11
Midnight miraba embelesada un pequeño animal en una pecera, era chiquito y la criatura más hermosa que había visto en su corta vida.
Un escorpión completamente negro.
Volteó su vista hacia Delirium, casi al instante el chico asintió, a lo que ella sonrió emocionada mirando al pequeño animalito para tomar la pecera e ir a ponerla al lado de su cama, donde pudiera tenerle más cerca.
— Es precioso, precioso, me encanta~ —chilló emocionada, Delirium sólo se retiró sin soportar mucho ese positivismo —. Voy a llamarte... Uh... ni siquiera sé si eres niño o niña... Ah, ¡ya sé! Serás Kuro, recuerdo que mi hermano mayor veía dibujitos con un idioma raro y me dijo algunas palabras... Éste te sienta bien~
Sin duda alguna estaba satisfecha con su nueva mascota; pero nada era eterno si tenía a tan malos compañeros en esa mansión.
Llevaba una semana ya tras su regalo, y una misma semana sin el mismo. No quería ni salir de su cuarto ahora. ¿Para qué? De cualquier manera, siempre Nightmare mandaba a otros a arruinarle la vida cuando él no quería.
Cross entró, recargándose en el marco de la puerta y dando golpecitos en la misma.
— ¿Se puede? —la menor salió de abajo de la cama, sorprendida de que el mayor ya estuviese mirando hacia su escondite —Nunca cambias, eres tan adorable —sonrió, adentrándose en la habitación cerrando la puerta para que ningún chismoso fuera a molestar a la niña —, ven.
— Señor Cross, ¿por qué papá me odia tanto? —cuestionó débilmente, gateando hasta Cross. Una vez llegó con él, fue recibida en sus brazos y acurrucada en su pecho.
— Tu papá es un idiota que no quiere a nadie, nos odia a todos por igual y bueno, con tus hermanos es menos desagradable porque ellos obedecen como corderitos... Tú eres diferente... Por eso tienes tanta gente que te quiere, ¿sabes?
— Eso no es cierto...
— Hm... Bueno, creo que no conoces bien a tu familia aún —sonrió, acariciando la cabeza de la pequeña que trataba de contener sus lágrimas lo mejor que podía —. Hey, ¿quieres ver qué te traje? Mira, tengo unos pocos dulces... Te gustan los malvaviscos, ¿no? Te daré todos estos —sacó de su chaqueta una bolsa mediana con aquella golosina; las cuencas de la niña se iluminaron —, pero tengo una condición: no llores~. Digo, siempre estás llorando, si prometes que ya no dejarás que te hagan llorar, te sigo trayendo más dulces, todos los que quieras; podría compartir incluso los bombones con chocolate que a veces Dream me regala, ¿qué me dices?
La menor le miró casi sorprendida, secando las pocas lágrimas en sus cuencas y asintiendo con cierta euforia.
Cross sonrió, dando palmaditas en el cráneo de la infante mientras le susurraba que ella era fuerte, y valiente.
Subirle el ánimo a la niña era algo fácil, sólo necesitaba darle el cariño que ella necesitaba.
— Deli, ¿puedo quedarme contigo? —picoteaba los pómulos de su hermano mayor, con tal de obligarle a abrir sus cuencas... y lo hizo, pero frunciendo el ceño —Por favor, no quiero estar sola hoy... y comí muchos bombones, me duele el estómago...
— Ajá, te creo —respondió sarcástico —, quieres que te abrace de nuevo, ¿no? —la niña asintió —Ugh, bien, pero sólo porque quiero dormir ya...
Midnight sonrió, recostándose a su lado dejando que el mayor la abrazara. Lo único que le quedaba en ese lugar era el cariño de Cross y Delirium...
— Eres calientito...
— Déjame en paz —su rostro se ruborizó de un color rojo sangre, Midnight rió.
— Heredaste algo de papá~
— ¡Que es mi madre!
— Buh~, Deli heredó los abrazos bonitos de papá Horror~
Su discusión pudo seguir, ambos comenzaban a llevarse bien.
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