Capítulo 5
"Si no esperas lo inesperado no lo reconocerás cuando llegue".
-Heráclito De Efeso.
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Esta vez no pude escapar. Ya se me acabaron las excusas con las que evitar la llamada a mis padres.
Mi nana está en medio de la puerta de la habitación tendiéndome el teléfono por enésima vez desde que llegué. Al ver que no planea moverse de allí hasta que no logre su objetivo, tomo el molesto aparato de sus manos y me dejo caer en mi cama para acabar con este martirio de una buena vez.Tecleo el número que, a pesar de conocer de memoria, nunca utilizo y espero a ser atendida.
Uno, dos, tres tonos y yo pidiéndole al cielo que por favor nadie conteste del otro lado de la línea. Pero como siempre me sucede en estos casos , mis plegarias no son escuchadas y al sexto pitido alguien responde, al instante reconozco su voz chillona.
-Hola mamá.-digo sin muchas ganas.
-¡Oh Lizzy, al fin llamas! He intentado localizarte todo el día.-exclama mi madre con fingida emoción.
-Sí, he estado....algo ocupada, realmente.-al responder veo a mi nana asentir y marcharse satisfecha, imagino que rumbo a la cocina.
-En fin, madre ¿Qué necesitas?-le digo con algo de pereza en mi tono.
-¿Qué...no puedo llamar a mi hija para saber cómo está?
Ruedo los ojos. Obvio que no llama por eso, de lo contrario antes lo hubiese hecho tomando en cuenta que no nos vemos desde hace más de cinco meses y que ni siquiera llamó para saber cómo fue mi primer día en la universidad.
-Ya, pues estoy bastante bien.-trato de sonar lo más cortante que puedo, evitando ponerme sensible en este momento.
-Es bueno saberlo, entonces...¿Cómo va la universidad?
-Bueno me va...-un ruido del otro lado de la línea me interrumpe.
-Oh, espera un momento cariño.-se escuchan voces cuando se aleja del teléfono, puedo distinguir la de mi padre entre ellas. -Ya estoy ¿Qué me decías?
-Decía que me va muy bien, yo...
-Claro, sí. Sí.-comienza a hablar interrumpiéndome.- No, ya te dije que eso no va allí, vuelve a ponerlo en su lugar.
-¿Mamá, me estás escuchando?
Obvio que no, al parecer está muy concentrada en lo que sea que esté pasando allí.
-Por supuesto que sí. Por cierto, tu padre te envía saludos.
Vaya, qué novedad. "Saludos", ni que fuera uno de sus inversionistas, al menos se acordó de mí...digamos que es un avance.
-Dile que igualmente.
-Oye cielo, ya tengo que colgar. Estoy algo ocupada ahora mismo, tuvimos que regresar a la ciudad por un pequeño inconveniente de la empresa pero en unos días nos iremos de nuevo. Te llamaba para decirte que regresaremos en dos semanas. Tu padre y yo tenemos que hablar algo muy importante contigo, así que nos reuniremos a nuestro regreso.
¿En serio? Si la llamada iba a ser así de corta y poco afectiva hubiese enviado un menjase mejor. Ni siquiera me ha dado la oportunidad de contarle sobre mis últimos días. Ya imaginaba que su insistencia por hablar conmigo de repente tenía un motivo oculto, aunque no tengo idea de qué puede ser lo que quieren decirme.
-Está bien, entonces cuando vuelvan nos pondremos en contacto.-mascullo desanimada.
-Te llamaremos, estudia mucho y hazle caso a la nana. Gracias por ser tan comprensiva hija.-Y así sin más cuelga.
Me quedo unos segundos escuchando el pitido que indica el fin de la llamada, cierro la puerta de la habitación y me recuesto en la cama. Miro hacia el techo con la esperanza de contener las lágrimas que amenazan con salir de mis ojos...me prometí no volver a sentirme así a causa de ellos, pero...es que duele, duele mucho.
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Me encuentro mirando las estrellas, fascinada de su natural belleza y brillo. A veces me gustaría ser una de ellas, poderlo observar todo sin preocuparme por lo que sucede a mi alrededor, sin temer a que alguien me lastime e iluminar con mi luz los ojos de quienes buscan consuelo en el cielo...así como yo en estos momentos.
Una brisa fresca bate mis pestañas y el leve crujir del césped me hace saber que alguien se acerca.
Ahí está de nuevo, pero esta vez es diferente. Sigue sin hablar, sin apartar su mirada de la mía, pero se mueve y se sienta a mi lado.
Una vez más todo es tranquilo, nunca pensé que estar en medio de la noche junto a un completo extraño fuese tan hermoso y relajante, por momentos olvido todas mis penas.
No logro articular palabra, no puedo moverme pero la veo, otra vez la veo... y nuestra cercanía hace que aprecie con más detalle cuán hermosa es...
Sí, aquel extraño nuevamente me ha mostrado su sonrisa.
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¿Qué es ese molesto ruido?
Perfora mis oídos de una manera violenta, es como el redoble de los tambores. Busco huir de ese sonido y mis ojos se abren, una vez más me quedé dormida mientras lloraba, y una vez más tuve ese sueño. Solo que por alguna razón no me siento frustrada en lo absoluto, al contrario, fue realmente reconfortante. Pudiera decir que me ha hecho sentir bien...
Reconozco al instante de dónde proviene aquel ruido, así que me levanto para abrir la puerta de la habitación, la cual mi nana toca incesantemente. Al verme soñolienta y con el cabello algo desordenado me sonríe con ternura.
-Cielo baja ya, la cena está lista.-asiento bostezando y me encamino al baño para lavar un poco mi rostro.
Humedezco mis manos con el frescor del agua, justo cuando mis ojos captan algo fuera de lugar.
-¿Qué...?-paso mis manos por encima de la piel, pero aquello continúa igual y no puedo evitar alarmarme por la rareza de lo que sucede.
Corro con rapidez a la planta baja, ni siquiera me molesto en secar mis manos, en el instante en que diviso a mi nana grito de confusión.
-¡Nana! ¡¿Qué me está pasando?!-exclamo nerviosa y le extiendo mi brazo.
Ella abre los ojos visiblemente sorprendida, y al igual que yo hace instantes, toca la zona señalada.
-Ya está cerca...-dice sin más, mientras toma su bolso con rapidez y se dirige a la puerta.
-¿Cerca...qué está cerca? ¿Por qué pasa esto? ¡Nana!
Trato de alcanzarla sin éxito cuando sale de la casa sin siquiera mirarme, dejándome completamente asustada y nerviosa.
Miro mi antebrazo una vez más contemplando cómo aquel lunar, que hasta hace segundos era algo tan usual para mí, ahora brilla por sus contornos con un fulgor indescriptible.....
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