Capítulo 9
Jongho estaba pasando por muchos problemas.
Su vida era complicada desde la base, pero como eso no era suficiente decidió que debía ceder ante los deseos de Yeosang y sumar un problema a su lista.
Lo curioso era que solo le estaba dando importancia a Yeosang, como si lo demás no existiera.
Como si... como si de alguna forma tuviera una vida normal.
Sería mucho más fácil si tuviera una vida normal. Ni siquiera se refería a tener una vida humana, sino a ser un hombre lobo sin muchas preocupaciones. La era oscura había terminado hacia mucho, ¿entonces por qué parecía que estaba acechándole a cada momento?
Namyangju...
Sí, tampoco quería pensar en eso. Prefería refugiarse en Yeosang, aunque le torturaba sin saberlo al menos le regalaba pequeñas sonrisitas que le calentaban el pecho.
Jongho no comprendía por qué de la noche a la mañana el omega que tanto amaba comenzó a comportarse erráticamente, la mayoría del tiempo que estaban juntos Yeosang se la pasaba alerta, mirando hacia Jongho con un cumulo de sentimientos que no conseguía identificar.
Pensó que estaba preocupado de que volviera a alejarse de él, considerando el comportamiento que tuvo antes con Yeosang. Por eso intentó comportarse de la manera más natural que pudo, tratando a Yeosang justo como haría con los otros chicos... aunque si le daba un par de beneficios extra.
Sin embargo, eso pareció empeorar el estado de ánimo de Yeosang.
¿Qué sucedía con el omega?
Era tan complejo de entender, un dulce desastre desparramado que no conseguía alinearse.
Nada de lo que creía Jongho era real cuando se trataba de Yeosang.
Era tonto que se quedara tan cerca sabiendo que saldría lastimado. No podía prepararse para lo que Yeosang haría, así que necesitaba apaciguar sus propios sentimientos... o aprender a reprimirlos con más fuerza.
Porque incluso si Yeosang estaba fuera de sus expectativas, lo único seguro era que al final de la historia le rompería el corazón.
Los omegas no salían con betas.
Jongho trató de grabar eso en su cabeza los últimos años, pero ahora tenía que hacerlo en serio.
Sobre todo porque Yeosang comenzó a portar los regalos del alfa de medianoche, mirando con ojos brillantes a cada cosa que era dejada en su puerta. Supuso que era cuestión de tiempo para que Yeosang comenzara a interesarse por un alfa de verdad y decidiera dejar su sueño de encontrar a su alfa destinado.
Jongho quiso preguntarle qué estaba pensando en los últimos días, siempre deseando el bienestar de Yeosang por encima del propio, pero descubrió que incluso con esos ideales su corazón destrozado no podría soportar la respuesta.
¿Qué rostro debería poner cuando Yeosang dijera abiertamente que amaba a un alfa? ¿Qué debería decirle? Jongho no estaba preparado, no importaba que tanto quisiera ayudarlo.
Así fue como los días pasaron y las vacaciones por las fiestas estaban a la vuelta de la esquina. La situación con Namyangju estaba calmada y a pesar de no haber obtenido una respuesta clara del lobo que se refugiaba en su manada pensaban pasar las festividades como era debido.
Si las desgracias no habían ocurrido no tenían por qué estar de luto dijo Seonghwa durante una de sus cenas, y Jongho estaba de acuerdo.
— ¿Jongho? —La voz del alfa líder llamando su nombre le hizo alzar la cabeza. Hongjoong le miró desde el umbral de la puerta con el ceño fruncido—. ¿Por qué estás sentado en mi escritorio? Saca el culo de ahí.
—Hola, hyung. —Jongho le sonrió de forma burlona. Sabía que a Hongjoong le molestaba que se metiera en su despacho sin su permiso y que, para peor, comenzara a revisar sus cosas.
Hongjoong miró las hojas de papel que Jongho tenía en las manos, el ceño fruncido en su rostro desapareció.
—Entonces encontraste eso. —Hongjoong señaló las hojas algo desgarbadas—. El lobo de Namyangju no puede hablar, así que le dimos algo de papel para ver si se animaba a contarnos algo. Supongo que puedes ver que fue un fracaso.
Jongho apretó sus labios. Durante los primeros días que intentaron hacer hablar al lobo de Namyangju fue un fracaso, el pobre hombre apenas podía decir unas palabras antes de abrumarse y encerrarse en sí mismo. Las hojas de papel tenían palabras escritas con trazos malhechos, casi ilegibles.
Pero Jongho pudo notar lo más importante.
"Cuidado. Él. Tortura."
Jongho no necesitaba ser un genio para comprender que el lobo fue torturado y por la mirada desdeñosa que Hongjoong le daba supo que su alfa líder entendió lo mismo.
—Es complejo.
—Te dije que te hablaría si tenía algo concreto, no necesitas abrumarte por eso.
Jongho quiso burlarse. Él ya estaba muy jodido por todo en general.
—Lo agradezco, pero si me dejas a un lado me siento mal. Una parte de mí no quiere saber nada de esto, pero al mismo tiempo sé que si me mantengo al margen las cosas podrían ponerse peor.
Hongjoong cerró la puerta de su despacho, asegurándose que nadie que pasara por el pasillo pudiera escucharlos.
—No te vuelvas paranoico, siempre has pensado con la cabeza fría.
—No puedo cuando se trata de Namyangju. Es... sumamente doloroso, sabes que preferiría no recordarlo en lo absoluto, pero esto no solo me pone en peligro a mí, sino a todos ustedes.
—Especialmente a Yeosang.
Jongho alzó la cabeza sintiendo el gruñido bajo de su lobo bajo la piel. Lo que menos quería era que el omega estuviera en peligro... por su culpa.
—No quiero hablar de él ahora, hyung.
Hongjoong casi se rio.
—No es cierto, siempre que vienes aquí comienzas a vomitar tus sentimientos por Yeosang.
—Claro que no.
—Jjong.
—Lo prometo. Yo... yo debo comenzar a olvidarlo. ¿Sí? Así que no más pensamientos innecesarios sobre lo bonito que se veía en la mañana porque despertó con las mejillas sonrojadas, o su torpeza adorable cuando desparramó su tazón de cereal encima de la mesa, tampoco lo mucho que amo cuando no cubre su marquita con maquillaje justo como hizo hoy.
—Acabas de soltar todos esos pensamientos innecesarios.
— ¡Sabes que hablo mucho, solo detenme!
Hongjoong parpadeó lentamente, preguntándose qué demonios hizo para merecer eso.
—Jongho, eres nuestro lobo menor y por eso debo ser sincero contigo. Llevas olvidando tus sentimientos por Yeosang desde que decidiste quedarte en esta casa. No funcionó hace años y no lo hará ahora.
—Odio esto.
— ¿Por qué no solo...?
—No, no se lo diré. Solo conseguiré asustarlo... y que me odie.
—Si eres sincero lo apreciará.
—Sabes exactamente qué sucederá en el momento en que sea sincero con él, si alguna vez llego a decirle la verdad me odiará por el resto de nuestras vidas.
—Jongho.
— ¿Qué?
—Deja esta farsa. Puede que Namyangju se haya quedado en silencio desde que recibimos a ese lobo herido, pero es posible que suceda algo peor y necesitarás decirles la verdad a todos para que podamos protegerte. Somos tu pequeña manada, tu familia... y Yeosang también es parte de ella.
—Puedo irme antes de ponerlos en peligro, incluso si es por un tiempo hasta que todo vuelva a ser normal.
—No, no puedes.
—No eres capaz de detenerme.
—Pero si de amenazarte.
Jongho lo miró con horror.
—No te estás refiriendo a... a decirle la verdad a Yeosang si me marcho. ¿Cierto? —Hongjoong solo mantuvo silencio, induciéndolo al pánico—. ¿Cierto?
—Por supuesto que me refiero a eso.
—Tu regalo este año será carbón.
—Compraré carne entonces.
—Te odio.
Hongjoong se encogió de hombros.
—Solo deja de entrar en pánico. No estás solo, no ahora. Así que deja de actuar como si lo estuvieras.
...
Yeosang se envolvió cómodamente en su suéter de gran tamaño, asegurándose de que cubriera toda su piel antes de finalmente abrir la puerta y enfrentarse al horrible frío de afuera. El obsequio que esperaba ver estaba justo sobre el tapete, así que pudo tomarlo y meterse dentro de la casa rápido.
¡Condenado frío! Apenas salió un minuto y sintió que se le congeló la cara. Yeosang solo quería regresar a su cama y no levantarse hasta la próxima llegada de la primavera, pero tenía clases durante la tarde así que tendría que reunir toda su fuerza de voluntad.
Apretó sus labios en un puchero. Demonios.
Al menos la cajita entre sus manos le subió un poco el ánimo. Ese regalo era un poco más pequeño que los anteriores, pero no dudaba que se trataría de algo que le gustaba.
Quería abrirlo pronto.
— ¿El alfa de medianoche de nuevo? —Mingi le preguntó desde su lugar en el sofá. El otro omega también estaba luchando contra el frío, cubierto con una manta y sosteniendo una taza de té caliente—. Ese tipo es muy terco.
Yeosang le hizo una sonrisita culpable.
—Bueno, no es como si pudiera pedirle que deje los regalos junto a los demás. Ni siquiera sé quién es.
Mingi suspiró.
—Te ayudaría a descubrirlo... pero tengo frío, no me muevo bajo estas temperaturas.
Yeosang negó rápidamente. Sabía que si le pedía ayuda a Mingi o Wooyoung no tardarían mucho en descubrir de quién se trataba el alfa de medianoche. Mingi parecía tener la cabeza en las nubes, pero notaba cosas que nadie más podía ver y bueno... Wooyoung quería tener una buena charla con el alfa de medianoche, su mejor amigo funcionaría a pura frustración hasta encontrarlo.
—Agradezco el ofrecimiento, pero estoy bien. Si se mantiene anónimo debe ser por una razón.
—Creo que intenta llamar tu atención. De todas formas, no me importa, yo no aposté por él.
— ¿Pueden no apostar? Estoy esperando a mi...
—Sí, a tu alfa destinado. No dije nada.
Yeosang no quiso terminar la frase por su cuenta, pero tampoco le gustó que Mingi la terminara por él. Ya no se sentía como su frase habitual, ahora se sentía muy pesada en su corazón.
—No importa. Solo no apuesten.
Tal vez tenía curiosidad sobre por quién estaba apostando, pero prefería no preguntar.
Yeosang ni siquiera se molestó en aprender los nombres de sus pretendientes, prefería tenerlos lejos tanto física como mentalmente, tanto como fuera posible.
Al llegar al segundo piso y girar por el pasillo para irse a su habitación chocó estrepitosamente contra algo duro.
— ¡Ah, Diosa Luna! —Yeosang jadeó aferrándose a la pequeña caja de regalo, se había sacado un susto tremendo—. ¿Qué...?
Yeosang estaba esperando caer al suelo porque prefirió salvar el obsequio antes que su integridad, pero dos manos firmes en sus brazos lo sostuvieron para que no cayera.
Oh.
—Hey, hyung.
Alzó poquito el mentón para mirar a su salvador, un cosquilleo que se sentía como su lobo brincando de felicidad llenó su pecho al mirar a los ojos de Jongho. Sin embargo, ese sentimiento murió a pedacitos al notar lo cansado que se veía el lobo menor.
— ¿Estás bien? —preguntó con su boca imprudente—. No parece que hayas dormido anoche.
Jongho se encogió de hombros.
—Sí... uhm... muchos exámenes y proyectos, ya sabes. Nada importante.
Yeosang frunció sus cejas. Sea lo que sea por lo que estuviera pasando Jongho no parecía ser algo poco importante. Pocas veces le vio con el cabello algo despeinado y marcadas ojeras bajo sus ojos, usualmente se cuidaba bastante a sí mismo.
—Ven.
— ¿Hm?
Jongho no pudo preguntar nada, Yeosang se adelantó y tomó su mano para obligarlo a caminar tras él. El lobo menor debía estar realmente cansado porque ni siquiera protestó.
Le hizo entrar a su habitación, empujándolo contra el borde de la cama para sentarlo ahí. Yeosang rebuscó un par de cosas en su armario antes de regresar.
Dejó el obsequio en su mesita de noche como si la cosa hubiera perdido toda la importancia de pronto.
—Vas a clases, ¿verdad? —Jongho asintió con algo de dificultad, estaba tratando de no parecer débil ante Yeosang. Eso era lindo—. Bien, quédate quieto.
Yeosang se divirtió un momento arreglando el cabello despeinado de Jongho y poniendo algo de crema en su rostro para ver si recuperaba un poco de vida. Jongho fue lo suficientemente amable para no decir una palabra, dejando que el omega hiciera lo que quisiera.
Era un momento bonito.
—No era necesario que hicieras eso —Jongho dijo en voz baja cuando Yeosang quitó sus manos de él.
—Se dice "gracias."
Jongho casi rodó los ojos.
—Gracias, hyung.
—Mucho mejor. —Yeosang sonrió, pero se congeló al darse cuenta de lo cerca que estaba.
Cabe decir que la forma en la que se alejó no fue para nada disimulada, solo se echó hacia atrás como un gato asustado. Ay, estaba tan jodido.
Jongho le miró apenas sorprendido, pero no dijo nada por su actitud nerviosa.
Dispuesto a ignorar lo que sea que sucedió ahí, Yeosang tomó el obsequio de nuevo para distraerse con el nuevo papel colorido. Era bonito, le gustaba incluso sin saber lo que era, pero...
¿Por qué no se sentía tan emocionado como antes?
— ¿No lo abrirás?
La pregunta de Jongho fue baja, podía decir que hasta tímida. Yeosang apenas volteó para mirarlo de nuevo con la confusión tallada en su bonita cara, él tampoco sabía qué estaba haciendo.
—No lo sé. —Y a pesar de decir eso, Yeosang puso el paquete nuevo en la caja de regalos rechazados bajo el silencio que Jongho le dio—. Uhm... estoy probando algo.
—Oh —Jongho musitó—, ¿tu lealtad a tu alfa destinado?
—No realmente.
Yeosang no podía decir qué estaba tratando de hacer tampoco. Solo recordaba las palabras de Seonghwa, nadie le estaba obligando a hacer algo, él podía tomarse las cosas con calma.
Nada ni nadie tenía por qué presionarlo.
Jongho pareció notar su estado de ánimo, porque de pronto el lobo menor se levantó de su cama en un intento de verse casual.
—Navidad... será dentro de poco. ¿Deberíamos ir de compras?
— ¿Juntos?
Bueno... eso era nuevo.
Jongho se encogió de hombros.
—Necesitas ayuda para elegir, no puedo tolerar otro año viendo cómo eliges malos regalos.
—Elijo regalos prácticos.
—Como prefieras llamarlo, Yeosang hyung. Eso no quita que necesitas ayuda.
Yeosang inhaló un poquito de aire que se juntó en su mejillas, Jongho solo estaba jugando con él, pero... era amable. Una vez más le estaba dando una salida a su propia cabeza.
—Gracias. Me encantaría ir contigo.
Eso es... con calma.
Yo les dije que estaba escribiendo este fic en navidad y van a tener que mamarse mi navidad en mayo.
Besitos, ah. <3
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