Eran ya dos semanas desde su desaparición... Lust no dejaba de buscarla, aún cuando Horror insistía en volver a casa al oscurecer, el contrario se rehusaba a aceptar y continuaba su ardua búsqueda hasta caer rendido luego de correr por todos lados buscando a su pequeña.

Horror veía a Lust llorar cada noche, apenas si dormía lo suficiente para retomar fuerzas y pasar todo el día siguiente tratando de encontrar a su "princesa" como él la llamaba.

¿Dónde estaba?

¿Por qué se fue?

¿Qué hizo mal? Siempre le dio amor, muestras de afecto basadas en abrazos y mimos, le dedicó la misma crianza que usó con sus otros hijos; de verdad quería saber en qué se equivocó... Él, a estas alturas, solamente deseaba tener a Midnight de vuelta; poder disculparse con ella si hizo algo mal... quería decirle cuánto la amaba y extrañaba.

Aunque quizás...

... lo había demostrado sin pensarlo.

Un pequeño portal se abrió en Horrortale, del cual una niña bastante bajita salió para luego ir a esconderse. No debían verla merodear por ahí, menos ahora que estaba sensible.

— Mami... mami, lo siento —musita ella, abrazándose a sí misma mientras llora tratando de mantener el mayor silencio posible.

Había visto cómo sus padres, inclusive sus tíos y hermanos, le buscaban a diario pidiéndole entre gritos que volviera a casa con ellos, que los disculpara, que la extrañaban. Dolía saber que a pesar de ser alguien horrible, le amaran. Ella no quería eso.

¿Por qué no podían olvidarse de ella y seguir tranquilos sus vidas? Era lo que se preguntaba a los primeros días.

Ahora, viéndolos a todos cansarse a diario por encontrarla; eso dolía mil veces más, casi como si apuñalaran su alma con mil dagas...

Pero era mejor olvidarse de ellos... Sí, debía seguir su propio camino con tal de, bueno, descubrir por qué Nightmare provocó su existencia.