Capítulo 39
"En vano he luchado. No quiero hacerlo más. Mis sentimientos no pueden contenerse. Permítame usted que le manifieste cuan ardientemente la admiro y amo."
-Jane Austen.
[Orgullo y prejuicio.]
───── ⋆✩⋆ ─────
Su sonrisa se ensancha al notar que le he reconocido, y yo no evito ocultar la mía. Sin importar el hormiguear de mis articulaciones debido a mi tiempo en la inconsciencia, me lanzo a sus brazos sin pensármelo dos veces.
Él por su parte, como si lo hubiese estado esperando con tantas ansias como yo, me recibe con agilidad sosteniendo con firmeza mi cuerpo y estrechándolo contra su pecho, permitiéndome sentir esa calidez propia que tanto extrañé al igual que el incesante y desmesurado latir de su corazón.
Sin pudor alguno hago lo que tanto mis sentidos exigían, aspiro su aroma hasta dejar mis fosas nasales completamente impregnadas de él, lo suficiente como para asegurarme de siempre llevarlo conmigo en mis recuerdos. Me separo con cuidado de su cuerpo luego de unos minutos de haber permanecido en dicha posición, sin previo aviso toma mis mejillas entre sus manos acariciándolas con su dedo pulgar de la forma más delicada y tierna posible.
Mis pupilas se pierden en el oscuro mar de las suyas, la única oscuridad que amo con todo mi ser, la de los ojos de Jungkook.
Lentamente, saboreando por fin el momento y la espera, nuestros rostros comienzan a acrecentar la cercanía por su cuenta, guiados únicamente por la melodiosa sinfonía de nuestros palpitares. Cuando sus labios rozan los míos, siento el universo entero deleitarse en mi cuerpo, tan pequeño el contacto y tan inmensa la sensación, tan irreal y a la vez verídica que no la podría describir con exactitud por miedo a que resultase mediocre mi explicación. Nada es comparable a este momento a su lado.
Sin poder contenerlo por un segundo más, mis labios ejercen presión sobre los suyos, disfrutando de su inconfundible sabor. Diría que es igual que las estrellas, porque si pudiera saborear las mismas, sería como sentir la gloria eterna asentarse en cada poro de mi piel.
Sus manos bajan con lentitud desde mi rostro hacia mis caderas, recorriendo a detalle los contornos de mi figura sin querer perderse un mínimo ápice de esta. Una de mis palmas se ajusta a su nuca, anhelando mayor profundidad en el beso, y la otra va a parar a su mejilla, la cual se encuentra levemente húmeda...no sabría decir si las culpables son mis lágrimas o las suyas.
Porque sí, ambos estamos dejando salir nuestros sentimientos en aquel beso con todo su esplendor.
Su lengua roza la delicada dermis de mi labio inferior, e inconforme con tan solo ese estímulo, permito que se adentre por completo explorando a su gusto cada centímetro de mi interior. Es la primera vez que un beso se siente tan irreal y maravilloso, es la primera vez que entiendo que se puede decir un "Te amo" con simples acciones y sin tener que mediar palabra alguna.
La separación es inminente, y a pesar de que no quiero abandonar este hermoso encuentro entre nuestras pieles y almas, nos vemos obligados a concluirlo. Nuevamente nuestros ojos coinciden, esta vez mostrando sin límite alguno todo lo que sentimos.
Unas sonrisas robadas, el contraste de nuestros jadeos y pechos ascendiendo y descendiendo al unísono... definitivamente el más hermoso escenario existente.
—No sabes cuánto extrañé esto...todo de ti.—susurra sin dejar de acariciar mis hebras y sonreír.
—Yo también te extrañé como no tienes idea.—suspiro con alivio y me precipito a dar las explicaciones que merece después de todo.—Perdona por no buscarte antes, yo...
—No necesitas disculparte.—me interrumpe sorprendiéndome con su serenidad.—Sí, estuve muy preocupado y casi pierdo la razón al no saber de ti durante tanto tiempo...pero ahora lo entiendo todo. Entiendo porqué te fuiste.
—¿En serio?—inquiero perpleja y confundida.
Ya me había preparado mentalmente para todas las excusas que amerita nuestro reencuentro, no concibo que no quiera escuchar ninguna.
—Namjoon nos ha contado todo.
—¿To...Todo?—balbuceo sin comprender la magnitud de su afirmación.
¿Acaso está enterado de la profecía todo lo que nos trajo aquí en primer lugar?
—Sabemos que alguien las persigue...no lo que quiere en realidad, pero estamos al tanto de que peligran y por ello debieron marcharse sin dejar rastro alguno.—Asiente como si de forma inconsciente se convenciera a sí mismo de la veracidad de dicho argumento.—Es un alivio que estén a salvo después de todo...
—¿Qué hay de ustedes? ¿Están todos bien? Demoraron mucho...—sin percatarme he comenzado a palpar sus antebrazos, quizás buscando rastros de alguna lesión inexistente.
—Estamos bien. Llegamos hace una hora...
—¡¿Llevo inconsciente una hora?!
—Jungkook ríe ante mi expresión de espanto y sostiene mi rostro para centrar mi atención en él nuevamente.
—Tranquila, el señor Jung dijo que fue a causa de los nervios y el estrés acumulado.
—Tiene sentido...—murmuro recordando mi última conversación antes de perder el conocimiento.—¿Qué más les ha contado Namjoon?—indago buscando cuánta verdad se les ha concedido.
—Pues...solo eso. Nos habló de la organización a la que pertenecen y también sobre la profecía.—rasca su nuca con confusión mientras habla.
—¿Les dijo?—repentinamente mis nervios se acrecientan, él asiente en silencio.—¿Le crees? Digo...todo suena muy loco ¿No?—sonrío a medias preocupada por su respuesta.
Jungkook suspira con pesar y baja la mirada tratando de encontrar las palabras necesarias para intervenir.
—Sí es algo...absurdo, pero jamás desconfiaría de la palabra de Namjoon. Además...nos mostró pruebas.—abro mis ojos sorprendida por lo que continúa.—Los lunares...las cartas de la orden y los tatuajes que portan. Además de la palabra del señor Jung y Lee y el extraño suceso con tu compañera de habitación...
Me mantengo en silencio mientras él explica, no sé que tanto le habrán mostrado para que crean lo que está sucediendo...pero parece haber sido suficiente puesto que simplemente niega y sonríe con condescendencia.
—Da igual, sinceramente no me preocupa cuánta realidad haya en esto...pero sí no me cabe duda de que realmente alguien quiere lastimarlas. Nosotros también recibimos la carta con aquel escarabajo.—me recuerda.— Y si todo esto es para protegerlas entonces estamos dentro juntos.
—No sé si mi confirmación sea suficientemente, pero puedes confiar en todo lo que Namjoon te contó. Es la verdad por muy absurdo que suene.—profiero con sinceridad.
—Confío en ti, les creo.—sonríe dejando ver sus dientes delanteros de forma tierna y yo imito su gesto.—Aunque...si es todo verdad entonces también ha de ser cierto que nosotros...
Su semblante se oscurece y no puedo evitar inquitarme por la angustia que consume sus facciones de repente y aquellos nervios de en un principio regresan porque intuyo hacia donde se dirige la conversación.
—¿Qué es..?
—Cuando Namjoon nos contó sobre la profecía...mencionó la existencia de los lunares y su significado.—bajo la mirada con tristeza, esto era lo que suponía.— Solo escuché una parte de su explicación...pero ha sido suficiente para entender que lo que sea que estos conllevan no nos conciernen a nosotros.
—Lo sabes entonces...
—Nuestros lunares...no radican en el mismo sitio, no nos pertenecemos según la profecía.—sentencia aún con algo de incredulidad y duda.—Así que...ser predestinados en esta vida no aplica para nosotros.—resopla con falso humor, quizás queriendo restarle importancia al asunto, pero su media sonrisa se esfuma al ver mi expresión de congoja...
Y entonces parece comprender de una vez y más profundamente cuánta realidad implican sus palabras y la amarga esencia de estas.
Inevitablemente mis ojos se cristalizan. Quería confiar que sería así, quería creer por todos los medios que siempre fue él. En definitiva, el destino ha sido muy cruel al ponerlo en mi camino y hacer que lo amase de esta forma... porque él no es para mí ni yo para él.
—Yo...tenía la esperanza de que no resultase así.
—Liz, eso no importa.—se apresura a disipar las escurridizas lágrimas que se escabullen de mis ojos y sus facciones se contraen en el dolor que la revelación trae consigo.
—No quiero estar con nadie más...¿Entiendes eso?—recalco, porque creo necesario enfatizar que si él no es mi predestinado jamás podremos estar juntos otra vez.—¿Sabes lo que pasará si no cumplo con...?
—Shhh.—me silencia recostando mi mejilla sobre su pecho, acunándome en sus brazos como una niña pequeña.—Tal vez no soy esa persona para la que fuiste concebida, tal vez no sea lo correcto que estemos juntos...pero por favor, déjame estar a tu lado al menos el tiempo que te tome encontrarle. Porque de mala manera me ha quedado claro que no puedo estar sin ti.
Su respuesta me desconcierta, es como si realmente la hubiese premeditado justo al enterarse de lo que sucede. Es una propuesta dolorosa y demasiado tentadora para nuestros sentimientos.
—Pero...¿Qué pasará cuando tenga que dejarte?—no quisiera tan solo imaginar ese momento.
—Te dejaré ir.—murmura contra mi cabello y tal parece que le queman las palabras en sus labios.— Si es cierta la profecía y solo puedes encontrar felicidad con esa persona, entonces te dejaré ir en paz. Porque sabré que eres feliz y estaré completo con solo verte sonreír aunque yo no sea la causa. Pero hasta ese día, déjame permanecer a tu lado.
—Eso sería demasiado cruel para ambos...
—Lo cruel sería que nos enamorásemos y eso ya ha sucedido, así que no veo porqué lo nuestro no puede seguir al menos hasta que llegue el momento de terminar.—reitera con convicción y percibo el agarre de sus brazos a mi alrededor intensificarse.
—Yo no podría dejarte ir.—confieso.
—No lo pensemos mucho ¿Sí? Solo...disfrutemos de estar juntos hasta que culmine nuestro tiempo.
Nuevamente me estrecha entre sus brazos con fuerza, mientras arrugo la tela de su camisa entre mis puños y me niego a creer en un mañana en el que no estemos juntos. Pero al parecer ese día cada vez deja de ser una utopía para convertirse en un agonizante hecho.
.
.
.
.
.
.
—Es un alivio que hayas despertado.—profiere Hyo Shin con amabilidad una vez lo tenemos en frente. Inmediatamente pasa por nuestro lado rumbo al despacho.
Ahora que ambos nos hemos calmado y conversado un poco sobre los últimos días, decidimos bajar al salón principal. Necesito ver que los demás estén a salvo también, la imagen de aquel sueño sigue vigente en mis pensamientos y no sabría decir porqué me atormenta tanto cuando aún no hay seguridad de que algo vaya a suceder pronto. Incluso cuando abordé el tema con los señores Jung y Lee...sigo sin sentirme tranquila, por tal motivo ni siquiera he sido capaz de contarle a Jungkook sobre ello.
— Debo aceptar que es bueno volver a verte. En un principio te hubiese hecho un escándalo por la forma en la que dejaste a Jungkook, casi parecía que perdería la cabeza en cualquier instante...y olía mal.—Seokjin se dirige a mí susurrando aquella última frase.
—¡Hyung!—se queja Jeon cubriendo los labios de Jin.
—¡Acéptalo!...Jungkook...¡No te bañabas!—espeta de forma entrecortada debido a la fuerza del más joven cubriendo su boca, impidiendo la fluidez de sus palabras.
—En fin, lo que quiero decir es que ahora que entendemos el porqué de todo esto, te perdono.—explica una vez logra deshacerse de la mano de Jeon.
¿Me perdona?
Entreabro mis labios asombrada por su frescura y algo ofendida también. Es como si me culpara de todo lo que ha sucedido.
Este chico es tan...
—No lo escuches, solo está feliz de que todos estén bien.—Hoseok interviene acercándose para dedicarme un cálido abrazo, lo cual me sorprende en demasía debido al poco tiempo que hemos interactuado. Pero no me rehúso al gesto...
A pesar de no tener una estrecha relación con él, su propia aura amable es la que hace que el chico sea así de atento y cariñoso.
—Vaya no sabía que necesitaba un traductor aquí también.—espeta Jin cruzándose de brazos, dando paso a una discusión sin sentido con el inocente Hoseok. Ignoro su acalorada disputa y me dedico a examinar el lugar, notando la presencia de todos.
Mientras Hoseok, Seokjin y Jungkook discuten, sí, Jeon también terminó inmiscuido en el asunto; el señor Lee y Hyo Shin se retiran a entregar la carta al supuesto corresponsal de la orden. Namjoon y Hye Kyung platican con seriedad en una esquina apartada del salón, seguramente tratando de encontrarle alguna explicación a lo sucedido con la carta de amenaza que recibieron los chicos hace unas horas.
Por otra parte, puedo divisar a Yoongi solitario, sentado al piano con una expresión acongojada lo cual llama mi atención de sobremanera. No lo había visto de esa forma desde que comenzamos a convivir juntos. Se supone que si todos están a salvo y ha mejorado su relación con Alice no debería sentirse así.
—Hey—busco su atención acercándome.—¿Qué sucede?
Su respuesta simplemente es un movimiento de cabeza, señalando un rincón del lugar en el que no había deparado.
Claramente se divisa a Alice junto a Jimin, llevando a cabo un seria y al parecer importante conversación. Por el rostro de ella...me es fácil asegurar que está muy nerviosa por la reacción de Jimin a lo que sea que estén tratando.
—No te preocupes, seguramente solo quieren dejar en claro las cosas.—supongo intentando hacerle sentir mejor. La realidad es que Alice debe definir su posición con respecto a ambos chicos.
Un sonoro suspiro escapa de su finos labios, se niega a dirigirme la mirada presionando con su dedo índice una única tecla del piano. Sé que no debo entrometerme en su destino, pero considero que necesitan un mínimo impulso para avanzar con lo que sienten, por lo que decido agregar algo más a mi consuelo...
—Tal vez no debería decirte esto pero...le gustas. Le gustas mucho.
Su rostro repentinamente se ilumina y sus ojos escanean el mío tratando de buscar la burla o la mentira, cosa que obviamente no advierte en mis sinceras facciones.
—Ella...¿Te dijo eso?—masculla de forma nerviosa pero firme.
—Sí, hace muy poco.—confirmo.—No creo que sienta nada por Jimin.—mi declaración le hace dirigir la mirada nuevamente al rincón en el que los susodichos permanecen.—Deberías sentir más seguridad en lo que quieres a partir de ahora.
Tras mi sugerencia, una minúscula sonrisa comienza a formarse en su pálido rostro, y antes de voltearme para partir complacida de haber disipado sus preocupaciones, me dedica un energético asentimiento de cabeza.
—Gracias, Liz—sonrío en su dirección y me dispongo a regresar al centro del salón, supongo que por ahora es suficiente.
Continuando mis pasos, me topo con los ojos de Jimin, los cuales se convierten en una fina línea con su sonrisa. Luego de un movimiento de su mano, me dedica un saludo amistoso. Seguido de él, Alice camina hacia mí, al parecer han concluido su conversación.
—¿Y bien?—aprovecho haber aparecido en el momento justo en que terminaron para conocer el contenido de su plática.
—Aclaré las cosas con Jimin, se lo ha tomado bastante bien...creo.—asiento satisfecha de haber acertado en mi suposición.
—Descuida, con el tiempo cualquier sentimiento que pudo haber quedado desaparecerá. Pero es mejor haberlo detenido antes de que sus ilusiones crecieran, utilizar a las personas no está bien...ni siquiera por lástima.
—Lo sé, me encuentro más liviana ahora ¿Sabes? Era un tema que me tenía confusa y dolida desde hace mucho.
—Sé de alguien que realmente está dolido.—susurro señalando con discreción la espalda de Yoongi. Alice suspira resignada, sabe lo que intento decirle.
—Me gustaría hablar con él también, tal vez decirle sobre mis sentimientos, pero no ahora cuando apenas he aclarado mi situación con Jimin.
—Todo está bien, ya tendrán tiempo para ustedes.— le tranquilizo con comprensión, entiendo que no depende de mi apresurar las cosas entre ambos. Solo quería ayudar un poco.
Al parecer aún no sabe que son predestinados, pero si Yoongi no se lo ha dicho yo no tengo tal derecho, así que continuaré callada y observando desde lejos cómo se desarrolla todo.
A todas estas...me he atormentado durante mucho pensando en que Jungkook y yo no estamos destinados. Pero si no es él, y se supone que los de las chicas estén aquí con nosotros...
¿Entonces quién es mi predestinado?
—Busquemos a Keira, creo haberla visto salir con Taehyung al jardín.—Alice interrumpe mis pensamientos tomando mi brazo y arrastrándome hacia la puerta trasera.
—Claro...me gustaría saludarle también.—concuerdo con su sugerencia.
Una vez a las afueras del frondoso jardín, buscamos por los alrededores sin éxito alguno. No hay rastro de Keira o Taehyung en dicho lugar, y comenzamos a pensar, luego de caminar un poco, que quizás regresaron adentro. Nos miramos confundidas y decidimos volver al interior de la casa. Sin embargo, el constante crujir de unas ramas a lo lejos llama nuestra atención, avanzamos en dicha dirección con la esperanza de encontrar a nuestra amiga platicando con el chico, pero no aspiraba a que su "plática" fuese tan profunda.
Énfasis en profunda...
Taehyung sostiene la fina cintura de la chica, estrechándola con necesidad contra su cuerpo. Los delgados brazos de ella se aferran a su cuello y sus dedos juegan con su largo y lacio cabello. Ambos sumergidos en un profundo y necesitado beso el cual no tienen intención de terminar pronto. Las manos de Tae viajan por todo el cuerpo de Keira sin querer perderse la oportunidad de saborearlo por completo. Por su parte, ella acaricia cada vez que puede el pecho de su amante.
Alice ahoga una exclamación que rápidamente es acallada por mi mano. No es necesario interrumpir aquel íntimo momento que seguramente ambos habían esperado tanto.
Ese sencillo pensamiento me hizo recordar los minutos anteriores en los que Jeon y yo nos vimos envueltos en la misma situación, al parecer él no era el único que extrañaba en demasía y eso me hace sentir bien por mi amiga.
Realmente desearía que Taehyung fuese su predestinado, aunque yo no cuente con la suerte de que la persona que amo sea el mío.
Nuevamente, a paso lento y silencioso, regresamos al interior de la casa. Son altas horas de la madrugada y ninguno parece tener intención alguna de dormir.
El tiempo restante me dedico a ayudar a Hye Kyung a preparar las habitaciones disponibles para los huéspedes. Minutos después de terminar dicha tarea, ya todos se encuentran listos para su descanso. Hoseok compartirá habitación con Jimin, Taehyung con Seokjin y Jungkook...bueno, tuvo la suerte de tener una individual.
Porque sí, ellos muy maduramente hicieron el reparto jugando piedra, papel o tijeras, y ese fue el resultado.
—Quédate.
—Sabes que no puedo.—alejo sus manos de mis caderas—¿Qué pensarían los demás si me vieran salir de tu habitación en la mañana?—murmuro sonrojada mientras termino de acomodar la sábana sobre su cuerpo, gracias a los constantes pucheros y súplicas por parte de Jungkook para que lo arropara.
—¿Qué importa eso?—frunce en eltrecejo con indignación.—¿En verdad con todo este tiempo que he tenido que soportar tenerte lejos me vas a negar el privilegio?—abulta sus labios con un tierno y manipulador gesto que me hace rodar los ojos.
—Privilegio...no seas ridículo, Jeon.—respondo riendo mientras lanzo una de las almohadas hacia su rostro.
—No me contradigas, ya sabes lo que pasó la última vez que hiciste eso.—espeta de repente apartando de un golpe la almohada.
—¿La última vez...?
Creo recordar aquella ocasión en la que discutimos en su departamento, fue una disputa bastante fuerte, al menos para mí. No es algo que me guste rememorar mucho.
—¿Debería recordártelo?
Al no obtener respuesta de mi parte, simplemente se coloca de pie y comienza a avanzar en mi dirección para acto seguido, y sin dejarme refutar, colgar todo mi torso sobre su hombro. Justo como aquel día en el que me cargó a mitad de la discusión para impedir que me marchase. Quiero gritar de la impresión, pero me veo en la necesidad de contenerme ante la realidad de que todos ya duermen plácidamente.
Sin deshacer su agarre se tumba sobre el colchón deslizando un poco mi cuerpo hacía abajo, haciendo que terminemos completamente acostados en la cama. Yo sobre su pecho.
—Esto es un método de secuestro.—me quejo reposando mi mentón sobre su pecho para observarlo, conteniendo una sonrisa.
Debo aceptar que me ha gustado, pero solo por orgullo fingiré que me indigna su actitud.
—Tú te lo buscaste. No tendría que ser así si no fueses arisca.—profiere encogiéndose de hombros.
—No soy arisca. Aquí el problema lo tienes tú.—rectifico.—Desde el primer día manipulándome e intentando secuestrarme. Muy rastrero de tu parte.—rememoro a modo de burla.
—Y las cosas que me faltan por hacer.
—¿Cosas? ¿Qué cosas?—mi cabeza se dispara como un resorte en su dirección. Es tan impredecible que la simple mención de sus intenciones me pone nerviosa. Es imposible divisar cuál será su próximo paso.
—A su debido tiempo, ahora durmamos.—susurra soñoliento.—Por primera vez en dos semanas, durmamos...—deposita un casto beso en mi frente y acto seguido cierra sus ojos.
Así que él tampoco ha podido dormir estas dos semanas...
Suspiro tratando de no pensar en la causa de mi insomnio y me dedico a observar su perfecta imagen. Su respiración se ha vuelto pausada y la expresión relajada de su rostro me indica que al fin se ha dormido. Con cuidado de no despertarle, me acomodo en su pecho y escondo mi rostro en el hueco de su cuello.
—Te amo.—murmuro inaudiblemente para luego cerrar mis ojos y concentrarme en descansar.
Esa noche las pesadillas no volvieron, pero aquel miedo permece vívido en mi conciencia.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro