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Capítulo 26

“No basta solamente la verdad, más conviene mostrar la causa de la falsedad.”

-Aristóteles

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—Antes que nada, debo pedirles que no hagan un escándalo sobre la situación y traten de abrir sus mentes lo más que puedan.—NamJoon es el primero en romper el silencio.—Por favor, escuchen hasta el final. El señor Jung se encuentra más especializado en el tema, así que él les podrá contar mejor.

Una vez sentados en el sofá de la extravagante oficina, toda la atención se gira en dirección a Hyo Shin, quien carraspea segundos antes de iniciar su intervención.

—Seguramente se han estado haciendo muchas preguntas sobre los últimos acontecimientos y sucesos extraños, como ha sido el caso de la iluminación de sus lunares o su encuentro...

¿Cómo ha sabido sobre eso…?

Quiero decir un montón de cosas, pero esta vez decido acatar la orden de NamJoon y escuchar hasta el final. Ya no debería sorprenderme lo mucho que parecen conocer sobre mí, incluso más que yo misma.

—Pues bien, el hecho de que ustedes tres se conocieran no fue una simple casualidad, ya todo estaba prescrito. Solo fue cuestión de tiempo para que se diera la ocasión.

—¿Prescrito por quién?—pregunta Alice incrédula.

—Por el universo, claro.

—Qué absurdo…—bufa Keira y hace el ademán de ponerse de pie, pero la voz de Yoongi la detiene..

—¿Absurdo? ¿Te parece absurdo que casi hayan matado a una persona inocente y que las siguientes puedan ser ustedes por no querer escuchar hasta el final?

—¿Y qué pruebas tenemos para deducir que lo que nos contarán es cierto?—contrataca ella.

A pesar de no haber opinado nada, me encuentro en su misma posición. Yo tampoco confío mucho en que esto sea del todo real.

Alnitak, tú tienes tu lunar astral en el tobillo, cuya forma es esférica. Y tú Mintaka, tienes tres pespuntes de la misma esencia en tu nuca.—afirma con seguridad Hyo Shin.—La primera sufre de escalofríos y espasmos involuntarios. Y la segunda, cambios bruscos en los sentimientos. Por otra parte, podría hacer mención también de los sueños de Alnilam.

—¿Cómo sabe todo eso? ¿Y por qué nos llama así?—indaga Alice esta vez atónita al igual que Keira y yo. Esto ya comenzaba a resultar inquietante.

—Tal vez si me dejaran continuar hasta el final pudiera responder a sus preguntas.

Ambas chicas parecen tan sorprendidas por lo anterior revelado, que no ponen objeción alguna en hacer lo que el anciano les pide. Yo por alguna razón, a pesar de mi estado de estupor, no me siento tan asombrada como quizás debería. Intuía que algo extraño saldría de toda esta intriga.

—Bien, esos nombres son sus estrellas. Verán, hace aproximadamente cinco siglos se creó “Ad Astra “....cuya traducción del latín sería “ Hasta las estrellas”.—retoma su explicación.—Se trata de una orden en la cual la ciencia y la mística se han unido por un bien común, es decir, los astrónomos y sacerdotes espirituales trabajan en conjunto en esta organización.

—¿Para qué fue creada?—cuestiono yo esta vez.

—Al principio, cuando el hombre comenzó a descubrir los primeros fenómenos del universo, se recurrió al intelecto y a la ciencia por medio de la creación de diversos dispositivos que primeramente fueron muy rústicos y luego se fueron modernizando. Pero necesitaban más. Se dieron cuenta de que había algo más allá de la lógica que explicaba el comportamiento de aquello que estudiaban. —todos escuchamos atentos las palabras de NamJoon, que había intervenido en la plática segundos antes.

—Es así como se descubrieron las leyes que rigen al universo y al ser humano, la función y capacidad de los astrales, la ley de atracción y el ámbito espiritual más allá de nuestro mundo.—profiere con solemnidad, y por muy descabellado que parezca, la seriedad del tema me hace comenzar a creer en la veracidad de lo que cuenta.—Pero para ello fue necesario contar con el amparo de ciertas personas que poseían un don; el don místico y la sensibilidad espiritual que establece un vínculo directo con el plano astral. Ese don no es más que la selección que hizo el universo para que sus deseos fuesen cumplidos, solo esas personas pueden llevar a cabo sus propósitos.

—Al principio no convivían juntos astrónomos y sacerdotes, debido a las diferencias de nuestras creencias. Pero se vieron en la obligación de intentarlo gracias a la aparición de un nuevo fenómeno. A lo largo de los años, los sacerdotes han estado cediendo su puesto como herencia de familia a todos aquellos hijos o nietos que hayan heredado el don.—completa esta vez la chica, Hye Kyung.

—Entonces tú…

—Sí, mi padre es un sacerdote veterano y yo hace poco heredé su cargo en la orden.

—¿O sea que todos los presentes pertenecen?—pregunto anonadada.

—Seung Woo y yo ya nos hemos retirado. Pero decidimos encargarnos de esta última misión debido a su complejidad, para poder guiar además a los más jóvenes que en este caso son NamJoon y Hye Kyung.—responde Hyo Shin con orgullo y naturalidad.

—Pero…si Hoseok es su nieto ¿Por qué no está aquí?—repara Alice buscando en vano al aludido con la mirada.

—El padre de Hoseok heredó el don, pero lamentablemente él no. Así que, aunque quisiera, no debo inmiscuirlo en esto puesto que algunas de las reglas lo prohíben.

—¿Qué es eso de la importante misión y qué tiene que ver todo con nosotras?—indago ansiosa por saber más y recibir una nueva respuesta a todas mis preguntas.

—Pues, el fenómeno que mencionaba antes se denomina Cruce de Astrales. Consiste en que una vez cada dos siglos, con el nacimiento de una nueva persona, sus astrales se cruzan con los de otra formando un lazo espiritual que los unirá de por vida.

Tanto mis amigas como yo, estamos estupefactas sin poder creer completamente las palabras de Hye Kyung.

¿Qué clase de locura astronómica es esta?

—Los predestinados, como comúnmente los llamamos, deben encontrarse y cumplir con la profecía. Por lo que para ello, el universo concentra todas sus energías y las deposita en esa tarea.—analiza ella ignorando nuestras expresiones de desconcierto.—Puedes reconocer a aquella persona para la que has sido destinada por medio de su marca astral, un lunar de matiz rojizo que aparece en el cuerpo de cada uno de los individuos ¿Les suena eso?

—No puede ser…¿Me estás diciendo que nacimos bajo esa profecía y también tenemos predestinados?—Hye Kyung asiente a la pregunta de Keira dejándonos aún más perplejas que antes.

—Eso no es posible. Dijiste que ocurre cada dos siglos con el nacimiento de un único ser… pero nosotras somos tres.— noto esa cuestión y ruedo mis ojos con escepticismo.

—Precisamente, he aquí la dificultad de la misión. Los guías o sacerdotes espirituales tenemos como una de nuestras funciones ayudar a que las leyes astrales se cumplan, y esta vez nos han asignado la tarea de guiarlas hacia ese destino.—me responde Seung Woo dando una palmada en su muslo.

—Sigo sin entender…—Alice es interrumpida por Seung Woo, que continúan con su explicación de igual forma.

—Este último siglo, a diferencia de otros, ocurrió una anomalía. En lugar del cruce entre dos astrales, sucedió con seis. Es decir, ustedes tres y sus predestinados. Nunca habíamos enfrentado tal situación y es por ello que hemos decidido ampararlos en su trayecto. Como ven, nos hemos unido para ello cinco sacerdotes.

—Entonces también eres uno…—le comenta Alice a Yoongi, a lo que él comienza a reír con indiferencia.

—De hecho no, no soy un sacerdote ni nada por el estilo. Solo... digamos que escuché de más y sin percatarme me vi inmiscuido en el asunto.—aclara él con una sonrisa cómplice lanzándole una mirada furtiva a NamJoon.

—Yoongi es muy astuto. De alguna forma terminó por descubrirme y no me quedó más remedio que dejarlo unirse a la causa.— NamJoon lo mira con reproche, pero de igual forma termina por sonreír restándole importancia al comportamiento de su amigo.

—¿Por qué motivo en específico si se puede saber?—inquiere Keira no muy convencida de todo.

De repente el ambiente se torna tenso. Entre Yoongi y Namjoon se libra una batalla de miradas de advertencia y nerviosismo. No piensan contestar a eso, y aunque no tengo idea del porqué, prefiero obviar el tema puesto que hay otras cuestiones que me interesan más en estos momentos.

—Entonces, si no es Yoongi…¿Quién es el quinto?—pregunto al fin.

—Me dijo que eras inteligente. Vamos, piensa un poco más.— me incita NamJoon a analizar.

Automáticamente recuerdo las palabras de Yoongi esta mañana, y  aquella en especial que me hizo aceptar venir con él a pesar de no conocer siquiera sus intenciones.

—¿Clarie? No puede ser...—murmuro con sorpresa.

—Pues sí. Tu nana te ha estado cuidando todo este tiempo y preparándote para este momento.

Nana...

Eso explica muchas cosas sobre su comportamiento y sus respuestas carentes de información.

Ella siempre lo supo todo.

—Cuando nacieron, inmediatamente logramos localizarlas. Era necesario que alguien se quedara con ustedes allá, ya que nosotros radicamos aquí y debíamos hacernos cargo de…ciertas cuestiones. Ella decidió quedarse contigo puesto que tus padres no parecían estar mucho tiempo en casa, así que consideró que necesitabas a alguien que te cuidara, al contrario de las otras que sí poseían una familia más funcional. Realmente te tomó afecto como a una hija. —Hyo Shin me sonríe con ternura.

Mis ojos se nublan por momentos debido a las espesas lágrimas que amenazan con brotar, estoy muy agradecida con ella por todos estos años a mi lado. Parte de su trabajo o no, igualmente ha sido la madre que jamás habría podido disfrutar si no se hubiese quedado conmigo.

—¿Por qué no me dijo nada nunca?

—Lamentablemente, nuestras reglas no nos permiten hacer eso. Se supone que el universo sea quien dirija su curso, nosotros solo funcionamos como intermediarios en ciertas cuestiones. Si te hubiera dicho sería una completa violación a las normas, estaría forzando el destino y eso podría desarrollar una serie de eventos negativos en su vida.

—¿Cómo pudieron localizarnos al nacer?—cuestiona Keira cambiando el rumbo de la conversación.

—Por las estrellas, la anomalía surgió debido a que las estrellas que conforman la constelación del Cinturón de Orión se alinearon después de años, dando paso a su nacimiento.—le contesta Seong Woo esta vez.—La estrella mayor, Mintaka, le corresponde a Alice. La estrella intermedia, Alnilam, a Liz. Y por último la estrella menor, Alnitak, te corresponde a ti. Más adelante, ellas mismas con su fulgor nos mostraron su locación. Después de todo, el cielo es un fiel mapa para aquellos que saben cómo leerlo.

—¿Quiénes son nuestros predestinados? —le pregunta Alice a Hyo Shin una vez que el silencio se hace presente nuevamente.

Extrañamente no se me había ocurrido preguntar por tal cosa...no lo considero una prioridad comparado a todo lo que se ha revelado.

—No podemos decirles eso, es ley que ustedes los encuentren a su tiempo y por el fluir del destino. Las cosas forzadas nunca dan buenos resultados. En todo caso los podrán reconocer por sus lunares, son iguales a los suyos.—reitera Hye Kyung.—Solo deben saber que es imprescindible que se encuentren, puesto que si eso no sucede, la catástrofe será mucho más fatal de lo que podamos imaginar.

—¿Por qué nos están contando todo esto ahora? ¿No se supone que deban dejar que las cosas “fluyan”?—señalo yo percatándome de dicho detalle.

—Es cierto, pero no en este caso. Contribuir al bien, al correcto equilibrio de las fuerzas astrales y lograr que se cumpla la profecía, son nuestras tareas fundamentales. Y el don nos permite que en caso de un peligro inminente, más allá de los dominios del universo, podamos tomar medidas radicales. Y eso es lo que hemos decidido hacer, debemos contarles para que al tomar conciencia de su situación puedan mantenerse alertas, están en peligro.—explica Seung Woo.

—¿De qué? ¿Qué clase de peligro?

—Alguien las quiere muertas.

—¡¿Qué?!—exclamamos con horror al unísono sin poderlo evitar.

—Esa persona…creíamos que su objetivo principal era apoderarse de ustedes para así tener el regalo divino.
—se queda en silencio y al observar nuestras expresiones de confusión continúa.—El regalo divino concede, a todo aquel que haya nacido bajo la profecía, la fortuna y suerte eterna. Puesto que las leyes universales funcionan completamente sobre esa persona.

—¿Es eso lo que quiere?

—Creíamos eso pero…ha intentado matar a Liz, y al ella no estar presente al parecer se ha desquitado con su compañera de habitación. Definitivamente las quiere muertas y en ese caso, tengan por seguro que el regalo divino no le interesa. Hay algo más.

—¿Qué es?—me acerco a él por inercia, puesto que había comenzado a susurrar.

—No podemos decirles, ni siquiera nosotros estamos seguros de que nuestra suposición sea correcta.—concluye con desilusión.—El punto es que de alguna forma esa persona te ha encontrado, no sabemos cómo ha podido y tampoco tenemos idea de si sabe la locación de las otras. Así que debemos actuar antes de su próximo ataque.

—Yo…creo que tengo una idea de quién pudo ser.—todos los ojos se tornan en mi dirección y el silencio anticipando mis palabras se hace presente.—Tengo la sospecha de que pudo haber sido Daniel.

—¿Daniel? ¿El chico del compromiso?—me pregunta Keira en susurros.

—Sí, esa noche antes de regresar a la residencia, recibí una llamada suya. Me estaba esperando frente a mi habitación. Luego de lo sucedido, envió algunos mensajes…diría que amenazantes.

—Lo creo muy capaz por todo lo que nos has contado sobre él….—Alice me da la razón.

Observo al resto de los presentes que se mantienen callados y con una mirada confusa.

—Eso es realmente sospechoso pero…no podemos decir con exactitud si es él o no. No conocemos su nombre verdadero o siquiera su rostro.— murmura NamJoon.

—Creo que deberíamos esperar a tener pruebas concisas, perderíamos mucho desesperándonos en atrapar a alguien sin estar seguros de si realmente es el culpable.—indica Yoongi.

—Pienso lo mismo, nos encargaremos de eso, ustedes mientras tanto deberían preocuparse por mantenerse a salvo.— concuerda el chico de hoyuelos.

—¿Qué deberíamos hacer?

—Por el momento regresen a la residencia y cúbranse bien. Traten de no llamar la atención. Hasta tener nuevas noticias permanezcan tranquilas. Tendrán vigilancia asegurada, Hye Kyung y Seung Woo se encargarán de ello. Hyo Shin y yo trabajaremos en función de la investigación del posible sospechoso y en cuanto a Yoongi…por favor, mantén quietos a los chicos, no quisiera que algún otro se viera inmiscuido en el tema sin necesidad. Lo que necesitamos es máxima discreción. —ordena al aludido ganándose un asentimiento de cabeza de su parte.

—Bien, entonces es mejor que nos marchemos ya.

Una vez todo acordado, nos disponemos a abandonar la mansión Lee y a regresar a nuestras actividades cotidianas como si nada hubiese sucedido. Sería realmente algo imposible de creer todo lo que se nos ha revelado...pero lo hago, lo creo.

Porque no solo hay pruebas y sucesos que ni siquiera mi lógica puede explicar, también hay gente en la que confío implicada. Y para mí eso es suficiente para al menos seguir el consejo de mantenernos altertas.

NamJoon nos entregó nuevamente los teléfonos, esta vez con la ubicación desactivada por las precauciones y una advertencia de que más nadie, además de nosotros, debe enterarse de esto por el momento. Luego él y Yoongi se marcharon con las chicas para devolverlas a la residencia, Hye Kyung y su padre irían más tarde para iniciar la vigilancia. Mientras, Hyo Shin se ha ofrecido a llevarme.

—¿A dónde te diriges?—pregunta una vez ambos estamos acomodados en su automóvil.

—Al hospital Central.—el señor Jung asiente y pone en marcha el auto.

Aún no anochece y quedé en ir a ver a Akari.

—Debo pedirte un favor.—masculla de repente haciendo que mi ceño se frunza como signo de confusión.
—No debes llamar a Capella.

—¿Capella?

—Clarie —rectifica.

—¿Por qué la llamas así?

—Es una vieja tradición. La orden está conformada exactamente por veinticinco sacerdotes en honor a las veinticinco estrellas más brillantes del cielo nocturno, por lo que a cada uno se le asignó el nombre de una estrella el día en que se iniciaron en la orden. Clarie es Capella, Namjoon es Hadar y yo soy Canopus. De igual forma el resto posee sus respectivos nombres, así como ustedes tres llevan los referentes a sus estrellas.—asiento maravillada con su interesante explicación.

—¿Y por qué no puedo llamarla?
—Hyo Shin suspira exasperado, seguramente por mi interrogatorio.

—No estoy seguro de si deba decirte esto, pero aquí va…—deja salir un suspiro resignado.—Ella es la única que conoce el rostro de esa persona, sabe quién es mas no su nombre. Hasta ahora los veteranos que quedamos en la orden solo somos ocho y de todos ella ha sido quien tuvo la oportunidad de verlo. Por lo que es muy probable que la esté buscando para callar la información.

—¿Cómo…? ¿Quiere decir que el agresor está dentro de la misma orden?

No lo entiendo...daba por sentado que se trataba de Daniel, pero no sabría aseverar si él está enterado sobre todo esto. Justo ahora ya no sé qué creer al respecto.

—No puedo contarte más. Solo te pido que no la llames en caso que la hayan interceptado y por ese medio puedan encontrarte nuevamente.

—¿Ella estará bien?—pregunto con preocupación.

—Lo estará, me ha pedido que te avise que te contactará lo antes posible.

¿Será que después de todo es Daniel y la nana lo supo...?

Quizás por eso intentó anular el compromiso en mi ausencia…o tal vez por ello estuvo tan feliz con el viaje y la beca. Quería verme lejos de él y ahora entiendo parte del porqué. Aunque aún no tiene sentido del todo... ella conoce su nombre.

El auto se detiene en frente del hospital y un escalofrío recorre mi columna una vez bajo del vehículo. Comienzo a ser consciente de todo y el pánico regresa al pensar que alguien desea lastimarme.

—¿Qué pasa si me encuentra? ¿Estaré bien? Es decir, ya sabe en dónde vivo y yo no tengo a nadie que me vigile...

—Descuida, no te pasará nada ¿Sabes por qué no te hemos puesto vigilancia? —niego intrigada por su respuesta.—Porque no la necesitas, tienes algo mucho más seguro que te protege.

—¿Qué es?

Hyo Shin me observa por unos instantes y luego me sonríe para acariciar con su arrugada mano mi cabeza, justo como lo haría un abuelo con su nieta.

Capella me ha dicho que eres inteligente, así que piensa un poco más….—mo comprendo a lo que se refiere, así que ladeo mi cabeza ligeramente a mi izquierda.—Te daré una pista. Mientras estés con él, nadie puede tocarte. Mientras estés con él, estarás más segura que si tuvieses un ejército entero alabando tu nombre.
—me giña un ojo y acto seguido el motor ruge haciendo que el auto avance a gran velocidad lejos de mi campo de visión.

¿Con él? ¿Quién? 

¿Se refiere a Jungkook? NamJoon me había dicho lo mismo la noche anterior...

Aunque lo dudo, y también dudo que él quiera volver a verme después de lo que pasó ayer.

Desapareció por completo sin avisar y no ha intentado contactarme en todo el día, tampoco yo lo he hecho por la simple razón de que no sé si desee que continuemos encontrándonos. En serio, qué estúpida fui.

Ni siquiera sé porqué estoy pensando en él en medio de tantas preocupaciones.

Entro al hospital y no es necesario que pregunte en recepción, voy directo hacia la impoluta habitación. Frente a mí, descansa la joven en su camilla. Mientras parece observar la televisión, la intravenosa mantiene su brazo derecho ocupado y en el otro sostiene el control remoto. Puedo ver cómo se encuentra vendada aún la zona de la quemadura.

—Hola—le sonrío y avanzo hacia ella para sentarme en la silla junto a la cama.

—Has venido…—apaga el televisor y voltea su atención hacia mí con emoción.—¿Quieres comer con nosotros? Jae ha ido a por algo, la comida de este hospital es horrible.—intenta aliviar la tensión del ambiente, pero mis ojos se mantienen fijos en su brazo.

No puedo borrar la imagen de la quemadura…

—Akari yo…lo siento, realmente lo siento. —sin poderlo evitar, un sollozo escapa de mis labios. El solo hecho de imaginar que pudo haber muerto en mi lugar me hace sentir realmente mal, ella no merecía eso.

—Hey…tranquila, estoy bien. Todo está bien. No ha sido tu culpa Lizzy-san, no podías saber que sucedería.
—susurra estrechándome entre sus débiles brazos como consuelo.

—Pero…sufriste todo esto por mi culpa. —su ceño se frunce y se separa un poco para observarme mejor.

—¿Qué quieres decir?

—Tú…ese día me dijiste que venían por mí ¿No lo recuerdas?

—Yo…no. No recuerdo absolutamente nada de esa noche, solo haber despertado en el hospital y las pocas cosas que Jae me contó según la policía.—masculla confundida y avergonzada.—El doctor dice que puede ser a causa del evento postraumático, aunque existe la posibilidad de que recupere la memoria de ese momento algún día cuando mi cerebro no vea esos recuerdos como una amenaza.

Ella no lo recuerda. Tenía la esperanza de que tal vez pudiese describir a su agresor, pero en parte me siento algo aliviada de que no recuerde ese doloroso suceso. Creo que es lo mejor, espero que algún día lo supere por completo.

—¿Cómo está…?—pregunto señalando la quemadura.

—Oh, el doctor dijo que podemos eliminarla con una cirugía estética. Por suerte no tiene gran tamaño y es superficial, así que sería posible esa opción. No quedaría perfecto, pero es mejor que nada.—se encoge de hombros y sonríe bastando ese gesto para que mi corazón se quiebre de nuevo.

—No te preocupes, lo encontraré y tendrá que pagar por lo que te hizo.

—¿Qué cosas dices? Olvida el tema, no quiero que termines herida tú también.—me dispongo a contestar cuando la puerta se abre repentinamente dejando ver al novio de Akari con algunas bolsas entre sus manos.

—¡Jae! —exclama ella con emoción.

—Hola.—me saluda él amablemente.—Perdona la demora, amor. Es que tuve que huir de la enfermera, no tienen permitido entrar comida de afuera al hospital.

Akari ríe y Jae se posiciona junto a ella para besar su frente. No puedo evitar suspirar al verlos, realmente me reconforta saber que tiene alguien así para ella.

A veces necesitamos más amor de lo que aparentamos y un simple gesto de afecto puede ser más significativo que cualquier riqueza en todo el universo.
Me gusta ver el amor a mi alrededor, me hace recordar que el hecho de que yo no lo reciba a menudo no quiere decir que no exista.

Y ahora mismo necesito afecto pero…

¿Qué hacer si la única persona que me lo daba se encuentra al otro lado del mundo y no puedo llamarla?

¿Qué hacer si mis amigas no están conmigo ahora?

No mienten al decir que las personas se acostumbran con rapidez a lo bueno, me he pasado la mayor parte de mi vida sola y han bastado un par de meses en su compañía para que me olvidara por completo de la soledad. Es por eso que ahora que no están aquí el vacío en mi pecho duele más aún.

Mi teléfono vibra en mi bolso y me apresuro a contestar, puede que sea mi nana. Antes de hablar, salgo de la habitación para tener mayor privacidad.

—Liz. —me recibe una gruesa voz al otro lado de la línea.

—¿Papá?

—¿Cómo has estado?

—Uh, bien...—mascullo desilusionada, porque intuyo el rumbo que tendrá la conversación.—¿Ustedes...?

—Hemos estado bien.

—Ya…¿Pasa algo?—pregunto anticipando su respuesta.

Siempre que llaman es por alguna razón, cualquiera menos saber del  bienestar de su hija supongo.

—Pues…el abogado Larsson me ha comentado que ha enviado los archivos a tu correo, y a pesar de haberte avisado, no tienes intención de verlos.

—Eso es correcto, no tengo que ver nada con el tema. El compromiso queda anulado, tampoco quiero la propiedad de la empresa.—pronuncio con seguridad.

—¡¿Cómo puedes decir eso?! ¿Acaso no sabes todo lo que está en juego?—me sobresalto ante su exclamación acusatoria.—No tienes idea de lo importante que es esa compañía para la familia…

—Oh no, te equivocas.—río con amargura e irritación. Ya estoy harta de todo esto.—Sé perfectamente cuán importante es para ustedes, tanto como para llegar al extremo de desplazar a su propia hija.

—¿Qué disparates dices? ¡Eres una desconsiderara! Tu madre y yo te lo hemos dado todo…

—No es cierto, no me han dado nunca la única cosa que he querido siempre de ustedes.—mascullo con un tono de voz apagado y ausente, sé que discutir es en vano.

—¿Y eso qué sería entonces?—cuestiona con superioridad.

—Amor, papá. Amor.—antes de que pueda responder, finalizo la llamada.

—Lizzy-san…¿Por qué lloras?—pregunta ella una vez entro a la habitación nuevamente.

Mis manos se dirigen a mis mejillas húmedas, el llanto había brotado y no me había percatado de ello. Odio sentirme así, odio llorar por su culpa.

—No me siento muy bien, creo que mejor me marcho. Solo quería saber cómo te encontrabas, me alegro de que estés mejor.

Ella asiente y me sonríe con ternura, me despido de Jae también y me encamino a la salida del hospital.
Ni siquiera tengo dónde quedarme esta noche, debería apurarme en buscar un motel pronto.

Camino entre las personas que andan de un lugar a otro por el inmenso hospital, y una vez en la salida, es inevitable quebrarme por completo. Y las lágrimas que llevaba tanto tiempo reprimiendo, comienzan a danzar sobre mi rostro nublando mi visión. No lloro por otra cosa más que por coraje e impotencia, porque odio depender emocionalmente de personas a las que parecen no interesarles mis sentimientos. Y esa sensación es tan extenuante...

Me coloco de cuclillas y escondo mi cabeza entre mis brazos, poco me interesa lo vergonzoso que pueda lucir mi acto. Lloro sin riendas esperando a que la rabia acumulada se marche junto al agua salobre de mis ojos, hasta sentir algo suave y sedoso rozar el dorso de mi mano...

Levanto un poco mi cabeza para encontrarme con un puño sosteniendo lo que parece ser un pañuelo en mi dirección.

Lo tomo por inercia y seco un poco mis mejillas para luego elevar mi vista hacia la persona frente a mí. Y una vez que lo hago, inexplicablemente las ganas de llorar aumentan...

Pero esta vez es diferente, de alguna forma me siento aliviada.

Estas son las 25 estrellas más  brillantes del cielo nocturno. Realmente me gusta mucho vincular estos temas con la historia. Como saben me apoyo en muchos aspectos reales de la astronomía y la vida cotidiana para guiar la trama aunque la ficción esté presente. Les recomiendo que investiguen sobre esas cosillas...es un mundo realmente interesante.

Gracias por todo su apoyo♥♥♥

Livie~ 

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