Me estás acostumbrando a ti. 

De todas las veces que la serendipia se cruzó por mi camino, tú eres una de las más afortunadas y perdona si no admito que quizás eres la mejor de todas pero es que aún no he podido tenerte entre mis brazos para hacer tal afirmación egoísta. 

Pero incluso si estás en la distancia, nada más el escuchar tu voz a diario me confirma que poco a poco te estás volviendo parte de mis días como si de pronto quisieras apoderarte inoportunamente de ellos. Sólo te faltaría cruzar el mar y poder vernos para confirmarte con mis propios ojos, para afirmar que existes y que tú sola existencia me está volviendo dichosa.

Sin embargo, encuentro un problema en medio de todas las olas de felicidad que me produce el sólo escucharte reír a través de una llamada y es que me estás acostumbrando a ti. Me estoy volviendo adicta a tu risa, a tus palabras, a tu forma de hacerme sentir que estás allí aunque en realidad te encuentres a un mar de distancia.

Y, si de pronto me olvidas ¿en dónde ahogo todo esto que estoy empezando a sentir por ti, Park Jimin?