construir dinámicas familiares más sanas, por eso mismo Blanca les solicitó tanto que externalizaran el síntoma hablando de Aslan y su anorexia por separados, como también les exigió que encontraran formas de vincularse que generen seguridad y confort. Eh ahí el problema. Este último tiempo han estado tanteando pasatiempos para que compartan los tres y los viejos apestan en todo: intentaron jugando béisbol, no obstante, el alfa se cansó de tanto ganar, la lectura no fue una opción dado el terrible gusto de los adultos, sus paseos quedaron descartados por lo lento que caminan los viejos bajo sus andadores (no usan en serio pero hey, deberían), mirar las estrellas no ya que Max habla mucho, incluso trataron de ver series juntos...
«Ya no tengo fuerza ni voluntad para mantenerme alejado de ti, Bella».
Terminaron viendo crepúsculo. Max y Griff estuvieron besuqueándose toda la película. Aslan acabó traumatizado.
Sip, tiene muchas cosas que reclamarle a Blanca hoy.
—¿Cómo han estado desde la última sesión? —Su terapeuta les da una sonrisa Colgate de comercial.
—Aslan tuvo su primer rut. —Pero bueno, al parecer su hermano mayor tiene otros planes y desliza este tema en la consulta—. Eiji nos llamó para que fuéramos a cuidarlo y cuando llegamos ya estaba controlado por los supresores, fue adorable, inclusive construyó un nido con la ayuda de su omega.
—Eiji no es mi omega. —Enfatiza.
—Te dejó una marca.
—Una marca de amistad. —Entonces su hermano resopla consiguiendo que su cabello salte encima de sus pestañas y Aslan no puede creer semejante nivel de indignación, ¿pero quiénes se creen?
—Cariño, no lo presiones. —Max musita apretándole la mano por sobre el regazo, aunque es el alfa más joven quién se encuentra en medio estos dos siempre hallan formas de ser empalagosos a costa de su salud mental, le alegra, la anorexia también había enflaquecido su vida marital y ahí había otra función del síntoma en su familia que pudieron aplacar—. Aún no logra aceptar que Eiji es su omega.
—¿Acaso yo no debería tomar esa decisión? Tengo derecho a elegir pareja. —Y si es que quiero una.
—Deberías, pero eres bastante obvio y lento.
—¿Realmente quieren entrar en esa discusión? —Ash alza una ceja entretenido—. Ustedes tardaron años en hacerse novios porque pensaban que eran mejores amigos que se manoseaban demasiado.
—No puedes culparme, Max parecía heterosexual. —Griffin se defiende, el aludido jadea indignado.
—¿Parecía hetero?
—Lamento decírtelo, pero pasabas la mayor parte del tiempo hablando de tus exnovias, además tú andabas cargando una playboy a todas partes. —La mirada del omega es a lo menos acusatoria dado aquel trauma de Vietnam, Lobo traga duro, hay sudor corriendo por debajo de su flequillo.
—Eso no fue mi culpa, debía disimular.
—Excusas, viejo. —Ash lo tira por la borda—. Son excusas, si fuera Griff me iría con un hombre que al menos no pareciera un payaso con pantalones de cuero.
—¡Aslan!
—¿Tu primer rut? —Blanca tose, recuperando la atención y el control de la sesión, la familia asiente al unísono ganándose una sonrisa victoriosa, firme y brillante—. Esa es una señal importante ya que nos habla de una mejoría en tu apetito sexual.
—¡Viejo! —Gimotea—. No frente a mis papás.
—No es algo de lo que te debas avergonzar, significa que la retroalimentación está siendo exitosa y que poco a poco tu cuerpo y tus emociones se están despegando de la enfermedad ¿cómo fue poder tener tu primer celo finalmente? —Por supuesto el alfa ya sabe todo esto y de hecho, lo anticipaba.
—Raro. —Aun así, le cuesta expresarlo y la marca en su nuca otra vez quema—. Fue extraño pasarlo.
—¿Raro? —Asiente—. ¿En qué sentido?
—En todo sentido.
—"Todo" es un término amplio.
—Ambivalente. —Entonces corrige—. Fue ambivalente que me llegara el rut.
Sí.
Por muy destructiva que sea la anorexia también posee sus beneficios, es la manera en que aprendió a sostener las cosas sin que el mundo se le derrumbara encima, fue lo que lo mantuvo cuerdo incluso si también lo mataba al mismo tiempo, la anorexia ha sido su compañera, su amante, amiga, familia, el monstruo que lo ha enjaulado y a la vez, protegido. Claro que posee conciencia de enfermedad y por eso está en tratamiento hablando con Blanca, solo...es duro estar acompañado tanto tiempo de alguien y de repente tener que aprender a sobrevivir solo, le da miedo en cierta medida y el esfuerzo que tiene que hacer para comer es sumamente desgastante, entonces sí da terror saber que el resto de su existencia deberá invertir esta energía para comer cada día, en ese sentido, odia perder a Ana.
—Después de todo lo que hice por ti. —La anorexia lo mira enfadada desde el rincón de la consulta, tiene la mandíbula tensa y luce cada vez mucho más pequeña—. Bastardo malagradecido.
—Lo siento.
—Ya volverás a mí. —Ríe—. Siempre lo haces.
No puedes vivir sin mí.
No sabes cómo.
Y eso puede ser verdad.
Pero por otro lado...Ash está recuperando más cosas de las que podría haber soñado, su vida familiar al fin se siente correcta, ciertamente la anorexia servía como un tapujo para que se hicieran los locos sobre los conflictos maritales o económicos y aunque verlos ha sido un dolor de culo también generó mucho alivio. Sí. Hacer amigos, mantenerlos. Poderse concentrar en clases. Ser el líder de su pandilla aun si Griff odia esa idea, sentir otra vez su cuerpo y sus emociones. Que le llegue el rut. Enamorarse.
Eiji.
«Mi omega te desea como su alfa».
—Estoy asustado, sé que soy un alfa desde que me hicieron la prueba pero nunca lo sentí realmente, apenas tenía feromonas y podía olerlas, no le tomé el peso a mi casta, eso es muy intimidante. —El más joven lo admite encogiéndose en el sillón, sus converse se pegan al soporte aterciopelado, odia tener que hablar esos temas frente a Griff y Max, odia mostrarse débil en general—. Me siento raro.
—¿Raro bueno o malo? —Que la pregunta sea tan concreta lo hace reír.
—Ambos. —Entonces suelta—. Raro ambos, me da miedo estar deseando cosas de un alfa.
—Quedémonos un rato en ese miedo. —Blanca le da el permiso para estar mal, valida sin cuestionar que esté asustado, eso es importante—. ¿Qué te asusta de todos estos cambios?
—Nada. —Dicen sus defensas.
—Vamos, puedes hacerlo mejor. —Blanca no las deja—. ¿Qué es lo que más te aterra de todo esto?
—Estar mejorando de verdad.
—Aslan...
—Bien. —Blanca lo enaltece, incitándolo a continuar—. La anorexia ha estado demasiado tiempo al lado tuyo, sería extraño que no te asustara perderla, es lo esperable, de hecho, es factible que trate de sabotearte por lo mismo, pero más adelante hablaremos de esto, ¿qué más te asusta? —Ver una expresión tan dulce en una persona tan recia es extraño, sin embargo, acogedor de cierta manera.
—Eiji. —Confiesa frente a todos—. Me da miedo Eiji.
—¿Por qué?
—Porque ambos nos gustamos y queremos iniciar una relación, pero yo... —Baja sus puños y aprieta sus jeans—. ¿Qué clase de vida podría darle yo si ni siquiera tengo una relación conmigo mismo? —Ni tengo una relación sana con la comida—. Sería egoísta e irresponsable dejarse llevar así.
—Oh, cariño. —Griff se mira enternecido de sobremanera por esta muestra de vulnerabilidad y claro que también debe ser duro ir recuperando a su hermanito de a poco, viendo efectivamente eso qué era propiamente Aslan y lo qué era pura enfermedad—. Mi niñito.
—Estoy asustado de tener algo extraordinario entre mis manos y que yo... —Mira a su anorexia reír desde el rincón de la consulta—. Que ella. —Corrige—. Lo arruine.
Qué me mate.
Qué mate a Eiji conmigo.
—¿Qué piensan ustedes dos de lo que Aslan comenta? —Blanca le cede la intervención a los adultos de la familia.
—Me da pena. —Griff musita—. Me da rabia, me da impotencia, me parte el corazón escucharlo ser tan honesto y frágil con sus inseguridades porque me cuestiono todo lo que ha pasado, sé que nadie tiene la culpa, que muchas cosas lo gatillaron pero aun así ¿por qué tenía que pasarle a mi hermano? Si pudiera le arrancaría esa enfermedad y me la quedaría, haría cualquier cosa con tal de verlo mejor y sé que puede sonar como que le estoy poniendo demasiado peso, esa no es mi intención, yo solo...
—¿Griff?
—Aslan es mi mayor orgullo. —Confiesa con la mirada vidriosa y la boca temblorosa, aunque apenas ha empezado a hablar tiene las pupilas rojas, esto también lo ha estado demacrando, Ash solía creer que en su casa no le daban la importancia necesaria a la anorexia y que estaba normalizada o mejor dicho, acomodada—. Y no sé, he tenido una vida dura, no solo por Irak, incluso antes, Jim fue terrible con mi crianza, no solo me obligó a cuidar de Aslan, sino que me obligó a cuidar de mí mismo, apenas era un adolescente, no sabía cómo y muchas cosas las hice mal.
Ahora sabe que para Griff era demasiado terrible explicitar a la anorexia, aceptar dicha enfermedad.
—Me siento culpable por haberlo enfermado.
—No es cierto. —Ash se apresura a decir apretando la mano de su hermano—. Hiciste lo mejor que pudiste hacer, tú no me enfermaste, tú eres el mejor hermano que podría pedir, te amo.
—Gracias. —Sonríe—. Me siento culpable por no haberla visto antes y no encontrar a un profesional correcto para tratarla, me sentía cansado ¿sabes? Me culpaba por ese cansancio, siempre una parte mía pensaba "tengo que hacer algo o lo perderé" y otra me decía "es inútil, no te puedes sostener", estaba quemado y harto y cansado de limpiar el vómito, lloraba antes de abrir la tapa del baño solo por miedo a lo que pudiera ver, cada vez que él comía me ponía paranoico y sino comía era peor, lo veía cada vez más y más flaco y luego de la hospitalización deje de verlo tan delgado y pensé que él podría estar mejorando, pero no lo hiciste. —Su hermano está llorando—. No sanaste, empeoraste.
Llora y llora.
No puede dejar de llorar.
—Solo lo escondiste para no hacerme daño.
—Griff.
—Perdón por haberte hecho sentir que tenías que esconderlo de mí, debiste quedarte tan solo con esa enfermedad de mierda.
—No quería hacerte daño. —Y de repente, otra vez le pega esa sensación, es algo que aparece desde el fondo de sus entrañas y lo hace sentir como si tuviera cinco años y Griff siguiera en casa.
—Me haces daño de todas maneras, no, la anorexia me hace daño mejor dicho, sufro con lo que ha pasado en nuestra familia, estoy muerto de preocupación, me siento con culpa, cansado, enrabiado, con pena y al borde de todo, por eso, perdóname por ser egoísta, pero me siento orgulloso sabiendo que te llegó tu primer rut aun si te asusta, me da la esperanza de una verdadera mejoría.
—Mierda, Griff.
—Perdón.
Ash no sabe qué decir para contestar, a veces se olvida de que su hermano también estuvo devorado por esa enfermedad puesto que hay momentos en dónde tiene tanta rabia que solo puede culpar a los demás por no darse cuenta, darle la ayuda que merecía y es incapaz de ver que a Griff sí le afecta, le duele, se culpa, se quema, se desespera y no sabe qué más hacer para sanarlo (ni tiene que saber).
Griff es solo un ser humano.
Y es verdad, Griffin puede haberse equivocado en muchas cosas y quizás no ser siempre lo que Aslan quería, sin embargo, siempre fue lo que necesitó.
Gracias.
—Veo que se emocionó. —No es necesario que lo haga tampoco, Blanca desvía la tensión hacia Max quién está llorando en silencio, sus puños se encuentran muy apretados encima de su pantalón, las lágrimas caen y caen hacia su mentón, se ve demacrado—. ¿Es así?
—Un poco.
—¿Qué lo emocionó? —Entonces el alfa se muerde el labio, toma mucho aire y lo suelta:
—He visto a Griff pasar por muchas cosas mierdosas desde que lo conozco, sé que él no la ha tenido fácil y una de las promesas que le hice antes de casarnos fue que yo estaría ahí para apoyarlo y para ser su soporte e intentar hacer las cosas más llevaderas, por eso, cuando Aslan se enfermó sentí que había fracasado como pareja y padre, que no pude proteger a las personas más importantes de toda mi vida y me dio mucha rabia contra mí mismo, apenas la podía tolerar, así que me encerré un poco en el trabajo.
—Siempre pensé que lo hacías porque odiabas estar en casa.
—¿Qué?
—Sí, llegabas irritado todo el tiempo y te ibas durante las discusiones, siempre sentí que te teníamos un poco agotados y que estabas desilusionado de casarte conmigo.
—Amor. —Max acuna la cara de su omega—. No, al contrario, sentía que yo te había desilusionado.
—Yo siempre sentí que me odiabas a mí y odiabas estar en casa, viejo. O no siempre pero sí a veces, sentía que me evitabas, que tú nos... —Mira a Griffin—. Nos evitabas.
—No odiaba estar en casa. —Es turno de Max de apretarle la otra mano—. Amaba estar en casa con ustedes, pero... vi lo que esa enfermedad te hizo, te conocí mientras todavía estabas sano y para mí también fue duro ver cómo te escurrías entre mis manos, ver cómo te volvías más y más flaco y que no podía obligarte a comer, a menudo de estos años me cuestioné lo que estaba haciendo y lo duro que es mantener con vida a alguien que no puede comer, primero intenté con la lógica, Aslan es tan inteligente "necesitas las calorías para funcionar", le decía, pero eso ya lo sabías ¿verdad?
—Viejo.
—Luego traté con lo sentimental "hazlo por Griff, por favor", luego con la culpa "estamos agotados, ¿no te da pena que tengamos una vida así?" con las amenazas, las súplicas, la rabia, la pena, el llanto y la desesperación "estoy tan viejo, Aslan, no le rompas el corazón a un anciano" me costó entender que nada de eso ayudaba y que Aslan no lo hacía porque quisiera o no, lo siento. Es difícil decirlo ya que todavía me lo cuestiono, incluso si estás mejor y te veo más sano me pregunto todos los días si estoy haciendo lo correcto, veo lo mal que lo pasas, veo lo duro que es para ti el existir con la comida, me tengo que repetir por lo mismo que estoy haciendo lo correcto, solo que es duro.
—Ay, Max.
—No suelo hablar de esto con ellos, mi trabajo en la familia es ser el soporte, ser lo que se mantiene firme incluso si las cosas se derrumban y...
—Viejo. —Aslan lo para—. No espero que seas un soporte y que no te rompas, solo quiero que estés ahí.
—¿Y si no es suficiente?
—Es suficiente. —Le promete—. Eres el mejor papá del mundo.
—Dicen que no puedes elegir a los papás que te tocan. —Max ríe con nostalgia, relajando su espalda en el sillón de la consulta.
—Y aún así... —Aslan le aprieta muy fuerte la mano—. Yo te elegí.
Algo se rompe en Max en este momento.
Lo sabe por la forma en que sus ojos se abrillantan, la boca le tiembla y deja de retener lo crudo que lo está pasando.
Tiene sentido, Lobo fue obligado a mantenerse firme en Irak y a diferencia de Griff que fue receptivo a la idea de las terapias y poder sanar, Max se tuvo que mantener fuerte por temor a que al exponer un poco de dicha debilidad pasaría a ser algo prescindible en esta familia, no lo es, al contrario, Aslan solo puede amarlo un poquito más luego de ver esta faceta tan paternal.
No tienes que entender a alguien para validarlo.
No necesitas tener anorexia para hacerla real.
—Aslan. —Blanca lo vuelve a posicionar al centro de la consulta—. ¿Qué piensas con respecto a eso que han dicho Max y Griff?, ¿qué pasa por tu mente?
—Muchas cosas. —Ríe nervioso.
—¿Puedes compartir alguna de esas cosas?
—No. —La anorexia lo toma por los hombros—. Si les cuentas algo de lo que realmente piensas ellos se sentirán tan culpables que morirán.
—Puedo intentarlo. —No la escucha más.
Así que habla.
Por primera vez intenta hablar siendo solamente Aslan y despegándose de la anorexia aun si lo tiene agarrado de los huesos, eso no lo detiene, no lo detendrá más, así que les cuenta con sinceridad eso que antes era casi imposible poner en voz alta por el susto a decepcionarlos, si Max y Griffin tuvieron el coraje para exponerse debe pagarles con la misma moneda. Lo hace. Les habla del asco que causa su propio cuerpo en su mente, de lo agotado que quedaba luego del vómito pero cómo el vómito al mismo tiempo era lo único que lo aliviaba, les habla de que a veces se salía de clases para ir al super a comprar cosas para atracarse, de lo poco normal que se sentía en los grupos sociales, de cómo por la vergüenza se encerraba a darse un atracón en el baño y luego ahí mismo purgaba, cómo eso hacía que se sintiera monstruoso e inhumano.
Así que vomita sentimientos, vivencias y dolencias.
Vomita y vomita.
O más que vomitar... las saca.
Y ve lo incómodos y descompuestos que parecen, aunque no para, debe respirar fuertemente para prevenir un ataque de pánico, pero lo suelta todo: en cómo le dan bajones de azúcar si vomita tanto, en que su cuerpo se siente drenado luego del ejercicio, en los ayunos obsesivos, en ese sentimiento de ser-una-plasta-que-se arrastra-en-el-piso y grasa-desbordándose-en-el-pantalón, les refiere del tiempo en dónde estuvo hospitalizado y cómo apareció la ideación suicida y llora, llora al ver lo rota que quedó su vida dada la presencia de Ana y lo duro que están trabajando ahora para reconstruirla.
—Chico. —Ambos adultos están llorando desconsolados en la consulta, es común que terminen sus sesiones de esa manera, es lo sano para sanar y limpiar sus heridas.
—¿Me odian? —Pregunta bajito, sintiéndose como si tuviera siete años y Jim fuera a golpearlo dado que es un niño mañoso que no se come toda la comida.
—Te amamos. —Griff no debe decir más—. Te amamos mucho.
—Muchísimo. —Max tampoco—. Estamos orgullosos de ti.
Solo lo abrazan.
Eso es suficiente.
—También los amo.
La anorexia se levanta y sale de su sesión, está enojada, pero nada más importa que lo amoroso que se siente el abrazo de dos de las personas que más ama.
Al salir de la consulta pasan otra vez al café a pedirse algo, llevan un registro alimentario puesto que es importante que Ash siga anotando cómo se siente con cada alimento y bla, bla, bla, pero esta vez algo se siente diferente en el ambiente, más ligero, más sano y normal.
—Eso fue intenso. —Max es quién plantea el tema y deja caer la bomba sobre la mesita de madera.
—Lo fue. —Griff juguetea con la pajilla alrededor de la crema, su bebida es navideña, viene con salsa rojiza bañada en lo que impresiona ser esencia de caramelo, luce asquerosamente empalagosa pero antes de que se pueda dar cuenta ya le ha robado una cucharada para probarla—. ¿Aslan?
—Eiji amaría esto. —Ríe—. Es tan asquerosa que solo se me ocurre que puede amarla él.
—¿Le gustan las cosas dulces?
—Y apestosas. —Bufa—. Su comida favorita tiene el mismo olor que un zorrillo, quería probarla para defenderlo de los chicos pero Shorter tiene razón, es intragable ese natto. —Y solo al referir eso con una mirada ilusionada y un poco bobalicona cae en la cuenta de algo...—. Blanca no dijo si podíamos ser novios, ¡ese charlatán!
—Tienes un cerebro que funciona como un computador, pero no eres capaz de pensar cuando tiene que ver con él, ¿eh?
—Cállate. —Gimotea con las mejillas levemente rojas—. No es asunto tuyo.
—La vida amorosa de mi adorable hijo definitivamente es asunto mío. —Cuando le conviene al hijo de puta es su "adorable hijo"—. Además, creo que tú y Eiji harían una linda pareja.
—Pero estoy enfermo. —Musita—. Y ya vieron lo que pasó en la consulta, no quiero exponerlo para que pase por eso. —Sin embargo, hay algo más que todavía le falta por verbalizar—. No quiero dejar de ser normal para él.
—Aslan. —Griff enciende sus instintos de mamá gallina y deja de lado la bebida, a fin de cuentas se ha vuelto una costumbre familiar venir a este café para aligerar las verdades de la terapia—. Tuviste el coraje para contarle a Eiji lo que te pasa y él se quedó a pesar de todo, el chico es inteligente pese a su apariencia ingenua, sabe en lo que se está metiendo.
—No le dije. —Suspira—. Me pilló.
—Aún así... —Griff es validante y acogedor—. Podría haberse ido.
—O podría haberte rechazado.
—Pero nada de eso pasó, porque cuándo amas a alguien te enamoras también de sus defectos y no solo de sus virtudes, si amas solo lo bueno de una persona entonces no es amor, es idealización, eso es diferente, necesitas poner ambos lados de alguien para quedarte en sus batallas y aunque no vas a poder siempre rescatar a la otra persona de sus dolores. —La mirada azulada de Griff se encuentra con la de Max a través de la mesa—. Es suficiente con quedarte a su lado.
—En su propio Irak. —Sus manos se entrelazan por encima de la mesa, los anillos relumbran—. Aun si eres un tonto y a veces te escapas con el trabajo.
—Aún si eres más tonto y te encierras en tu propio dolor convencido de que si le muestras un poco de eso te dejará, no quieres que te deje, es lo mejor que te ha pasado.
—Max.
—Aún si es un omega terco que hace competencias para ver quién de los dos fue más tonto. —Ríen con suavidad—. Cuando amas a alguien te quedas ahí, nada más.
—Y Eiji parece haberse quedado así que no sé, si ambos quieren no veo el impedimento a iniciar esa relación, entiendo y acojo la necesidad que tienes a estar bien antes de cualquier cosa, mi punto es que Aslan, nunca vas a estar 100% bien porque eso no existe, siempre habrá algo y la vida no siempre esperará que te estabilices para mostrarte esas oportunidades o no.
—Tienen razón. —Se relaja bebiendo de su chocolate caliente, antes se concentraba en contar todas las calorías que tendría, si la leche sería descremada, si las chispas añadirían mucha azúcar y algunas otras cosas más para angustiarse, ahora permite que el dulzor se derrita en su lengua y se siente un poquito mejor—. Debí saber que responderían una cursilería así, ustedes se pusieron de novios justo en medio de una guerra.
—Y ambos con un estrés post traumático de mierda.
—Son estúpidos. —Se mofa—. Son unos viejos sentimentalones.
—Puede ser. —Griff le presiona un beso encima del cabello—. Pero estos viejos sentimentalones te aman más de lo que puedes imaginar. —Hay un calor agradable expandiéndose desde su pecho para el resto de su cuerpo y es acá cuando cae en la cuenta de que no solamente sabe angustiarse, si no que a veces aparecen otras cosas más agradables.
—Hay una cosa más que quería poner en sesión pero se nos acabó el tiempo.
Max y Griff intercambian una mirada anonadada.
—¿Qué es, muchacho?
—Quiero volver a Cape Cod.
—¿Qué?
—Necesito hablar con Jim.
¿Se viene potente? Sí, ¿cuándo? Desde mañana.
See ya~
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