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03. Señales rojas.

—¿Saliste con Shim Jake? —preguntó un joven rubio a SungHoon formado para comprar algo en la cafetería por orden del mismo chico que parecía estarlo regañando—. ¿Con Shim Jake? Dime que te equivocaste de nombre, o de apellido.

—No me equivoqué.

SungHoon no había añorado tanto una tarde de viernes, ni extrañado los recesos, mucho menos había deseado tanto que el fin de semana en compañía de su hermanastro terminara tan rápido para calentar su pupitre algunas horas antes de poder destensar su cuerpo, respirar aire fresco y ver a Jake que, ese día, no apareció.

—Se nota que eres un retraído —comentó. SungHoon entrecerró sus ojos, debía hacer notar que no le había causado ni un poquito de gracia—. ¡No me mires así! Yo no soy quien se esconde de los demás y está solitario todo el día.

—Es relajante —musitó, rápido volvió su vista al mayor con una ceja levantada—. JongSeong, ese no es el punto.

—No, claro que no —Avanzaron dos pasos en simultáneo cada vez más cerca de la cuna del olor a guisados y pan—. Su reputación no es muy buena que digamos. También es solitario como tú, pero aún así se ha ganado varios títulos comprometedores.

—¿Qué?

La voz aguda de una de las señoritas de la comida interrumpió el momento. JongSeong fue el primero en pasar a la barra donde pediría el alimento que ingeriría durante lo que restaba del receso. SungHoon lo siguió. JongSeong era un chico de paladar exigente, la mayoría de comidas en la cafetería no eran de su agrado, pero aún así tenía que soportarlo o su cabeza dolería más tarde. JongSeong siempre estaba comiendo.

Pero SungHoon era todo lo contrario. No podía consumir alimentos en la escuela o su estómago dolería. Solo bebidas y eso era suficiente.

JongSeong odiaba ese comportamiento, así que, cuando tenía oportunidad, le compartía de su comida y compraba todo lo que el menor quisiera. Aunque SungHoon consideraba que no era necesario.

—¿Quieres cerdo agridulce o estofado? —SungHoon se acercó al cristal y señaló la primera opción—. Cerdo agridulce —dijo el chico rubio a la cocinera y fue servido en su plato de tres divisiones con un tazón ondo de arroz en medio.

En unos minutos más ambos ya estaban sentados casi a las afueras del comedor. SungHoon solo comiendo pequeñas mordidas esperando una respuesta pronta que haga aterrizar sus pensamientos.

—¿Me vas a decir?

JongSeong asintió.

—¿Y?

—Deberías juntarte conmigo todos los días, tal vez así puedas comer más.

—¡JongSeong! —gruñó.

—Lo siento, quieres saber lo de tu nuevo ligue, ¿no es así? —bromeó y SungHoon rodó los ojos—. Era solo un chiste, pero está bien. Todo comenzó hace unas semanas, decían que era un ladrón.

SungHoon frunció el seño. Tal vez era una broma de JongSeong, pues nunca había oído de alto similar por pasillos y comúnmente solía saber sobre muchos otros rumores del instituto gracias a ser tan invisible para los demás.

—Jake va en mi curso, entonces, JiYoon dijo que llevaba una gran cantidad de dinero en su mochila para pagar sus libros y el pase de la excursión —Metió una cucharada de arroz a su boca. SungHoon ni siquiera lo miraba, solo escuchaba—. Al volver del receso, Jake no había salido del salón en ningún momento. JiYoon abrió su mochila y no encontró el dinero. Ya es muy evidente a quien debían echarle la culpa.

SungHoon asintió dejando los palillos a un lado, su estómago se revolvió de tan solo imaginar que todo eso era real. SungHoon odiaba a los mentirosos, SungHoon odiaba a los ladrones.

—Intervino hasta la directora, no encontraron nada en su mochila, pero JiYoon asegura que debían revisar también sus pantalones y los bolsillos de la chaqueta que siempre carga —La misma que usó SungHoon de camino a casa el viernes por la tarde. JongSeong volvió a ingerir de su alimento—. Y no acaba ahí porque Jake se molestó tanto de las acusaciones que se peleó con el hermano mayor de JiYoon el domingo de la semana antepasada. Todos dicen que robó ese dinero para pagar sus propias deudas. De hecho, todo el salón apoya a JiYoon, pues desde entonces, Jake falta más a clases y se sienta hasta el fondo donde nadie pueda verlo. Tal vez sea su conciencia.

—¿Y tú de qué lado estás?

—JiYoon tiene razón, él es demasiado sospechoso. Además, su amiga SoEun salió con él hace un año y dice que es tipo arrogante e infiel —Park menor rodó los ojos—. ¡No hagas como si estuviera montando un teatro! Es lo que me tocó vivir y sí, se ve que es un pesado. También hay personas con menos credibilidad que dicen que es un acosador y de esos chicos que cogen con su objetivo y luego se van.

SungHoon se levantó rápido de la mesa. JongSeong comenzó a toser fuertemente por haber tragado sin masticar un trozo de cerdo, a SungHoon no le importó y siguió caminando al pasillo. SungHoon en serio lo creyó por un momento, pero Jake fue lindo ese día, Jake no tenía pinta de todo eso.

"Me gusta la armonía social. Odio cuando inventan rumores falsos sobre las personas. Odio a los traidores y mentirosos. Creo que estaría bien si todos abrieran mejor sus ojos y pudiéramos ver a las personas por lo que realmente son..."

Se sentó sobre su banco favorito con la esperanza de que Jake apareciera y pudiera aclararlo.

Él ya había creado en su mente una imágen perfecta sobre su nueva amistad. Todo lo que decía, sus movimientos al expresarse, la linda sonrisa que tenía y como sus ojos parecían brillar cuando hablaba de algo que le gustaba hizo que SungHoon solo pudiera imaginarse a un Jake distinto al que conoció la semana pasada, otro chico, no él que le provocaba escalofríos o del que JongSeong hablaba.

Al parecer había vuelto al lunes.

¡Gracias por leer! Feliz fin de semana. <3

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