La comida y el agua escasean, ya no se cuanto tiempo llevamos aquí encerrados en este departamento esperando una ayuda que jamás llegara.
Desde que el mundo se fue a la mierda con el regreso de los muertos, todo ha cambiado para mal.
Al principio logramos refugiarnos en este departamento diez personas, pero con el pasar de los días uno a uno han muerto siendo devorados por esos demonios que salieron de las tumbas.
Hemos saqueado cada uno de los departamentos de este edificio, ya hemos consumido todo el agua y la comida que había. Hemos logrado hechar a los zombiés del edificio pero ellos saben que estamos aquí por eso cada día llegan más a la entrada tratando de derribar la puerta. No hay forma de salir.
No permitiré que nadie muera de hambre ni mucho menos que sea devorado por los muertos, esta noche solucionaré todo, esta noche les daré a cada uno escapatoria.
Al principio eramos diez, hoy solo somos cuatro.
Así que tomo el cuchillo más grande que existe en la cocina y uno a uno mientras duermen los voy degollando. “Descansen, ya no hay que sufrir” les digo.
Luego de ver que ya murieron les clavo el cuchillo en el cráneo para destrozarles el cerebro y asegurarme de que no regresen.
Ya mi trabajo esta realizado, ya no sufrirán más en este infierno, tomo la última bala que me queda, la cual guarde para este momento, la introduzco en el arma, apunto a mi cabeza y antes de que escuche el sonido del disparo ya todo para mi es oscuridad.