Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 17

"Eres la casualidad con los ojos más bonitos que ha llegado a mi vida."

-Antonio Gómez.

───── ⋆✩⋆ ─────

Diviso el llamativo auto negro a unos metros de distancia. Me parece extraño que no se haya dignado a bajar del coche ni siquiera para presentarse, en cambio me ha pedido que vaya hacia él. Lo cual me llena de dudas, tal vez su actitud es solo la de un chico grosero pero...

¿Y si es más que eso?

¿Y si es un psicópata que busca alejarme de los supuestos testigos para llevar acabo su retorcido plan?

Espero estar exagerando...

Una vez allí, curvo ligeramente mi torso y doy pequeños golpes en la ventanilla esperando su respuesta. La puerta del vehículo se abre y de reojo capto la señal que hacen sus dedos indicándome que suba...debo de estar muy loca en serio, pero aún así accedo.

—Hola de nuevo.—me saluda una vez me encuentro sentada junto a él en el lugar del copiloto.

Su voz se escucha algo lejana, seguramente a causa de esa molesta máscara que cubre la mitad de su rostro. Sospechoso...

—Mi nombre es...—parece pensárselo unos segundos, hasta que asiente para sí mismo y prosigue.—Soy Jeon Jungkook.

Lo miro con desconfianza por unos silenciosos segundos, la incertidumbre que ha tenido al decir su propio nombre no hace más que parecerme algo considerablemente extraño.
Extiende su mano en mi dirección, y en el momento en que la acepto, una corriente de aire frío recorre la longitud de mi cuerpo. No creo que eso sea un buen indicio...

Me mira atentamente, como si esperase una reacción de mi parte luego de su presentación. Así que luego de unos instantes logro reaccionar y proceder con mis palabras.

—Hola...no tiene caso que te diga mi nombre, a fin de cuentas ya debes saberlo.—le sonrío, solo un poco, tal vez para aliviar la tensión del ambiente. Sinceramente no me siento muy a gusto en esta situación.—¿No te incomoda eso?—señalo su cubrebocas en un intento por que lo retire.

Creo que si pudiera ver su rostro tal vez no luciría tan...amenazante.

—De hecho, sí.—noto cómo sonríe por la forma en la que sus ojos se vuelven ligeramente diminutos y sus pómulos resaltan. Segundos después, pasa a retirarse el molesto accesorio.

Me sorprendo un poco al percatarme de que en realidad es un chico bien parecido...bastante apuesto diría yo.

Su cabello cae ligeramente ondeado sobre su frente y los costados de sus mejillas, sus ojos son de un marrón expresivo y brillante. Cuando sonríe puedo ver cómo sus dientes delanteros sobresalen solo un poco, pero no de una forma desagradable, todo lo contrario, dicha peculiaridad le hace lucir realmente tierno. Me atrevería a decir que su sonrisa es uno de sus mayores atractivos.

No puedo evitar observarlo, independientemente de por su belleza, me resulta conocido pero...no tengo idea de en dónde lo he visto antes.Sus rasgos me hacen pensar en una opción...pero no, eso sería totalmente absurdo. No puedo estar tan desesperada como para andar por mi vida comparándolo con cada chico lindo de cabello oscuro y ojos grandes que encuentre a mi paso. No...la persona de mis sueños es mucho más especial que eso.

Me percato de cómo se remueve incómodo antes bajar la mirada y elevar una de las comisuras de sus labios, se ha dado cuenta de la atención con la que he estado observándolo por prolongados minutos. Al instante me sonrojo y giro mi rostro.

Dios, qué vergüenza...

—Entonces...¿Tienes la agenda?—carraspeo y vuelvo a mirarle. Él se limita a asentir.

Bueno...¿Y por qué no me la entrega de una vez?

Dirijo la palma de mi mano en su dirección esperando a que me regrese mi pertenencia. Diviso cómo saca la agenda de uno de los bolsillos de su abrigo, pero en lugar de entregarla, se queda observándola tranquilamente.

—Antes de que la recuperes...me gustaría saber algunas cosas.—frunzo el ceño confundida por su extraña condición.

—Por ejemplo...¿De dónde viene la imagen de Saturno que hay en la portada?

—Yo...no lo sé exactamente.—confieso.—La agenda fue un regalo, no creo que tenga un significado en especial ese logotipo. Solo es un diseño original.—su pregunta me sorprende, yo también he tenido esa duda, así que no estoy segura de qué otra cosa debería contestar ante eso.

Por su parte, ladea la cabeza escudriñando el dibujo, no parece convencido pero aún así no lo manifiesta.

—También...¿Qué significa esta frase en la última página?—me muestra dicho sitio y efectivamente, en un costado y de forma diminuta hay una oración escrita. Parece ser latín o algo así. No tengo idea de qué significa y siendo sincera es la primera vez que deparo en su existencia.

—Oh, yo...no la había notado antes. A decir verdad no le presté atención a los pequeños detalles que pudiese tener. Lo siento, no puedo ayudarte.—presiono mis labios en una fina línea, apenada por no poder aportar alguna otra información. Diría que estamos en la misma situación él y yo con respecto a nuestras dudas.

Suspira frustrado y mientras murmura algo para sí mismo, cosa que  no logro escuchar, coloca la pequeña agenda en mis manos.

—Bueno...si eso es todo, muchas gracias por haberme contactado.—complacida me dispongo a salir del auto, pero me detengo en cuanto siento su mano rozar suavemente mi hombro.

—¿Ya te vas? Es decir...parece que va a llover.—informa mientras observa el cielo nublado desde la ventanilla del auto.

—Estaré bien, muchas gracias por todo.

Giro mi torso para abrir la puerta, sin embargo, su brazo se interpone frente a mí y vuelve a cerrarla nuevamente.

¿Qué le pasa?

Su actitud comienza a ponerme nerviosa en demasía.

—Te puedo llevar a tu casa...¿Dónde vives?—inquiere casi que con desesperación, aún con su mano frente a mi cuerpo en la manija de la puerta impidiéndome la huída.

No respondo. No creo que sea conveniente darle información personal a un desconocido...y menos aún a alguien con reacciones tan extrañas como las suyas.

—Debo irme.—Y antes de que intervenga otra vez, logro apartar su brazo y salir del auto.

Para mi mala suerte, él tenía razón.

En el instante en que mis pies tocan el pavimento, el sonido de las gruesas gotas de lluvia impactando contra este se hace presente. El frío comienza a quemar mi piel y casi me arrepiento de haber salido de ese auto. Apresuro mis pasos mientras coloco el bolso encima de mi cabeza, como si tal acción impidiera que la lluvia me mojase más de lo que ya lo ha hecho.

—No seas terca y permite que te lleve...

No me había percatado de que mientras yo caminaba por la acera, él me seguía desde la calle a mi costado conduciendo su auto con suma lentitud, casi igualando la velocidad de mis pasos.

Joder...¡¿Qué rayos le pasa a este tipo?!

—Ya te dije que no es necesario.—en serio, su énfasis en llevarme solo logra inquietarme más.

—¿Por qué eres tan testaruda? Te he dicho que llovería y por eso te lo he ofrecido, deberías tener...

Dejo de escuchar sus reproches en cuanto mis ojos reconocen la figura que se cierne a una calle de distancia. Me está observando fijamente...

¿Por qué esta aquí?

¿Por qué me sigue?

De repente veo cómo acelera sus pasos...viene hacia a mí.

Necesito huir de ese hombre cuanto antes. Debí haberle contado a mi nana sobre él, seguramente sabría qué hacer al respecto, pero con toda la situación había olvidado llamarla. Pensé que después del suceso del mercado todo había terminado, pero no. Aquel señor nuevamente se presenta y esta vez no parece querer dejarme ir tan fácil, entonces...

¿Qué hago?

Correr no es una opción, ya está muy cerca.

—En fin, si así lo deseas me iré entonces.—es lo último que le escucho decir.

En ese instante recuerdo su presencia, lo había olvidado. Y a pesar de que hace minutos no me daba buena espina...el señor que me persigue me gusta menos todavía.

Antes de que mi cerebro recepcione lo que estoy a punto de hacer, mi cuerpo reacciona y me abalanzo sobre el auto.

Situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas...¿No?

Espero no arrepentirme de esto.

—¡Espera!—en menos de un segundo mi torso se encuentra recargado en la parte delantera del vehículo y mis brazos extendidos a lo largo del parabrisas...qué vergonzoso.

—¡¿Estás loca?! Pude haberte matado esta vez.— profiere horrorizado mientras se asoma por la ventanilla y presiona su mano sobre su pecho, suspirando en busca de calma.

—Oferta aceptada.—ignoro su reproche y con gran velocidad rodeo el auto para introducirme en este nuevamente.

No pienso en que tal vez esté empapando todo el tapizado del interior con mis húmedas ropas a causa de la lluvia. Justo ahora eso es lo que menos me preocupa. Mi mirada se centra en el señor que ahora observa hacia nuestra dirección con el ceño fruncido y ha disminuido la velocidad en sus pasos.

—¿A dónde te llevo entonces?—lo escucho murmurar, pero estoy tan nerviosa que ni siquiera le presto atención a mis propias palabras.

—Sigue recto, yo te iré indicando.—solo puedo pensar en salir de la vista de aquel sujeto cuanto antes.

El motor en auge hace vibrar toda la superficie del coche, y al instante su conductor obedece mi pedido.

—Ya está ¿Y ahora?

—Gira hacia la izquierda.—murmuro mirando por encima de mi hombro, tratando de ver el rumbo que ha tomado el hombre.—Ahora izquierda otra vez, luego derecha y sigue recto.

Continúo mirando hacia la calle con los nervios a flor de piel...hasta que siento cómo el auto se detiene abruptamente.

—¿Por qué te has....?—mi pregunta queda inconclusa en cuanto observo que frente a nosotros ha concluido el camino.

Sí, hemos terminado al parecer en un callejón sin salida.

—¿Y bien? No me digas que vives aquí.—sonríe con sarcasmo y cruza sus brazos. Al instante mis mejillas arden de la vergüenza y mi voz comienza a escucharse errática.

—Ah, yo...

¿Qué se supone que le diga?

La excusa de que hay un extraño persiguiéndome no es una opción. Sinceramente mi único objetivo era alejarme de ese sujeto, no estaba pensando en decirle realmente mi dirección a él...solo quería escapar de ese lugar.

—¡Ups! Creo que me he equivocado...aún no conozco bien las calles de aquí.—río de forma nerviosa, debo lucir realmente estúpida.

Observo cómo su cabeza desciende mientras niega, al parecer divertido. Su cabello se mece de un lado a otro sobre su frente y debo reconocer que se ve...

—Apuesto.

—¿Qué?

¡Oh cielos! ¿Lo he dicho en voz alta?

No puede ser...

—¿Qué dijiste?—vuelve a preguntar tras mi silencio, mientras muestra una media sonrisa completamente hermosa y encantadora ante mis ojos. Oh, joder.

—Que...que apuesto a que tú sí que conoces bien las calles de aquí.—escucho la risilla de mi subconsciente burlándose de mi poca originalidad para evadir la situación tras esa estúpida respuesta.

—Se puede decir que sí, aunque...si me hubieses dado la dirección desde un principio ya estaríamos allí hace media hora.

Suspiro disimuladamente, me he salvado. Al parecer he logrado enmendar el desastre anterior aunque haya sido de forma inmadura.

—Lo siento, creí que podía llegar por mi cuenta. Esta vez hagámoslo a tu manera.—le indico la dirección de la residencia y espero a que él guíe el camino.

Ya para qué evitarlo más, simplemente que pase lo que tenga que pasar. En realidad, ya no me intimida tanto su presencia o su extraño comportamiento. Si hubiese querido intentar algo fuera de lugar, lo habría hecho mucho antes.

Unos minutos después, el auto se detiene justo en frente del complejo de habitaciones para estudiantes de la universidad. Afortunadamente la lluvia ya ha cesado, por lo que nada me retiene aquí. Agradezco nuevamente su ayuda, y con una breve inclinación de cabeza, intento salir del auto.

Sí, digo intento porque él no parece tener intención de permitírmelo...

Dirijo la vista hacia su mano en mi muñeca. Sus dedos la rodean, aunque no de forma brusca, y el tacto se siente delicado y suave sobre mi piel.

—¿Volveré a verte?—mi mirada se posa en él repentinamente tras escucharlo hablar.

Esa frase...estoy teniendo un deja vú con ella.

¿Sería posible que...?

No, definitivamente no hay forma. Es una frase común en la dialéctica, no tendría por qué referirse a eso. No podría ser real...

—No.

—¿Por qué? —inquiere mientras aún sostiene mi muñeca. Su expresión luce descolocada por mi respuesta.

—Pues porque no hay razón para volvernos a encontrar. Ya hemos zanjado el tema que nos relacionaba.
—le respondo agitando la agenda con mi mano libre para darle validez a mi argumento.

Él asiente desanimado y sus dedos abandonan mi piel. Me separo un poco y me giro para salir de una vez, cuando de repente una de sus manos me empuja hacia afuera del auto y la otra me despoja de la agenda mientras cierra la puerta con extrema rapidez.

—¡¿Qué crees que haces?!—exclamo descolocada una vez recupero el equilibrio, luego de casi caer por la fuerza con la que prácticamente ha lanzado mi cuerpo al exterior. Lo observo desde la acera mientras que él solo me sonríe triunfal en el interior del coche.

—Yo me quedo con esto.—agita la agenda en mi dirección, exactamente como yo había hecho segundos antes.

—¿Qué...por qué?

—Porque así tendremos una
" razón para volvernos a encontrar". repite las mismas palabras que ya le había mencionado en un principio.

Yo por mi parte permanezco en mi sitio petrificada. Bien, realmente no esperaba eso.

Sin más preámbulos, enciende nuevamente el motor y se prepara para avanzar.

—¡Te llamaré para decirte en dónde nos veremos!—es lo último que le escucho gritar antes de que el coche desaparezca entre las populosas calles de la ciudad.

Ahora no me queda más remedio que esperar por sus indicaciones. Desearía que esa agenda no fuese tan importante para mí, pero lo es. Ha sabido actuar de forma astuta.

Contaré los segundos hasta su próximo movimiento...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro