Capítulo 41
“Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados.”
-Gabriel García Márquez.
[El amor en los tiempos de cólera.]
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—Se supone que el impactado y el confundido soy yo, así que quita esa expresión de tu rostro. —Inquiere con molestia.—¿Por qué no me dijiste que estabas comprometida? ¿Tan poco significo para ti como para que juegues conmigo de esa forma?
—Jungkook no, no es lo que piensas. Solo...
—¿No es lo que pienso? Pues las fotos y las noticias no mienten.
—Es solo un acuerdo. Un matrimonio por conveniencia…no es por amor.
—¡¿De igual manera por qué no me lo dijiste?!
—¡Porque no significa nada!
—¡Pues eso no es lo que parece en la declaración de tu prometido y en tu foto!
—¡Deja de gritarme!
—¡Empieza tú por dejar de mentirme!
Bien, esto se ha salido completamente de control. Estamos a escasos centímetros uno del otro gritándonos como si no hubiese un mañana, muy probablemente todos los inquilinos de esta casa ya debieron de haber escuchado nuestras protestas.
No me gusta esta situación cuando todo parecía ir tan bien entre nosotros.
—¡Maldita sea! No te estoy mintiendo. Si estoy aquí en Corea es porque huí. ¿Escuchas? Huí, de ese compromiso y de la horrible vida que tendría si me quedaba por más tiempo.
—Si es así como dices… ¿Por qué nunca me dijiste tal cosa? ¿Sabes lo estúpido y engañado que me siento?
—No sé de qué manera hacerte entender…—Digo masajeando mis sienes con frustración.
—¿Sabes qué? No tienes que hacerlo. De hecho, no tienes que hacer nada más por mí ¡Me largo!
—¿¡Qué!? ¿Acaso eres estúpido? Deja tu actitud inmadura por una vez en la vida. Estamos aquí por una razón, no por amor al arte ¿No lo entiendes?
—Lo único que entiendo ahora mismo es que no quiero verte ¡Y si no vas a desaparecer tú pues lo haré yo!
Sin decir nada más, pasa por mi lado con tanta furia y rapidez que la suave brisa, que causó su brusco movimiento, golpea con rudeza mi mejilla.
Corro tras él sin pensármelo. Sí, estoy muy enojada por su actitud inmadura y sus reproches, pero no voy a permitir que se marche a no sé dónde y nos exponga a todos, o en el peor de los casos lo agredan.
Al dar un paso fuera de la habitación, diviso a todos los chicos al pie de las escaleras escuchando atónitos nuestra discusión. No me inmuto por su presencia, mi prioridad en este momento es impedir que él se vaya y cometa cualquier estupidez.
—¡Jungkook! Vuelve aquí ahora mismo.
—¡Cuando te canses de mentir y utilizarme quizás vuelva!... ¡O tal vez no!
Seguido de eso solo se escucha el fuerte impacto de la madera de la puerta siendo azotada contra la pared.
No tuve tiempo a ir tras él, y a nadie más pareció pasarle por la cabeza la idea. Estoy segura de que su perplejidad ante la situación es a causa de que nunca lo habían visto tan enojado…y a pesar del poco tiempo que llevamos juntos, yo tampoco me esperaba que fuese capaz de reaccionar de esta forma.
—¿Estás bien? —Intenta Hye Kyung acercarse, pero yo me alejo unos pasos.
Ahora mismo lo menos que deseo es hablar con alguien sobre el problema. Tampoco quiero su lástima, nunca me gustó sentir sobre mí ese sentimiento.
Ignoro los llamados preocupados de mis amigas y los chicos. Me mantengo encerrada en la habitación de Jungkook el resto de la tarde, necesito estar sola.
Tengo mucho que pensar…
Llevo al menos 3 horas en este lugar, creando en mi propia mente los disímiles escenarios de dónde podría estar él en estos momentos o si estaría bien.
Intenté llamarlo incontables veces a su celular y todas y cada una de mis llamadas fueron constantemente rechazadas.
¿Dónde podría estar?
Soy realmente una estúpida, la culpa es mía. Si no me hubiese comportado tan a la defensiva quizás las cosas no habrían resultado de esta forma. Debí entenderlo un poco más, porque…
¿No es eso lo que haces cuando amas a una persona?
Se supone que debo comprenderle y amar sus defectos, pero todo resulta más difícil de lo que se piensa.
Unos leves toques en la puerta resuenan en mis tímpanos, los ignoro. No le he abierto a nadie por más que han insistido, quien quiera que sea no será la excepción.
—Liz…tengo algo para ti.—Se excusa Hyo Shin del otro lado de la puerta.
—Lo siento, señor Jung. Ahora mismo no creo poder atenderle.
—Se trata de Clarie.
La sola mención de ese nombre pone mis sentidos en alerta. Me coloco de pie rápidamente y camino hasta girar la perilla y encontrar el rostro preocupado del señor Jung.
—¿Qué ha pasado? ¿Ella está bien?
—Tranquila, ella se encuentra a salvo. Te ha enviado una carta.—Extiende su arrugada mano en la cual descansa un presuntuoso sobre rojo, acompañado de un pequeño sello del mismo color con el ya conocido emblema del escarabajo.
Tomo la carta con cautela, y luego de agradecerle, él se retira comprendiendo que necesito privacidad para leer el contenido.
Cierro la puerta nuevamente y regreso a la cama para rasgar, sin cuidado alguno, la apertura del sobre y extraer el papel en su interior. Con solo leer la primera frase mis ojos comienzan a nublarse.
Mi niña:
Sé lo confundida que puedes sentirte con todo lo que recientemente te ha sido revelado y lo que aún desconoces.
Cada día que ha pasado he lamentado no poder estar a tu lado guiándote como siempre lo he hecho, pero me tranquiliza saber lo fuerte y audaz que puedes llegar a ser.
Te conozco y sé, que a pesar de las circunstancias, podrás sobrellevarlo todo hasta el final. Te prometo que en breve volveremos a estar juntas y resolveremos todas esas dudas que te carcomen los pensamientos, porque sé a la perfección que debes tener tu mente hecha un caos.
Sonrío ante esa frase. Mi nana ha estado conmigo desde que tengo memoria, ella conoce todas y cada una de mis reacciones y preocupaciones...
Quise escribirte para aclarar ciertas cosas que me preocupan en demasía, y en las que sin duda alguna necesitarás ayuda.
Hyo Shin me ha contado sobre tu sueño. La orden está investigando aún, pero me concedieron el permiso de advertirte aunque ya lo debes saber.
No son simples sueños Liz, son visiones lo que intuyes, están manifestadas de una manera surrealista y abstracta por lo que de cierta forma pueden confundirse con ilusiones subjetivas o sueños. Pero no son más que presagios, lo cual quiere decir que debes tener cuidado mi niña…las vidas de muchos peligran, contando la de alguien muy importante para ti.
En sí la visión no se refiere a que tú debas cargar con la conciencia de esas vidas, sino que algo está por suceder. Algo en lo que ellos peligran…y eso puede ser evitado por nada más y nada menos que una decisión tuya.
Todas esas personas Liz, todas pueden salvarse si tomas la decisión correcta.
De seguro te preguntarás:
¿Y qué decisión sería esa?
Pues para esa respuesta necesitas percatarte primero de qué es lo que está sucediendo que entorpece los planes del destino.
¿Qué es lo que ha pasado y no debía suceder para que el universo se revelase de tal forma presagiándote una catástrofe?
Piénsalo, y sabrás qué hacer.
Prometo volver a contactarte muy pronto. Hasta entonces, mantente a salvo y cúbrete bien. Confía en Hyo Shin y el resto, ellos saben qué hacer.
Te quiere tu Nana,
Clarie.
Lejos de aclararme la situación…solo me han confundido más sus palabras.
¿Entonces todo puede preverse por una simple decisión?
¿Pero cuál?
No tengo ni idea de qué es eso que ha logrado enfurecer al universo de tal forma como para amenazar con la muerte de mis seres queridos.
Releo una y otra vez las líneas de aquel manuscrito, como si mi insistencia y constancia en la acción pudiera revelarme lo que tan desesperadamente busco.
¿Qué es Liz? Piensa…
¿Qué es lo que ha pasado que no debía pasar?
Y entonces, la respuesta me llega como un balde de agua helada sobre mi cabeza en pleno invierno.
Siempre lo he sabido, siempre supe qué era eso que sucedió y nunca debió acontecer.
Lo sabía, pero me negaba a aceptarlo, y ahora que lo entiendo, tengo que encargarme de extirparlo de raíz. Si eso implica salvar sus vidas mi sufrimiento no importa...
Nuevamente unos golpes en la puerta se hacen presentes. No respondo, estoy pensando en mi decisión, esa que tomé para salvar la vida de mis amigos y la suya. Esa que tanto duele.
—Soy yo. Abre la puerta.
Suspiro relajada al escuchar su voz y saber que se encuentra bien. No me lo pienso mucho, porque si lo hago no tendré el valor suficiente, así que me encamino en su dirección y abro la puerta encontrándome con su rostro afligido y arrepentido, dedicándome una mirada cargada de remordimiento.
—Pensé que no volverías.
—A decir verdad nunca me fui…solo vagué un poco por los alrededores la mansión. Necesitaba un tiempo a solas para procesarlo todo y darme cuenta de que me comporté como un completo estúpido al tratarte de esa forma y no creerte.
Cuando el tono apagado de su voz y sus ojos sinceros hacen mella en mi alma, mi corazón tiembla en mi pecho haciéndose añicos con cada una de sus palabras y terminando de romperse por lo que estoy a punto de hacer.
—Es bueno que te hayas dado cuenta…
—¿Me perdonas? Por favor…no volveré a comportarme así contigo. —Estira sus brazos e intenta acercarse a mi cuerpo con la intención de abrazarme. Pero colocando mi mano sobre su pecho lo hago retroceder, a lo que él me mira con una expresión confusa y acongojada.
—Jungkook. Estas horas a solas me han bastado para…para darme cuenta de que no deseo estar más contigo.— Voy directa al grano, porque si pienso en lo que estoy diciendo jamás tendré el valor de terminar la frase.—Fue muy efímero, lo sé. Pero tal vez me precipité al aceptar tus sentimientos cuando yo no me siento de la misma forma hacia ti.
Su cuerpo de aparta con brusquedad, tambaleándose hasta chocar contra el marco de la puerta, claramente atónito por mis crueles palabras.
—¿Qué estás diciendo?
—Lo que oyes,Jungkook. Ya no deseo estar contigo. —Explico con firmeza.
—No...No, no ¿Es porque no soy tu predestinado cierto? Liz, eso no importa. Acordamos que…—Toma mis manos entre las suyas, y con un movimiento brusco me deshago de ellas haciendo que sus ojos se ensanchen ante la sorpresa por mi acto.
—Ya sé lo que acordamos. Y no, no es porque no seas mi predestinado. Simplemente no quiero que estemos juntos ¿ Acaso no puedes entenderlo?
—No tiene sentido. Tú y yo…apenas comenzábamos algo ¡No puedes de un momento a otro desechar esos sentimientos! —Sus ojos han comenzado a cristalizarse y algunas lágrimas se escurren por sus mejillas, pero no me inmuto por nada del undo, la suerte ya está echada.
—Sí puedo y es justo lo que estoy haciendo ahora mismo. No insistas más, no me busques. Olvídate de mi mera presencia. Encuentra a alguien que te ame Jeon, yo no soy para ti y no te deseo en mi vida.—Incluso a mí me ha dolido pronunciar esa vil mentira.
Escucho su llamado, y el sonido de su nariz al sorber, desde el corredor por donde me he escapado de su tacto y su triste mirada.
Solo cuando estoy lo suficientemente lejos de la vista de todos, me dejo llevar por el sentimiento y las lágrimas no tardan en brotar. Yo le he roto el corazón sí, pero salvé su vida y la del resto.
Los sentimientos sanan, pero de la muerte no hay regreso. Sé que el tiempo nos ayudará a ambos a olvidar estos amargos recuerdos. Y por mucho que él me odie o por muy mal que yo me sienta, todo remordimiento quedará compensado por el placer de saberlo vivo. Porque predestinados o no, Jungkook es y siempre será mi primer y único amor.
Porque sí, aquello que sucedió y nunca debió pasar fue ese amor que nació entre nosotros. Él no es mi predestinado y aún así me enamoré sabiendo que traería consecuencias, sabiendo que el universo no lo aceptaría porque intervendría en sus planes y en la profecía.
Estaba al tanto de mi error y aún así, sin poderlo retener, me dejé llevar. Porque no quería aceptar que todo era una equivocación, y ahora estaba pagando las consecuencias.
Pero está bien, hice lo que debía hacer, tomé la decisión correcta.
O al menos eso prefiero pensar...
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