Estaba tan confuso que se hirió a sí mismo.
El día del amor es el que más odio ¿Mi motivo? Quizás penséis que es porque detesto mi labor, mas no podéis estar más equivocado; la adoro.
El problema son las musas y deidades que declaran que solo trabajo este día y el resto me escondo bajo las faldas de mi madre, Ja, en ese lugar tan concurrido, poco sitio me queda.
Este día me produce hastío y asco a tal punto que cada minuto tengo arcadas. Aun así, este será el último año en la que seré obligado y podré hacerlo a mi modo, solo hay una pequeña "apuestas de dioses" que debo cumplir; unir a dos personas sin utilizar mis flechas.
He estudiado las relaciones humanas durante milenios, podrías creer que tiro flechas al azar ¡Eso no es cierto! Estudio con cuidado individualmente a cada persona antes de unirlas, al menos en un inicio tienen la posibilidad de ser felices si coinciden, luego de eso se me prohíbe intervenir por siempre. La única excepción es este nefasto día, en el que tengo que cubrir una cuota de sembrar una semilla en muchos corazones, disparando a diestra y siniestra.
Hoy todo acabará. Me encuentro sentado en un Starbucks esperando a mis objetivos y terminar rápido esta simulación. Pronto debería ser la hora, me acerco a la barra a pedir una nueva bebida e iniciar mi plan, para mi sorpresa el camarero ha cambiado; con una figura voluptuosa que trata de ocultar torpemente con ropa de mayor talla y unos labios en forma de corazón quedo embobada de más observándola.
—¿Señor se encuentra bien? —me pregunta con una melodiosa voz que podría rivalizar con la favorita de Apolo.
—Picante —las palabras e ideas se mezclan en mi psique, solo pudiendo pronunciar esa palabra.
—Oh, como me gustaría que añadieran picantes a las bebidas —comentan dos personas que estaban detrás mi en la fila.
Las dos chicas se ríen y sonríen a la vez
—Nunca creía que encontrará personas que pensarán igual que yo
—Ni yo—Tendría bebidas picantes —preguntan las chicas ante mi inmovilidad.
—Clientes, veré lo que puedo hacer —dice la persona empleada con cara agitada y de estar poniéndola en un compromiso.
Mi cuerpo se mueve solo y sigo a la empleada como si estuviera poseído, sin darme cuenta de que una de mis flechas doradas apuntan a las dos chicas, mis pies se paran en seco cuando veo que es abrazada por un hombre por atrás sin que le produzcas molestias y le responda con un beso tan apasionado como si quisiera funcionarse en uno.
¡¿En serio, madre?! Al fin pude reaccionar y sabía que lo que estaba sintiendo amor, deseo y celos, la especialidad de mi progenitora. Aun así, no jugaré como quieres, sin vacilación agarre una de mis flechas negras y la clave de la forma más dolorosa y profundamente en mi corazón.
Estaba hecho, ya nunca más sentiría amor, solo repulsión.
PALABRAS:468
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro