Capítulo 24
“No existe amor en paz. Siempre viene acompañado de agonías, éxtasis, alegrías intensas y tristezas profundas”.
-Paulo Coelho.
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—Siéntete como en casa.—murmura con su brazo sosteniendo la puerta, invitándome a pasar.
Me introduzco con cautela en el oscuro apartamento y al instante la gélida brisa que antes helaba mis vellos es sustituida por el cálido ambiente de la calefacción del lugar. Mis ojos se vuelven diminutos y mi vista se torna borrosa en mi intento por adaptarme a la nueva iluminación cuando Jungkook enciende las luces. La sala de estar es enorme, el diseño es moderno y todo el mobiliario parece prácticamente nuevo, se nota que no frecuenta mucho el sitio pero aún así permanece impoluto.
Me mantengo estática con la vista perdida en algún punto del salón, realmente estoy algo ansiosa y el silencio no ayuda. No tengo idea de qué debo hacer ahora o qué debería decirle y él parece estar en la misma situación puesto que rasca su nuca y aparta la mirada apenas esta hace contacto con la mía.
—Te mostraré la habitación…—dice pasando por mi lado mientras hace una señal con sus dedos para que lo siga.
Avanzamos por las escaleras, la tensión es palpable. No me dirige la palabra, ni siquiera me ha mirado cuando casi tropiezo con mis cordones y he tenido que sostenerme de la pared para no caer. Asumo que esté algo molesto por no haberle dado detalles de mi plática con Namjoon…
¿Pero cómo hacerlo?
¿Qué se supone que le diga cuando ni yo misma tengo claro lo que está pasando?
Tampoco sé si pueda confiar en él tanto como para contarle lo poco que sé, creo que sería inmiscuirlo más en un problema del que no merece ser parte. Así que no me queda más opción que lidiar con su mal humor.
Continúo siguiendo su espalda con la mirada ensimismada en las hermosas pinturas que decoran la pared, como conocedora del tema, debo admitir que el diseño del lugar es realmente exquisito para ser un apartamento cualquiera por muy extravagante que sea.
Me detengo abruptamente en cuanto siento algo sólido y cálido chocar contra mi mejilla, Jungkook ha dejado de caminar y su torso se ha girado haciendo que mi rostro impacte en su pecho. Instintivamente bajo mi cabeza con la esperanza de que mis cabellos cubran el inoportuno sonrojo que ha nublado mis pómulos al sentir el calor de su cuerpo contra mi piel.
Ha sido una reacción inevitable...
—Es aquí. —su voz ronca me incita a levantar la mirada, pero antes de que nuestros ojos se encuentren, él gira su rostro y señala con su cabeza la habitación a nuestra derecha.
Un poco dudosa, avanzo hacia el interior. A diferencia del resto del apartamento que posee colores brillantes, en la inmensa habitación reinan los tonos neutros como los grises, blancos y cremas. Todo impoluto y concienzudamente organizado, tal parece que nadie nunca la ha habitado.
Me siento en el suave y también enorme colchón, automáticamente mis músculos tensos agradecen el breve descanso. No me había dado cuenta de lo agotada que me encontraba hasta ahora.
—Es muy bonito todo…Gracias por permitir que me quede aquí esta noche. —decido hablar de una buena vez y romper el hostil silencio, toda esta incomodidad me hace sentir bastante ansiosa.
—¿Regresarás a la residencia después de esto?—pregunta sin mirarme desde el marco de la puerta en donde permanece con sus brazos cruzados y sin hacer contacto visual.
—Solo hasta que consiga otro lugar donde vivir. He estado buscando departamentos con las chicas, antes de que todo esto pasara, solo es cuestión de tiempo esperar hasta encontrar el indicado.—respondo encogiendo mis hombros, quitándole importancia al tema.
A decir verdad sí que me inquieta la idea de regresar a la residencia, pero no tengo otra opción hasta que pueda mudarme a un sitio mejor.
—No creo que debas volver…quienquiera que haya hecho eso podría regresar.—esta vez su voz suena más apacible y preocupada.
—No tengo otro lug…
—Puedes quedarte aquí hasta que lo encuentres. Como seguro has notado, no utilizo mucho el departamento.—me interrumpe.
—Yo…no podría hacer eso. En serio, no quiero ser un incordio…
—No lo eres, tampoco es la gran cosa. Solo te quedarás unos días mientras consigues un lugar y listo, no hagas una tempestad en un vaso de agua por eso.—responde de forma cortante, así que algo intimidada por su tono, decido apretar mis labios en una fina línea y no reprochar.
—¿Estás molesto, verdad?—murmuro jugando con las hebras de la manta que cubre el colchón.
—¿Te parece?—espeta con hiriente sarcasmo.
No entiendo su actitud de inconformidad, hace menos de una hora se encontraba perfectamente bien y ahora…si no me ha gritado es porque el cielo es milagroso. Parece que en cualquier momento me echará de aquí, o al menos los deseos de lanzarme a la calle son notorios en su expresión.
—¿Qué te pasa?—espeto cruzándome de brazos, no voy a tolerar su actitud infantil una vez más.
—¿A mí? Nada, absolutamente nada.—profiere irónico.—Bueno, tampoco es que deba darte muchas explicaciones puesto que tú igual no lo haces.
Sabía que era por eso.
—Tengo motivos de sobra para no decirte ciertas cosas.
—¿Ah sí? ¿Cómo cuáles?—ya está bastante furioso, ese gesto de su lengua golpeando el interior de su mejilla y la protuberante vena marcada en su cuello me lo confirman.
—No tengo la obligación de contarte.
—Así como yo no tengo la obligación de ayudarte ni de haberte traído aquí.
¿Me lo está sacando en cara?
Joder, no puedo creer que en serio me esté diciendo que soy su obra de caridad del año de esa forma tan repugnante.
Mi orgullo no me permite doblegarme ante sus palabras. Yo no le pedí su “desinteresada ayuda”.
—¿Sabes qué? Tienes razón, no es tu obligación y no importa porqué lo hiciste.—me coloco de pie y tomo mi bolsa nuevamente.
—¿Qué haces?
—¿Estás ciego o qué? Me largo, no necesito que me restriegues en todo mi ser que me estás “ayudando“ o algo por el estilo. Yo no te pedí tal cosa.—cuelgo el bolso en mi hombro y me encamino hacia la puerta pero el cuerpo de Jungkook me obstruye la salida. —Muévete.
—Siéntate ahora mismo en donde estabas.—ordena con su rostro impasible e intimidantemente serio.
—No, deja de agravar más la situación con tus estupideces y muévete.—golpeo su brazo pero no se inmuta y permanece en su lugar.
Su mirada severa y sus músculos tensos lejos de amedrentarme solo aumentan mi enojo. No puedo creer que después de cómo se ha comportado desde que llegamos ahora intente darme órdenes, no pienso ceder ante su hostilidad. Si él quiere molestarse pues yo perfectamente puedo hacerlo el doble.
—Si no regresas ahora mismo a donde estabas dejaré de ser amable contigo.—bufo con sarcasmo al escucharlo decir aquello y sus ojos se entrecierran en mi dirección.
Amable...si así es su amabilidad no quiero saber cómo será cuando se empeñe en ser grosero. Joder, vaya imbécil.
—No seas idiota, tú mismo lo has dejado en claro, no hay razón para que yo esté aquí. —aprovecho que ha relajado ligeramente sus músculos y lo empujo para pasar por su lado.
Mi meta es llegar a las escaleras y bajar con rapidez hasta poder salir por completo de este sitio. Pero antes de que concrete mi objetivo, unas ásperas manos me hacen girar con brusquedad y de un momento a otro mi cuerpo se encuentra sobre el hombro de Jungkook como si de un costal se tratara.
—¿Qué haces? ¡Bájame ya!—pataleo y golpeo su espalda totalmente indignada, pero él continúa avanzando sin mostrar el mínimo ápice de dolor.
—Te dije que dejaría de ser amable.—responde y vuelve a entrar a la habitación para dejarme caer con brusquedad sobre la cama nuevamente.
—Eso no te da el derecho de actuar de esta forma.—me cruzo de brazos como una niña pequeña y lo miro con molestia. Él por su parte suspira frotando sus sienes.
—Ese es tu maldito problema. Tú siempre te precipitas a todo, no dejas que te dé explicaciones y nunca entiendes nada.
—¿Qué sabes tú? Nos conocemos hace unos míseros días.
—Y han sido suficientes para darme cuenta de tu reticencia y mal carácter.
—me mantengo en silencio reprimiendo las ganas de salir corriendo hacia la calle, ahora mismo prefiero dormir en el Río Han antes que estar aquí.—Mira, es cierto que dije que no es mi obligación ayudarte. Pero lo hago porque quiero.
—Eso no tiene sentido…algo a cambio querrás entonces por tu humilde hospitalidad.—cuestiono con sarcasmo.
—No es así, no lo hago con esa intención.
—¿Entonces por qué lo haces?—profiero únicamente con intenciones de continuar discutiendo.
—¡Porque me preocupo por ti—exclama ya exasperado y al instante de haber hablado sus ojos se cierran con fuerza y comienza a pasar sus manos por su cabello.
—¿Y eso por qué? —inquiero aún molesta e incrédula ante su declaración.
—Joder...—masculla frustrado.—Olvida el tema, te quedarás y punto. Prepararé las condiciones para que puedas tomar una ducha y dormir.—sin más, sale de la habitación dejándome completamente sola y enfurecida.
En serio tiene cierta facilidad para colmar mi paciencia.
Suspiro vencida por la discusión y el cansancio mientras preparo la ropa que usaré para dormir una vez tome el baño, porque sí, al final me quedaré aquí. Una vez con la mente calmada me he dado cuenta de que no tengo otra opción que aceptar su hospitalidad aunque mi orgullo y furia me inciten a salir de este sitio lejos de él.
Mi celular vibra en mi bolso y la luz de la pantalla me indica que ha llegado un nuevo mensaje.
¿Volviste
a la residencia?
Ruedo mis ojos y bufo irritada al ver de quién se trata.
¿Qué te importa? Te dije que
no me volvieras a contactar.
Me halaga tu amabilidad.
¿Pero es que no se cansa de joder?
Daniel, es en serio.
Aléjate de mí, en cuanto logre contactar con mis padres
todo tu jueguito sucio
habrá acabado.
Cariño, por si aún
no sabes fueron ellos
quienes me autorizaron
a irte a buscar.
No vas a conseguir nada intentándolos convencer,
ya todo fue acordado.
Eso ya lo veremos.
Inténtalo si quieres
y verás que tengo razón.
Aunque…imagino
que con lo tensa
que debes estar por
todo esto tardarás en llamarlos.
¿Qué dices?
Yo que tú me andaría
con cuidado preciosa,
quién sabe…tal vez
tú no corras la misma
suerte que la desdichada
de tu compañera de habitación.
¿Cómo jodidos sabe sobre eso? Claro, no hay otra explicación que no sea que él mismo fue el causante de lo sucedido.
Maldito desgraciado.
¿Fuiste tú, verdad?
No me sorprendería…
eres un maldito enfermo y
pagarás por lo que le hiciste.
¿De qué se me acusa?
¿Tienes alguna prueba
en mi contra?
Si fuera tú no sacaría conclusiones precipitadas,
tal vez te hundas más
de lo que estás y, créeme,
no te queda mucho tiempo encima del bote.
¿Eso fue una amenaza?
¿Qué pretendes
con todo esto Daniel?
No recibo respuesta alguna, cinco minutos pasaron y no hay ninguna contesta de su parte.
Imbécil, encontraré la forma de inculparlo así tenga que recurrir a métodos extremos.
—Ya he regulado la temperatura de la ducha, puedes usar estas toallas limpias y este cepillo, es nuevo.—hace aparición en la habitación entregándome los utensilios antes mencionados. Rápidamente me recompongo con la intención de que no note mi recién estado ansioso luego de los mensajes.
—Gracias…—acepto su ofrecimiento y me encamino hacia el baño.
—¿Tienes hambre? Iré a buscar algo de comer para ti, no tardo.
Inexplicablemente los nervios se apropian de mi cuerpo…tengo un mal presentimiento con respecto a todo esto.
—Ya es muy tarde, no creo que…
—Tranquila, el lugar está muy cerca. Volveré en unos minutos.
Dudosa de su respuesta asiento y me introduzco en el baño para luego dejar que el agua tibia limpie,además de mi cuerpo, mis preocupaciones.
Inconscientemente los mensajes de hace un rato comienzan a corroer mis pensamientos…
¿Qué fue esa amenaza del final ?
Dentro de toda esta situación algo no está bien…no me gusta para nada que todos parezcan saber qué pasa a excepción mía, y mucho menos me agrada el comportamiento extraño de Namjoon y el anciano Jung.
Si realmente estoy en peligro...
¿Entonces cómo sabré en quién debería confiar?
Unos diez minutos después, escucho la puerta del departamento abrirse y la voz de Jungkook resuena por todo el lugar llenándome de alivio.
—¡He vuelto!
Un ruido proveniente de la cocina me indica que se encuentra acomodando su compra, así que seco mi cuerpo con la toalla que me ha ofrecido y una vez vestida salgo a su encuentro.
—Huele bien…—murmuro entrando a la cocina mientras observo cómo Jungkook coloca en los platos lo que parece ser bibimpap.
Él por su parte me sonríe y centra su atención nuevamente en lo que hace….ni pareciera que hace unos minutos hemos estado gritándonos como cavernícolas.
—Siéntate.—me señala la silla próxima a la isla de la cocina y yo sigo su indicación.
—¿No te preocupa salir solo a la calle a estas horas?—inquiero intentando crear conversación.
—Precisamente por eso lo hago, es tarde y no hay mucha gente. Si cubro mi rostro no llamo la atención.
—¿Es difícil ser un idol? Digo, con todas esas restricciones…
—Tiene sus cosas buenas y malas como todo. Rechazamos ciertos aspectos de la vida para ganar otros. —se encoge de hombros como si el tema fuese lo más natural del mundo y continúa devorando su comida.
La cena transcurre en silencio, y una vez terminamos, me ofrezco a lavar los platos que utilizamos. Mientras cumplo con la tarea, veo cómo Jungkook se coloca nuevamente su chaqueta y toma las llaves del auto.
—¿Qué haces?—pregunto girándome en su dirección.
—Volveré con los chicos, será mejor que descanses. Vendré temprano en la mañana.
—Es muy tarde…¿Seguro que estarás bien? —indago con preocupación.
Realmente es muy tarde y la casa de verano en donde están los chicos queda un poco lejos. Además, con todo lo que ha pasado me encuentro más paranoica que antes.
—Sí, conduciré con cuidado, todo estará bien. —asiente, y luego de observarnos en silencio por unos prolongados segundos, se encamina hacia la puerta.
Lo último que escucho es el sonido de la cerradura indicando que se ha ido completamente. Suspiro y me recuesto en la encimera de mármol…mi cabeza duele un poco. A penas han pasado unos míseros segundos desde que se fue y mis nervios han regresado.
Camino de un lugar a otro por el lujoso apartamento, mis manos sudan y mi respiración es errante, me siento asustada.
¿Realmente estoy en peligro?
¿Y si me encuentran?
¿Y si Daniel aparece…?
¿Y si le hace algo a Jungkook?
Oh no…
Namjoon dijo que me quedara con él todo el tiempo, sé que tal vez no debería confiar en Namjoon pero…confío en Jungkook y extrañamente no sé por qué. Estoy asustada y no me había percatado de cuánto hasta ahora que me encuentro completamente sola.
Sin poderlo evitar, mis pies descalzos se mueven por las cristalinas losas del suelo y en cuestión de segundos el frío del corredor principal del edificio perfora mi piel…debo de estar muy loca.
Corro por todo el lugar hasta que diviso el ascensor. Justo en el instante en que cerraría sus compuertas, paso mi mano a través de este sin mediar en el peligro de mi acto. Las puertas se abren nuevamente y el ceño fruncido de Jungkook al otro lado me recibe.
—¿Qué pasa...?
—No te vayas.—espeto sin rodeos y espero por su reacción. Él me observa perplejo y ladea su cabeza con confusión.—Quédate, por favor…no me siento segura estando sola allí.
—No creo que deba...
—Por favor, realmente no quiero estar sola hoy. —le interrumpo y él permanece en silencio sin inmutarse.—Te...te necesito.—admito de una vez con dificultad al notar que no mueve un solo músculo.
Avergonzada por mi confesión, de cuya verdad no me había percatado hasta ahora, elevo la mirada encontrándome son sus brillantes pupilas y sus labios entreabiertos en una expresión de asombro. Al instante me sonrojo sin poderlo evitar, sí, lo necesito...
No sé de dónde provienen estos deseos de permanecer a su lado, de sentirle cerca. Podría ser a causa del miedo por lo sucedido, pero en el fondo sé que es una sensación demasiado sublime como para tratarse únicamente de eso. Porque si fuera el caso lo que necesitaría sería solo compañía, pero no...yo lo necesito a él.
Necesito a Jeon Jungkook.
Doy por perdidas las esperanzas cuando veo que no hace ademán de moverse. Al parecer será una noche muy larga para mí…lo más probable es que no duerma vigilando todo a mi alrededor en caso de que algo malo ocurra. Suspiro con resignación y bajo la cabeza apenada para luego girar por el pasillo y regresar al departamento sola.
Camino por los angostos corredores, hasta que siento unos pasos acercarse con cautela y una voz a mis espaldas.
—¿No tienes frío en los pies?—me giro y lo observo caminar esta vez a mi lado mientras sonríe cálidamente.
Y mi corazón late con desenfreno…demasiadas emociones para un día.
—¿Te quedarás? —pregunto esperanzada.
—Sí, creo que será lo mejor puesto que estás algo conmocionada por todo lo sucedido…—murmura mientras pasa sus dedos por su nuca.—Dormiré en el sofá, tú puedes utilizar la habitación sin problemas.
Sonrío ante su comprensión y algo se sacude en mi interior, increíblemente todas aquellas inquietantes sensaciones se esfumaron con solo ver su sonrisa. Tal vez Namjoon tenga razón, tal vez solo deba permanecer a su lado y todo estará bien.
O al menos así se siente justo ahora.
—Será mejor que vayas a descansar, yo…me daré un baño y luego dormiré también.
Asiento ante su planteamiento y me despido para regresar a la habitación, una vez allí me dejo caer exhausta en la suave cama.
No sé en qué momento mis ojos se cierran, pero a los segundos de haber sucedido, comienzo a flotar en un necesitado y reparador sueño.
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Qué curioso…
A estas alturas pensé que no volvería.
Ha pasado un tiempo pero todo sigue igual, el mismo paisaje hermoso se cierne sobre mí y el mismo extraño de siempre levita con elegancia sobre el húmedo césped.
Mis labios no intentan reprimir la inconsciente sonrisa que ha osado escaparse de mis pensamientos…lo extrañaba y no sé porqué razón.
Camino en silencio tratando de no perturbar la paz del desconocido, pero al solo dar un paso su rostro de gira en mi dirección y me sonríe de vuelta. Esa sonrisa…yo la he visto antes y no precisamente en este lugar.
Ha sido solo un presentimiento, una sensación de familiaridad que deshecho en cuanto me mentalizo de que debo aprovechar este momento a su lado. Lo necesitaba demasiado.
Es increíble lo mucho que siento necesitarlo cuando apenas soy capaz de distinguir sus ojos o su sonrisa siquiera. Es extraordinario que me atraiga tanto aún cuando jamás he escuchado su voz.
Lo supe en aquella conversación con las chicas, cuando preguntaron si había alguien que me gustase y yo simplemente pensé en él, de forma automática vino a mi mente y desde entonces no he dejado de extrañarlo y de imaginar cómo sería poder verlo y estar a su lado.
Una vez junto a él contemplo su perfil, en un intento por descifrar sus facciones.
Ese perfil…también lo he visto antes y no exactamente en este sueño.
—Ha pasado un tiempo…¿Dónde has estado? —pregunto y acto seguido el chico voltea en mi dirección.
Una calidez reconfortante invade mi mano, mi vista se dirige hacia ese punto solo para observar cómo ha entrelazado nuestros dedos. Incluso cuando nunca nos hemos tocado antes, su tacto es tan familiar...
El chico no contesta, se limita a observarme y a acariciar mi mano con sus delgados dedos. Cierro los ojos ante el sentimiento tan abrumador que me llena con su gesto, pero los vuelvo abrir en el instante en que una nueva sensación aparece.
Nunca había sentido algo así antes. El agradable ardor que recorre todo mi cuerpo, el incesante cosquilleo en cada rincón de mi ser…esa presión en mi pecho impidiendo que mi corazón salga por completo de su sitio y ese escozor en mi antebrazo, justo ahí...en mi lunar.
Mis extremidades no reaccionan ante lo sucedido, tampoco mi mente procesa con claridad lo que pasa. Solo puedo deleitarme con la rítmica danza de los labios de aquel desconocido sobre los míos.
Sí, me ha besado, y juraría que ha sido la mejor experiencia de mi vida.
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La escena se desvanece al igual que el calor en mis mejillas y es cuando recuerdo que solo fue un simple sueño y yo acabo de despertar de este. Me siento con cuidado en la cama y tomo mi celular para ver la hora mientras tallo mis ojos adormecidos.
¿Qué…?
Solo he dormido por quince minutos.
Me resulta extraño, no acostumbro a despertar en medio de la noche y menos aún luego de haber dormido por tan poco tiempo. Mi garganta se siente seca y mi cabeza aún duele un poco, así que tomo una píldora para calmar el dolor y me encamino hacia la cocina en busca de un poco de agua.
Mientras sostengo el vaso entre mis manos, la imagen de ese sueño regresa a mi mente. Esa persona, todo sobre él me resulta tan familiar...
Por un momento habría jurado que se parecía a....
—¿Qué haces despierta? —doy un respingo por la impresión de su repentina aparición y me giro para enfrentarlo colocando una mano sobre mi pecho.
—Solo necesitaba beber un poco de agua. —explico una vez calmada y él sonríe.
Cielos, esa sonrisa…
—¿Has estado durmiendo bien?—pregunta mientras se acerca y se posiciona a mi lado para luego imitar mi acción y tomar un vaso.
Desde mi ángulo diviso su perfil, ese perfil...joder, no puede ser.
No, no, no y no.
Eso no es posible....¿O sí?
¿Cómo podría saber si él…?
Bien, definitivamente debo de haber perdido la cordura por completo.
Como si una luz iluminara mi subconsciente, la respuesta de lo que debo hacer me llega al instante. Es algo absurdo y extremadamente loco pero…ahora mismo no estoy pensando con claridad y solamente siento la necesidad de saciar la irritante curiosidad que colma mi interior en estos momentos.
—Creo que ya….—no alcanza a terminar la frase.
Mis manos sujetan con apremio sus mejillas y sin premeditarlo mucho acerco mis labios a los suyos deshaciendo la distancia que nos separa. Su cuerpo se encuentra rígido, y sus manos cuelgan a cada extremo de este sin reaccionar. Mientras tanto, yo pongo en marcha mi prueba.
En el instante en que nuestros labios hacen contacto lo percibo. Sí, ese ardor, el cosquilleo, el redoble eufórico de mi corazón y el escozor.
Todo, ahí está todo.
Cierro mis ojos inconscientemente y acto seguido una imagen se vislumbra en lo profundo de mis párpados. Es ese sueño, todo exactamente como siempre a excepción de una cosa…ya puedo ver con claridad sus facciones.
Y lo que justamente se ha revelado ante mí es lo más asombroso que he podido siquiera imaginar en mi vida.
—Eres tú….—murmuro una vez me separo de sus labios y contemplo su ya reconocible rostro observándome atónito.
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