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Capítulo 25

"Dios nunca pone a alguien en tu vida sin ninguna razón. Algún día, sabremos por qué lo hizo."

-Paulo Coelho.

───── ⋆✩⋆ ─────

—Eres tú...—murmuro asombrada por mi descubrimiento, mientras que él permanece estático en su lugar sin otra expresión que sus ojos exageradamente abiertos y sus mejillas ligeramente sonrojadas.

Y es ahora cuando me percato de la gran estupidez que acabo de hacer...

Realmente no estaba pensando con claridad, la curiosidad y mis impulsos actuaron por su cuenta. Puedo sentir mi rostro arder y mis manos sudar a causa de los crecientes nervios.

¿Cómo se me pudo ocurrir tal cosa?

Ahora lo más probable es que me eche del departamento y me demande por acoso sexual. No tengo ninguna excusa coherente para justificar mi comportamiento, y aunque la tuviera, estoy tan avergonzada que dudo que mis neuronas puedan funcionar con la capacidad necesaria como para formar una frase completa sin que parezca dicha por un primate.

Esto es malo.

Continuamos en silencio y sin mover siquiera un músculo, ahora nuestros cuerpos se encuentran a una distancia bastante considerable y ninguno se atreve a mirar los ojos del otro. Mientras yo observo mis dedos arrugar la sedosa tela de mi pijama, Jungkook se dedica a frotar su nuca con nervios y dirige su vista a un punto muerto en el espacio que nos rodea.

Al parecer no planea dejarme en la calle, puesto que de ser así hace mucho me habría pedido que me marchara. Es un alivio, hubiese sido un desastre si las cosas resultasen de ese modo.

—Yo...—antes de que me reprenda o me vea en la obligación de dar explicaciones, decido interrumpirlo.

—Lo siento, fue...un desliz. Olvídalo todo, no volverá a suceder. Si no te importa regresaré a la habitación, me iré temprano en la mañana.—para finalizar mi pobre y estúpido discurso, le dedico una pronunciada reverencia y a grandes zancadas salgo de su campo de visión.

Regreso a la habitación y cierro la puerta en caso de que se le ocurra venir a exigirme una respuesta por mis actos. Joder...no puedo creer que haya hecho tal cosa, ni siquiera sé como remediar la incomodidad que dejó a su paso mi acción.

Una vez sobre el suave colchón, me dedico a meditar nuevamente todo.
Es cierto que aún me siento muy avergonzada por el beso...pero lo que mayor impresión me ha causado ha sido percatarme de que así como sospechaba no se trataba de un simple sueño, sino de una realidad demasiado concisa y extraordinaria para mi lógica y razonamiento.

Nunca imaginé que de todas las personas de este planeta el chico de mis sueños fuese precisamente él. Eso explica muchas cosas y a la vez me confunde más sobre otras. Solo creo estar segura de algo...y es que después de todo, Jungkook tenía razón. Nuestro encuentro no ha sido una mera casualidad, la verdadera causa espero poder descubrirla dentro de poco.

Lentamente mis sentidos se adormecen y mis ojos se cierran inevitablemente ante el cansancio, pero esta vez no lo veo en mis sueños como era de esperarse. Ya no es necesario que vuelva a soñar con aquella inusual ilusión...ya no debo hacerlo, al fin nos hemos encontrado en la realidad.
Y aquella revelación hace que, dormida, una sonrisa permanezca en mis labios durante toda la noche. Porque aunque no lo admita en voz alta, estoy feliz de haberlo encontrado...

Y estoy feliz de que sea él.

Mis párpados reaccionan por sí solos ante los intrusos rayos de sol que se han escabullido en el interior de la habitación y ahora amenazan con interrumpir mi descanso. Entreabro los ojos lentamente y analizo el entorno por unos breves instantes, mientras trato de ubicarme en tiempo y espacio sobre el lugar en el que me encuentro. Solo entonces, mi mirada capta algo fuera de lo normal...

Justamente, en el sillón frente a la inmensa cama, una silueta se encuentra recostada.

Mis nervios crecen nuevamente con solo imaginar que Jungkook está ahí, seguramente esperando a que despierte para aclarar lo que ha sucedido ayer. Imaginé que en algún momento exigiría explicaciones, pero no estoy preparada para enfrentarme a esto como primera tarea de la mañana.

Con cautela me siento sobre las, ahora desordenadas, sábanas mientras froto mis ojos en un intento de eliminar el sueño que nubla mi vista. Una vez que recupero por completo la conciencia, vuelvo a visualizar la figura que yace en el extravagante sillón y me preparo para lo que, supongo, será la conversación más incómoda del último siglo.

—Hasta que al fin despiertas...—murmura reacomodándose para observarme mejor.

—Yoon...¿Yoongi?—profiero totalmente confundida al advertir de quién se trata en realidad.

El aludido me sonríe de lado y hace un gesto con su mano señalándose a sí mismo, como si fuese más que obvio que se trata de él.

—Buenos días, también me alegra verte
—espeta con burla.

—¿Dónde...?

—¿Dónde está Jungkook?...Pues no lo sé, cuando he llegado ya se había marchado. Al parecer se fue temprano. —completa mi pregunta antes de que yo pueda concluir la frase.

—Se ha ido...—murmuro entrando en pánico.

Ay no.

Seguramente está muy enojado o avergonzado por lo sucedido. No le reprocho que haya decidido marcharse antes que verme la cara...es lo más predecible.

Joder, soy una completa imbécil.

—¿Cómo has...?

—¿Entrado?—vuelve a completar mi interrogante y esta vez lo hace con una
sonrisa de orgullo acompañando su expresión.— No debería sorprenderte el saber que Jungkook no se molesta en ocultarle a sus hyungs cosas como la contraseña de su departamento.

—Vaya, al parecer entre ustedes no deben de haber secretos...—afirmo con desgano mientras salgo de la cama. Observo cómo, por inercia, su cuerpo se revuelve incómodo y su mirada se aparta de la mía.—¿Cierto o me equivoco?

—Vístete de una vez, tenemos que irnos.—como sospechaba, después de todo sí parecen ocultar muchas cosas. Y por su precipitada reacción, diría que de las grandes.

Con gran velocidad se pone de pie y se encamina hacia la puerta en un intento por evadir el tema.

—¿A dónde...?

—¿Vamos?

Otra vez...¿Acaso es adivino o un insufrible arrogante?

—Alguien me ha pedido que le haga un favor, así que tengo que llevarte a un lugar. Es lo único que debes saber por el momento.—se encoje de hombros como si tal cosa fuese lo más natural del mundo.

—¿Qué me garantiza que esto no es un secuestro o alguna artimaña rara?—lo enfrento cruzando mis brazos y mirándolo con el mentón en alto, justo como él lo hizo hace segundos.

—Clarie.—murmura, y acto seguido, sale por completo de la habitación.

Esa palabra ha sido suficiente para que, sin dudarlo, me encamine rumbo al baño. Puede que no confíe en él, en Namjoon, en el señor Jung...pero ella es totalmente diferente.

Una vez vestida y arreglada por completo, bajo hacia la inmensa sala de estar donde Yoongi, recostado a un sofá, bebe con placer una taza de café.

—Tu café está en la cocina.—dice sin mirarme mientras continúa ojeando su teléfono.

Hago lo que dice, y una vez en el lugar indicado, bebo del café tibio que reposa sobre la encimera. En ese momento no puedo evitar pensar en las chicas...

¿Estarán realmente bien?

¿Y si no debí confiar en Namjoon?

Tal vez tuve que ir a advertirles yo misma, me siento realmente mal por no haberlo hecho. Supongo que con la cantidad de emociones extrañas que viví en el momento mi mente no estaba procesando con coherencia los hechos. Me avergüenza no haberlas contactado hasta ahora, deben de estar preocupadas por no haber sabido de mí en toda la mañana.

Automáticamente mis dedos marcan el número de Alice y espero a que responda.

Tres, cuatro...seis tonos y la voz del buzón de voz.

¿Por qué no contesta?

Intento nuevamente con el número de Keira esta vez y el resultado es el mismo. No importa cuántas veces llame, ninguna de las dos responde.
Me he comenzado a inquietar y la taza, ahora vacía, tiembla en mis manos. Jamás me perdonaría si les pasara algo por mi culpa.

—¿Por qué demoras tanto? Hay que irse ya.

—No, no, no. Las chicas no contestan mis llamadas.—murmuro ansiosa y Yoongi rueda sus ojos exasperado.—¿Y si les pasó algo también? Es exactamente igual a cuando encontré a Akari...

—Hey...relájate.—se coloca frente a mi y posa sus manos sobre mis hombros.— Ambas están bien.—indica mientras me despoja de la pequeña taza, supongo que para evitar que la deje caer al suelo puesto que se tambalea constantemente entre mis dedos.

—¿Cómo puedes estar seguro?—profiero inquieta.—Tú no viste lo que pasó...de lo que es capaz esa persona.

A estas alturas no dudo de que él ya esté enterado de todo lo sucedido, ni siquiera me tomaré la molestia de preguntarle cómo lo ha sabido si es el caso. Después de todo, al parecer medio planeta sabe lo que está pasando a excepción mía.

—Tienes razón, no estuve ahí cuando encontraste aquella escena. Sin embargo, puedo decirte con total seguridad que tanto Alice como Keira están perfectamente bien.

—¿Cómo...?

—Porque yo mismo me he encargado de eso.

—¿Qué? Entonces...cuando Namjoon dijo que alguien las estaba cuidando ¿Se refería a ti?—él asiente con obviedad y yo le miro incrédula ante eso.—¿Tú solo?

—Claro que no, no puedo cuidar de ambas por mi cuenta.—dice rodando sus ojos.

—¿Entonces...?

—Tengo mis contactos, nada que ver con la empresa por si planeabas preguntar eso ahora.—me quedo callada, puesto que en efecto, tenía intenciones de preguntar eso.

Aunque sería muy absurdo que inmiscuyan al personal de su empresa en cuestiones privadas y de esta índole.

No deparo en que Yoongi ya me ha arrastrado fuera del departamento y ahora nos encontramos tomando el ascensor. Me ha quedado claro que tiene prisa por llegar al supuesto lugar al que vamos.

—¿Alguien más...?

—Nadie más sabe, solo Nam y yo. Ni siquiera Jungkook tiene noción de lo que está pasando.

—¿Puedes dejar de hacer eso?—inquiero ya exasperada.

—¿Hacer qué?—pregunta inclinando ligeramente su cabeza.

—Deja de completar mis preguntas, eso me inquieta.—realmente ya comenzaba a molestarme.

—Perdona, pero es que preguntas demasiado y es mejor ahorrarnos el tiempo.—no puedo evitar bufar ante su absurda lógica. Pero lejos de molestarle mi actitud, comienza a reír con burla y de alguna forma yo termino sonriendo también.

Bajamos del ascensor rumbo al aparcamiento, solo para encontrarme con el mismo mercedes de siempre.

—¿Solo tienen este auto para los siete o qué?—pregunto riendo mientras entro al vehículo.

—No, pero es el auto de Jin hyung y como muy pocas veces lo utiliza...digamos que solo lo tomamos prestado de vez en cuando. No hay una razón de porqué a todos les gusta usarlo, es simplemente así.—vuelve a encogerse de hombros e imita mi acción de entrar para colocarse en el puesto del conductor.

Se supone que su actitud de autosuficiencia me moleste, pero de alguna forma en lugar de eso simplemente me agrada.

Recuerdo que le había dicho al novio de Akari antes de irme que pasaría esta mañana por hospital, lo cual dado el giro de las circunstancias, no me parece posible. Así que decido enviarle un mensaje al teléfono de Akari, el cual tengo entendido que pudo recuperar gracias a la policía. Según su respuesta, ella se encuentra estable y ha despertado. Tengo que ir a verla cuanto antes, espero que este viaje no tome mucho tiempo.

—Oye...—carraspea y dirijo mi atención hacia su rostro para observar cómo muerde con nervios su labio inferior y con su mano libre acomoda el cabello que recae sobre su frente.—¿Hace cuánto conoces a las chicas?

—Pues...hace unos meses, nos conocimos a principios de año.

—Vaya, parece que se conocen de toda la vida.—afirma atónito.—Podría decir que me ha pasado lo mismo con el resto de los chicos.—murmura sonriendo ligeramente.

—Sí, nos hemos vuelto muy cercanas en poco tiempo.

—Ya...—continúa con ese peculiar comportamiento, no veo a dónde quiere llegar con este tema.—¿Cómo es Alice?

—¿Eh?—su repentina pregunta fuera de lugar me sorprende por un instante.

—Eh...sí ¿Cómo es? ¿Qué le gusta hacer? Y ese tipo de cosas...—esta vez su rostro se gira en la dirección opuesta al mío, así que debo inclinarme un poco para entender lo que dice.

—¿Te interesa Alice? Creía que a Jimin le gustaba...

—¡No! No, no. Claro que no me interesa ¿Qué cosas dices? Creo que el café te ha hecho daño.—comienza a reír, pero al ver mi cara seria y mi gélida mirada, se detiene para carraspear nuevamente.—Solo...tengo curiosidad sobre algunas cosas, simplemente eso.—masculla al final, no creo una palabra de su excusa.—Por cierto ¿Cómo puedes saber si a Jimin le gusta? Él no ha dicho nada al respecto...

—Ese tipo de cosas no es necesario decirlas, es más que obvio que le atrae. Lo he visto cuando fuimos a la casa de verano.—afirmo convencida.—Además, Alice no para de hablar de...—me detengo al ver cómo sus pálidos nudillos se aferran con exageración al volante, para luego repentinamente detener el auto.

—Hemos llegado.—masculla y sale del coche dando pronunciadas zancadas hacia la enorme casa en frente de nosotros.

Definitivamente le interesa Alice.

Salgo del auto siguiendo sus pasos y me detengo frente a la mansión observándola con asombro. Aunque su estructura es diferente a la de la casa de verano, su tamaño y decoración son muy similares en algunos aspectos.

Avanzo detrás de Yoongi mientras observo con detenimiento los alrededores. Nada me parece familiar acerca de este lugar.

Su cuerpo se detiene y su mano toca el timbre junto a la puerta, la cual unos segundos después se abre dejando ver a una chica de estatura media, ojos rasgados y cabellos lisos color azabache. Es realmente bonita.

—Al fin han llegado.—Yoongi pasa junto a la joven. Mientras que ella me sonríe con simpatía y se aparta un poco para darme acceso al interior de la casa.

La chica toma mi hombro y me guía hacia lo que parece ser una enorme oficina ubicada en el corredor principal del lugar. Una vez próxima a la entrada, puedo captar más voces en su interior.

—¿Estás seguro de esto?

—No tenemos otra opción, a este paso si no actuamos con rapidez las cosas se saldrán de control.—a diferencia de la primera voz, esta la reconozco inmediatamente. Se trata del señor Jung.

La puerta se abre justo en el instante en que mi puño se eleva para tocarla, y unos brazos familiares me reciben rodeando mis hombros y apretándome con fuerza.

—¡Estás bien!—exclama aún abrazándome.

—¿Keira? ¿Qué haces...?

—Descuida, han dicho que nos explicarán todo. Pero ahora por favor entremos.—toma mi brazo y me adentra a la oficina.—Alice también está aquí.

Y antes que pueda siguiera preguntar por ella, una pequeña figura corre hacia mí y al igual que hizo Keira anteriormente, me estrecha entre sus brazos con fuerza.

—Oh dios, estábamos tan preocupadas por ti.—le devuelvo el gesto y suspiro aliviada al saber que se encuentran bien.

Después de todo, Yoongi y Namjoon no mintieron. Debería agradecerles más tarde.

Alnilam ha llegado...—me giro en dirección a la voz y mis ojos se encuentran con unas vetustas y desconocidas pupilas.

Un hombre de quizás cincuenta años me observa con atención para luego acercarse a mí y ofrecer su mano como saludo. La acepto dudosa y me quedo petrificada al notar cómo, exactamente igual a lo que Namjoon había hecho, los dedos del hombre levantan la tela de mi camisa dejando al descubierto el lunar de mi antebrazo.

Instintivamente retiro mi mano de la suya y me aparto con brusquedad.

—¡Seong Woo! Deja de asustar a la chica.

—Señor Jung...—susurro al notar su presencia a espaldas del hombre desconocido.

—Hola de nuevo.—me sonríe con amabilidad.—Dejemos los honoríficos esta vez, simplemente llámame Hyo Shin o como gustes.—asiento ligeramente y vuelvo a centrar mi atención en el desconocido.

—¡Oh! Qué torpe de mi parte, debí presentarlos antes. Él es Lee Seung Woo, un viejo amigo y veterano de la orden. Y ella es su hija Lee Hye Kyung, se ha iniciado hace poco.—Hyo Shin hace referencia a la chica que me había recibido antes.

—¿Orden? ¿Iniciado?

Joder...¿Qué es todo esto y qué se supone que hacemos nosotras aquí?

—Te explicaremos todo brevemente, por favor perdona mi comportamiento anterior.—le devuelvo la reverencia a Seung Woo, solo por cortesía. Aún siento gran desconfianza con respecto a todo esto.

Antes de que pueda preguntar algo más, nuevas voces intervienen.

—Ya te lo he dicho Nam, nadie nos vio, estoy seguro.

—Aún así no debieron demorar tanto, Yoongi. Ya comenzaba a inquietarme...

—¿NamJoon? ¿Qué significa todo esto?—interrumpo confundida su discusión.

—Hola para ti también "amiga", si me concedieras el honor de ser un poco más paciente te lo agradecería mucho.—profiere con sarcasmo al verme.

—¿Cómo quieres que sea paciente con todo lo que ha pasado? Joder, no entiendo nada...—masajeo mi cráneo tratando encontrar la poca calma que me debe quedar, esto es realmente frustrante.

—Tranquila Liz, todo estará bien.—me reconforta Keira.

—¿Y ustedes por qué no contestaban mis llamadas o avisaron siquiera que estarían aquí?—indago exasperada.

—Bueno, eso es porque...

—Yo tomé sus teléfonos.—interviene NamJoon.

—¿Y eso por qué?

—Para evitar que sean interceptadas. De hecho, se supone que Yoongi hiciera lo mismo contigo. Pero al parecer lo olvidó.—reprocha perforando con la mirada la nuca de Yoongi, quien se encuentra sirviendo un poco de vino en el mini bar de la oficina.

—¿Qué...interceptar? ¿Por quién?

—Todo a su tiempo, ahora yo tomaré esto.—dice quitando con rapidez el teléfono que yacía entre mis manos. —Tranquila, se los devolveré más tarde.

—Entonces...¿Qué esperan para explicarlo todo?—me cruzo de brazos y espero por su nueva intervención.

De una vez por todas tendré noción de lo que sucede.

Muchas gracias por su apoyo. Por favor, si les va gustando la historia me haría muy feliz que lo demostraran con una ★ y sus comentarios...estoy abierta a opiniones!!!

Nos leemos pronto 💜

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