A veces no quiero dormir, aunque tenga sueño. Aunque más que un querer, seguro es un: no poder, pero en momentos así solo miro al vacío. Tal vez con algo de insomnio las palabras fluyen mejor, las emociones te llegan al corazón y los pensamientos son algo agridulces. Tal vez con insomnio la inspiración llega, tal vez se deja llevar. Ahí con la mente nublada y cansada pensamos lo que queremos ser, a donde queremos llegar y que queremos cambiar, quizás no lo sepa y tenga el poder de alcanzar lo menos imaginado, tal vez pueda crear cosas que no sabía que podía o simplemente podría tocar el corazón de alguien con las cosas que fluyen de mí. Si estoy de suerte sería el insomnio melancólico, el que solo en letras fluye fuera o el que al escuchar canciones me deje sensible a las emociones, que solo en ese momento invaden el cuerpo, pero sino sería el que me hiere, el cruel que trata que vea una realidad de una mala manera, el que me hace llorar o simplemente tener ansiedad y aunque no sepa comunicarse cuando estoy calmada entiendo que lo que quiere es que pierda el miedo, aunque el mismo miedo sea el que no lo deja ayudarme a soltarme, pero hoy no es el cruel, pero tal vez si sea algo melancólico, hoy es el que sabe que las emociones están por todas partes y es el que brilla cuando creo, todo se siente a flor de piel y seguramente debería dejar de pensar, pueden parecer tonterías, pero quién sabe, también puede ser locura, una chica perdiendo la cordura por falta de sueño, ella solo está ahí, con la espalda pegada a la cama y mirando el techo a las siete de la mañana, con algo de luz entrando a través de la gruesa cortina de la ventana y a pesar de que detesta dormir con la claridad, el insomnio simplemente la ataca y la hace creer en muchas cosas, en las que una no es muy concreta, pero ella ya no intenta luchar para entenderla, porque cree estar detenida en el tiempo, mientras busca algún final para por fin un tiempo después dejarse llevar y así nada más poder descansar.