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Capítulo 16

“Somos una casualidad llena de intención”.

-Mario Bennedetti.
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—Ya te lo he dicho más de una vez, he tenido que venir a mi apartamento por una cuestión personal.—paso las manos por mi cabello con frustración.

Se supone que en quince minutos la dueña de la agenda venga en su busca, por lo que he tenido que dejar todo a medias para llegar aquí y le he pedido a Jimin que venga a por mí en un rato, pero él no parece querer cesar su molesto interrogatorio.

—Es que tu visita allí ha sido tan repentina y tú casi nunca vas…no me convence.—masculla del otro lado de la línea.

—Tú no tienes que convencerte de nada, lo único que debes hacer es venir a buscarme para ir a la empresa y listo.

—¿Es porque vas a verte con alguien?—su voz pícara lo único que logra es sacarme más aún de mis casillas.

—Jimin…por favor, deja el tema ya.—lo escucho reír escandalosamente.

A decir verdad ya ni me importa que malinterprete las cosas, que piense lo que quiera. Solo necesito que cumpla con lo que he pedido y listo.

—Bien, bien. No molesto más, pero recuerda utiliza protec…—cuelgo la llamada, no planeo escuchar más de sus ridículas conclusiones.

Me recuesto en el gran sillón de la sala de estar y cierro los ojos por breves instantes mientras pienso…

¿Cómo será ella?

¿Y si me estoy haciendo ilusiones y aquel extraño sueño es solo una mala pasada que me ha jugado mi mente?

¿Qué pasa si estoy agravando la situación y tanto la frase extraña como las palabras de Nam son solo un malentendido de mi parte?

Ya ni siquiera sé en qué creer, solo espero que cuando la vea pueda obtener algunas respuestas…

El intercomunicador del apartamento suena, así que me acerco a la pequeña pantalla en donde el guardia de seguridad del complejo aparece al instante.

—Señor Jeon, buenos días.

—Buenos días ¿Ocurre algo?

—Pues verá señor, una chica me ha dicho que le han dado esta dirección para devolverle una agenda extraviada o algo así…

—Oh, sí. He sido yo, hazla subir.

—Entendido.

Nuevamente la imagen se desvanece. Este método se hace necesario por una cuestión de protocolo, puesto que al ser un complejo privado no cualquiera puede tener acceso y es una medida de seguridad para los inquilinos, solo los visitantes autorizados pueden acceder a los pisos.

A los cinco minutos de impartida la orden, el timbre de la entrada anuncia  un nuevo invitado. Así que me apresuro para abrir la puerta, no sin antes esconder mi rostro con un cubrebocas por precaución.

Mentiría si dijera que no me siento algo nervioso por encontrarme por primera vez con ella, pero esa sensación se desvanece dando lugar a un sentimiento de confusión en cuanto abro la puerta. Puesto que frente a mí no aparece una chica, sino dos.

—¿Choi Junghyun?—pregunta una chica de estatura media y piel morena.

Sí, les he dado un nombre falso. No podía arriesgarme a exponer mi identidad tan descuidadamente cuando ni la empresa sabe que estoy en estas cuestiones, sería muy problemático que fuese una fanática y me reconociera o algo así.

— Sí...¿Tú eres Liz?

—No, soy la amiga que contestó la llamada telefónica la última vez, me llamo Keira. —me sonríe cordialmente.

De cierta forma no me sorprende que sean extranjeras, por la pronunciación de aquella chica en la llamada telefónica y algunos básicos errores en la escritura plasmada en la agenda, intuí que muy probablemente tanto la dueña como su amiga no son coreanas.

Entonces mi mirada se posa en la otra joven a su lado, la cual me observa fijamente frunciendo el entrecejo, imagino que le parece algo raro que esté usando una máscara. No deben de estar muy adaptadas a ver esa prenda con frecuencia puesto que no son nativas y probablemente sus costumbres disten mucho de las nuestras.

La chica es de estatura un poco más baja que su compañera y tanto su físico como su rostro le da un aspecto jovial y tierno, es muy linda. Pero por más que la observo no es….

—Entonces ¿Eres tú?—digo señalando a la chica bajita.

—No, lo siento. Mi nombre es Alice, también soy amiga de la dueña de la agenda. Ella…tuvo un imprevisto con un proyecto escolar que no llegó  a terminar ayer, así que nos envió a nosotras.

Escucho con atención toda su explicación y no puedo evitar frustrarme nuevamente.

¿Por qué no puedo verla de una vez?

Estoy seguro de que con tan solo una mirada puedo saber si es ella o no, y además…si no está aquí no va a ser posible que responda mis preguntas.

No, necesito verla cueste lo que cueste.

—Bueno…¿Nos darás la agenda o no? —pregunta impaciente la morena mientras eleva una de sus cejas después de varios segundos de silencio entre los tres, en los que me debato mentalmente qué hacer en esta situación.

Antes de que pueda poner en marcha mi idea, nuevas voces se hacen notar en el corredor.

—Te lo ha pedido a ti, no sé por qué tengo que acompañarte.— gruñe el recién llegado hacia su compañero mientras ambos avanzan en mi dirección.

—Porque los dos necesitan de mi auto para moverse, así que no te queda más remedio que esperar a que lo busque a él para después llevarte a ti.

Sí, Jimin y Yoongi caminan hacia nosotros. Y al parecer están tan ensimismados en su plática que no se han percatado de la presencia de las chicas.

Genial, mi intento por ocultar mi identidad se irá a la basura en cuanto los reconozcan a ellos.

—Ya te dije que será rápido….—Jimin se queda estático en cuanto divisa a mis visitantes.

Yoongi, por su parte, carraspea nervioso e intenta ocultar su rostro con el cuello de su camisa. Miro a las chicas que los observan de forma inexpresiva, como si nunca les hubiesen visto, y he de admitir que dicha conclusión me sorprende

—Oye...se nos hace tarde así que, por favor, devuelve la agenda.—nuevamente la morena habla y ambas dejan de prestarle atención a los chicos.

Qué extraño...¿ Acaso no nos reconocen?

Decido intentar algo que me confirme mis sospechas, así que retiro por completo mi cubrebocas y le sonrío. Arriesgado, lo sé, pero ya no hay vuelta atrás.

—Perdona, cometí un error. Mi nombre no es Choi Junghyun.—ambas chicas ladean su cabeza y se miran confusas por mis palabras.

— Soy Jeon Jungkook y ellos son mis amigos Park Jimin y Min Yoongi.

—¿Qué crees que haces?—Susurra Yoongi en reproche una vez se encuentra a mi lado.

—Bien, un gusto. Realmente no nos interesa saber porqué has mentido sobre tu nombre, pero sí nos gustaría que nos entregaras lo que hemos venido a buscar.—interviene esta vez la rubia, con un tono de molestia tiñendo su voz.

—No nos reconocen.—afirma Jimin mi teoría mientras ríe por lo bajo. Tanto ellos como yo estoy seguro que portamos la misma expresión de desconcierto.

Estas cosas no nos suceden a menudo, y de alguna forma se siente...bien.

—¿Y ustedes son…?—señala Yoongi a las dos chicas que parecen estar perdiendo la paciencia conmigo, pero no planeo ceder.

—Mi nombre es Alice y ella es Keira, hemos venido a buscar algo perdido y que…el señor Jeon ha encontrado.—hace una pausa y me mira con sospecha antes de pronunciar mi verdadero apellido.

—Alice...qué bonito nombre. —elogia Jimin ocasionando que la aludida se sonroje levemente, supongo que es una reacción predecible teniendo en cuenta la forma en la que la ha estado mirando desde que llegó.

—Jimin, no molestes a la chica. Por cierto, no hace falta que le llames “señor Jeon”.Puedes usar perfectamente el lenguaje informal con nosotros.—Alice asiente complacida ante las palabras de Yoongi, ciertamente al ser extranjeras es más complicado para ellas usar los honoríficos y el dialecto formal, así que el hecho de permitirles que lo omitan es un alivio.

Con timidez vuelve a posar sus ojos en Jimin, quien no para de sonreírle…está claro que el chico no pierde el tiempo.

—Entonces, Jungkook...¿Nos la darás?
—carraspea la morena para luego extender su mano hacia mí.

—No.

— ¿Cómo qué no?

—Díganle a ella que si no viene personalmente no se la entregaré.—me cruzo de brazos complacido por mi respuesta.

—Te explicamos que ella ahora...

—Entonces en la tarde será.—la morena suspira exasperada por mi insistencia y en un final termina por asentir resignada.

—Bien, le diremos que te envíe un mensaje con el lugar en el que se verán.

—Perfecto. Ahora si me disculpan, ya me tengo que ir.—no quiero sonar descortés, pero lamentablemente no dispongo de mucho tiempo para dedicarles. Y dado que mi principal objetivo fracasó, no hay razón por la que continuar con esto.

Luego de una corta despedida entre los chicos y ellas, me encamino a la salida rumbo al auto de Jimin. Ya tengo lo que quería, no le quedará más remedio que buscar la agenda en persona.

Mientras tanto, en la empresa, terminaré  todo lo que me quede pendiente para poder asistir a nuestro encuentro. Le pediré prestado el auto a Jin hyung nuevamente, no sé en qué lugar querrá que nos veamos.

Son las tres de la tarde, 3:15 PM para ser exactos. Llevo casi dos horas, desde que terminé  las prácticas, pegado al móvil esperando la notificación de un nuevo mensaje y nada.

¿Será que la agenda no es tan importante para ella como pensé?

Tal vez le molestó la respuesta que le di a sus amigas…joder, toda esta espera e incertidumbre es tan frustrante.

¿Por qué siento que todo conspira para que no nos encontremos?

La vibración en mi mano acaba de refutar mi última pregunta. Sí, el mensaje ha llegado y con él una dirección. No me sorprende que sea una calle concurrida el lugar en donde me ha citado, probablemente porque no confía en un desconocido como para ir a un sitio desolado con él, aunque se trate de devolverle una preciada posesión. Algo bastante inteligente y prudente de su parte he de destacar.
Debo tener cuidado, no quisiera que alguien nos vea y la prensa comience a sacar conclusiones.

Vuelvo a colocarme la máscara y subo al auto. En cuestión de segundos ya me encuentro girando el manubrio en la dirección especificada, la agenda descansa en unos de los bolsillos de mi abrigo.  Me toma alrededor de quince minutos llegar al lugar puesto que no radica tan lejos de donde me encontraba. Una vez allí, detengo el auto en un sitio lo más apartado posible a la vista. Observo a las personas por los polarizados vidrios, tratando de encontrarla...

¿Pero cómo sabré quién es si ni siquiera sé cómo va vestida?

¡El teléfono, claro!

Tecleo su número mientras me mantengo atento a la ventana, buscando con la mirada todo aquel que esté contestando una llamada y carezca de rasgos asiáticos.

Hasta ahora solo encuentro cuatro personas con esas características, mi celular sigue sin recibir respuesta.

¿Por qué no contesta?

Diviso a una señora tomar su móvil, pero me parece algo mayor para ser ella. Luego a una chica de secundaria, es coreana, así que no debería ser tampoco. Sigo buscando y llamando nuevamente...

—¿Hola?—En el instante en que una voz se hace presente del otro lado de la línea, la veo. Debe ser ella, mira a su alrededor de forma distraída mientras sostiene el teléfono junto a su oído.

Es...hermosa. Su estatura resulta considerablemente alta, podría decir que llegaría aproximadamente a la altura de mi mentón. Su cabello es largo y lacio con una tonalidad grisácea muy peculiar, y eso me hace preguntarme cuál sería su tono natural.

Tal como en mi sueño, resaltan en ella su tez pálida y sus ojos marrones. Solo que a diferencia de aquella ilusión puedo ver a la perfección el resto de sus rasgos. Es ella definitivamente, de alguna forma sabía que la encontraría. No podría explicar cómo, simplemente lo sentí.

Y pensar que lo creía solo una corazonada estúpida, pero ahora no me cabe duda.

—Hola. Soy el chico que encontró tu agenda ayer…ya estoy en el lugar.—me mantengo observándola mientras ella mueve de un lado a otro su cabeza buscándome.

—¿Dónde estás? ¿Cómo vas vestido?

—¿Ves el mercedes frente a la pastelería al otro lado de la avenida? Aquí es donde estoy, seguramente recuerdas el auto a la perfección.—susurro lo último nerviosamente al recordar el incidente del día anterior.

—Oh, lo veo. Voy enseguida.—finaliza la llamada, y luego de guardar el móvil en su bolso, diviso cómo avanza en mi dirección.

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