Estaba concentrado en sus papeles. Se sintió observado. Levantó la vista y una sonrisa apareció en sus labios ante aquella sensual visión.

El cabello negro caía, por los hombros y la espalda de esa mujer, en una cascada de rulos, remarcando aquel cuerpo perfecto, que solo era cubierto por un delicado conjunto de encaje. Tragó duro y sus ojos recorrieron esas piernas que estaban enfundadas en unas finas medias, hasta la mitad de los muslos, pasaron por su sexo cubierto con un culotte que calzaba en esas tentadoras caderas como una segunda piel. Sus ojos continuaron su camino por ese plano vientre hasta llegar a esos turgentes senos semi-escondidos bajo la delicada tela del sostén, que sólo realzaba los níveos y redondos pechos. El plateado colgante, anunció el inicio de aquel esbelto cuello, que él adoraba recorrer y marcar con besos, y terminó en ese rostro, que lucía aún más hermoso con las mejillas sonrojadas. Ahí el amor de su vida hermosa y sensual, era feliz y no quería despertar.

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esto es algo que hace mucho inició como un microrrelato, y me gusto tanto que lo termine metiendo dentro de una historia.