"En el curso de los años llegaron por distintos caminos a la conclusión sabia de que no era posible vivir juntos de otro modo, ni amarse de otro modo: nada en este mundo era más difícil que el amor."
-Gabriel García Márquez.
[El amor en los tiempos de cólera]
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Aún es temprano, ni siquiera puedo catalogar de molestos lo mañaneros rayos de sol que cada día son la principal causa de mi despertar.
Incluso si su luz cegadora amenazara con nublar mis ojos, estaría preparado puesto que otra vez no he vuelto a dormir en toda la noche...
Dos semanas y algunos días en los que he perdido la cuenta de cuántas veces las ganas de gritar y salir corriendo por la impotencia se han hecho presentes, dos semanas sin saber de ella.
Simplemente se fue, se esfumó como si de una vaga ilusión se tratase. Pero así fue como comenzó todo ¿No? gracias a una ilusión, una hermosa e irreal ilusión. No es de extrañarse que haya desaparecido de igual forma.
Aún así me duele mucho más de lo que me gustaría admitir, me hiere por todo lo que no pude decirle, por todo lo que me hubiese gustado que ella me dijera, por todo lo que pudimos haber vivido si su aura no se hubiese desvanecido sin pista alguna de un momento a otro.
No me motiva dormir ¿Para qué? De todas formas ya no la veré en mis sueños y la necesidad biológica de descansar para mí ya está sobrevalorada. Prefiero seguir así, que el cansancio, gracias a mis noches de insomnio, me envuelva en un éxtasis depresivo similar a la sensación de estar anestesiado. Solo así olvido por instantes que sigo aquí, solo así vuelvo a sentir que soy parte de esa ilusión que nunca debió acabar.
Desde que la encontré, mis sueños cesaron. Y ahora que se ha ido, han regresado. Sin embargo ella no está, simplemente me encuentro solo en la oscuridad y por más que clame su nombre nadie puede escucharme. Nunca me he sentido tan asustado e impotente como ahora...
¿Qué podría significar todo esto?
¿De verdad querría alejarse de mí?
¿Realmente no le importan mis sentimientos?
Giro mi cuerpo sobre el espacioso colchón. Una sola noche fue lo que disfruté a su lado, y esta cama se siente más enorme y gélida que nunca sin su presencia.
Como cada día en que amanece, estrecho entre mis brazos la almohada en la que ella solía dormir. Aspiro su aroma, su dulce y espectral aroma, porque sí, me consta que ha pasado mucho y ya la tela que abrazo ha perdido su olor, pero aún así mi memoria lo guarda y me permite sentirlo cada vez que cierro mis ojos y recuerdo sus besos.
Mi plan para el día es el mismo desde que se fue. Permanezco todo el tiempo encerrado en mi departamento, evadiendo las insistentes llamadas y preguntas de mis hyungs. Intento comunicar con ella durante todo el día, hasta que mi cerebro se grabe cada irregularidad del tono de la línea, para en un final volver a confirmar que no contestará.
Luego paso por la residencia, observo desde el auto durante toda la tarde, a la espera de que salga aunque sé que no sucederá.
Ya me he encargado de averiguar por mis medios de su estancia en la universidad o en la residencia, encontrándome con la desalentadora noticia de que nadie sabe de su paradero. Incluso en el hospital, busqué a su compañera de cuarto y el resultado fue el mismo, no sabe nada.
Cuál fue mi sorpresa al enterarme de que las únicas personas, que podían acertar con ella, también han desaparecido sin dejar rastro. Sí, tanto ella como sus amigas se han desvanecido. Y ya se me han agotado las opciones, no tengo a quién recurrir o dónde buscar, y el estar tan limitado solo hace que la cordura luche por escapar de mi mente.
¿Acaso es normal sentirse tan dolido por la partida de alguien a quien conocí apenas hace unas pocos semanas?
Quisiera mentirme y pensar que es algo ridículo, pero muy en el fondo sé que el hecho de afectarme tanto lo que a ella respecta tiene un significado más profundo del que me gustaría darle. Se siente como si nuestra conexión hubiese estado presente desde hace demasiado tiempo y el solo hecho de vernos no hizo más que activar ese sentimiento ya latente incluso antes de encontrarnos en persona.
Todo es tan absurdo y a la vez tan real que me abruman estas emociones.
Unos insistentes golpes en la puerta me hacen volver a la realidad, no sé quién podría ser, y tampoco tengo ánimos de averiguarlo. No está entre mis prioridades ahora mismo el ponerme de pie y recibir a la visita amablemente, sea quien sea.
Cierro mis ojos y me acomodo para continuar sumido en mis pensamientos y pesares. Pero dicha tranquilidad se ve interrumpida cuando aquellos golpes son acompañados de unos irritantes gritos.
Es imposible no reconocer su voz, y de alguna manera reúno la poca fuerza de voluntad que me queda para levantarme e ir a su encuentro.
Suspiro profundamente y, sin más preámbulos, abro la puerta encontrándome con un ceño fruncido acompañado de unos brazos cruzados sobre su pecho y una mirada reprobatoria luego de analizar mi aspecto descuidado.
—¿Qué se te ofrece hyung? —Seokjin me escanea de pies a cabeza como si de una máquina se tratase, para acto seguido relajar su postura y negar con preocupación.
—¿Cómo que "qué se te ofrece" ? Venimos a verte niño, y no pienses que aceptaremos un no como respuesta. Hoy vas a pasar tiempo con tus hyungs quieras o no. —espeta con solemnidad, y sin permiso alguno, se adentra en el departamento. Claro que él no necesita tal cosa como una invitación.
Acto seguido, me percato de que tras él avanzan hacia el interior también Jimin, Taehyung y Hoseok. No había reparado en su presencia puesto que la figura de Jin bloqueaba mi vista hacia el exterior del lugar.
—Te ves horrible. —murmura Jimin señalándome con su pequeño dedo de forma acusatoria.
—Gracias hyung, yo también me alegro de verte. —respondo rodando mis ojos y asegurándome de marcar bien el sarcasmo en mis palabras.
—No actúes a la defensiva Kook, sabes que solo nos preocupamos por ti. Hace mucho que no nos vemos, ni siquiera te has pasado por la casa de verano a visitarnos. Y verte así tan...descuidado, no hace más que inquietarnos.—dice Hoseok con tono afable.
Paso mis manos por mi desordenado cabello a modo de frustración y retracto mis palabras. Tiene razón, no debo colmarlos de mi desesperación y molestia. Ellos no tienen culpa alguna de que todo haya resultado así.
—Lo siento. Es solo que...últimamente no he estado muy bien.
—Pues se te nota. Parece que desaparecerás en cualquier instante si te pones de costado, has perdido mucho peso.—me reprende Jin.
Reviso mi cuerpo inconscientemente ante sus palabras, y tiene razón. A pesar de mi estilo de vestimenta oversize...he adelgazado a tal punto de que mi ropa queda excesivamente grande, más de lo que acostumbro. Para ser sincero, comer ha sido una de mis menos importantes preocupaciones estas últimas semanas.
—Vamos a sentarnos, creo que esto amerita una conversación.—murmura Jimin avanzando hacia el sofá.
—Oh no, por favor. Si vinieron a reprocharme mejor no digan nada.
—respondo tratando de evitar la catástrofe de "conversación" que intenta iniciar.
Sé que no terminará nada bien y solo me ganaré represalias de su parte.
—¡Jimin! Deja de agravar su humor, por dios.—exclama Jin.
—¿Pero yo qué he hecho? —inquiere Jimin elevando sus brazos con molestia y haciendo un inocente puchero, indignado por el regaño.
—Olvídalo Jimin, tú solo mantente callado.—interviene Hoseok masajeando sus sienes.
El chico bajo de cabellos claros se lanza en el sofá y se cruza de brazos como si de un niño pequeño y disgustado se tratase. Sonrío un poco ante su actitud, pero no demasiado ya que mis ánimos no me lo permiten.
Mi vista se posa repentinamente en Taehyung quien durante todo este tiempo se ha mantenido en silencio y con una mirada perdida. Nuestras pupilas se conectan y puedo percibir un leve movimiento de cabeza de su parte, el cual no logro comprender, así que frunzo mi seño en confusión. Un "Tenemos que hablar" es lo que atino a leer en sus labios sin que nadie se percate, y aún con mis dudas asiento.
Anteriormente había rechazado tener aquella conversación, pero de algún modo me ha intrigado el porqué Tae se ha dirigido a mí con tanta cautela, como si no quisiese que el resto de los presentes sepan de ello.
—¡Ya sé! —exclama Jin de repente haciendo que todos nos sobresaltemos en el lugar y Jimin caiga del sofá, algo muy normal en él. —Definitivamente lo que necesitas es una buena comida preparada por el mejor Chef que existe, o sea, yo.—se señala a sí mismo con orgullo.
—Hyung no es necesa...
—Ven Hoseok, ayúdame en la cocina.
Tanto él como Hoseok se ponen de pie ignorando mis reproches, por lo que me veo en la obligación de perseguirlos. No me alcanza el tiempo para pedirles que se retiren cuando ya están revolviendo todas las ollas y platos a su antojo, terminando de armar el desastre.
—¡Qué falta de respeto! No tienes ni un plátano en la nevera...¿Cómo has estado sobreviviendo? De haberlo sabido no te hubiese dejado solo, mocoso irresponsable...
Sinceramente no me apetece discutir con Jin. Así que solo recargo mi cuerpo en el umbral de la entrada y observo cómo desordena el lugar en busca de ingredientes, que no encontrará, y lanza blasfemias sin sentido en mi dirección. Como si no me bastara con las tortuosas preguntas de mi conciencia.
—¿Entonces ya no cocinaremos? —cuestiona Hoseok con preocupación mientras revisa por decimoquinta vez la nevera completamente vacía.
—Este mocoso...seguramente tiene intoxicado el organismo con pura comida chatarra y pre-elaborada. Pero esto no se va a quedar así....¡Park!
Como si de un resorte se tratase, Jimin sale a gran velocidad del salón hasta nuestra locación . Sabe que muy probablemente no le convenga contrariar a Jin con lo enojado que parece estar en estos momentos, aunque es bien sabido que realmente nunca se enoja del todo.
—¿Qué pasa?
—Toma. —dice extendiéndole un papelito que segundos antes había comenzado a escribir.—Ve rápidamente a la tienda de conveniencia más cercana y compra estas cosas.
Jimin toma la lista que Jin le ofrece y sus ojos se abren con impacto, seguramente ante la cantidad de artículos que contiene.
—¿No crees que es demasiado?
—Claro que no. Debemos asegurarnos de dejar a Jungkook con provisiones, al menos hasta que volvamos a visitarle o él se digne a regresar con nosotros. Además, hay ciertos ingredientes que necesitamos ahora.
—Hablas como si yo no estuviera presente.—carraspeo para hacerme notar.
—Bueno, tampoco es que opines mucho, y si vas a hablar para quejarte entonces calla.
Bufo con molestia y me dirijo a la alacena en donde aún, los muy inteligentes, no han revisado.
—¿Qué vas a preparar?
—Estaba pensando en hacer Japchae.
—asiento ante su idea y comienzo a sacar de la alacena los pocos ingredientes que conservo.
La mayoría no necesitan ser refrigerados, así que los guardo aquí y me resulta más cómodo.
—Creo que con esto es suficiente para empezar.—comenta Hoseok acomodando lo que minutos antes yo había sacado, y prosigue a calentar el agua para los fideos.
—¿Entonces ya no es necesario que vaya? —pregunta Jimin esperanzado.
—¿Todavía sigues aquí? —y esa simple pregunta de SeokJin basta para que Jimin, entre quejas, salga del departamento rumbo al mercado.
—¡Ten cuidado y sé discreto!
Es lo último que le grita antes de que Park cierre con molestia la puerta.
—Espera en el salón Kook, nosotros nos encargamos de esto.
Concuerdo con la propuesta de Hoseok y regreso a la sala de estar, recordando la presencia de Taehyung en ese momento.
—Hey...¿Cómo has estado? —masculla, simplemente me limito a dedicarle una mirada llena de obviedad—Lo siento, fue una pregunta estúpida.
Me deslizo a su lado en el sofá y comienzo a jugar con las correas de mi pantalón deportivo.
—Simplemente se fue hyung, ni siquiera pudo avisarme. No me sentiría tan mal si al menos hubiera recibido aunque sea una mísera nota, llamada o mensaje.—suspiro y levanto la mirada encontrándome con la suya llena de angustia y comprensión.
—Te entiendo Jeon...yo también la extraño.
—¿De quién hablas?—inquiero confundido.
—De...de Keira. —su vista se desvía y se posa en un punto muerto del espacio a nuestro alrededor, como si estuviese tratando de descifrar sus propios pensamientos.
—Ya...¿Entonces lo de ustedes iba en serio, verdad?—no evito ocultar mi sorpresa, si bien tenía la ligera sospecha de que se gustaban, no creí que fuese un sentimiento desarrollado.
No tanto como para que Tae confesara que la extraña y se viera tan afectado con su ausencia como yo.
—Eso creía...al menos me hubiese gustado que fuese así. Ahora que se ha ido no tiene importancia.
—¿Cómo puedes estar tan sereno entonces?—si bien su porte es triste y su tono apagado, luce mucho más presentable y tranquilo que yo.
¿Cómo puede lucir así cuando yo siento que muero con cada día sin noticias de ella?
—No ha sido sencillo, si ahora puedo respirar con más tranquilidad es porque me he resignado a la idea de que quizás es mejor así...
—¿A qué te refieres?
Suelta un pesado suspiro y entrelaza sus dedos para continuar.
—Lo he pensado mucho Kook, muchísimo. El porqué se fue sin decir nada, sin dejar siquiera un rastro, sin contactarme tan solo por una vez. Y bueno, he llegado a la lógica conclusión de que si decidieron desaparecer de nuestras vidas y eliminar todo posible contacto con nosotros, es porque realmente no tienen el interés de mantener esta...relación, por asignarle una etiqueta a lo nuestro.
—No me digas...¿Acaso estás insinuando que simplemente lo hicieron para deshacerse de nosotros?
—difiero incrédulo.
—Tómalo como quieras, pero... ¿Crees que si hubiesen querido volver a vernos no habrían siquiera llamado una vez? O más aún, suponiendo que se vieron en la necesidad de irse pero deseaban mantener el contacto ¿No crees que nos hubiesen advertido de igual manera?
—No Tae, no. Eso no podría ser así. No lo entenderías...nosotros al fin íbamos bien, iba todo tan malditamente bien. Nos gustábamos, lo sé, sé que el sentimiento es mutuo...—no puedo dejar de sacudir mi cabeza a modo de negación y ya tanta tensión comienza a inquietarme.
Taehyung tiene que estar equivocado.
—Jungkook, sé que es difícil de asimilar. A mí me costó de igual manera, pero en serio lo analicé mucho y todo apunta a ser de esa forma...
—Me niego a creer tal cosa ¿Y si solo tuvieron un percance con sus teléfonos? ¿O debieron regresar a su país por una emergencia?....¿Qué pasa si están en un aprieto, heridas o algo así?
La inquietud recorre mi cuerpo de solo recordar aquella escena del supuesto robo en su habitación de la residencia, no me perdonaría que algo así le sucediese.
Tae vuelve a suspirar y por breves segundos distingo el brillo cristalizado de sus ojos, sin embargo cierra estos con fuerza impidiendo que cualquier rastro de tristeza se manifieste. Entiendo que no quiera mostrarse en esas condiciones frente a mí, no cuando yo estoy igual de sensible.
—Solo piénsalo bien, Jungkook.
—Sabes que no puedo hacerlo. —acomodo mi cabeza entre mis manos antes de continuar.—Nunca pensé que esto de querer a alguien dolería tanto....
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