Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

16. Celo alfa.

Hi~ No tengo mucho que reportar hoy más que este es un capítulo de transición para ir asentando poco a poco las aguas antes de nuestra siguiente bomba, entonces disfruten el confort y las muchas referencias que les tiro porque a veces se me sale de las manos.

¡Espero que les guste!

—Si realmente les interesa lo que voy a contarles. —Ash alza la mirada, esperando ser interrumpido, observando cómo el ceño del omega se tensa progresivamente por una mueca de irritación, grosero, entonces piensa, al menos podría disimular, sin embargo, ante falta de negativa decide proseguir la sublime leída—. Probablemente lo primero que querrán saber es dónde nací y lo asquerosa que fue mi infancia, y qué hacían mis padres antes de tenerme a mí y todas esas gilipolleces...

—Para. —Ash esboza una sonrisa de Cheshire antes de bajar el libro—. Voy a llorar si sigues leyendo.

—Duraste más de lo que esperaba.

—¿Realmente tienes que leer ahora? —El moreno cruza sus brazos por encima del pecho, una bata para afeitar se encuentra cubriendo toda su parte delantera y aunque debe confesar el progreso del estampado al no ser uno de esos horrendos pajarracos, el diseño de una banana tampoco es genial.

—Sí, debo leer ahora.

—Ash, si quieres que te deje guapo para tu primera reunión de jefe, necesito tu concentración fuera de los libros, te quiero acá conmigo.

—¿Debo tomar eso como un coqueteo, onii-chan? —Ash se quita los lentes para dejarlos encima de su mesita de noche, hay una bata de peluquería amarrada alrededor de su cuello y cubriéndolo igual que una carpa, el omega suspira, repasando los implementos de afeitado, ignorando adrede lo dicho sobre la seducción—. No lo estás negando.

—No. —Y debió esperar que el tiro le saliera por la culata—. No lo estoy negando. —Pero no lo hizo.

—Ah. —Nunca lo hace con Eiji y de alguna manera siempre termina mordiendo el anzuelo—. ¿Qué te gustaría leer? —Le pregunta porque los libros son una zona segura y si permite que el 100% de la atención de su cerebro se enfoque en esos ojos de ciervo va a explotar.

—Algo menos complicado.

—¿Plaza sésamo?

—No deberías molestar a quién pondrá un cuchillo bajo tu garganta. —Traga duro, guardándose sus bromas otakus para más adelante—. El principito me gusta.

—No te leeré un cuento infantil.

—Vamos. —Entonces le pide con esa mirada de cachorro pateado y Ash se maldice internamente al ser tan fácil con ese japonés, se cuestiona si será así de blando por su naturaleza de alfa despertando progresivamente, sonríe ante la idea, lo emociona tener más instintos en igual medida que le asusta.

—No.

—Por favor, mira, veo el libro desde acá. —Entonces apunta acusatoriamente uno de sus estantes.

—Porque Griff me lo leía de bebé.

—A mí nadie me leyó el principito de bebé.

—Ya estás muy viejo para eso. —Ah, lo ha ofendido profundamente y lo nota por la patada que tira.

—Bien, supongo que deberás pedirle a Max que te afeite entonces. —Aslan alza una ceja, indignado.

—Max usa barba de viejo.

—Pues tendrás que llevar barba de viejo a tu primer encuentro con la pandilla, supongo que te verás como tu padre. —Y el simple pensamiento de asemejarse a Jim es lo suficientemente vomitivo como para que se levante, tome el maldito libro y le empiece a leer:

—Cuando tenía seis años vi en el libro sobre la selva virgen: historias vividas, una grandiosa estampa. Representaba una serpiente boa comiéndose a una fiera. He aquí la copia del dibujo.

—¡Quiero ver! —Y claro que lo empuja para verlo—. Ah, sigue leyendo.

Bastardo que siempre se sale con la suya.

¡Ah!

Es que Eiji es un irracional que lo frustra de sobremanera, es orgulloso, terco, absurdo y los músculos del cerebro probablemente estén entre sus torneados brazos y su abdomen ya que en su cabeza no están si carece de todo sentido de autoconservación, joder, si Eiji viviera en el mundo salvaje Aslan asegura que se serviría a sí mismo en bandeja de plata a un depredador esperando como la damisela en apuros que es a que lo salve, porque mierda, le dijo lo de su anorexia... y se quedó. Es duro digerir lo que eso significa para sus cogniciones rígidas, lleva tanto tiempo aislado por ese trastorno, oyendo las voces intrusivas e irracionales sobre lo mucho que lo despreciarían y por ende es triste confrontar que la realidad no es así, hay excepciones, varias excepciones.

Griffin tenía razón, a Eiji le cuesta entender el tema de la anorexia y tiende a bombardearlo de varias preguntas con el objetivo de ayudarlo, pero lo valida sin importar qué, ve que le cuesta, ve que sufre con la comida y eso es suficiente para que no lo cuestione e intente sacarlo de ahí. Y acá está después de una comida familiar en dónde se angustió demasiado y le pidió que le hiciera compañía ayudando a que Max y Griff deleguen un poco, queriendo afeitarlo para que luzca lindo ante su propia pandilla.

Eiji siendo Eiji.

El sol de su lluvia de medianoche.

—¿Qué significa domesticar? —Entonces su atención regresa al libro, aunque Eiji le aplica la espuma de afeitar tiene la mirada clavada en cada una de sus palabras, eso lo pone un poco más ansioso de lo que debería—. Es una cosa demasiado olvidada, dijo el zorro. Significa "crear lazos".

—¿Crear lazos?

—Sí, dijo el zorro. —Sonríe—. Tú eres para mí solo un muchachito igual a otros y no te necesito para nada. Tampoco tú tienes la necesidad de mí y no soy para ti más que un zorro semejante a un zorro cualquiera. Pero si tú me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Y tú serás para mí único en el mundo.

—Y yo seré para ti único en el mundo. —La risa de Eiji hace estrellas cuando termina la cita, sus ojos son más brillantes que cualquier cosa que haya visto antes, solo sabe que es tan hermoso que suelta tanto la mandíbula que le entra crema en los dientes—. Me gusta también cuando habla de la rosa.

—Así que leíste antes el principito. —Hay un berrinche oculto en su voz—. Tramposo.

—Nunca dije que no lo hubiera leído, dije que no me lo leyeron, no es lo mismo. —Ash pone los ojos en blanco cuándo ve cómo el omega aprieta los párpados y le saca la lengua aun mientras lo intenta afeitar.

—Eres un inmaduro.

—Dice quién apenas tiene vello corporal.

—¡Eiji! —Gimotea—. Tú tampoco tienes, no se te ven pelitos en los shorts.

—¡¿Por qué te andas fijando en eso?! —El omega se pone rojo hasta la punta de sus orejas y tiembla.

—Es peligroso que sostengas una navaja en ese estado ¿sabes? —Lo regaña—. Mi cara es mi mayor atractivo, ten cuidado.

—Pensé que tu mayor atractivo era tu encantadora personalidad. —El bastardo lo dice con ironía.

—Después de mi cara angelical, lo es, ¿entonces...? —Entonces el japonés resopla y contesta:

—Porque los japoneses somos lampiños. —Ash está listo para refutar, no obstante apenas deja caer su nuca hacia atrás se encuentra con el rostro de Eiji demasiado cerca, traga duro y se pone a contar los racimos que tiene por pestañas, desde aquel ángulo se aprecian a la perfección, nunca creyó que su silla de computador pasaría a ser una silla de barbería y que sería tan romántica—. Por eso.

—Ah. —El resto de los pensamientos perecen en la punta de su lengua, de alguna forma el amanecer hace que Eiji se mire aún más bonito de lo que es, con el grácil albor dorado acariciando sus cabellos mientras sus feromonas flotan en el cuarto y lo derriten entero—. Por eso. —Ríe nervioso.

—¿Te duele? —Para su suerte, el nipón impresiona demasiado inmerso en su tarea—. ¿Estoy siendo demasiado brusco?

—No. —Al contrario, está siendo demasiado suave mientras pasa una cuchilla debajo de su mentón, la sensación es tan relajante que casi deja caer el libro hacia el suelo—. ¿Qué tiene de bueno la rosa?

—La rosa tiene muchas cosas buenas, Ash. —Ash-u, nunca Ash.

—¿Cómo qué? Es vanidosa, irritante, egoísta y está recubierta de espinas, no creo que las rosas sean buenas.

—Creo que la rosa a pesar de tener espinas es frágil y por eso necesita que el principito la cubra con un domo para no morirse de frío, creo que es vanidosa como una defensa, irritante sí, pero eso hace que sea especial y tampoco me resulta egoísta, se preocupa por el principito, lo ama igual que él la ama a ella.

—Pero...

—Debí haberla juzgado por sus actos y no por sus palabras. Me perfumaba y me iluminaba. ¡No debí haber huido jamás! Debí haber adivinado su ternura, detrás de sus pobres astucias. ¡Las flores son tan contradictorias! —Entonces el omega baja la navaja, Ash deja el bol con agua tibia sobre la mesa de madera—. O al menos, eso dice el libro.

—Suena problemático.

—Tal vez. —Eiji limpia la cuchilla en el delantal—. Pero el tiempo que perdiste por tu rosa hace que tu rosa sea importante ¿verdad?

—Tú. —Ash frunce el entrecejo, rojo, muy rojo—. ¿Puedes dejar de hablar en referencias, por favor?

—Bien. —El omega se desabrocha el delantal—. Solo porque me lo pides.

—Gracias.

—Y Ash...

—¿Sí?

—Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. —No alcanza a reclamar, Eiji acomoda una toalla tibia contra su mentón para terminarlo de limpiar, la sensación es tan reconfortante y de hogar que decide desistir en esa queja—. Y tú también me has domesticado a mí, que no se te olvide.

—Eiji. —Los latidos le golpetean los tímpanos, su respiración se ha tornado caliente igual que el aire.

—Te ves guapo, Ash. —Entonces le dice—. Como todo un jefe de pandilla. —Y carajo, Ash realmente adora a este chico.

Y todavía no sabe cómo llamar esta... ¿relación?, ¿amistad?, ¿camaradería que tienen?

Por un lado, ambos se han confesado un amor mutuo y correspondido, es la primera vez que Ash se siente de esa manera tan romántica, sexual, magnética, confidencial y relajada con otro ser humano, Blanca lo está ayudando a descifrar el tema puesto que su terapeuta propuso esa ambivalencia cual arma de doble filo: la presencia de Eiji es buena y motivadora, sin duda Ash está mejorando inclusive después de ese episodio de atracón (las recaídas son esperables de vez en cuando) además es buena señal que su libido y su instinto estén apareciendo, todo Aslan se está volviendo a renutrir, pero por otro lado, dada lo impredecibles que son las relaciones Blanca teme que un noviazgo lo desestabilice gracias al timing equivocado.

«Su existencia no está para salvarte».

Y Ash lo sabe, nunca pensaría en Eiji de esa manera, ni en Griff, ni en Max, ni Shorter, ni nadie porque sabe que a pesar del apoyo la lucha contra la anorexia reside dentro de su cuerpo (y mente), lo único que aún está intentando descifrar es cómo meter su enamoramiento en su puzzle emocional, la cosa es que por muy genial, inteligente y superior que sea en otros aspectos, apesta lidiando con el amor, pero bueno, debió esperarlo si estuvo lo suficientemente desquiciado para enamorarse de Okumura ¿no?

—¡El jefe se ve genial! —Bones es el primero en gritar cuando lo ve entrar a la cantina, debe empujar el mordisco de vanidad que le genera el haber sido elegido para guiarlos a partir de solo una riña sin embargo, lo disfruta—. ¿Se cortó el pelo?

—Me afeité. —Dice con orgullo provocando que Eiji ruede los ojos.

—¿Tenías barba? —Kong cuestiona—. No la noté.

—Quizás es tan rubio que no se le veía la barba.

—Es cierto. —Entonces Eiji es quién se le acerca—. Me fije mientras estaba afeitándote pero incluso tus pestañas son rubias.

—Ahí abajo también, ¿quieres ver? —Dice con una sonrisa descarada puesto que no hay manera de que le responda...

—¿De verdad? ¡Déjame ver! —Y que sus ojos brillen con tanta ilusión de hecho lo hace vacilar antes de que le caiga un balde de agua fría y salte hacia atrás igual que un gato arisco—. Era broma. —Eiji bufa con una pizca de decepción, ¿realmente quería verlos?

—Eres raro. —Prefiere decir y enfriarse la cabeza—. Comencemos la reunión.

Yes, boss!

Hace calor en la cantina.

Mucho calor.

Sin embargo, intenta que esto no lo perturbe en demasía y toma el rol de líder en la reunión y admite que le gusta más de lo que esperaba, existe algo entrañable en tener el control (tanto sobre sí mismo como con los demás) y supone que esta es una de las cosas que la anorexia le quitó aunque no sabía, llevaba tantos años simbiotizado con dicha enfermedad que era difícil entender qué partes suyas se trataban propiamente de Ash y cuáles de la anorexia, ahora logra precisar que tiene más habilidades sociales de las que creía, que además le gusta pertenecer a algo y ser "parte de los chicos". Ja, ¿quién lo diría? Infiere que Shorter sí adoptó a su introvertido después de todo.

—¿Pero cómo vamos a impedir que Arthur siga siendo un imbécil? —Bones refunfuña desde la orilla de la barra.

—¿Cómo lo han hecho hasta ahora? —Prefiere preguntarle a Shorter puesto que esa ha sido su idea.

—Solo los jodemos un poco, Arthur actúa como un mocoso de primaria, a veces se enfoca en golpear a los demás e intimidarlos, otras veces esparce rumores, vende cosas, se adueña de territorio, cobra por protección y así.

—Sí. —Eiji (quién se había mantenido en silencio hasta ahora) mueve su mirada entre Yut-Lung y el alfa chino—. A veces hace eso.

—Esas porquerías de ser un omega usado y toda esa mierda machista empezaron gracias al imbécil.

—Ya veo. —Hay un resqueme de culpa al pensar en su primer malentendido, en ese entonces Aslan ni siquiera infería que Eiji tenía una marca y mucho menos habría pensado en que no fue consentida, de repente, se imagina lo duro que el omega tuvo que sufrir cuando se la hicieron y lo asustado que debió estar al ser traicionado y la rabia le arde en la sangre como lava hirviendo.

—Ese tipo siempre ha sido un idiota con Eiji. —Sing ha aparecido de la ¿nada? O tal vez, es tan enano que Ash ni siquiera lo notó en la reunión—. Lo odio, se cree superior solo por ser un beta.

—Nadie quiere a los betas.

—¡Oye! —Bones gimotea—. Nosotros somos betas.

—Bueno, nadie quiere a Arthur y sus perros ¿mejor?

—Gracias.

—Está celoso de los omegas, cariño. —Entonces Yut-Lung recalca revolviéndole el cabello a Sing con mucha suavidad y la imagen le recuerda sin querer un poco a Griff—. Odia que los omegas tengamos tanta atención.

—Pero ¿por qué?

—Hubo un tiempo en dónde tuvo un crush muy fuerte con Eiji, infiero que jamás lo superó del todo.

—¡Aun así! —Sing gimotea—. Es molesto, Eiji es genial y me fastidian esos rumores infundados, sus tácticas me recuerdan a veces a las de un mocoso que molesta a la niña que le gusta, es tan infantil.

—Sing.

—¡Y eso es tonto! Todos saben que para acercarte a la niña que te gusta debes verte más guapo. —Entonces dice peinándose para atrás—. ¿Ya notaron mi nuevo corte de cabello? Debo verme guapo.

—Ay, Sing. —Yut-Lung suspira pinchándose el entrecejo—. Ni siquiera me molestaré. —Eiji por otro lado mantiene una sonrisa impasible que le hace trizas el corazón, porque puede oler la tristeza que yace detrás de sus hoyuelos suaves y sus ojos de cachorro y eso le duele.

—Es que Eiji es un ángel. —Entonces Kong es quién lo dice revolviéndole el cabello—. No se enfada por nada.

—¿Cierto? Realmente es un sol.

Pero Eiji no es un ángel ni tiene por qué serlo, piensa en lo mucho que le afectó el cambio con su rol de Fly boy y en cómo a pesar de todo le deseó lo mejor a Mizuno, recuerda la forma en que los ojitos de ciervo contuvieron un llanto desmesurado cuándo vio al alfa saltar y arrebatarle lo que consideró suyo, lo vio lamentarse por el sacrificio y dedicación menospreciados y tomarlo con una sonrisa, Ash odió esa sonrisa, era falsa, era forzada, era una máscara porque en cierta medida supone que Eiji se siente forzado a eso: llenar el rol de ángel y salvador, a siempre ayudar pero nunca ser ayudado. Por eso es tan importante para Aslan mostrarle que no lo idealiza, que ve lo hijo de puta que es de tanto en tanto, que al igual que los girasoles ve el veneno que tiene a pesar de su apariencia brillante y no por eso lo ama menos.

Amar a Eiji es una idea extraña todavía.

Pero bueno, no se enfoca en eso, tiene la misión de cabrear a Arthur y de demostrarle al omega que no le restará importancia a lo sucedido como los demás y no porque los demás no lo amen, sino que ha llegado un punto demasiado normalizado de Eiji siendo angelical. Corta esa mierda.

—Vamos a tratar de arruinar todos los planes que Arthur tenga. —Entonces finalmente declara con su voz de alfa y se siente bien usarla y ser escuchado por el resto de esa cantina—. No ataquen solos, esperen que llegue alguien para reforzarlos pero le haremos las cosas muy duras a Arthur de ahora en adelante.

—El tipejo tiene una pandilla de betas que se creen alfas. —Sing bufa—. ¡Apoyo sabotearlo! Necesita entender que no tiene el control del campus, además, la universidad no debería ser un sitio hostil.

—¿Tienes edad suficiente para ir a la universidad? —A Ash se le escapa la pregunta.

—¡Yue! —Sing gimotea—. Me está molestando. —Y se refugia en los brazos del omega igual que un cachorro.

—Te dije que no te conviene, Eiji, es cruel con los niños, nadie bueno es cruel con los niños.

—La semana pasada tú y Sing se agarraron a cachetadas.

—Es distinto. —Se defiende—. Solo estábamos jugando, ¿no? —Y claro que el mocoso le da la razón.

—¿Qué hacen ustedes de todas formas aquí? —Ash pregunta—. Esta es una reunión con mi pandilla.

—Soy tu mano derecha, bro. —Claro que Shorter le responde eso—. Incluso si lidero Chinatown hay una alianza que debemos respetar y por eso estoy acá.

—¿Y el enano?

—¡No soy un enano! —Gimotea—. Soy el aprendiz oficial de Shorter. —Y le responde (otra vez) con el pecho inflado igual que un palomo como si el gesto pudiera volverlo medio metro más alto y cinco tallas más grande, spoiler, otra vez no lo hace.

—¿Por qué necesitas un aprendiz?

—Para traspasarle mi sabiduría. —Y ese crío mira a Wong como si realmente creyera que es genial—. Sing es quién tomará el mando de Chinatown cuando me retire.

—¿Eh? —Por supuesto, Ash no perderá la oportunidad de acomplejarlo por la edad—. No sabía que ya estabas pensando en retirarte, debes estar muy anciano, casi tan viejo como Max.

—¡Ash! —Eiji bufa—. No lo molestes.

—Te enfadas porque entre viejos se defienden.

—Lo dice el anciano. —Esta vez el enano le responde molesto—. Al menos Eiji y Shorter son geniales, tú solo eres un viejo amargado que pasa leyendo libros apestosos.

—¿Qué diablos? —Pone los ojos en blanco.

—Muy bien Sing. —Yut-Lung lo felicita revolviéndole el cabello—. Lo dijiste de maravilla, buen chico.

—Bastardo. —Gruñe.

—Y respondiendo a tu pregunta... —Shorter tararea—. Sing me reemplaza cuando estoy con mi rut.

—El rut. —El celo de un alfa—. Nunca he tenido uno. —Dice lo suficientemente bajo para que nadie lo escuche—. Cómo sea, le patearemos el trasero a Arthur y a sus perros ¿entendido?

Yes, boss!

Aunque el resto de su tarde la usan para planificar posibles escenarios de sabotaje a Arthur en algún punto Eiji y él terminan huyendo hacia un rincón del bar para ser pegajosos e íntimos, Aslan recuesta su cabeza sobre los muslos del omega, disfruta de sus mimos, se encuentran abstraídos del universo, solo importan las gentiles manos del moreno tocándolo, quemándolo. Quema. Realmente le quema.

—¿Has estado bien hoy? —El japonés se lo pregunta, aunque no lo clarifica sabe que lo implícito es la comida.

—Sí. —Ash se acurruca contra el vientre del moreno, se han tirado en el piso para obtener privacidad y no es que no quiera pasar tiempo con los demás chicos, pero Eiji huele demasiado bien y eso ayuda a que calme un calor insufrible que lo está quemando debajo de la piel, no tiene sentido, ni siquiera está tan soleado el día, de hecho, hace incluso un poco de frío o eso parece—. He estado bien, ayuda no tener que esconderte el tema, me siento aliviado en relación a eso.

—Qué bueno. —Su sonrisa es genuina y linda, sus yemas se deslizan entre sus cabellos dorados y es suave y gentil y tan Eiji que esa calidez se intensifica y de repente, el alfa está respirando cortado.

—Pronto tendremos otra sesión de terapia familiar, al principio estaba reticente, Blanca parecía ser todo un charlatán pero creo que va bien en este punto, no sé.

—¿Qué hablan en terapia familiar?

—Qué difícil responder. —El rubio frunce el entrecejo—. La sesión pasada tuvimos una intervención narrativa basada en los animales.

—¿Cómo es eso?

—La idea es que en lugar de invalidarnos usemos cualidades de animales, a mí me pusieron un gato porque soy arisco por ejemplo y es ofensivo, debería ser un lince, está en mi nombre, creo que solo querían joderme, aunque los jodí de regreso.

—¿Eh? —Eiji lo acicala igual que a un animal pequeño—. Te queda ser un gatito mimoso, ronroneas.

—No estoy ronroneando. —Aunque sabe que miente, siente que el calor lo hace pensar lento y más laxo que de costumbre, aun así, sigue con el hilo de pensamientos—. A Griff le puse un canguro y al anciano le puse un fósil.

—¡Ash! —Ah, sí, adora que estornude su nombre incluso si es para retarlo—. No molestes a Max en terapia.

—Sí, Blanca luego me dijo que tenía que ser significativo, tuve que cambiarle el animal, tuvo un lobo valga la redundancia. —Las feromonas del omega le cosquillean debajo de la nariz mientras los roces lo relajan para que progresivamente flote acá, puede sentir su calidez filtrándose entre su piel para asentarse en su pecho y encender chispas en su sangre—. Le puse un lobo porque cuida la manada.

—¿Son una manada? —Le pregunta con un mordisco de burla que desata un remolino de caos entre sus entrañas, de pronto, no solo respira entrecortado sino que se siente empapado.

—No le digas, pero sí, somos una manada.

—Eso es lindo.

—Tú eres lindo. —Entonces lanza sintiéndose borracho por las feromonas—. Tú serías un esponjoso conejito.

—No tengo nada de esponjoso. —Su alfa interior gruñe cuando lo intenta apartar y como es maduro su primera reacción es envolver entre sus brazos la cintura del omega y hundir su nariz ahí.

—Lo eres. —Suspira intoxicado y caliente—. Eres lindo y esponjoso y bonito, sino fuera un alfa jodido me gustaría tener un omega como tú, no, me gustaría tenerte a ti de omega mejor dicho, sí, no suelo pensar en estas cosas pero en estos momentos tengo muchas ganas de imaginar nuestros cachorros.

—¿A-Ash? —Hay pánico en la voz del moreno.

—Hueles tan bien. —Aspira con fuerza sus feromonas, su piel quema como si tuviera fuego ardiendo estallando en cada poro desnudo, se siente mojado, confundido y embriagado—. Me gusta mucho.

—Mierda. —Entonces siente que alguien intenta tirarlo lejos de Eiji y gruñe—. Amigo, apestas a alfa, estás en tu celo.

—Yo no tengo celos. —Dice eso aunque se niega rotundamente a soltar a Eiji, hay una voz sonando en su cabeza que lo incita a envolverlo posesivamente y le repite una y otra vez que es su omega.

—Pues felicidades, es tu primer celo. —Es la voz de Shorter la que resuena—. Debemos arrastrar tu trasero a casa antes de que se vuelva peor, necesitas descansar y tomar algún supresor.

—No quiero. —Es infantil y berrinchudo—. Quiero quedarme con Eiji.

—También puedo ir. —El japonés lo tranquiliza—. Los celos son incómodos sino hay una persona de confort para aplacarlos.

—Puedo ir yo. —Ash gruñe ante la idea de tener la peste de Shorter en vez de las dulces feromonas de Eiji—. Bien, bien, Eiji irá.

No le importa cómo lo suben a un automóvil, se encuentra demasiado ocupado aspirando ese aroma tan cautivador con fuerza, colando sus manos alrededor de su cintura, presionando sus labios contra el vientre del omega e imaginando criar cachorros juntos, mierda, quiere anudarlo, diablos, no creía posible todavía guardar esta parte tan primitiva de su instinto y acá está su alfa rogándole para que se aparee con este omega tan bonito.

Apenas llegan lo ayudan a crear una zona de confort en su cuarto, si bien, los nidos son algo propio de los omegas también funcionan para los alfas primerizos, usualmente Ash sentiría una vergüenza garrafal ante la idea de que descubran que quién le da confort y por ende, de quién necesita colectar prendas en el nido es Eiji, sin embargo, el calor se siente como una estufa quemándole directamente la piel y necesita de sus feromonas para calmarlo.

Va a morirse de tanto calor.

Mierda.

—El supresor te hará sentir mejor. —Eiji se ha quedado a su lado, no impresiona tener miedo a pesar de estar en presencia de un alfa en pleno celo, tal vez sea por la marca y el pensamiento lo mata, su alfa interior llora apenas toca esa cicatriz—. Dejará de doler pronto.

—Nunca antes había tenido celo. —Jadea con el fleco pegado a la frente y las ropas estorbando aun si solo lleva sus boxers.

—Max pronto estará acá, ya le escribimos para que te haga compañía.

—No quiero los consejos de un fósil.

—Dijiste que era un lobo. —Entonces lo regaña—. Hazle caso al líder de tu manada.

Tch. —Gruñe porque es berrinchudo—. Eiji...

—¿Sí?

—¿Puedes acercarte para que te olfateé bien?

—¿Eh? —El omega se pone rojo y tartamudo por la consulta—. Pero estás excitado, puede ser raro.

—Por favor. —Suplica—. Sé que debe ser incómodo para ti, pero mi alfa... mi alfa te desea, me duele estar físicamente separado de ti.

—P-Puedes.

Entonces el nipón se desliza hacia su pecho y queda encerrado, Ash lo estrecha tratando de controlar su fuerza, hunde su nariz en las dulces glándulas aromáticas del omega, está sudado y mojado y está pegoteando a Eiji, lo siente, sabe que debe ser incómodo, (más considerando que tiene una dolorosa erección en el boxer) pero no es su culpa, este es su primer celo y está asustado, es una buena señal, Blanca le advirtió que era esperable recuperarlo y aunque la mayoría lo tiene a los 11 o 14 años, Ash recién lo vivencia ahora y por eso justamente puede controlarse y no atacar a Eiji, eso sumado tanto al efecto de los supresores y que su alfa interno se contenta con sus caricias, claro.

—Lo siento. —Musita—. Sé que esto es raro y debes estar incómodo, mi cuerpo reacciona a ti, juro que no lo estoy haciendo a propósito.

—Ash. —Pero Eiji es comprensivo—. Tranquilo, lo sé. —Y siempre lo acoge y lo valida.

—¿El celo siempre es tan... caliente?

—Sí. —Hay muchas prendas de Eiji esparcidas por doquier—. Es doloroso pasarlo sin un compañero o incluso sin una marca aunque sea temporal.

—¿Una marca temporal?

—Ya sabes, una dónde tu compañero te inyecte feromonas por un rato, es como una dosis de puras endorfinas.

—¿Puedes hacerme una?

—¿Eh? —Irónicamente el moreno resulta más cohibido por eso que por la erección entre ellos dos—. Es que suele hacerse entre parejas, ya sabes, no amigos.

—Oh. —Ash no puede ocultar su mueca de cachorro pateado—. Ya veo, la estás guardando para tu persona especial.

—¡No! ¡No! —Eiji se aparta también mojado por el sudor—. Puedo hacerla, solo no quiero que estés incómodo por lo que significa. —Entonces el sol está a punto de ponerse y el rostro de Eiji de alguna manera se mira más hermoso de lo que es con sus labios temblando de nervios, es fácil entenderlo, entonces piensa ya que su cara de bebé es expresiva, se cuestiona si el resto apestará al no entender su corazón sangrante o si él se habrá vuelto un experto descifrándolo.

—Hazla. —Traga duro recordando cómo estaban tan cerca en la madrugada—. Sé que tienes miedo de los alfas por las actitudes de Arthur y su obsesión con la misma casta y que probablemente no te guste la idea de tener uno... pero por solo este instante trátame como si fuera tuyo, tu alfa al menos.

—Ash.

—¿Recuerdas lo que me dijiste en la mañana sobre el principito? —Entonces apenas balbucea dado el sueño, el calor, el mareo—. Dijiste que eres responsable para siempre de lo que domesticas y que yo te domestiqué, pero Eiji, la verdad es que tú eres quién me domesticó.

«Pero el tiempo que perdiste por tu rosa hace que tu rosa sea importante».

—Eres responsable de tu rosa, Eiji.

—Entonces... —Eiji le sonríe descaradamente, eso va directamente hacia el pecho de Ash, el corazón le late demasiado fuerte, apenas puede respirar—. Me haré responsable.

Eiji lo muerde estando en celo.

Lo marca.

Y solo ahí Ash entiende que sigue en caída libre en este amor.

CHAN, mañana se nos viene una sesión de terapia muy sanadora y luego se avienta la siguiente bomba en el fic, so get ready que se acerca el 20 de diciembre además y ya saben lo que significa chicos.

See ya~

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro