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Capítulo 34

“Le había llegado la hora de preguntarse con dignidad, con grandeza, con unos deseos incontenibles de vivir, qué hacer con el amor que se le había quedado sin dueño.”

-Gabriel García Márquez

[El amor en los tiempos de cólera.]

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Distraigo mis pupilas en el reflejo inverosímil de la chica triste y pensativa que me observa con la misma atención por aquel espejo.
Hace unos minutos terminé mi baño, pero me ha parecido relajante la idea de quedarme un poco más bajo el vapor del agua tratando de sopesar toda la situación. Ya ha anochecido y no hay mucho que hacer aquí.

Luego de la reveladora conversación de esta tarde, más preguntas se agolparon en mis sienes y dado que seguramente el resto tenga más motivos para mantenerse preocupados, he decido dejar el asunto del sueño por el momento. Tal vez simplemente estoy agravando más de lo necesario mis suposiciones con respecto a eso.

—¿Vas demorar mucho ahí adentro?—la voz desesperada de Keira acompaña los constantes golpes en la puerta, y sé que ya es momento de salir.

Con rapidez seco mi cuerpo y me coloco la ropa más cómoda que he encontrado dentro de las pocas pertenencias que pudieron traernos de la residencia. Sin analizar mucho más mi expresión nostálgica en el espejo, abro la puerta para encontrarme a la chica cuyos ojos inundados de alivio me incitan a salir por completo.

—Al fin…—pasa por mi lado sosteniendo su vejiga y con rapidez se adentra al lugar.

De haber sabido que necesitaba usar el baño con tanta urgencia no me hubiese tomado mi tiempo…

Camino hasta la cama de Alice y me recuesto apoyando mi espalda en la pared. A pesar de que todas tenemos camas individuales, de vez en cuando compartimos lugar para hablar un poco y luego dormir. Ya se ha convertido en una rutina nocturna.

—¿En qué piensas tanto? —frunzo el ceño ante su pregunta y niego en respuesta.—Se nota que estás inmersa en tus propias paradojas, conozco muy bien esa expresión en tu rostro ¿Qué pasa?

Suspiro resignada, a veces olvido lo bien que me conocen y lo fácil de leer que puede llegar a ser mi rostro.
Me debato mentalmente si debo contarle sobre el sueño…pero de alguna forma no lo considero ideal para este momento, así que opto por omitir ese detalle.

—No es nada, solo me preocupa todo esto…y pensaba sobre lo de hoy.

—No le des muchas vueltas a las cosas, es normal que te sientas confundida pero…lo que nos han contado me ha dado más confianza aún en quienes nos protegen, así que déjales esto a ellos y solo acata las indicaciones. 

No debatiré su argumento, no porque esté de acuerdo, sino porque no quisiera adentrarnos en todo aquello que en verdad me preocupa. De alguna manera mis sospechas, mis deducciones, preguntas y acontecimientos personales, me hacen dudar de la situación de una forma que no lo haría el resto. Y a causa de ello, estoy más inmiscuida y preocupada de lo que pudieran estar ellas.

Dado que no es de mi agrado seguir alargando esta temática tan confusa e incompleta, decido que mi mejor opción es cambiar el rumbo de la conversación.

—Hablando de quienes nos protegen...he visto que tú y Yoongi en especial se han mantenido muy unidos estas últimas semanas ¿A qué se debe tal acercamiento? —elevo una y otra vez mis cejas en un intento por hacer divertido mi comentario.

—Creo que nos entendemos muy bien. Al principio cuando lo conocí me pareció un poco frívolo y malhumorado, pero resulta que es realmente agradable, cálido e inteligente. Disfruto mucho nuestras conversaciones.—masculla con timidez y un leve sonrojo abarcando su rostro.

—Y pensar que si yo no te lo hubiera sugerido nunca habrías hablado con él.
—agito mi cabello con aires de suficiencia, obviamente burlándome de la situación.

Alice ríe a carcajadas sonoras y cubre sus mejillas enrojecidas.

—Pues…en parte tienes razón. Desde hace un tiempo quería hablarle, solo que me intimidaba un poco. Supongo que necesitaba un incentivo.

—Me alegro de que haya funcionado entonces.

—Nunca me había sentido tan bien y relajada con otra persona ¿Sabes? —murmura casi inaudiblemente, como si su intención no fuese ser escuchada.

—¿Qué pasa con Jimin?

Sé perfectamente el porqué dice sentirse así con Yoongi, está claro que al ser predestinados mantengan un tipo de lazo emocional. Sin embargo, quisiera que ella lo descubriera por su cuenta. Y aunque pueda resultar poco ético, mi método es que compare su forma de sentirse con ambos chicos.

—Realmente no lo conozco mucho. A pesar de que era muy dulce y atento conmigo, simplemente sentía que faltaba algo, no sabría decirte. Incluso cuando nos besamos...eso solo me hizo confundirme más respecto a lo que sentía por él, ahora me doy cuenta de que no puedo corresponder por completo a sus sentimientos.—responde encogiéndose de hombros, ajena al verdadero motivo del por qué su inconformidad con Jimin.

—Me parece genial que Yoongi complete esos aspectos entonces.—me atrevo a decir.—Creo que harían bonita pareja.

—¿P-pareja? Es muy pronto para eso…—su rostro, antes sonrosado, ahora se encuentra cubierto por un manto escarlata que llega hasta la punta de sus orejas y nariz.

—Con esa reacción estás haciendo más obvio que te gusta. —dice Keira riendo mientras toma asiento en la cama frente a nosotras, ni siquiera noté en qué momento salió del baño.

Tanto Keira como yo, nos encontramos preparadas y con todos los reproches existentes en la punta de la lengua, esperando la rotunda y nerviosa negación por parte de Alice…cosa que nunca sucede.

La chica se limita a apartar la vista de nuestra dirección y a bajar la cabeza en derrota. En resumen, no ha asegurado que le gusta pero tampoco lo ha negado, así que para nosotras eso es una confirmación.

—Lo sabía, desde que rechazaste las lecciones de cocina junto a Hye Kyung para pasar tiempo con él supe que se trataba de algo más…—asevera Keira.

—Yo…no creí que me pudiese gustar alguien tan rápido.—confirma Alice con timidez.

Quería gritar de la euforia y revelar que aquella apresurada atracción no era más que a causa del lazo que poseen ambos…pero le prometí al chico que no diría nada. Y dado que desconozco las consecuencias de contar el secreto, prefiero dejar que todo continúe fluyendo.

—Es extraño, me sucedió de igual forma con Tae. Supongo que así se siente enamorarse…

—¿Enamorarse? Pero si a penas se conocen. Yo diría más atracción o gusto, pero no enamor…—mi discurso moral es interrumpido por el impacto de una almohada contra mi mejilla.

—Enamorarse y bien. Llámame loca pero sé reconocer ese sentimiento…y no he podido sacarlo de mi cabeza en todo este tiempo. Incluso he tenido la tentación de salir huyendo por la ventana o rogarle a Seong Woo por nuestros celulares, lamentablemente mi sentido de la responsabilidad no me deja hacer locuras porque sé que la vida del resto está de por medio.

Me quedo impactada por la reacción de Keira y su discurso ¿Realmente tanto le gusta Tae como para afirmar que es amor?

¿Será que acaso es su predestinado y ocurre lo mismo que con Alice y Yoongi?

Sería tan suertuda entonces...

—Tal vez es tu predestinado.—se burla Alice dando seguimiento, inconscientemente, a mis pensamientos.

—Si lo fuese sería la mujer más feliz del universo y las estrellas.—dice Keira elevando su voz y agitando sus brazos de forma exagerada. Ganándose un leve golpe en las costillas por parte de Alice, luego del cual, comienzan una guerra de almohadas e insultos bastantes infantiles.

Mientras, yo permanezco estática en mi lugar ignorando la catástrofe que hacen mis amigas con los pocos accesorios de cama que tienen a mano. Mi mente se ha quedado estancada en aquellas palabras...

¿Enamorarse?

Eso me hace pensar más a fondo sobre lo que tanto me acongoja...

¿Realmente solo me gusta Jungkook o puede ser que tanto dolor por su ausencia se deba a algo más?

¿Es normal que el corazón se entregue con tanta rapidez y más a un simple extraño?

Aunque…en realidad no éramos tan extraños. Siempre nos veíamos, solo estábamos tan ciegos e ignorantes como para reconocer la veracidad de la existencia del otro ¿Es posible que me haya enamorado en tan poco tiempo?

—¿Qué opinas tú?—la voz de Alice me hace volver a la realidad, para toparme con la escena de ambas chicas expectantes a la respuesta de una pregunta de la cual no recuerdo ni el momento en el que fue formulada.

Estaba tan inmersa en mis propias emociones que ni siquiera noté en qué momento dejaron de gritar y lanzarse cosas.

—Eh…¿Sobre qué? —inquiero avergonzada y confundida.

—Te dije que no nos estaba escuchando. —se dirige a la rubia palmeando su frente.

—Tu cállate, ya diste tu opinión.—apesar de ser la más baja, Alice es la mayor y resulta gracioso ver cómo Keira, aunque la supera en estatura, acata su orden como si de una niña pequeña que fue reprendida se tratase.—Hablábamos sobre si volveríamos a verlos o no…¿Qué opinas tú?

—Bueno, teniendo en cuenta el avance de las circunstancias, no lo veo como un futuro muy cercano. —digo con sinceridad, porque a pesar de que sé que eso no es lo que ellas quisieran escuchar yo lo considero así.

—Es cierto, si les importásemos realmente buscarían por todos los medios la forma de encontrarnos ¿No? Hace un tiempo lo hubiesen logrado si existiera el interés...

Las palabras pesimistas de Keira, a pesar de tener un poco de razón, no hacen más profundizar el dolor en mi pecho.

¿Él me estará buscando?

¿Al menos lo habrá intentado?

—No te precipites, tal vez  han tenido esas intenciones. Puede que estemos tan apartadas que se les haya hecho difícil conseguirlo…—intenta Alice tranquilizar a la chica, que ya ha comenzado a crear suposiciones innecesarias en su cabeza.

—No importa, de igual manera lo buscaré en cuanto salgamos de aquí.

—Hablas como acosadora, lo vas a terminar asustando.—dirijo mi comentario con intenciones de hacerle reír, pero en lugar de eso Keira cubre con sus manos su rostro y se deja caer en la cama con un pesado suspiro.

—Debería ser ilegal extrañar tanto a una persona.

—Deberías intentar ser un poco más optimista, sin dudas este mundo es un misterio y no sabemos las vueltas que dará el rumbo de nuestra vida.—le reprende Alice.

Un silencio sepulcral hace eco a nuestro alrededor luego de su intervención.

—Tengo miedo. —la frase sale de mis labios sin previo aviso y sin posibilidad alguna de mantenerla oculta por más tiempo.

—Todas lo tenemos, pero la orden se encargará de protegernos…

—No me refiero a eso. —niego ante su respuesta.

Inexplicablemente lo que más me aterra de todo esto no es que nos persigan, que alguien nos desee la muerte, que estemos cautivas, o que todo parezca demasiado irreal y fantasioso para nuestro entendimiento. No es nada de eso.

—¿Entonces a qué le temes?

Suspiro por lo bajo preparándome para la revelación que acabaré por hacer. No porque me preocupe la reacción de mis amigas, sino por mí. No me había percatado de ello…y ahora irremediablemente ha sucedido.

—Tengo miedo de que Jungkook no sea mi predestinado. Yo…creo que me he enamorado.

Ambas chicas se miran inexpresivas, y aunque pensé que Keira se burlaría por haber aceptado tal cosa cuando minutos antes le había negado el tema, en lugar de eso me sonríe y acaricia mi hombro con ternura.

—Yo también tengo miedo de que Tae no lo sea…pero no tiene mucho sentido que el destino nos haya puesto en frente la situación de enamorarnos de ellos para que al final no sean los elegidos, eso simplemente sería cruel.

—La vida es cruel Keira, las personas lo son y el destino…también lo es. Ni siquiera en nuestra mente estamos exentos a la crudeza y  frivolidad de este mundo.—espeto con escepticismo.—No sirve de nada buscarle explicaciones o un porqué al sufrimiento, simplemente está ahí, tan vivo y presencial como nuestra propia sombra. A veces nos advierte y podemos evitarlo, sin embargo el humano es un ser tan extrañamente irracional que termina ignorando esa  posibilidad. Otras veces solo sucede, simplemente sufrimos porque así lo quiso el destino.

Las imágenes de aquel sueño se repiten continuamente en mi cabeza por cada sílaba que expulsan mis labios, e inevitablemente le encuentro más razón y relación a todo…tal vez es una advertencia. No obstante, de igual manera sucederá y por mucho que lo sepamos no estaremos preparados para el dolor. O simplemente puede tratarse de una simple ilusión… ¿Quién sabe?

—Tu sobre-análisis no ayuda.—masculla para acto seguido darnos la espalda y refugiarse bajo sus sábanas.

No pensé que se molestaría tanto por mi lógica…no era mi intención bajarle los ánimos, solo quise ser realista. Crearnos falsas ilusiones no hará del sentimiento algo más ameno y menos doloroso.

—Tranquila, mañana se le pasará. Durmamos ¿Sí? —me susurra Alice al ver mi rostro preocupado por la reacción de Keira.

Asiento ante su sugerencia y me desplazo hasta mi cama para, después de desearles dulces sueños a ambas, cerrar mis ojos y esperar a que esa tétrica ilusión no vuelva a repetirse.

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