Tres manos en la masa... elaboran el trabajo práctico
Leo, Natalia y yo somos equipo para hacer el trabajo práctico de "Educación Laboral". Ya que es, fundamentalmente, fabricar un librero el señor Ramírez nos dejó realizarlo en su carpintería.
—¿Ya terminamos? —suelta Natalia, mirando como zombie a su teléfono.
—Niña, no llevamos ni cinco minutos aquí. ¿Cómo vamos a terminar?
—Ay, ya —replica, sin levantar la vista—. Relájate.
Leo llega con varias tablas de madera y las deja sobre la mesa.
—¿Alguna idea de cómo hacerlo?
—Pensé que tú sabrías —confieso.
—¡Yo ya aporté los materiales! —defiende el muy fresco, aunque es cierto—. Ustedes métanle cabeza al asunto.
—¡¿Perdón?! —Natalia por fin nos mira—. Me hice la keratina ayer, ni inventen.
A veces me pregunto si las redes sociales la involucionan.
—¡Concéntrense, caballero! —interrumpo, ya hasta la coronilla—. No tenemos que hacer la "súper cosa". Es más, vamos picando una tabla de esas para hacernos una idea.
Sin mucho que objetar, Leo toma un serrucho pequeño y yo aguanto la tabla mientras él maniobra. Natalia se queda sentada observándonos. Y, honestamente, es mejor que ni se meta.
—Cuánto trabajo... —resopla mi compañero, que ni siquiera a llegado a la mitad del pedazo de madera, fingiendo limpiarse el sudor.
—¡Dale con ganas, hombre! —exclamo frustrada. Admito no ser muy paciente.
Sigo apurando a Leo —creo que hasta una babosa lo haría más rápido que él— y al fin está terminando cuando un grito me decoloca. Del tiro, brinco y me agarro el pecho.
—¡¿Qué pasó, Natalia?!
—Nada. Me asusté con un martillazo que dieron por allá.
Su respuesta me deja muda.
—¡¡Pin...tura, Kamila!!
Miro a mi lado y veo a Leo quejándose mientras se agarra el pie.
—¡Me dejaste sin dedo!
Observo al suelo y me doy cuenta de que dejé caer el pedazo de tabla que cortamos cuando nuestra otra compañera dió su mejor chillido.
—Lo siento... —musito apenada.
—A este paso nunca terminaremos.
—¡Entonces haz algo también!
—Bueno, bueno —intercede Leo—. Cálmense un poquito.
—Desde que llegó no ha soltado el teléfono —replico molesta.
—¡Estoy esperando un mensaje importante!
—¿El tóxico de tu novio es más importante que tu nota final? —me mofo. Pero tal vez fue demasiado.
—¡Hasta aquí llegaste, bocona!
Natalia me agarra de los cabellos y tira de ellos. Provocando que grite.
—¡¡Chicas!! —Leo se mete en el medio—. ¡¡Paren!!
Ya que él tiene más fuerza, logra separarnos y empujarnos lejos una de la otra.
—Por mí, se fajan todo lo que quieran. Pero mi padre me mata si rompen algo aquí. Es mejor que se controlen de una vez, mujeres locas.
Después de una batalla de miradas, finalmente accedemos.
—Bueno, tenemos que trabajar todos si queremos hacerlo bien, ¿entienden? —Ambos asienten—. Haré la carta tecnológica y construiré el librero con Leo. Natalia puede buscar en línea una foto de un modelo sencillo y anotar lo que hagamos para después redactar el informe escrito. ¿Sirvió?
Ellos se miran y luego asienten.
—Sirvió.
¿Quién dijo que no se podía con tres manos en la masa?
***
Ya que soy cubana, quise hacer algo con los modismos de aquí. Comenten si hubo algo que no entendieron.
(Originalmente creado para participar en el Desafío#70 de NovelaJuvenil)
¡Gracias por leer! ( ◜‿◝ )♡
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