Una caja de tornillos fue la herencia que me dejó mi padre. Esa caja y una breve nota.
Él siempre hablaba con metáforas que yo no siempre comprendía.
Los tornillos sueltos eran cosa común en mi casa.
En ocasiones veía muy pocos y le preguntaba:
-¿Por qué hay tan pocos tornillos hoy, papá?
-Pues hoy tuve que ajustar muchas cosas, Adriana.
A veces aparecían muchos tornillos sobre la mesa. Sé que papá esperaba mi reacción.
-¿Y estos, papi, de dónde salieron?
-Como verás hay muchos, ¿verdad?, respondía sonriente.
-¡Sí! ¿Dónde los conseguiste?
-No los conseguí, simplemente tuve que aflojar algunas cosas.
Con ellos y un destornillador yo armaba objetos con unas maderas.
La nota decía: "Querida hija, ajusta cuando sea necesario pero no olvides jamás que aflojar es tan importante como ajustar."
Sonreí. Ya entendía a papá.
Porque la vida se trata de eso,  ajustar y aflojar en una justa medida.

ilargiluna
27/3/2023