¡Dios, estoy tan nerviosa!

Llevo más de seis meses conociéndolo, hablando todos los días, hasta la madrugada...

Nos hicimos amigos en Facebook y en ese momento nunca imaginé que se volvería una parte tan especial en mi vida. ¡Santo cielo, estoy sudando!

Cierro los ojos y tomo una bocanada de aire, tratando de aminorar la arritmia que atenaza corazón. Debo calmarme o, de lo contrario, soy capaz de caer inconsciente aquí en plena plaza y eso sería lo último que quiero.

Miro a todos lados, esperando por Santiago, el chico que se robó mi corazón gracias a la internet. Y el saber que es la primera vez que nos veremos en persona no ayuda en nada a mi estado ansioso.

¡Ay Diosito!

Siento como mi estómago se retuerce, así como un sinfín de preguntas asaltan mi cabeza: ¿Le gustaré?, ¿será esta primer cita el final de nuestra historia?, ¿será parecido a su foto de perfil?

¡Esta espera es demasiado para mi pobre y enamoradizo corazón!

«¿Qué si se arrepintió al último minuto? Y yo aquí de estúpida esperando por él». Pero, él no puede hacerme eso, ¿o sí? ¡Claro que sí puede, maldición!

«No, no, no, lo mejor es que me vaya, sí». Ya he esperado demasiado como para aguardar por alguien que no vendrá... ¿Y si sí viene y tan solo tuvo un retraso? Un retraso de veinte minutos. ¿Qué hago? Soy tan patética...

—Hola. —Giro mi cabeza como la niña del exorcista y es cuando lo veo. ¡Chanfle, me enamoré! Pero ¿y a él, le pasará lo mismo?

*

***Chanfle es un diminutivo para: ¡Oh mi Dios!, ¡diablos!, etc. Cualquier extensión que denote asombro o sorpresa.