De viaje con mi némesis
Salgo de casa emocionado. El parque "East Magic" solo abre una vez al año durante las vacaciones y papá prometió llevarme hoy.
-¿Todo listo, campeón? -me pregunta él después de colocar la maleta en el carro y asiento con la cabeza.
Rápido, corro y abro la puerta trasera para montarme.
-¡Oye! -me detiene riendo-. No tan rápido, aún te falta algo.
-No lo creo, llevo mi rejoj y mi gorra de "East Magic". -Señalo a los dos para que los note-. Solo serán dos noches, creo que tengo ropa suficiente.
-No hablo de eso, Jero. Me refiero a...
Y cuando volteo, encuentro a nuestra vecina con su hija. Si el "mal" tuviese otro nombre, sería: Felicia Rodríguez.
-¡Muchas gracias por llevarnos, Héctor! -dice la señora Rodríguez mientras se acerca con una maleta en la mano.
La pequeña villana a pocos pasos de mí se me queda mirando, y yo le sostengo la mirada. Como Batman y Joker. Como Ben 10 y Vilgax. Como Megamente y Metro Man. Como... Bueno, resumiendo: némesis.
-No es nada -escucho a mi padre responder-. Déjame guardarles el equipaje.
Confundido por todo, me acerco a él discretamente para preguntar-: ¿La señora Rodríguez viene con nosotros?
Tal vez, me falta discreción. Siento que la señora me está mirando.
-Sí, hijo, y Feli también.
«Y Feli también», la última parte comienza a hacer eco en mi cerebro, acompañada con una música de perdición que sale cuando al héroe le va todo mal.
-¡Todos adentro! -la voz de mi papá suena lejana cuando veo a esa niña malévola pasar junto a mí con una sonrisa.
¿Es algún tipo de estrategia para destruirme?
-Vamos, Jerónimo. Siéntate atrás con tu amiga. -Automáticamente miro molesto a papá. ¿Esa niñita? ¡¿Amiga mía?! ¡Primero se queda Santa sin trineo!
Pero me subo. Porque ni siquiera ella me impedirá tener un verano asombroso.
-Póngase los cinturones y... ¡qué comience la diversión!
Ambos cruzamos miradas otra vez antes de ponernos los cinturones.
No lo sé, papá, pero no creo que vaya a tener mucha diversión durante las próximas horas...
***
Han pasado mil años desde que comenzó el viaje. Felicia se puso sus audífonos rosaditos y desde entonces anda cantando bajito sus canciones ñoñas, como si el resto del mundo no existiera. Ya van cinco partidas que pierdo por su culpa.
-Papá, ¿ya llegamos? -cuestiono cansado de todo.
-Jero -dice, mirándome por el espejo-, pasaron veinte minutos. Nos queda camino.
No soy muy bueno interpretando la hora. Pero veinte minutos me parece mucho tiempo.
-Son cuatro horas de viaje, Jerónimo -murmura Felicia. ¡Sabía que podía escucharlo todo!
Aunque no entiendo lo que acaba de decir, asiento seguro-: Ya lo sabía.
Vuelvo a mi videojuego, intentando ignorarla, y anhelo que el tiempo pase más deprisa.
Ella se cree superior solo por ser unos meses mayor. ¡Pero yo cumpliré ocho la semana que viene!
Felicia siempre está entrometida en mi camino. Es la primera en todo y yo el segundo. Solo había una cosa en donde era el número uno: fútbol. Hasta que retaron a las chicas para un juego.
Estábamos tres a tres. Al palito largo le quedaban tres rayitas para dar fin al recreo. Estaba a un paso de meter el gol cuando... apareció. Sus trenzas rubias se mecieron en cámara lenta mientras sonreía malvadamente. Me arrebató el balón, y corriendo como XLR8, los demás niños ni siquiera pudieron tocarla. Felicia se convirtió en la "heroína" y nosotros quedamos como un montón de tontos.
-No te culpo por no saber -dice ella al cabo de un rato-. Sin embargo, no entiendo porqué llevas un tonto reloj que no hace absolutamente nada.
¿Ausolu... qué? Pero espera, ¡¿le dijo tonto a mi Omnitrix?!
Aprovechando que mira por la ventanilla, me inclino para arrancarle un cabello de una de sus coletaa.
-¡Auch! -chilla. Y me mira mega enojada cuando sonrío victorioso con su pelo en mi mano.
-Más tontas serán las flores de tu vestidito. -Y le saco la lengua.
Inesperadamente, me pellizca el hombro con sus pequeñas uñas.
-¡Oye! -suelto adolorido.
-Oigan, ¿qué pasa ahí atrás? -pregunta la señora Rodríguez.
Pero Felicia y yo ya hemos comenzado una batalla. Ella pellizca mis mejillas, yo tiro de sus coletas. Ella casi me arranca la cabeza tirándome del cabello, yo pellizco su brazo para que me suelte.
-¡Niños! -vocifera mi papá.
-¡Suéltame, Fealicia!
-¡Déjame tú, Bobónimo!
Y en el clímax del combate, todo comienza a pasar en cámara lenta para mí. Como a los superhéroes... la respuesta viene a mí.
Con mi Omnitrix, apunto a su barriga. En el instante en que disparo... ¡el carro vuela! Bueno, no tanto. Pero si da un saltito bruscotote.
-¡¡Mamá!! ¡¡Bobónimo me pegó!! -Y los cristales del auto no se rompen de milagro.
Puede que mi ficha alienígena le haya dado en la frente a Fealicia...
-¡Jerónimo! -Mi papá se voltea para regañarme y yo lo miro sin saber que decir.
-¡Fue sin querer! -respondo. Aunque en realidad fue más como Chavo: sin querer queriendo.
-¡Cuidado, Héctor!
La razón por la que la señora Rodríguez le llama la atención a mi padre es simple: hay un perro en la carretera.
Gritamos. Papá comienza a hacer unas maniobras con el volante (a lo loco, más aerodinámico que Rayo McQueen) y al menos puedo decir que ningún can salió herido.
-¿Están todos bien? -cuestiona la vecina.
Abro los ojos y me encuentro con la sorpresa de que estamos vivos. ¡Estamos vivos!
Papá se baja del auto y suspira al ver el problema-: Nos hemos quedado estancados en una zanja.
-¿Qué hay de East Magic? -pregunto, comenzando a sentir temor de lo peor.
-Llegaremos, pero primero debemos esperar a que nos remolquen.
-¡Ay, no! -Y Felicia y yo nos miramos mal porque lo dijimos al unísono. Tiene la frente enrojecida en el medio por el golpe.
-Aprovechemos la espera para jugar -sugiere la señora Rodríguez.
-¿A qué, mamá?
-A hacer las paces.
-¡No!
-¡Sí!
-¡No!
-¡Sí!
Al menos, Felicia y yo concordamos por primera vez en algo.
Relato de 999 palabras que participó en el reto #69 de Novela Juvenil. No pensaba publicarlo porque no me gustó taaanto pero ya valió🤣. Espero que no les diera cáncer visual👍.
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