En la sala, junto a la chimenea encendida, observo desde mi sillón cómo las llamas van devorando los troncos de pino. Te espero sentada, mientras el tiempo va consumiendo mis esperanzas de volver a verte.
Con un libro en mi regazo dejo pasar los minutos soñando con tu regreso. Prometiste volver con las nieves, como siempre. Una sola noche para llenar todo un año de ausencia, mas yo misma me condené a ello cuando acepté tu limosna.
El atardecer gris da paso a la noche, suena el timbre, abro la puerta. Ante mí apareces sonriendo con una rosa en la mano. Olvido la espera y te abrazo, te ofrezco mi alma a cambio de una noche de amor. Mañana, al amanecer, desaparecerás de mi vida... Hasta el próximo invierno.