일
De pronto me aferro a una sola cosa: su sonrisa. Y aunque ahora no me viera a causa de estar sumergido en las luces de la calle, yo sí le miraba y le sonreía en secreto.
— ¿Quién te dio permiso de lucir así, eh? —pregunté sosteniendo la cámara con firmeza.
— ¿Cómo? —preguntó con la mirada curiosa por encima de su hombro.
— Como si tuvieras el cielo a tus pies.
Ahí detuvo la marcha y yo también me detuve. Sin dejar de mirarlo a través de aquel lente, quizás para que no me viera sonrojada por lo que acababa de decir.
Era a mí a quien realmente tenía a sus pies.
— Pero no es el cielo lo que quiero —dijo con una ligera sonrisa en los labios mientras se acercaba hasta mí y entrelazaba los dedos de una mano con los míos obligándome a bajar la cámara —Te quiero a ti.
Dime, ¿a quién no se le derrite el alma cuando Park Jimin dice esa clase de cosas?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro