Capítulo 23
"Existen sueños de los que no quisiéramos despertar, y realidades que quisiéramos que fuesen solo un sueño".
.......
───── ⋆✩⋆ ─────
La habitación es un completo desastre, las antes blancas paredes presentan signos de una extenuante lucha, todas las pertenencias se esparcen por el frío suelo y de lo que horas atrás era una mesilla...ahora solo quedan las vagas astillas decorando lo que bien podría ser un tétrico espectáculo.
Pero lo más inquietante no es el desorden, o el suelo totalmente inundado del agua proveniente del lavabo, o las camas desechas junto a los cristales esparcidos...no. Lo más impactante ha sido ver aquella nívea mano sobresaliendo lánguida e inerte del cuarto de baño.
—¿Akari?—pregunto en voz baja e intento avanzar, pero la mano de Jungkook toma con brusquedad mi brazo.
—Yo iré, llama a la policía.—sin apartar sus ojos de la extraña escena, se encamina con cautela hacia el lugar.
Por mi parte, intento llamar a la policía con la rapidez que me permiten mis temblorosas manos. Mientras le comunico al oficial sobre lo que deduzco que ha sido un robo con fuerza y le facilito los datos necesarios para su llegada, mis oídos captan un leve gemido de agonía. Automáticamente mis ojos se mueven en la dirección del sonido, donde diviso a Jungkook con un rostro visiblemente preocupado y a Akari en sus brazos.
—¡Oh no! ¿Está...?
—No está muerta...solo inconsciente. He revisado sus heridas, su cabeza es lo más afectado, al parecer recibió un fuerte impacto. El resto son magulladuras y algunos cortes.—explica mientras la coloca con suavidad en el colchón y yo suspiro un poco más aliviada.
Observo a la chica inerte, la sangre coagulada proveniente de sus sienes cubre parte de su jovial rostro, su antes blanca piel ahora se encuentra lívida y afeada por las manchas púrpuras de la agresión. Sus ojos se sacuden por debajo de sus párpados, al parecer está reaccionando nuevamente y eso hace que mis nervios disminuyan...estaba temiendo lo peor.
¿Qué diablos ha sucedido?
—Por cierto...—continúa hablando.—¿Se ha hecho el tatuaje recientemente? He visto que tiene esa zona muy sensible, pero no estoy seguro de si sea a causa de otro golpe o de si han pasado pocos días desde que se lo hizo...
—¿Tatuaje? Akari no tiene ningún tatuaje según me ha dicho.—lo miro confundida y Jeon frunce su ceño negando con su cabeza.
—Claro que sí. Mira, aquí está.—toma con cuidado la mano de la chica y la eleva un poco para luego señalarme la zona del antebrazo.
Parpadeo repetidas veces tratando de analizar mejor lo que mis ojos observan. Sí, es un tatuaje, pero no parece uno común. No sé mucho de este tipo de cosas, pero cualquiera se daría cuenta de que...
—No es un tatuaje que se haya hecho con una máquina profesional o algo así...parece una quemadura.—concluye él mis pensamientos observando mejor la extraña revelación.
Sí, parece una quemadura y no la típica casera. Es una marca de hierro candente, la han marcado como un animal.
—Esto no ha sido ella...—susurro horrorizada con solo ver la atrocidad que han hecho con su piel.
—¿Crees que fue el ladrón? ¿Por qué haría algo así?
—Para...¿Dejar una advertencia quizás? —es la única explicación que encuentro a tan vil acción.
—¿Qué tipo de advertencia podría ser esto?—señala nuevamente la quemadura y por inercia yo cierro mis ojos por breves segundos. Luce realmente mal.
La observo con cuidado buscando su lógica. La figura que ha quedado encarnada representa lo que parece ser un escarabajo sosteniendo una estrella sobre su cabeza.
Un escarabajo...
Un escarabajo pelotero.
Levanto la mirada y me encuentro con las lúgubres pupilas de Akari, observándome en silencio.
—¡Akari! Estás despierta...es un alivio.—acaricio su cabello y sus labios se mueven formulando susurros que no logro entender.—tranquila, no te esfuerces en hablar ¡Jungkook llama a una ambulancia!
El aludido se gira para acatar mi orden, y en el instante en que me dispongo a colocarme de pie, los débiles dedos de Akari sostienen mi muñeca clavando sus uñas en mi carne de forma ansiosa y sus susurros se hacen un poco más audibles aunque inconexos. Acerco mi rostro al suyo para escuchar mejor lo que tanto parece querer decir y sus palabras, a pesar de ser incoherentes e inconclusas, hielan mi sangre y acrecientan mi pánico.
—Venía por ti...te está buscando...—murmura con dificultad.—Sabe que no soy tú...te persigue.
Mis sentidos enmudecen, no sé cómo reaccionar ante esto o qué significa justo ahora lo que acaba de decir. Solo puedo estar segura de que definitivamente es algo malo.
—Akari...¿Quién es él?—pregunto pero no recibo respuesta, así que decido intervenir nuevamente.—Esa persona...¿Te hizo esto?
Esta vez en lugar de su silencio recibo un sollozo y entiendo que no está en condiciones de contestar ahora. Verla de esa forma me hace sentir realmente mal, y más aún sabiendo que muy probablemente es a causa mía. Porque algo en mi interior me dice que esto tiene relación con lo que ha estado preocupándome desde aquella extraña advertencia de mi nana.
—Ya han llegado.—advierte Jeon mirando por la ventana mientras cubre su rostro con la máscara que siempre lleva consigo.
Efectivamente, a los tres minutos de su aviso varios oficiales irrumpen en la habitación junto a los paramédicos que se encargan de trasladar a la chica hacia la ambulancia.
Le contamos a los oficiales brevemente lo que hemos visto a nuestra llegada, y luego de repasar el lugar cuidadosamente, informo que no se han llevado nada...por lo cual el detective descarta la posibilidad de robo. Me han preguntado si algún suceso extraño ha pasado antes, o si Akari tenía posibles enemigos. A mi mente vienen sus palabras y todo lo raro que ha acontecido este último mes...pero por extraño que parezca omito esos detalles, algo me dice que no debería involucrar a la policía en ello. No por el momento cuando ni yo misma tengo claro lo que está sucediendo.
—Debo ir al hospital...¿Te importaría llevarme?—pregunto mientras sostengo la pequeña bolsa que minutos antes había preparado para pasar la noche ahora que todos se han marchado.
No tengo claro en qué lugar será...solo no planeo dormir en esta habitación por el momento.
—Claro que no, vamos.—se coloca en su lugar y espera a que yo imite su acción para iniciar el trayecto.—¿Qué harás ahora? No deberías quedarte toda la noche en el hospital...
—Me quedaré un rato, no creo que Akari tenga más conocidos aquí además de su novio.
—¿Dónde dormirás? ¿Te llevo a la residencia de las chicas?—indaga con notable preocupación.
—Las habitaciones allí están ocupadas...tampoco quisiera alarmarlas con lo sucedido a estas horas. Descuida, me las arreglaré, puedo dormir en algún motel cercano.—le sonrío un poco para que se tranquilice y él suspira con cansancio...me siento fatal por haberlo involucrado en algo como esto.
El auto se detiene en frente del hospital, agradezco su ayuda y luego de una disculpa, me dispongo a salir.
—Si necesitas algo...llámame ¿Sí?—asiento y una vez lejos diviso cómo el vehículo se adentra en la oscuridad de la concurrida autopista.
Suspiro con cansancio y entro al hospital de una vez. Mentiría si dijese que a pesar de todo no me ha lacerado un poco verlo marcharse, aunque no tenga motivos para sentirme así y eso sea lo menos que deba preocuparme ahora.
Pido en la recepción el número de habitación del paciente que vengo a visitar y sigo las indicaciones de la enfermera a cargo. En cuestión de minutos me encuentro junto a la cama de Akari, ella permanece inconsciente pero han cerrado la mayoría de sus heridas, la quemadura también ha sido cubierta con una venda.
Acaricio su cabello mientras murmuro unas disculpas. Realmente me cuesta creer que esté así por mí...y a la vez me siento asustada de que pude haber sido yo quien terminase de esa forma o peor. Mi mente comienza a divagar en quién pudo haber hecho tal cruel acto. Las advertencias de mi nana, los encuentros confusos y repentinos con aquel extraño par de hombres, Jungkook...
Todos esos temas giran en mis pensamientos. Pero hay algo que no me ha pasado desapercibido y no puedo evitar que tal cosa me hiele la sangre de solo recordarlo.
Y es esa llamada que recibí estando con Jeon en la casa de verano. Daniel estaba frente a la puerta de mi habitación en la residencia.
No tengo idea de cómo supo el lugar, pero es la única persona que conozco capaz de lastimar severamente a otros a costa de su bienestar personal.
Aún así ...¿Es posible que haya decidido ir tan lejos?
¿Qué motivos tendría para cometer tal barbarie?
¿Y qué ganaría con lo que hizo o con haberme lastimado de lo contrario?
Todas mis sospechas apuntan hacia él, pero sin pruebas contundentes no puedo hacer nada al respecto. No tengo manera de acusarle o demostrar su culpabilidad.
Un estruendo del otro lado de la puerta me hace girar bruscamente. Un chico azota el suelo con sus pasos rumbo a la cama a mi costado, sus ojos indivisibles por las gruesas lágrimas, su cabello despeinado y sus temblorosos dedos me hacen saber de quién se trata.
—¡Akari!—exclama y a los segundos se posiciona junto al cuerpo de la joven para acariciar su mejilla.
Es el novio de Akari, seguramente los oficiales le han avisado desde el teléfono de ella y ha llegado lo antes posible. Es un alivio tener la tranquilidad de que ella no estará sola después de lo que ha sufrido.
—¿Cómo está...?—se dirige a mí apenas nota mi presencia.
—El médico dijo que se encuentra estable, solo necesita un poco de atención en sus heridas y reposo.—le informo lo que el doctor me había comentado anteriormente y él suspira con alivio.
—¿Cómo pasó esto?—me quedo callada y él interpreta mi silencio a modo de que yo tampoco sé con exactitud lo que ha sucedido. Así que niega con su cabeza y da por zanjada la respuesta a esa pregunta.—Fue una suerte que la encontraras antes...—su voz se quiebra.—De haber sabido que algo así pasaría me hubiese quedado con ella más tiempo.
No contesto y me limito a poner mi mano sobre su hombro en un gesto de comprensión. Realmente me siento igual, de haber sabido que esto podría suceder jamás me habría marchado esta mañana de la residencia. Akari no merece lo que le pasó.
—Me quedaré con ella...ve a descansar.—propone él al cabo de unos minutos de reflexivo y triste silencio.
No quisiera dejarla sola...pero me siento algo afectada por todo esto y no creo que pueda ser de mucha ayuda con mi cabeza tan llena de preocupaciones y confusión.
—Vendré en la mañana. Si necesitas algo, por favor, házmelo saber...he dejado mi número con la enfermera a cargo.—él asiente y vuelve a centrar su atención en su novia.
Con mis ánimos decaídos, salgo del hospital mientras cubro mis hombros a causa del frío de la noche. Ya es de madrugada y no tengo ni la menor idea de a dónde ir...
Camino por la desolada calle en cuanto siento mi teléfono vibrar en mi bolsillo causándome un leve sobresalto.
—¿Sí?—acepto la llamada.
—¡Gracias al cielo contestas! ¿Estás bien?
—Sí, Nana...
—Es un alivio que no hayas estado en ese lugar...—ella suspira con su voz quebrada y la extrañeza que me causa su declaración me hace detener mi andar.
—¿Cómo has sabido eso?
—No es momento de hacer preguntas, la situación se está agravando más de lo que pensaba y necesito que me prestes atención.—me quedo callada ante el tono cortante de sus palabras y espero a que continúe.—A partir de ahora debes estar alerta...pase lo que pase no confíes en cualquiera. No estás sola.
—Pero...¿Cómo sabré en quién debo confiar?—bien, no tengo ni la menor idea de si esta conversación tiene algún sentido. Pero por su tono ansioso parece que algo se avecina, así que intuyo que lo mejor es seguir sus indicaciones aunque justo ahora no sea capaz de comprenderlas.
—Lo sabrás en su debido momento. Ahora preocúpate por estar alerta...
Mis preguntas quedan atoradas en mi subconsciente en cuanto finaliza la llamada repentinamente. Resoplo molesta de su repetitiva actitud misteriosa y antes de poder lanzar el teléfono a mil leguas de distancia, un auto se estaciona frente a mí impidiendo mi avance.
—¿Qué haces aquí? Creí que te habías marchado...—inquiero asombrada de verle.
—No podía irme de esa forma, estaba preocupado...—baja la cabeza hacia el volante y sus mejillas se sonrojan en el acto.
—Siento haberte hecho sentir así...no era mi intención inmiscuirte en todo esto.—suspiro con vergüenza.
—No tiene importancia...—niega con su cabeza y una leve sonrisa.— Vamos, sube.
Dudo unos instantes si acceder o no, pero la neblina, la oscuridad de la noche y la incertidumbre de no saber qué rumbo tomarán mis pasos me hacen aceptar agradecida por su presencia. Una vez junto a Jungkook en el coche, un aura de tranquilidad y seguridad inunda mis poros. Puede que sea algo absurdo e irracional con el poco tiempo que llevamos conociéndonos pero...estar con él, por mucho que quiera negarlo, me hace sentir extrañamente bien y protegida.
—¿A dónde iremos?
—Te quedarás en mi apartamento.—el rubor nubla mi rostro y mis ojos abiertos de par en par le hacen reformular su ofrecimiento.—Te dejaré para que duermas tranquila allí, yo regresaré con los chicos.—asiento ante su propuesta en vista de que no tengo otra opción y me dedico a contemplar el paisaje nocturno de la ciudad.
Un sonido proveniente de su móvil le hace detener su acción de poner en marcha el auto.
—Sí, hyung...—hace un pausa escuchando la otra voz en la línea y su ceño se frunce con molestia.—¿Por qué...?—suspira mientas revuelve su cabello exasperado.—Está bien, espera.—extiende el aparato en mi dirección y susurra.—Es para ti.
—¿Para mí?—inquiero confundida y respondo a la persona del otro lado de la línea en cuanto él me insiste en aceptar la llamada—¿Hola?
—¿Dónde estás?
—¿Namjoon?—me sorprendo al reconocer su voz...
¿Por qué me llama?
—Tienes que salir de ahí ahora mismo, sal de la residencia.—exije con apremio, su voz se escucha entrecortada y jadeante.
—Ya nos hemos ido, estamos cerca del hospital...
—Bien, mantente junto a Jungkook y por ningún motivo te separes de él.—me interrumpe y escucho el sonido de un auto siendo puesto en marcha.
—¿Qué está pasando?—espeto al instante. No me convence nada de esto y todo lo que parecen ocultar me resulta sospechoso en extremo.
¿Cómo supo también de lo sucedido en la residencia y que yo estaría con Jungkook?
—Por el momento no puedo decirte...pero debes confiar en mí.
—¿Por qué debería?—mascullo molesta por su respuesta carente de información.
—Créeme que si tuviera otras intenciones que no fuesen a tu favor ya habría intentado algo luego de haber visto tu lunar.—contesta con serenidad y un tono sincero.—Ahora mismo estás en peligro.
—¿En peligro? ¿Y las chicas? Ellas están solas, no saben nada ...¿Y sí les sucede algo?—inquiero alarmada de repente, Jeon a mi lado me observa patidifuso y completamente confundido.
—Ya nos hemos encargado de eso
Alguien las está cuidando, no te preocupes. Él aún no sabe de su paradero exacto.
¿Él? ¿Quién rayos es él y qué es lo que quiere?
¿Acaso Namjoon sabe sobre Daniel?
Joder, siento que hay tanto de lo que me estoy perdiendo...
—¿Cómo has sabido lo que ha pasado?
—Mira hacia tu izquierda.—antes de que acate su orden, finaliza la llamada sin aportar algo más y sin permitirme reclamar siquiera.
Sigo su indicación y observo hacia mi izquierda. Es entonces cuando lo veo a pocos metros de distancia...
Jung Hyo Shin, permanece estático del otro lado de la calle detallándonos con atención. Esto solo me confirma de que realmente ha estado siguiendome todo este tiempo, y por alguna razón ya no me sorprende.
—¿Qué quería hablar Namjoon contigo?—exige saber Jungkook, por lo que me veo obligada a despegar la vista de aquel hombre. Jeon ni siquiera ha notado su presencia, y si él no tiene idea de ello, quizás sea un error que yo se lo diga.
—Solo...nada importante.—le sonrío y él hace ademán de protestar.—Vámonos ya ¿Sí? Tengo mucho frío y estoy cansada.
No me parece correcto inmiscuirle en lo que sea que esté sucediendo, no quisiera que la situación se agrave y él se vea afectado. No sé si realmente tenga algún sentido todo esto como para poder compartirlo con alguien a quien a penas conozco.
—Bien...—suspira con resignación y notable molestia mientras pone en marcha el auto.
Se ha enojado, y no puedo reprocharle eso cuando claramente ha notado que su hyung le esconde cosas y yo también lo hago. Es probable que se sienta tan perdido como yo, así que no puedo hacer nada al respecto.
Apartando mi atención del mohín furioso de Jeon, me limito a observar cómo a la par de nuestro avance la silueta del extraño señor se va desvaneciendo en la penumbra de esta extraña noche.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro