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Capítulo 27

"Tú eres la estrella que transforma lo ordinario en extraordinario".

-Boy with luv.
[BTS]
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—Yo...—trato de articular palabras pero, a pesar de que yo también estaba deseando este beso, me ha tomado por sorpresa y no estoy seguro de cómo deba comportarme ahora.

—Lo siento, fue...un desliz, olvídalo todo, no volverá a suceder. Si no te importa regresaré a la habitación, me iré temprano en la mañana.—y sin darme tiempo a detener su huida, se aleja a gran velocidad hacia la habitación.

¿Qué ha sido eso?

¿Por qué...?

¿Significa que me ha reconocido por fin?

Estaba empezando a creer que yo era el único que podía verla en mi subconsciente...

Realmente deseaba muchísimo que me recordara, pero no estoy del todo listo para afrontarlo ¿Cómo se supone que deba actuar ahora?

Tengo que hablar con ella...

Palmeo un poco mis mejillas para disipar el exuberante rubor que ha poblado dicha zona y me encamino con cautela a la habitación. Toco la puerta unas cuatro veces pero nadie responde, así que decido entrar en caso de que no me haya escuchado.

—¿Liz...?—entreabro la puerta con cuidado, encontrándome con la oscuridad que se cierne sobre el lugar.

Al no obtener respuesta alguna, decido llevar mis pasos un poco más lejos hasta toparme con la imagen más hermosa que probablemente haya visto hasta el día de hoy...

Su nívea piel contrasta con los rayos de luna que se escapan por las hendiduras de los amplios ventanales, sus ojos adornados por las largas pestañas acariciando sus mejillas y sus labios entreabiertos...esos labios tan hermosos y que tanto anhelo me han causado en los últimos días. Ella descansa plácidamente mientras su pecho asciende y desciende con suavidad siguiendo el compás de su pausada respiración. Incluso he olvidado lo que he venido a hacer...

—Ya te has dormido...—suspiro rendido y me dispongo a regresar.

Sin embargo, a solo un paso de la salida, mis pies giran sobre sus talones y en menos de unos pocos segundos ya me encuentro junto a ella acomodando mejor la manta sobre su cuerpo.

—Ya no diré "sueña conmigo". Tendremos mucho tiempo para vernos a partir de ahora y esta vez ninguno se olvidará del otro.—susurro mientras acaricio su cabello.

Acerco mis labios a su rostro y dudo durante unos instantes. Mi corazón late tan acelerado como el primer día en que la vi. Río por lo bajo al recordarlo y finalizo mi acción depositando un casto beso sobre su frente. Mañana me encargaré de aclararlo todo.

Una última mirada a mis espaldas y termino por cerrar la puerta para irme a dormir también, aunque que sé que conciliar el sueño no me será tarea fácil esta noche.

Mis ojos se abren de golpe acostumbrándose con rapidez al ambiente del lugar, aún los molestos rayos del sol no han invadido la sala de estar, así que me es fácil aclarar mi vista lo suficiente como para notar la causa de la interrupción de mi plácido  descanso.

Mi celular vibra con ahínco junto a mi cuerpo, y antes de contestar la llamada, reviso la hora...8:30 AM.

¿Qué diablos quiere tan temprano un domingo?

Espero que sea algo importante, porque no tiene sentido que interrumpa mis vacaciones de esta forma.

Me acomodo sobre el sofá en el que he tenido que dormir esta noche y atiendo la llamada con irritación.

—¿Sí?

—Joven Jeon, ¿Cómo ha amanecido?

Y aún se atreve a preguntar...

—Bueno, para serle sincero aún no he amanecido...—espeto con sarcasmo.

—Oh, perdone si lo he despertado.

Será...

Desde aquí puedo percibir la burla en sus disculpas.

—¿Qué es lo que pasa?

—Él quiere verlo.—contesta sin rodeos.

—¿Ahora?—pregunto incrédulo mientras paso mis dedos por mi desordenado cabello.

—Sí, en veinte minutos para ser exactos. Hoy tiene una agenda bastante apretada.

—Esto no es posible...—bufo con escepticismo.—¿En vacaciones?

—Es un tema importante joven Jeon, le recomiendo que se apresure.

—¿Ha avisado ya a los chicos?—inquiero mientras me coloco mis pantalones, resignado a que deberé ir a como de lugar.

Si en serio es algo importante será mejor que no me retrase.

—Oh no, solo quiere verlo a usted.

Vaya...eso es nuevo.

—¿Y eso por qué?—frunzo mi ceño sin poderlo evitar.

—Lo sabrá en cuanto llegue, ahora dígame ¿Envío a alguien para que lo busque o...?

—No es necesario, puedo llegar por mi cuenta.

—Bien. Veinte minutos.—sin más palabras, finaliza la llamada.

¿Qué es todo esto?

En serio no sé cómo no he perdido la cabeza hasta ahora. No pueden dejarme en paz ni un jodido segundo.

Una vez vestido, sí, porque ni tiempo para una ducha me han dado, tomo las llaves de mi auto y me dispongo a bajar las escaleras, ya desayunaré algo ligero más tarde. Mi andar se detiene justo en frente de la habitación, debería avisarle que saldré...

Golpeo con ligereza la puerta, y al solo presenciar silencio del otro lado, vuelvo a abrir esta con suavidad encontrándome a la chica acurrucada junto a mi almohada durmiendo tranquilamente. Inconscientemente sonrío al verla, prefiero no despertarla. Estoy seguro de que volveré pronto,  probablemente antes de que despierte, así que mejor dejaré que descanse por ahora.

Salgo del departamento y busco mi auto, una vez acomodado dentro del mismo, avanzo en dirección a la empresa. Me intriga muchísimo saber cuál será ese tema tan importante que desea tratar personalmente conmigo.

Consigo entrar al edificio y avanzo por los espaciosos corredores de la agencia, algunos empleados me saludan con educación y otros me observan perplejos. Deben de estarse preguntando qué hago tan temprano aquí y más aún cuando todo Bangtan está de vacaciones...y créanme, yo me estoy cuestionando lo mismo desde que recibí la llamada.

—Veinte minutos.—le espeto con una sonrisa fanfarrona al secretario Hwang que me esperaba a pocos metros de la oficina.

—Veinticinco.—contesta mientras observa su reloj y me analiza con seriedad.

Este hombre más estricto no podría ser. Ya entiendo porqué el CEO lo ha mantenido como su mano derecha durante todos estos años. Igualmente nunca ha llegado a ser de mi completo agrado.

—Lo que digas...—le resto importancia a su gesto de reproche rodando mis ojos y paso por su lado para tocar la puerta de la oficina de nuestro CEO...Bang Shin Hyuk.

Escucho la voz del otro lado invitándome a pasar, así que entro encontrándome con el señor Bang sentado en su escritorio con algunos documentos entre sus regordetas manos.

—Buenos días.—le dedico una reverencia y avanzo en su dirección.

—¡Oh! Pensé que demorarías más.—ríe un poco mientras se levanta de su silla y camina hacia mí para luego palmear suavemente mi hombro.

—Eso era antes, digamos que ahora me he vuelto más responsable.—sonrío con orgullo.

—Ya no me cabe duda. A veces olvido todo el tiempo que ha pasado.—se carcajea un poco y con sus dedos me incita a tomar asiento en frente de su lugar.

—¿Cuál es la razón por la que me ha pedido venir?—inquiero impaciente.

—¿Tan pronto quieres finalizar el encuentro? ¿Tienes prisa?—profiere con diversión.

—De hecho sí, hoy estoy algo...ocupado. Tengo cosas que hacer.—me limito a responder, claramente solo quiero marcharme para poder verla...

Tarde o temprano tendremos que hablar de lo sucedido anoche.

—Ya veo...¿No querrás mejor decir que tienes alguien a quien ver? Y no me refiero al resto de los chicos.—su tono jocoso ha desaparecido y ahora solo me dedica una mirada acusatoria que me descoloca por instantes.

—¿Qué?—por lo que acaba de decir, imagino la causa de que me haya citado hoy aquí...y no me gusta para nada el rumbo que planea tomar la conversación.

—Vayamos al grano entonces. Verás Jungkook, hace unos días un empleado de la empresa nos informó que una chica fue vista entrar a tu auto. Digamos que no le tomamos mucha importancia al tema, tú eres mayorcito y estás al tanto de las consecuencias de ciertos actos así que deduzco que hayas protegido tu identidad...—hace una pausa para observar mi reacción neutra y continúa.—No es la primera vez que ustedes se...¿Cómo decirlo? "Se ven" con alguna chica, son jóvenes y eso es compresible. Lo que nunca había pasado era que la misma mujer se repitiera.

—¿Qué quiere decir con eso?—mis nervios comienzan a resurgir y esta vez se encuentran disfrazados por el coraje. Así que debo controlarme si no deseo tornar esta conversación a una discusión agresiva.

Pero es algo inevitable, sé que se refiere a ella y sé lo que dirá a continuación. No estoy de acuerdo con ello y me molesta que la nombre siquiera...

—Pues, además de ese día, el conductor de la Van N⁰15 nos informó que fuiste a encontrarte con ella...y por ende fue él quien te llevó.

Recuerdo a qué momento se refiere, fue el día en que tomé la foto de ambos juntos y le devolví la agenda. Jodido conductor que tuvo que irle con el cuento...claramente ya no puedo confiarle a nadie de aquí mi privacidad.

—Tenía algo que devolverle ¿Qué tiene eso...?—respondo a la defensiva.

—Y por último, el día de ayer en la noche el secretario Hwang te reconoció en el Hospital Central y... ¿Adivina qué? Estabas con la misma chica. Además, los vio marcharse juntos.—me interrumpe para continuar con su parloteo.

Mi vista se posa en la expresión serena del secretario Hwang y con mi mirada perforo sus rasgados ojos a través de los cristales de sus lentes.

—No me mires así, mi madre está ingresada en ese lugar y casualmente cuando iba a visitarle te he visto. Con tantos años junto a ustedes podría reconocerlos a cada uno cubiertos hasta la cabeza y a mil leguas de distancia.—Hwang se encoge de hombros y continúa tecleando con destreza en su ordenador.

—Y bien...¿Qué tienes que decir al respecto?—continúa Bang.

—Realmente nada, es solamente una amiga. No sé cuál es el problema...

De hecho sí que lo sé, pero no porque ellos lo digan voy a simplemente alejarme de ella, no esta vez.

—No puedo creer que después de tanto tiempo tenga que volvértelo a explicar...¿Estás en el pre-debut o qué? —ríe amargamente mientras sostiene el puente de su nariz exasperado.

—Mire, señor Bang, no hay nada de lo que deba preocuparse y eso puedo asegurarlo. He mantenido el mayor cuidado posible...

—¿Ah sí? ¿Y cómo explicas que, sin contar al conductor, ya dos personas diferentes los han visto?—se cruza de brazos con autoridad.—Increíblemente hemos tenido la suerte de que han sido miembros de nuestra empresa, pero no hay garantía de que otra persona del exterior...

—No pasará.—le interrumpo presionando mis puños sobre mis rodillas.

—¿Qué te hace estar tan seguro?

—Solo....relájese.—suspiro obstinado por el tema.

—Bien, entonces...contéstame solo algunas preguntas y te dejaré en paz por el momento.—asiento y me preparo para su interrogatorio.—¿Quién es esa chica?

—Ya le dije, es una amiga. Nos conocimos hace poco, cuando perdió una posesión importante y tuve la obligación de devolvérsela.—explico lo más neutral que puedo e intento omitir detalles.

—¿Entonces entre ustedes no hay nada más? ¿No se han visto antes?—frunzo el ceño ante su repentino interés en ella, por alguna razón me molesta y no sé porqué.

Entiendo su preocupación como presidente de la empresa y por nuestra imagen en general...¿Pero realmente tiene que hacer todo esto? Citarme solo aquí, en medio de mi descanso, buscándole el mínimo defecto a mi versión de los hechos...no me agrada para nada.

—No y no.—espeto con sequedad.

—¿Es una artista? ¿De qué empresa?—continúa presionando.

—No es una artista. Tampoco una fan.
—me apresuro a decir antes de que se le ocurra preguntarlo.

—Jungkook, ya sabes las reglas y todo lo que pienso sobre esto. No puedo permitir que la imagen de la empresa se arruine de forma estrepitosa por una simple emoción del momento de tu parte.

—No es una "simple emoción del momento" y ya le he dicho que no tiene nada de qué preocuparse. Nadie además de nosotros sabrá de esto.—bufo harto del asunto.

—¿Entonces dejarás de verla?

—No he dicho eso. Si lo que le preocupa es la reputación del grupo y de la empresa, entonces confórmese con mi respuesta. Como buen empleado me aseguraré de que nada lo arruine. Y a cambio usted, como buen jefe, deberá procurar no entrometerse en mi vida personal. Ahora si me disculpa...—me coloco de pie y acomodo mi camisa con el propósito de dar por finalizada la reunión.

Pero antes de que mi cuerpo avance, la gruesa mano de Bang impacta sobre mi hombro haciéndome girar nuevamente en su dirección.

—Debes alejarte de esa chica, tómalo como un consejo, al fin y al cabo ustedes son como mis propios hijos ¿No? Ella no es buena para ti.

—¿Por qué? ¿No es buena porque no es famosa o adinerada? Disculpe si mi actitud le parece insolente señor, pero creo que ya tengo la edad y madurez suficientes como para definir por mi cuenta lo que crea conveniente o no.—exploto lo que tanto me he retenido desde que entré a esta oficina.—Ya no soy el niño de dieciséis años que vivía bajo su sombra, yo sé cumplir con mi trabajo y para usted eso debería ser suficiente.

—Jungkook...

—Ah, y algo más...espero no se atrevan a intervenir con ella, no ha hecho nada malo. Así que las demandas, advertencias, y esas cosas a las que tanto acostumbran, guárdenlas para los oportunistas a los que valga la pena reprender. Entonces jefe, nos vemos dentro de unas semanas.

—¡Jeon Jungk...!—salgo de la oficina con elegancia y cierro la puerta a mis espaldas.

No voy a tolerar que me aparten de ella, incluso si eso significa arriesgar mi posición. No tengo miedo a las consecuencias, llevo lo suficiente en este negocio como para saber a la perfección cómo funciona y lo que me corresponde o no hacer. Lo que la concierne a ella no está en discusión.

—¿Te vas a mover o te muevo?—le espeto a un joven de cabellos claros y porte occidental que permanece estático en su lugar, observándome con seriedad y obstruyendo mi camino.

No quería sonar cortante, pero sucede que cuando me enfado pierdo los cabales y ahora mismo estoy realmente molesto.

—¿Por qué no te mueves tú?—contesta de forma socarrona.

¿Y este niño quién se cree que es?

—¿Te crees muy empoderado, eh?
—avanzo hacia él mientras se limita a sonreír subestimando mis acciones.

Maldito estúpido...

—¡Joven Jeon! ¿Qué cree que hace?—exclama horrorizado el secretario mientras intenta apartar mi cuerpo del chico, puesto que segundos antes lo había tomado con mi puño por el cuello de su camisa y estaba a punto de golpearlo.

—No vuelvan a molestarme por cosas como estas mientras estoy de vacaciones.— profiero con amargura soltando al chico, y a grandes zancadas, me encamino hacia la salida del edificio.

¿Quién rayos era ese imbécil y por qué el secretario Hwang lo dejó pasar a la oficina después?

Espero que no se trate de un nuevo empleado porque el próximo comeback va a tener como concepto una masacre. Dios...¿Qué me pasa?

Necesito calmarme, no... más bien necesito verla cuanto antes.

Regreso al departamento lo más rápido que el auto me permite, y una vez allí, busco con la mirada en cada rincón del lugar pero no soy capaz de encontrarle.
Confundido recuesto mi cuerpo a la pared y suspiro..

La habitación. Aún no he revisado en ese sitio.

¿Será que todavía duerme?

—Ah, esta niña. Ya casi es mediodía y aún no se despereza.—río ante mis palabras y subo las escaleras para acto seguido abrir la puerta de la habitación sin siquiera llamar antes.—¡Buenos...! Días.

Está completamente vacía. Toda la casa está completamente vacía.

¿Por qué se ha ido?

Le dije que podía quedarse aquí hasta que encontrara un lugar ¿Dónde se supone que esté?

Oh no, seguramente se ha avergonzado tanto de haberme besado que no ha tenido el valor de verme. Y es por mi culpa, debí de haberle dicho todo en ese momento.

Estúpidos nervios.

Tal vez piense que está enloqueciendo a causa de los sueños, también creía eso al principio, o quizás asuma que no me gustó el beso...

Joder, tengo que encontrarla lo antes posible.

Marco su número una y otra vez pero no responde ¿A caso me está evitando?

Pues si ella no contesta...debería llamar a sus amigas ¿No?

Ah, el minúsculo problema que tengo con eso es que no conozco sus números ¿Qué hacer?

Piensa Jungkook, piensa... no por nada te dicen Golden Maknae.

Muerdo mi labio inferior mientras sopeso mis opciones, hasta que la respuesta me llega al instante.

¡Bingo!

—Contesta...—le hablo a los incesantes tonos de la línea hasta que estos cambian a una gruesa voz.—¿Tae?

—Hola...¿Qué pasa?—masculla con una voz más gruesa de lo normal.

—¿Te he despertado?

—Pues sí...—se interrumpe para soltar un largo y sonoro bostezo.—Todos aquí aún duermen, anoche estuvimos hasta la madrugada jugando online y transmitiendo vlives....

—¿Por qué tienes el teléfono de Jimin?—inquiero puesto que a quien he llamado ha sido a Jimin hyung.

—Eh...Jungkook, este es mi teléfono.—frunzo el ceño y aparto el aparato de mi oído para ver si es cierto y efectivamente, en lugar del teléfono de Jimin he marcado al de Tae.

Con la inquietud del momento ni siquiera me percaté de si estaba llamando al lugar correcto.

—Oh, lo siento hyung, me he confundido. Perdona por haberte despertado, nos vemos...

—Espera ¿Qué necesitas?
Tal vez pueda ayudarte
¿O debería despertar a Jimin?

—Uh...bueno, solo quería saber el contacto de alguna de las amigas de Liz. Y pues tengo entendido que Jimin y Alice intercambiaron números...

—Ya veo, lo siento. No tengo el número de Alice.—su respuesta me desanima, pero esta sensación no tarda en desaparecer cuando continúa.—Pero puedo darte el de Keira...

—¡¿En serio?! Oh, genial.—suspiro aliviado hasta que deparo en otra cuestión.—Espera...¿Por qué tienes el número de Keira? ¿Desde cuándo son tan cercanos?

—¿Eh? Ah, eso es porque....—carraspea un poco mientras yo intento contener la risa.—A Yeontan le gusta, sí, es eso.

—Ah, ya veo. Entonces a "Yeontan" le gusta.—repito con un marcado sarcasmo y burla en mi voz.

—Oye Jeon ¿Por qué no te concentras en tus cosas y me dejas en paz? Mejor no te ayudo...

—No, no, no. Está bien, perdona. Envíame su número por un mensaje.

—Por cierto... ¿Para qué lo necesitas?

—Estoy llamando a Liz pero no responde a su teléfono. Imagino que quizás alguna de sus amigas sepa de su paradero...

—¡Oh! Así que discutieron y te dejó ¿Qué hiciste esta vez para hacer enojar a la pobre chica?—ríe con burla intentando colmar mi paciencia.

—¡Hey! ¿Por qué tengo que ser yo quien haga las cosas mal?

—No lo sé, porque eres el hombre supongo. Según ellas, nosotros siempre tenemos la culpa de todo ¿Eso no te parece sexista?—otra vez está divagando.

—Hyung por favor, no digas cosas estúpidas y envíame de una vez por todas el...

—¿Es Jungkookie? Dame el teléfono ahora mismo y le diré un par de cosas a ese niño...—la estruendosa voz de Jin interrumpe nuestra conversación.—¡Yah! Jeon Jungkook ¡¿Dónde rayos te metiste y por qué no avisaste que no vendrías a dormir!? No sabes lo preocupados que...

—¡Tae envíame el número!—grito para que escuche mi voz por encima de los gritos de Seokjin y cuelgo antes de que este comience a discutir cómo solo él sabe.

Subo a mi habitación nuevamente y no me sorprende encontrar la cama meticulosamente arreglada como si nunca nadie la hubiese utilizado. Me despojo de mi ropa y me dispongo a tomar la ducha que no pude permitirme en la mañana.

A los pocos minutos mi celular indica una nueva notificación, al fin Tae ha enviado el contacto de Keira. No me inmuto al notar la incontable cantidad de llamadas perdidas y mensajes, tanto de Seokjin como de algunos otros miembros. Es cierto que no acostumbro a irme y ausentarme la noche entera sin avisar, pero con todo lo que aconteció ayer eso estuvo entre mis menores prioridades.

Termino mi baño, y una vez vestido nuevamente, me dispongo a llamar a Keira.

¿Y adivinen qué? Tampoco contesta...

Intento unas cuantas veces más tanto con ella como con Liz y todavía nada.
Me he comenzado a exasperar.

¿Y si sucedió algo? ¿Debería regresar a la residencia para asegurarme?

No lo pienso mucho y, justo cuando estoy a punto de atravesar la puerta, una llamada telefónica me hace detener la acción.

—¿Señor Jung?—pregunto extrañado ante su repentina llamada.

—Hospital Central. Está en el Hospital Central.

—¿Cómo...?

—Jeon, no hay tiempo para preguntas, ha ido a visitar a su amiga. Deberías estar con ella ahora y en cuanto a cómo lo he sabido...digamos que pasaba por el lugar y simplemente nos encontramos ¿Conforme?

No realmente. Su respuesta no me acaba de convencer, sin embargo me interesa mucho más verla. Así que luego de despedirme cortésmente, cuelgo la llamada y me encamino hacia el Hospital Central. Deduzco que en auto serían treinta minutos desde mi locación.

Una vez frente al sitio, me encuentro pensando en las opciones que tengo para encontrarla. No conozco bien el nombre de su compañera de habitación, así que se me haría complicado pedir indicaciones en la recepción.

Luego de vagar un rato por los alrededores, un sollozo apagado capta mi atención. Me aseguro de cubrir con cuidado mi rostro en cuanto la veo...

No se me hace posible distinguir sus facciones puesto que su cabeza se encuentra escondida entre sus brazos, pero estoy seguro de que es ella.

No me detengo a pensar el porqué de su comportamiento, básicamente se encuentra en el piso cubriendo su rostro, hasta que me acerco a su cuerpo y escucho su llanto intensificarse...

¿Qué pasó? ¡¿Quién le hizo eso!?

¿Por qué alguien tan fuerte como ella tendría necesidad de verse así?

Entonces respondiendo a mi pregunta, mi corazón se aprieta en mi pecho. Tal vez no la conozco tanto como creía hacerlo, ahora caigo en cuenta de que no sé nada en lo absoluto sobre ella y eso me sabe mal. Quizás solo asumí la idea de que por su temperamento era alguien fuerte y me siento ridículo por haberme conformado con lo que mis ojos percibían en lugar de acercarme más a su persona.

Quiero ayudarla, quiero saber todo de su mundo y ser parte de él, siento que hasta ahora me he comportado como todo un estúpido queriendo asumir sentimientos tan fuertes y esperando que sean recíprocos cuando ni siquiera me he preocupado por prestarle más atención a los suyos. No puedo dejar que todo dependa de nuestros sueños...

Saco de mi bolsillo el pequeño pañuelo gris que siempre cargo conmigo y se lo extiendo haciendo que este roce sus nudillos, acto que la hace limpiar sus lágrimas y elevar su rostro hasta conectar nuestras miradas.

Lejos de la reacción que esperaba, su llanto se acrecienta, así que doblo mis rodillas a su altura quedando frente a ella para acunar su rostro entre mis manos y volver a secar sus mejillas con mis dedos.

—¿Jungkook?—susurra entrecortadamente por los intermitentes sollozos que escapan de sus labios.—Yo...Yo..

—Tranquila, no necesitas decirme nada. Todo estará bien.—callo sus palabras con una sonrisa en un intento por cesar sus lágrimas.

No sé qué ha pasado, pero ahora mi prioridad es hacerla sentir mejor y calmar un poco su tristeza.

Lo que sucede después, tampoco me lo esperaba, y es ese abrazo necesitado que me dedica mientras se aferra con fuerza a la tela de mi abrigo. Llora en silencio y me parece que lo mejor es no decir nada y dejar, que a su forma, se despoje de todas sus inquietudes. Y si para eso me necesita, voy a quedarme junto a ella el tiempo que sea preciso.

Acaricio su cabello y su espalda hasta sentir cómo sus sollozos se detienen lentamente. Un poco avergonzada, deshace nuestro abrazo. Y me resulta algo gracioso la forma en la que intenta disipar las arrugas en mi abrigo causadas por su agarre, es realmente detallista y eso me gusta.

—Volvamos al apartamento ¿Sí? Necesitas descansar, prometo que no te incomodaré.—le ofrezco ayudándola a levantarse.

—No...—hace una pausa para sorber su nariz de forma tierna.—¿No vas a preguntar qué pasó?

—Realmente quiero saberlo, pero más aún quiero que estés bien y dejes de llorar. Así que no, no preguntaré nada, esperaré a que te sientas cómoda como para hablar del tema. Y si por el contrario no te apetece, no te preocupes, con que puedas sentirte mejor para mí es suficiente.

Observo cómo sus ojos se encuentran más abiertos que antes, analizándome con asombro. Y el leve sonrojo de sus mejillas me basta para sentirme feliz.

—No digas esas cosas...—masculla apartando su mirada de la mía.—Me hacen querer abrazarte otra vez...
—su susurro esta vez hace arder mi rostro. No entiendo cómo con unas simples palabras pueden causarme tantos estragos.

—Ya sé que soy irresistible y todo eso...pero estamos en un hospital, no creo que sea lugar para esas cosas.—le sonrío con picardía y ella golpea mi brazo para luego rodar sus ojos exasperada.

—Se me olvidaba que padeces de arrogancia crónica, no puedo ser agradable contigo...

—No lo decía por ti, es porque yo también tengo unas ganas inmensas de abrazarte otra vez.

Su tez palidece por un instante para luego tornarse de un rojo intenso que, si no fuera por la seriedad del momento, me estaría burlando de ella por toda la semana. Pero no la culpo, puesto que por el calor en mis mejillas, deduzco que mi rostro debe estar igual o peor. Es en estos momentos cuando agradezco llevar máscara.

—Idiota.—río ante su actitud y sin poderlo evitar despeino un poco su cabello, consiguiendo que su cuerpo se tense y su mirada se aparte con timidez de la mía.

—Entonces... ¿Nos vamos?—le extiendo mi mano y espero por su reacción.

Suspira y dudosa estira su mano, sin embargo, no hace ademán de tomar la mía. Parece estar pensándoselo mucho. Así que tomo la iniciativa, y sin previo aviso, sostengo su mano con determinación. Sin darle tiempo a reprochar mi sorpresiva acción, me encamino hacia el auto guiándola mientras que ella mira hacia el suelo sonrojada...

Y yo no soy capaz de dejar de sonreír por el simple hecho de tenerla a mi lado de nuevo.

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