Midnight estaba atenta, buscando a su hermano en los pasillos de aquella mansión. Sus leves sollozos le ayudaban para ubicarlo más rápido; además de esa inmensa cantidad de sentimientos negativos, era como seguir un caminito de migajas.

Cada pasillo era como un laberinto, pero ya sabía a dónde iba, qué haría y cómo cuidaría al mayor que no dejaba de llorar.

De milagro llegó a aquella habitación sin mayor problema, viendo en el centro de ésta a su hermano. Lloraba sin control, podía escuchar sus sollozos y aquello era doloroso. Se acercó rápido sin darle oportunidad alguna de apartarla, para así abrazarlo con fuerza aún ante sus forcejeos.

— Tranquilo... Tranquilo, estoy aquí... —le susurró intentando calmarlo. El contrario poco a poco dejó de intentar alejarla de sí, para con sus brazos temblorosos, corresponder débilmente el abrazo —Eso es... eres un niño valiente al haber aguantado tanto hasta que pudiera encontrarte, estoy orgullosa...

— Quiero salir de aquí... por favor, q-quiero ir a casa...

— ... le desobedeciste, ¿no? —cuestionó pasando sus falanges por el rostro ajeno, seguía tembloroso y llorando en silencio para sólo asentir a su cuestionamiento —Ven, él está distraído, mientras vamos a sacarte de aquí...

Delirium les observaba desde el marco de la puerta, abriendo un portal por el cual el otro regresó a casa, Midnight le ayudó a llegar a su cama para recostarlo y abrigarlo, inclusive darle un besito en la frente.

— Tranquilo, ya no dejaremos que te hagan daño, Kibou...

Midnight no era la única en la familia que sufría directamente por causa de Nightmare...