Capítulo 43
“¿Y esta es toda la contestación que he de tener el honor de esperar? Quizás pudiera desear que me informase porqué con tan escasa prueba de cortesía soy rechazado así.”
-Jane Austen.
[Orgullo y prejuicio.]
───── ⋆✩⋆ ─────
—¿Realmente te importo?
—A tus hyungs les importas,Jungkook. Tú eres parte de su familia.
—Entiendo…—ríe con sarcasmo. Claramente se ha percatado de que he evadido su pregunta.—Puedes irte, comeré más tarde.
—No me iré hasta que termines.
Estoy segura de que, si me voy, volverá a rechazar la comida tal como ha estado haciendo con los chicos. Y no pienso dejar esta habitación hasta cumplir mi objetivo.
—Por favor, no hagas esto. Realmente no me siento con ánimos de verte ahora.
—Entonces más te vale terminar rápido y así no tendrás que verme por más tiempo del necesario. —refuto y coloco el plato sobre su regazo.
Jungkook suspira, y a pesar de que sé que no le agrada la situación, parece pensárselo y acatar mi indicación.
Comienza a comer y mientras sostiene en una de sus manos los palillos, la otra sirve de soporte para el plato, haciéndome imposible evitar que mis ojos escudriñen las pequeñas heridas en sus nudillos y dedos. Imagino que a causa de estampar sus puños y tantear los añicos de vidrio.
Durante unos minutos nos mantenemos ambos en silencio, yo sin apartar mi vista de sus manos y él sin alejar la suya del plato. Siendo así, el único sonido audible el rechinar de los palillos contra la porcelana de la vasija.
—Ya está.—dice con indiferencia mientras me extiende nuevamente el plato, esta vez completamente vacío. Debió de estar hambriento.
—Ahora, hay que remediar eso. —le digo señalando sus heridas.
—No es necesario. Puedo hacerlo solo.
—Seguro que sí.—me levanto y dirijo mis pasos hacia el baño para luego tomar el pequeño botiquín de emergencias que han colocado en cada habitación, y regresar a su lado.
Jungkook parece querer protestar ante mis intenciones, sin embargo, no llega a mediar palabra y simplemente centra su mirada en la labor que realizan mis manos sobre las suyas.
Coloco una pequeña gasa con alcohol en la superficie de sus nudillos, moviéndola de forma delicada para evitar lo más posible el ardor que puede causar el etileno.
Me concentro desmesuradamente en limpiar cada superficie abierta para prever posibles infecciones y prepararlas para el vendaje.
—¿No crees que eres demasiado injusta? —murmura sin apartar su atención de mis manos.
—¿Sobre qué?—inquiero a sabiendas de a lo que se refiere.
—Sobre todo esto, simplemente decidiste terminarlo sin razón aparente ¿No crees que merezco saber la causa? Dime… ¿Por qué decidiste alejarme tan repentinamente?
—Ya te lo he dicho muchas veces, Jungkook. —espeto finalizando con las vendas, para luego comenzar a guardar todo lo utilizado nuevamente en el botiquín.—No deseo estar contigo.
—Eso no tiene sentido…—niega convencido— ¿Qué fue lo que pasó para que pienses así?
—¿Tanto te cuesta aceptar un rechazo?
—cuestiono intentando permanecer impasible, pero mis ojos comienzan a escocer en señal de las futuras lágrimas.
—No me costaría tanto si no fuese porque no te creo. Al menos dame una buena razón para dejarte ir.
No sé qué contestar ante eso, las emociones están comenzando a agolparse en mi sistema, impidiéndome pensar con frialdad y sensatez.
De forma inesperada, Jungkook aproxima sus manos hasta mis mejillas, sosteniéndolas con firmeza y haciendo que la textura áspera del vendaje roce contra mi piel. Mi corazón comienza a inquietarse y mi respiración se entrecorta en cuanto su rostro comienza a acercarse al mío con lentitud.
No, no puedo dejarme llevar. No ahora cuando todo depende de mis actos, él está en peligro y yo no debo ponerlo en riesgo, tampoco a mis amigos. No quiero hacerle sufrir, pero ya no hay vuelva atrás.
Con toda la fortaleza física y emocional que soy capaz de reunir, giro mi rostro hacia un costado haciendo que su beso, en lugar de en mis labios, impacte en mi mejilla. Suspira con cansancio sobre esta para luego alejarse nuevamente, hasta que la distancia entre nuestros cuerpos vuelve a ser considerable. La ausencia de su calor corporal y la añoranza por su cercanía hacen mella en cada poro de mi piel.
—Lo siento…
—Será mejor que me vaya.—sin más, me levanto con rapidez. Intentando no mirar su acongojada expresión por encima de mi hombro y que mis lágrimas no se desborden en su presencia.
Sus dedos aferrándose a la tela de mi vestido detienen mi andar por breves instantes.
—No voy a dejar de intentar recuperarte otra vez. No hasta tener una buena excusa por la que deba dejarte ir.
¿Sería posible que me dejase ir?
¿Sería posible que si le contara la verdad me dejara para salvarse?
No, claro que no. Estoy segura de que aunque le expusiera mis verdaderos motivos no los aceptaría, no querría alejarse. Pero hay otras vidas que peligran, mientras más desconozca más seguro estará.
—Adiós, Jungkook.—dicho esto, deshago su agarre de mi ropa y me apresuro a salir del lugar ignorando por completo sus llamados.
Corro hacia estar lo más alejada posible de su alcance, y una vez sola, me concedo el privilegio de derramar aquellas lágrimas que tanto me esforcé por no mostrar. Luego de unos minutos entre lamentos y sollozos, decido limpiar mi rostro y regresar al salón con el resto de los presentes.
Justo cuando me dispongo a continuar mi camino, una mano se posa sobre mi hombro obligándome a girarme en su dirección.
—¿Qué pasa?
—Lamento por cómo te traté antes. No espero que me entiendas porque yo no lo hago con ustedes, pero si me comporté de esa forma es porque no soporto ver a Jeon así y no poder hacer nada para remediarlo. Hemos pasado por mucho, y entre todos siempre resolvemos los problemas…pero esta vez no está en nuestras manos el resultado y eso es realmente exasperante.
Me quedo perpleja ante sus palabras. No me esperaba esto de parte de Jin, no creí que fuese tan consciente como para sobrellevar las situaciones e incluso disculparse cuando la culpa no es del todo suya. Realmente lo subestimé por su carácter.
—Yo…lo siento mucho. No es mi intención hacerle sufrir, simplemente todo resultó de esta forma.—bajo mi cabeza avergonzada.
—Solamente me disculpo porque en verdad me arrepiento de haber actuado tan hostil, sé que tus intenciones no son malas. Te he visto llorando y estoy al tanto de que todo esto te duele tanto como a él. No se cuáles motivos tengas, y aunque no pueda alegar que te apoyo, debes saber que no te impongo nada.— aclara presionando suavemente mi hombro.
—No creí que serías así de... comprensivo.—respondo con sinceridad.
—Suelo dar muchas impresiones. Tal vez no tenga el mejor sentido del humor, pero me gusta hacer feliz y divertir a las personas a mi alrededor. Y tal vez no tenga la mejor actitud o no sea el más comprensivo, pero sé reconocer mis errores y estimo a mis amigos por encima de todo.
—Me alegra saber que Jungkook cuenta con personas como ustedes. Por favor cuiden de él.
Jin me sonríe y se aleja nuevamente hacia un rumbo desconocido para mí. En verdad es un alivio conocer que ellos se tienen los unos a los otros, porque a pesar de todo lo que pueda suceder, nunca se sentirán solos.
Una vez más, me encuentro sumergida en la lectura para distraer mis pensamientos…
”El amor en los tiempos de cólera”
Un hermoso libro con un título bastante iónico teniendo en cuenta mi situación.
—Un clásico. No sabía que disfrutabas de ese género. —interviene Hyos Shin de repente, tomando asiento junto a mí.
—Es una buena novela y un buen escritor ¿Qué más podría pedir? —respondo indiferente mientras me encojo de hombros.
Hyo Shin ríe y concuerda con mi opinión. Lo observo remover sus manos en el interior del bolsillo de su abrigo, hasta sacar del mismo mi celular para acto seguido extendérmelo.
—Creí que no podíamos usarlos…
—digo mientras contraigo mi entrecejo.
—Y no lo usarás del todo. Verás, ya hemos visto la noticia de la boda.
—No puede ser.—me quejo suspirando mientras ruedo mis ojos.
—Tranquila, estamos al tanto de que tú no estás de acuerdo con ello. Pero tus padres sí y al parecer intentan contactarte, estás en todas las noticias. No podemos arriesgarnos a ser expuestos, así que los llamarás e informarás que te encuentras bien.
No quiero, realmente no me apetece hablarles...y menos aún cuando han sido partícipe de toda esta situación. Pero entiendo el fundamento de Hyo Shin, así que no me queda más remedio que acceder.
Intento llamar a mi madre, pero rápidamente el anciano me lo impide.
—No, no. Llamarás desde mi teléfono. Hay que evitar que rastreen tu número. Así que, como desconocen el mío, será más racional que lo hagamos por esa vía. Solo quería que usaras tu celular para buscar el número.
—Está bien.—concuerdo y una vez con el contacto de mi madre a la vista, tecleo los dígitos en el teléfono de Hyo Shin.
La línea suena, una, dos, tres veces y la inconfundible voz de mi madre se hace presente.
—¿Sí?
—Mamá, soy yo.
—¿Lizzy? Por dios, no sabes lo preocupados que hemos estado sin saber de ti durante estas dos semanas….¡Cariño, es nuestra hija!
—grita, avisándole a mi padre.
No puedo evitar sentirme incómoda ante su notable preocupación. Son mis padres, y entiendo que aunque no nos tratemos como una familia normal, mi existencia no les es indiferente. Pero aún así no estoy acostumbrada a tanta atención de su parte.
—¡Hija! ¿Dónde has estado? ¿Te encuentras bien? —la voz de mi padre se hace presente segundos después del llamado de mi madre.
—Estoy bien. Solo he tenido semanas difíciles en la escuela. He oído que han estado buscándome...así que decidí llamar.
—Realmente nos preocupamos. Desconocíamos tu paradero y fue tan confusa tu decisión sobre la fecha de la boda y…
—¿Qué? Espera… ¿Mi decisión? Se supone que ustedes y los Milton son los responsables de esa locura...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro