Biblioteca familiar
Esperé hasta el último día para hacer la tarea. Era una aparente dejadez. Tenía, pues, la excusa perfecta para visitar la biblioteca familiar.
Su extensión fue fruto del trabajo de mis abuelos y tíos. Mi padre renegaba cuando se enteraba de mis visitas. No entendía su actitud. Siendo él un ávido lector e historiador de profesión.
Siempre me advertía de no ir, pero sin exponer el porqué.
No entendía... hasta hoy. Descubrí aquello que tanto lo fastidiaba.
Todos los libros de Historia habían sido descaradamente manipulados.
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